domingo, 30 de diciembre de 2012

Oraciones antes/después de Comulgar


ANTES DE COMULGAR

Oh Jesús Sacramentado, te doy gracias
Autor: 


Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo,
que por voluntad del Padre y la cooperación
del Espíritu Santo, mediante tu muerte
diste vida al mundo: líbrame por la recepción
de tu Sacrosanto Cuerpo y Sangre de todas
mis culpas y de todo mal.

Concédeme que yo siempre cumpla fielmente
tus mandamientos y no permitas que jamás
me separe de Ti. 
Amén.

Oración para antes de la comunión.
Autor:  

ACTO DE FE¡
Señor mío Jesucristo!, creo firmemente que voy a recibir tu Cuerpo, tu
Sangre, tu Alma y tu Divinidad.
ACTO DE ESPERANZA
Espero, Señor, que ya que te das todo a mí, en la Eucaristía tendrás
misericordia de mí y me otorgarás las gracias necesarias para mi salvación
eterna.
ACTO DE CARIDAD
Dios mío, te amo con todo mi corazón, con toda mi alma, con todas mis
fuerzas y sobre todas las cosas.
ACTO DE ADORACIÓN
¡Señor!, te adoro y te reconozco como mi Creador, Redentor y soberano Dueño.
COMUNIÓN ESPIRITUAL
Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con
que os recibió vuestra Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los
Santos.



Oración para antes de la comunión
Autor: Santo Tomas de Aquino

 
Aquí me llego todopoderoso y eterno Dios, al sacramento de tu Unigénito Hijo mi Señor Jesucristo, como enfermo al médico de la vida, como sucio a la fuente de misericordia, como ciego a la luz de la claridad eterna, como pobre al Señor de los cielos y la tierra y como desvalido al Rey de la gloria. Ruego, pues, a tu infinita bondad y misericordia tenga por bien sanar mi enfermedad, limpiar mi suciedad, alumbrar mi ceguedad, enriquecer mi pobreza y vestir mi desnudez, para que así pueda yo recibir el Pan de los ángeles, al Rey de los reyes, al Señor de los señores, con tanta reverencia y temor, con tanto dolor y verdadero amor, con tal fe y tal pureza y con tal propósito e intención cual conviene para la salud de mi alma.
Dame, Señor, que reciba yo no sólo el sacramento de tu Sacratísimo Cuerpo, sino también la virtud y gracia del Santísimo Sacramento.
¡Oh piadosísimo y amantísimo Padre! concédeme este Unigénito Hijo tuyo, al cual deseo ahora recibir encubierto y debajo de velo en esta vida, de manera que le merezca yo ver para siempre descubierto y sin velo en la patria, donde contigo vive y reina en los siglos.

Amén.


Oración para antes de la comunión
Autor: Santo Tomas de Aquino

 
Todo poderoso y eterno Dios, me acerco al sacramento de tu Unigénito Hijo, mi Señor Jesucristo, como enfermo al médico de la vida, como manchado a la fuente de la misericordia, como ciego a la luz de la eterna claridad, como pobre y mendigo al Señor del cielo y de la tierra.
Ruego, pues, Señor, a tu infinita generosidad que dignes curar mi enfermedad, lavar mis manchas, alumbrar mi ceguera, enriquecer mi pobreza, vestir mi desnudez, para que me acerque a recibir el pan de los ángeles, al Rey de los reyes y Señor de los que dominan, con tanta reverencia y humildad, con tanta contrición y devoción, con tanta pureza y fe, con tal propósito e intención como conviene a la salud de mi alma.
Concédeme, te ruego, recibir no sólo el sacramento de cuerpo y sangre del Señor sino también la gracia y virtud del sacramento. Benignísimo Dios, concédeme recibir el cuerpo que tu Hijo Unigénito, nuestro Señor Jesucristo, tomó de la Virgen María, de tal manera que merezca ser incorporado a su Cuerpo Místico y ser contado entre sus miembros. Padre amantísimo, concédeme contemplar cara a cara en el cielo por toda la eternidad a tu amado Hijo, a quien ahora en mi estado de peregrino y bajo el velo del sacramento me dispongo a recibir, que siendo Dios vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
Amén

 

Oración para antes de comulgar
Autor: 


Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo,
que por voluntad del Padre y la cooperación
del Espíritu Santo, mediante tu muerte
diste vida al mundo: líbrame por la recepción
de tu Sacrosanto Cuerpo y Sangre de todas
mis culpas y de todo mal.

Concédeme que yo siempre cumpla fielmente
tus mandamientos y no permitas que jamás
me separe de Ti. 
Amén.

EL CUERPO Y LA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO GUARDEN MI ALMA PARA LA VIDA ETERNA. AMEN

DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Oración para después de la comunión
Autor: Santo Tomas de Aquino

 
Gracias te doy, Señor Dios Padre todopoderoso, por todos los beneficios y señaladamente porque has querido admitirme a la participación del sacratísimo Cuerpo de tu Unigénito Hijo. Suplícote, Padre clementísimo que esta sagrada Comunión no sea para mi alma lazo ni ocasión de castigo, sino intercesión saludable para el perdón; sea armadura de mi fe, escudo de mi buena voluntad, muerte de todos mis vicios, exterminio de todos mis carnales apetitos y aumento de caridad, paciencia y verdadera humildad y de todas las virtudes, sea perfecto sosiego de mi cuerpo y de mi espíritu, firme defensa contra todos los enemigos visibles e invisibles, perpetua unión contigo solo, mi verdadero Dios y Señor, y sello feliz de mi dichosa muerte. Y te ruego tengas por bien llevarme a mí, pecador, a aquel convite inefable donde Tú con tu Hijo y el Espíritu Santo eres para tus santos luz verdadera, satisfacción cumplida y gozo perdurable, dicha completa y felicidad perfecta. Por Cristo Nuestro Señor.
 Amén.



 
Acto de Fe
¡Señor mío Jesucristo!, creo que verdaderamente estás dentro de mí con tu Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, y lo creo más firmemente que si lo viese con mis propios ojos.

Acto de Adoración
¡Oh Jesús mío!, te adoro presente dentro de mí, y me uno a María Santísima, a los Angeles y a los Santos para adorarte como mereces.

Acto de Acción de Gracias
Te doy gracias, Jesús mío, de todo corazón, porque has venido a mi alma. Virgen Santísima, Angel de mi guarda, Angeles y Santos del Cielo, dad por mi gracias a Dios.
 
Alma de Cristo [1] San Ignacio de Loyola

Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh, buen Jesús!, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a Ti. Para que con tus santos te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén
 
A Jesús Crucificado
Mírame, ¡oh mi amado y buen Jesús!, postrado en tu presencia: te ruego, con el mayor fervor, imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza, caridad, verdadero dolor de mis pecados y firmísimo propósito de jamás ofenderte; mientras que yo, con el mayor afecto y compasión de que soy capaz, voy considerando y contemplando tus cinco llagas, teniendo presente lo que de Ti, oh buen Jesús, dijo el profeta David: "Han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis huesos." (Salmo 21, 17-18)

 
A Jesucristo
Dulcísimo Señor Jesucristo, te ruego que tu Pasión sea virtud que me fortalezca, proteja y defienda; que tus llagas sean comida y bebida que me alimente, calme mi sed y me conforte; que la aspersión de tu sangre lave todos mis delitos; que tu muerte me dé la vida eterna y tu cruz sea mi gloria sempiterna. Que en esto encuentre el alimento, la alegría, la salud y la dulzura de mi corazón. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 
A la Santísima Virgen
Oh María, Virgen y Madre Santísima, he recibido a tu Hijo amadísimo, que concebiste en tus inmaculadas entrañas, criándolo y alimentándolo con tu pecho, y lo abrazaste amorosamente en tus brazos. Al mismo que te alegraba contemplar y te llenaba de gozo, con amor y humildad te lo presento y te lo ofrezco, para que lo abraces, lo ames con tu corazón y lo ofrezcas a la Santísima Trinidad en culto supremo de adoración, por tu honor y por tu gloria, y por mis necesidades y por las de todo el mundo. Te ruego, piadosísima Madre, que me alcances el perdón de mis pecados y gracia abundante para servirte, desde ahora, con mayor fidelidad; y por último, la gracia de la perseverancia final, para que pueda alabarle contigo por los siglos de los siglos. Amén.

 
A San José
Custodio y padre de vírgenes, San José, a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia, Cristo Jesús, y la Virgen de las vírgenes, María. Por estas dos querídísimas prendas, Jesús y María, te ruego y te suplico me alcances que, preservado de toda impureza, sirva siempre con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.


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