Una carta donde Monseñor Lefebvre explica clara y concisamente lo que realmente sucedió durante su único encuentro con el Padre Pío.
Por FSSPX Publicado 18/01/2019
La
mentira
En Estados Unidos se encuentra disponible un libro titulado Padre Pio Gleanings, de Pascal Catanco,
que ha sido
traducido al inglés. En las páginas 58 y 59 se lee el siguiente pasaje:
Entre el gran número de personas que
acudieron a ver al Padre Pío se encuentra el arzobispo
Lefebvre, quien, más
tarde, se aferraría obstinadamente a la tradición católica, como él la llamaba,
cuestionaría la autoridad del Concilio Vaticano II y sería destituido de su
cargo por el Papa Pablo VI.
El arzobispo se reunió con el Padre Pío
en presencia del Profesor Bruno Rabajotti.
Este testigo cuenta que, en cierto
momento, el Padre Pío miró severamente a Lefebvre y le dijo:
‘Nunca ocasione discordia entre sus hermanos
y siempre practique la regla de la obediencia;
sobre todo cuanto más graves le
parezcan los errores de aquellos que están a cargo.
No existe otro camino más
que el de la obediencia, especialmente
PARA LOS QUE HEMOS HECHO ESTE VOTO.’
El Padre Pío estaba en posición de dar
este consejo, pues él mismo había tenido que
obedecer algunas órdenes bastante
cuestionables. Su postura era poner todo en las manos de Dios,
ya que Él
encontraría la manera de hacer triunfar la verdad.
Parece ser que el arzobispo Lefebvre
no veía las cosas de la misma manera,
aun cuando respondiera al Padre Pío
diciéndole: ‘Recordaré su consejo, Padre.
’ El Padre Pío lo miró profundamente,
y viendo lo que muy pronto sucedería dijo:
‘¡No! ¡Lo olvidará! Va a destrozar la comunidad de fieles, se opondrá a
la voluntad de sus superiores,
e incluso irá en contra de las órdenes del Papa,
y todo esto sucederá muy pronto.
Olvidará la promesa que ha hecho aquí este
día, y toda la Iglesia será lastimada por su culpa.
No se erija como juez. No se
adjudique potestades que no lo corresponden
y no se considere la voz del pueblo
de Dios, pues Dios ya le habla a su pueblo.
No siembre la discordia y el
desacuerdo. Sin embargo, ¡ya sé que precisamente eso es lo que hará!’
Desafortunadamente, la verdad de la profecía del Padre Pío es evidente
para cualquiera.
La
verdad
El 8 de agosto de 1990, Monseñor Lefebvre escribió una carta personal
dirigida a un sacerdote
de la Fraternidad en Francia, quien le había preguntado
sobre el encuentro con el Padre Pío.
He aquí algunos extractos de esa carta:
Desde hace ya varios años ha estado
circulando en Italia esa calumnia,
que no es más que un embuste de principio a
fin. Ya lo he refutado anteriormente,
pero las mentiras no mueren tan fácil; no
hay ni una sola palabra de verdad
en las páginas de la revista que fotocopió
para enviarme.
El encuentro, que tuvo lugar después de
la Pascua de 1967, duró dos minutos.
Yo iba acompañado por el Padre Barbara y
por el Hermano Felin,
de la Congregación del Espíritu Santo. Conocí al Padre
Pío en un pasillo,
mientras se dirigía al confesionario ayudado por dos
capuchinos.
Le comenté en unas cuantas palabras la
finalidad de mi visita:
solicitar su bendición para la Congregación del
Espíritu Santo,
la cual celebraría en breve un Capítulo general extraordinario,
como sucede con todas las sociedades religiosas que se encuentran
bajo el
epígrafe de aggiornamento(actualización). Yo
temía que esta reunión ocasionaría problemas…
Luego que le hice saber mis
intenciones, el Padre Pío gritó:
‘¿Yo, bendecir a un arzobispo? ¡No, no, es
usted quien debería bendecirme a mí!’
Entonces se inclinó para recibir la
bendición.
Lo bendije, besó mi anillo y continuó su camino hacia el
confesionario…
Eso fue todo lo que sucedió, ni más ni
menos.
Inventar una historia como la que me envió
sólo puede ser producto de
una imaginación satánica y embustera.
El autor de todo esto es un hijo del
Padre de la Mentira
.Gracias por darme una vez más la oportunidad de decir la
verdad simple y llana.
Muy cordialmente suyo en Cristo y María
+Marcel Lefebvre
que ha sido traducido al inglés. En las páginas 58 y 59 se lee el siguiente pasaje:
Lefebvre, quien, más tarde, se aferraría obstinadamente a la tradición católica, como él la llamaba,
cuestionaría la autoridad del Concilio Vaticano II y sería destituido de su cargo por el Papa Pablo VI.
Este testigo cuenta que, en cierto momento, el Padre Pío miró severamente a Lefebvre y le dijo:
sobre todo cuanto más graves le parezcan los errores de aquellos que están a cargo.
No existe otro camino más que el de la obediencia, especialmente
PARA LOS QUE HEMOS HECHO ESTE VOTO.’
obedecer algunas órdenes bastante cuestionables. Su postura era poner todo en las manos de Dios,
ya que Él encontraría la manera de hacer triunfar la verdad.
Parece ser que el arzobispo Lefebvre no veía las cosas de la misma manera,
aun cuando respondiera al Padre Pío diciéndole: ‘Recordaré su consejo, Padre.
’ El Padre Pío lo miró profundamente, y viendo lo que muy pronto sucedería dijo:
e incluso irá en contra de las órdenes del Papa, y todo esto sucederá muy pronto.
Olvidará la promesa que ha hecho aquí este día, y toda la Iglesia será lastimada por su culpa.
No se erija como juez. No se adjudique potestades que no lo corresponden
y no se considere la voz del pueblo de Dios, pues Dios ya le habla a su pueblo.
No siembre la discordia y el desacuerdo. Sin embargo, ¡ya sé que precisamente eso es lo que hará!’
de la Fraternidad en Francia, quien le había preguntado sobre el encuentro con el Padre Pío.
He aquí algunos extractos de esa carta:
que no es más que un embuste de principio a fin. Ya lo he refutado anteriormente,
pero las mentiras no mueren tan fácil; no hay ni una sola palabra de verdad
en las páginas de la revista que fotocopió para enviarme.
Yo iba acompañado por el Padre Barbara y por el Hermano Felin,
de la Congregación del Espíritu Santo. Conocí al Padre Pío en un pasillo,
mientras se dirigía al confesionario ayudado por dos capuchinos.
solicitar su bendición para la Congregación del Espíritu Santo,
la cual celebraría en breve un Capítulo general extraordinario,
como sucede con todas las sociedades religiosas que se encuentran
bajo el epígrafe de aggiornamento(actualización). Yo temía que esta reunión ocasionaría problemas…
‘¿Yo, bendecir a un arzobispo? ¡No, no, es usted quien debería bendecirme a mí!’
Entonces se inclinó para recibir la bendición.
Lo bendije, besó mi anillo y continuó su camino hacia el confesionario…
Inventar una historia como la que me envió
sólo puede ser producto de una imaginación satánica y embustera.
El autor de todo esto es un hijo del Padre de la Mentira
.Gracias por darme una vez más la oportunidad de decir la verdad simple y llana.
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