Dedicados a sacar a la luz la herejía New Age,y a la defensa de la Santa Comunion siempre apegados a la doctrina y enseñanzas de nuestra Santa Iglesia Católica
Extraído de una recopilación de Michael James sobre las diversas
opiniones en el tradicionalismo y la situación dentro de la Iglesia del
poema en cuestión, titulado Poem of the Man-God Research Document, pp. 648-650.
Las fuentes de nuestro conocimiento de Dios.
Esta es la razón por la que nunca conoceremos a Dios en su infinidad.
Conoceremos a Dios, quien es infinito, pero no la infinidad de Dios
porque nosotros somos limitados y Dios no tiene límites. Él es
inconmensurable, y nosotros, por supuesto, somos muy limitados, incluso
teniendo la visión beatifica. Y así, obviamente es un consuelo para la
fe, es una ocasión de humildad. Obviamente, ante Dios somos casi nada,
pero al mismo tiempo es un consuelo para nosotros porque nos es
necesario siempre saber algo más de Dios, pero nunca lo conoceremos tal
como es…
Verán así que su Fuente, la cual es
Nuestro Señor Jesucristo mismo, es la Fuente de nuestro conocimiento de
Dios y es la causa de este contacto con la Humanidad de Dios, verán cómo
Nuestro Señor Jesucristo se ha revelado a Sí mismo. Conoceremos un poco
más de los detalles de cómo Él ha revelado el conocimiento de Dios.
Pero en este punto me gustaría hacer un pequeño “paréntesis” respecto a
los diversos libros que nos hablan de Dios. Me gustaría decirles unas
palabras sobre la Biblia y los Evangelios. Con éstos estamos seguros de
lo que leemos, lo que aprendemos, lo que descubrimos acerca de Dios, en
el Antiguo y el Nuevo Testamento. No hay dudas allí porque la Biblia es
la Palabra de Dios. Es de fe. No tenemos derecho de dudar ni un instante
porque la Sagrada Escritura es la Palabra de Dios. No es la palabra de
los apóstoles, es Dios quien habla a través de los apóstoles. Por
supuesto, Él utiliza sus inteligencias, su memoria, su amor y todas sus
facultades, pero Él es el Principal Autor. Los apóstoles sólo son
instrumentos, como lo es la pluma, así como la pluma es el instrumento
de nuestros escritos, así los apóstoles han sido intrumentos
inteligentes, el Buen Dios ha utilizado sus inteligencias, su memoria,
su conocimiento, pero ellos son instrumentos de Dios. Las palabras
resultantes son la Escritura y Dios es el autor. Él es el responsable de
todo lo que se ha escrito allí. En consecuencia, no debemos tener dudas
cuando leemos la Sagrada Escritura, pues sabemos que es Dios quien
habla, por lo tanto, no debemos dudar de lo que está allí.
Pero en las bibliotecas de nuestros
conventos y seminarios existen incontables escritores que han tratado
sobre Nuestro Señor, podríamos llenar una entera biblioteca sólo con
estos textos. Ciertamente, existen cosas muy buenas, muy santas y que
han sido aprobadas por la Iglesia, La Imitación de Cristo,
todos esos libros que tratan sobre la Sagrada Escritura, ciertos
comentarios y explicaciones a ésta, de cualquiera manera, no tenemos
escasez de estos libros. Pero tenemos otros libros que no sólo son
explicaciones o comentarios de la Sagrada Escritura, sino que se
presentan también como cierta revelación sobre Nuestro Señor Jesucristo.
Tenemos, por ejemplo, un libro de reciente aparición, el cual se ha
esparcido muy rápidamente y es fácil encontrarlo en las manos de muchas
personas, es el libro de María Valtorta. Seguramente han escuchado
hablar de este libro, y quizás alguno de Uds. lo ha leído, el cual es
enorme, creo que son 13 volúmenes sobre la vida de Nuestro Señor.
¿Qué debemos pensar sobre esto?
Verdaderamente es necesario ser muy cuidadoso, muy cuidadoso, y no
relacionarlo inmediatamente con la fe, ya que esta persona, quien se
autonombra inspirada, y quien ha dicho que ha visto todos sus escritos
en visiones, y en particular, en todos sus detalles, en detalles muy
pequeños, incluso en las cosas más insignificantes. Los apóstoles son
presentados de forma muy detallada, así como las conversaciones entre
los apóstoles y la Santísima Virgen, entre Felipe y Santiago, en el
carácter de unos y otros, todo es escrito con el mínimo detalle. Admito
que he leído una parte ya que el Padre Barrielle promovió mucho este
libro de María Valtorta. Él estaba convencido que era absolutamente
cierto, que no podía ser falso, que haría mucho bien. Yo no diría que no
haría un bien el entrar así en la compañía de los apóstoles y la
Santísima Virgen, el contemplar la vida de la Santísima Virgen,
contemplar la vida del Niño Jesús, verlo crecer. Es verdad que quizás
nos coloca en una atmósfera que nos hace vivir más con Nuestro Señor.
Pero también hay un peligro. Y es que nos puede hacer descender un poco,
rebajar la idea que nos hemos hecho de Nuestro Señor plasmada en los
Evangelios. Cuando sólo leemos las Escrituras y los comentarios sobre
ésta, permanecemos en un nivel muy espiritual precisamente porque los
Evangelios no entran en estos detalles físicos y materiales, en la casa
de Nazaret y todos sus detalles, en la preparación de la cocina, la
preparación de los alimentos, todos estos pequeños detalles, los
pequeños pájaros en sus jaulas y todo lo demás, son encantadores y
cautivadores. Pero quizás haya en todo esto algo que haga que Nuestro
Señor descienda casi a nuestro nivel. Sin duda, es claro que el Buen
Dios quiso vivir entre nosotros.
Él no quiso vivir como un ángel, no fue
como Rafael, quien acompañó a Tobías y le dijo «en verdad creíste que yo
comía y bebía, pero no comía ni bebía porque me sostenía con otro
alimento. ¡Soy uno de los siete quienes tienen entrada ante la divina
majestad!» Tobías estaba en el suelo, ¡temeroso! Y parecía que comía,
pero no lo hacía, ¿podríamos decir lo mismo de Nuestro Señor? ¡No lo
creo! Nuestro Señor verdaderamente quiso vivir como uno de nosotros,
cuando Nuestro Señor comía, Él verdaderamente lo hacía. No tuvo un
cuerpo aparente, tuvo un Cuerpo Verdadero como el nuestro. Él sufrió en
Su Cuerpo, Su Sangre fue derramada.
Así, existe un pequeño peligro en dejar
que se materialice demasiado la vida de Nuestro Señor. Incluso he leído
algo de la obra de María Valtorta, y me he encontrado con un pasaje que
no me ha gustado mucho, se los aseguro: la conversación de María
Magdalena con la Santísima Virgen al pie de la cruz. Verdadramente no
creo que Santa María Magdalena haya dicho cosas como esas a la Sma.
Virgen María. Casi fue grosera. María Magdalena diciéndole a la
Santísima Virgen María: «Tu, tu eres pura; y yo, todo lo que he conocido
en mi vida lo he convertido en algo impuro. Yo soy esto y lo otro,
mientras que tu eres esto y esto otro.» Esto me impactó, hablarle a la
Santísima Virgen así. ¿Por qué recordar sus adulterios, su vida
disoluta, y de una manera casi grosera? No creo que sea posible que
Santa María Magdalena pudiera dirigirse de esa manera a la Santísima
Virgen al pie de la Cruz. No es posible.
Nota de B&T: En
este mismo compendio se hace notar que Monseñor parece confundir
los personajes, pues no se encuentra este diálogo entre María Magdalena y
la Virgen María en el Poema, y más bien se refiere a otro personaje, Aglae.
Así que no lo sé, pero admito que pondría
un signo de interrogación en sus revelaciones. Les digo esto porque
creo que no son importantes. Es necesario mantenerse al nivel del
conocimiento de Nuestro Señor, en el conocimiento del Evangelio, al
nivel del Evangelio, no descender a las cosas…
Existen otros libros: sobre Catalina
Emmerich, María de Agreda. Pienso que tienen cosas muy bellas, quizás
sean mucho más aprobados que los de María Valtorta. Pueden hacer mucho
bien sin duda. Sin embargo, pienso que no debemos darle a estas cosas
una equivalencia al Evangelio. Pienso que tenemos muchísimos libros de
santos quienes han escrito sobre sus vidas con Nuestro Señor y todo lo
que Él los ha inspirado. Creo que me estoy extendiendo un poco, pero
leámos esos libros que son muy edificantes… Nunca reemplazaremos a la
Sagrada Escritura, consecuentemente, debemos tener en gran estima las
palabras del Evangelio, y tratar de descubrir allí, en profundidad, al
Buen Dios.
Celebramos a las personas que han llegado al cielo, conocidas y desconocidas. 1 de noviembre
Este día se celebran a todos los millones de
personas que han llegado al cielo, aunque sean desconocidos para
nosotros. Santo es aquel que ha llegado al cielo, algunos
han sido canonizados y son por esto propuestos
por la Iglesia como ejemplos de vida cristiana.
Comunión de los
santos
La comunión de los santos, significa que ellos participan activamente
en la vida de la Iglesia, por el testimonio de
sus vidas, por la transmisión de sus escritos y por
su oración. Contemplan a Dios, lo alaban y no dejan
de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra.
La intercesión de los santos significa que ellos, al estar
íntimamente unidos con Cristo, pueden interceder por nosotros ante el
Padre. Esto ayuda mucho a nuestra debilidad humana.
Su intercesión
es su más alto servicio al plan de Dios. Podemos
y debemos rogarles que intercedan por nosotros y por el
mundo entero.
Aunque todos los días deberíamos pedir la ayuda de
los santos, es muy fácil que el ajetreo de la
vida nos haga olvidarlos y perdamos la oportunidad de recibir
todas las gracias que ellos pueden alcanzarnos. Por esto, la
Iglesia ha querido que un día del año lo dediquemos
especialmente a rezar a los santos para pedir su intercesión.
Este día es el 1ro. de noviembre.
Este día es una
oportunidad que la Iglesia nos da para recordar que Dios
nos ha llamado a todos a la santidad. Que ser
santo no es tener una aureola en la cabeza y
hacer milagros, sino simplemente hacer las cosas ordinarias extraordinariamente bien,
con amor y por amor a Dios. Que debemos luchar
todos para conseguirla, estando conscientes de que se nos van
a presentar algunos obstáculos como nuestra pasión dominante; el desánimo;
el agobio del trabajo; el pesimismo; la rutina y las
omisiones. Se puede aprovechar esta celebración para hacer un plan para
alcanzar la santidad y poner los medios para lograrlo:
¿Como alcanzar
la santidad?
- Detectando el defecto dominante y planteando metas para
combatirlo a corto y largo plazo. - Orando humildemente, reconociendo que
sin Dios no podemos hacer nada. - Acercándonos a los sacramentos.
Un
poco de historia
La primera noticia que se tiene del culto
a los mártires es una carta que la comunidad de
Esmirna escribió a la Iglesia de Filomelio, comunicándole la muerte
de su santo obispo Policarpo, en el año156.
Esta carta habla sobre Policarpo y de los mártires
en general. Del contenido de este documento, se puede deducir
que la comunidad cristiana veneraba a sus mártires, que celebraban
su memoria el día del martirio con una celebración de
la Eucaristía. Se reunían en el lugar donde estaban sus
tumbas, haciendo patente la relación que existe entre el sacrificio
de Cristo y el de los mártires
La veneración a
los santos llevó a los cristianos a erigir sobre las
tumbas de los mártires, grandes basílicas como la de San
Pedro en la colina del Vaticano, la de San Pablo,
la de San Lorenzo, la de San Sebastián, todos ellos
en Roma.
Las historias de los mártires se escribieron en
unos libros llamados Martirologios que sirvieron de base para redactar
el Martirologio Romano, en el que se concentró toda la
información de los santos oficialmente canonizados por la Iglesia.
Cuando cesaron
las persecuciones, se unió a la memoria de los mártires
el culto de otros cristianos que habían dado testimonio de
Cristo con un amor admirable sin llegar al martirio, es
decir, los santos confesores. En el año 258, San Cipriano, habla del asunto, narrando la historia de
los santos que no habían alcanzado el martirio corporal, pero
sí confesaron su fe ante los perseguidores y cumplieron
condenas de cárcel por Cristo.
Más adelante, aumentaron el santoral con
los mártires de corazón. Estas personas llevaban una vida
virtuosa que daba testimonio de su amor a Cristo. Entre
estos, están san Antonio (356) en Egipto y
san Hilarión (371) en Palestina. Tiempo después,
se incluyó en la santidad a las mujeres consagradas a
Cristo.
Antes del siglo X, el obispo local era quien determinaba
la autenticidad del santo y su culto público. Luego se
hizo necesaria la intervención de los Sumos Pontífices, quienes fueron
estableciendo una serie de reglas precisas para poder llevar a
cabo un proceso de canonización, con el propósito de evitar
errores y exageraciones.
El Concilio Vaticano II reestructuró el calendario
del santoral:
Se disminuyeron las fiestas de devoción pues se sometieron
a revisión crítica las noticias hagiográficas (se eliminaron algunos santos
no porque no fueran santos sino por la carencia de
datos históricos seguros); se seleccionaron los santos de mayor importancia
(no por su grado de santidad, sino por el modelo
de santidad que representan: sacerdotes, casados, obispos, profesionistas, etc.); se
recuperó la fecha adecuada de las fiestas (esta es el
día de su nacimiento al Cielo, es decir, al morir);
se dio al calendario un carácter más universal (santos de
todos los continentes y no sólo de algunos).
Categorías de
culto católico
Los católicos distinguimos tres categorías de culto: - Latría o
Adoración: Latría viene del griego latreia, que quiere decir
servicio a un amo, al señor soberano. El culto de
adoración es el culto interno y externo que se rinde
sólo a Dios.
- Dulía o Veneración: Dulía viene del griego
doulos que quiere decir servidor, servidumbre. La veneración se tributa
a los siervos de Dios, los ángeles y los bienaventurados,
por razón de la gracia eminente que han recibido de
Dios. Este es el culto que se tributa a los
santos. Nos encomendamos a ellos porque creemos en la comunión
y en la intercesión de los santos, pero jamás los
adoramos como a Dios. Tratamos sus imágenes con respeto, al
igual que lo haríamos con la fotografía de un ser
querido. No veneramos a la imagen, sino a lo que
representa.
- Hiperdulía o Veneración especial: Este culto lo reservamos para
la Virgen María por ser superior respecto a los santos.
Con esto, reconocemos su dignidad como Madre de Dios e
intercesora nuestra. Manifestamos esta veneración con la oración e imitando
sus virtudes, pero no con la adoración.
Catholic.net ha organizado,
juntamente con diversos conventos y casas de religiosos y religiosas,
una novena de oraciones por todos los Fieles Difuntos, con
adoraciones, oraciones, el rezo del rosario, y una intención especial
en la Santa Misa el día 2 de noviembre celebrada
por sacerdotes amigos de Catholic.net que se han sumado a su primer Novena de los Fieles Difuntos.
Únase a nuestras
oraciones, y envíe los nombres de los difuntos a quienes
usted desea que encomendemos. Tendremos un recuerdo especial para ellos
durante los nueve días previos a la fiesta de los
Fieles Difuntos el día 2 de noviembre. Si desea enviar
los nombres y sus intenciones es muy sencillo, rellenando el
formulario en su sitio Novenas Catholic.net (click aquí) Ellos enviarán estos nombres e intenciones a los diversos conventos
y casas de religiosos y religiosas, y sacerdotes diocesanos que
se han sumado a esta Novena de los Fieles Difuntos.
Traducción: Alejandro Villarreal -octubre de 2012- Algunas imágenes y notas añadidas
Cada año por esta época los hechiceros
lanzan un reto en contra de los santos, no se necesita ser muy astuto
para darse cuenta de qué lado está la mayoría en este tema.
Se celebra el Halloween con
figuras de esqueletos, brujas, fantasmas, arañas y cuervos, junto con
calabazas, decorando ventanas y jardines, con casi la misma regularidad
de las luces y adornos navideños. Adultos y niños escogen y preparan
disfraces para sus rondas callejeras de «caramelo o travesura» o para
las fiestas alusivas al tema. Los jovenes visitan «casas encantadas»,
las cadenas televisivas presentan programas de monstruos donde predomina
el horror en todas sus formas, entrevistan a brujas y hechiceros reales
quienes explican el significado y la importancia de esta especial
celebración dentro de sus creencias.
Dra.
Marian Therese Horvat. Licenciada en Periodismo, maestra y doctora en
historia Medieval por la Universidad de Kansas. Se especializa en
historia de las culturas.
Cada año por esta época algunas iglesias,
escuelas y familias católicas valientemente contraponen a esto un
festival de los santos. Los niños se visten como su santo patrón
favorito para celebrar el día de Todos los Santos, el 1º de
noviembre, una fiesta solemne obligatoria para honrar a todos aquellos,
conocidos y desconocidos, quienes ya están en la gloria de Dios. El día
siguiente, el 2 de noviembre, celebramos a Todos los fieles difuntos,
cuando los católicos rezamos por la liberación de las almas que sufren
en el Purgatorio, los familiares son quienes llevan a cabo esto en forma
especial por sus difuntos.
Recuerdo a las Hermanas de la Caridad instruyéndonos para visitar una iglesia y rezar allí seis Padrenuestros, seis Avemarías y seis Glorias
por las intenciones del papa para recibir una indulgencia plenaria en
favor de un alma del Purgatorio. Uno podía salir y volver a entrar a la
iglesia para ofrecer estas oraciones por otra alma. Mi madre me relataba
acerca de estas «santas contiendas» que ella y sus amigas realizaban en
el pequeño poblado de St. Mary, en Kansas, para ver quién de ellas
podía liberar más almas del Purgatorio. En México, El Día de los Muertos
era una fiesta muy importante durante la cual las familias católicas
elaboraban altares caseros donde ofrecían sus oraciones por los miembros
fallecidos de la familia.
Restaurantes y cafés decoran de forma característica sus locales para la celebración del Halloween. ¿Es el regreso al paganismo?
Estas buenas prácticas y costumbres
católicas se están olvidando, se están poniendo a un lado junto con un
creciente descenso de la vida cristiana, dándole paso al paganismo.
Incluso ha sido abrogada la obligatoriedad de la fiesta y muchos
católicos ya no piensan en el significado religioso del Halloween, el
cual en inglés significa holy eve -literalmente: santa víspera-, y que tiene origen en el inglés antiguo all hallow E’en -Hallow es la forma antigua de holy y significa santo y E’en es la contracción de evening y significa víspera-.
Desafortunadamente esta es la razón de la negligencia actual. En los
medios y los salones de clases se da toda la atención a las calabazas, a
los monstruos, la sangre y el sadismo. En la Iglesia, aquellos
disfraces de santos de años pasados son ridiculizados como anacronismos
anteriores al Concilio Vaticano II donde ya ni siquiera los sacerdotes
predican acerca del Purgatorio.
☧
Origenes paganos.
Los
celtas adoptaron muchas ceremonias y costumbres religiosas druidas. En
la imagen se muestra la ceremonia del solsticio de verano que se lleva a
cabo en la actualidad.
El origen del Halloween data hacia el antiguo festival celta del Samhein,
el cual marcaba el fin de las cosechas y el comienzo del invierno, una
época del año asociada con la muerte. Los celtas paganos creían que
durante esa noche se borraban las fronteras entre el mundo de los vivos y
los muertos, y los espíritus de los muertos regresaban a la tierra. Era
una noche de comunicación preternatural con los muertos, mediante
varias formas de adivinación y quiromancia, así como de rituales
sexuales.
Hacia el año 800 AD, la influencia de la
Iglesia católica entró a tierras celtas. En el siglo VI el papa
Bonifacio IV ya había designado el 1º de noviembre como el día de Todos los Santos, una fecha para honrar a santos y mártires. Posteriormente se instituyó la fiesta de Todos los fieles difuntos el 2 de noviembre, una fecha para honrar a quienes habían fallecido. La víspera de Todos los santos, el día de la fiesta y el día de los fieles difuntos se celebraba con grandes fogatas, desfiles y disfraces de santos, ángeles y diablos.
Este fue el sabio designio de la Iglesia
misionera al actuar frente a las celebraciones paganas a las que
transformó. Ella ordenó las costumbres y hábitos que han existido en los
pueblos de religión católica.
☧
Un proceso regresivo, el retorno al paganismo.
El
Halloween moderno en general puede decirse que es la exaltación del
horror, el temor, la excitación, lo macabro, lo sangriento, lo oculto e
incluso de la sensualidad mezclada con todo lo anterior, todo lo cual
corresponde a su naturaleza pagana.
¿Cómo podríamos interpretar el gran
énfasis actual del Halloween sobre lo macabro y lo oculto?, ¿es un
simple proceso de secularización?, ¿es una noche para explotar la
credulidad y los temores de los niños sobre los espíritus y fantasmas?
Pienso que existe algo más en el fondo.
En lugar de las venerables tradiciones
sabiamente implementadas por la Iglesia que reemplazaron a las
costumbres paganas, hoy estamos atestiguando un proceso regresivo. Una
sociedad paganizada está barriendo hasta con el recuerdo de nuestras
fiestas católicas. Halloween alguna vez designó la vípsera de la Fiesta de Todos los santos, pero hoy se ha convertido estrictamente en una celebración secular en la mente de la mayoría de las personas. La fiesta de los fieles difuntos ha sido casi erradicada de la memoria de la sociedad.
Las fiestas católicas tenían como
objetivo mostrar a los fieles que las almas justas creyentes en la
Resurrección y en una retribución eterna no tenían nada que temer a la
muerte. Se conmemoraba a los muertos, y al hacer esto, se invitaba a los
fieles a realizar una saludable meditación sobre la muerte. Al explotar
los esqueletos, los fantasmas, vampiros y demonios, incluso a través de
grotescos disfraces y máscaras, el moderno Halloween hace algo más que
borrar la memoria de los difuntos, es una especie de invitación dirigida
a nuestros niños para acostumbrarse al peor lado del paganismo, hacia
la familiaridad con el horror y lo maligno.
El mero hecho de que los católicos ya no
se perturben ante este rampante neopaganismo y ante la desaparición
paulatina de nuestras festividades religiosas, es un signo de cuánto se
ha debilitado esta vigilancia católica. A través de los años la mayoría
de los padres de familia han dejado de transmitir las costumbres
católicas a sus hijos, monjas y sacerdotes en las escuelas católicas ya
no difunden la herencia católica ni sus tradiciones. El resultado es que
generaciones de niños ya no tienen memoria de las fiestas religiosas ni
de las tradiciones.
¿Qué está tomando su lugar? No sólo son
los valores seculares y el materialismo, lo que vemos es el regreso a
rituales demoníacos del paganismo.
Por ejemplo, el Halloween actual enfatiza
sobre la agresión, lo macabro, lo sanguinario, la muerte [como antónimo
de la vida], lo monstruoso e incluso las figuras inmorales. ¿Qué
horizontes ofrecen estas figuras siniestras y grotescas a los niños y la
juventud? No es lo maravilloso, sino lo horrendo. ¿Qué clase de
emociones estimulan? No la templanza y la serenidad que conllevan las
celebraciones sobre la muerte, sino el tenor y la excitación nerviosa de
los rituales paganos. Lo grotesco y lo monstruoso se están
conviertiendo en algo connatural al espìritu moderno, lo cual es un
producto típicamente neopagano.
☧
Así que, ¿qué debemos hacer con el Halloween?
En principio, lo que presentamos a los
niños debe tender a promover su madurez, sí sólo si es una influencia
saludable. La Iglesia, en su sabiduría, estimuló la celebración del
Festival de los Santos para formar la imaginación de los niños así como
abrirles sus horizontes ante las grandes hazañas de héroes y heroínas de
su Historia. Ella promovió las oraciones y las celebraciones por las
almas de los fieles que ya han fallecido, de tal manera que los niños
fueran más balanceados y serenos, en vez de agitarlos y atemorizarlos
ante la imagen de un espectro de la muerte.
Mi consejo para enfretar esto es el
siguiente: Evítese participar en las conmemoraciones neopaganas del
Halloween moderno. Reinstitúyase las costumbres católicas y celébrense
las fiestas, santas y felices, del día de Todos los santos y Todos los fieles difuntos.
Los escritos y profecias del sr. lopez padilla SON PROHIBIDOS para los catolicos, NO TE DEJES ENGAÑAR. Est prsona se dedica a difundir los supuestos mensajes de la Virgen del Pozo, rechazada por la Iglesia Católica ya en repetidas ocasiones, ocasionando miedo y terror a las personas que escuchan sus conferencias.
Este señor enseña un milenarismo mitigado, existe el milenarismo estricto ( temerario y erróneo) y el milenarismo mitigado(no puede enseñarse con seguridad)
Además del milenarismo mitigado, que es su
error más grave, el Sr. López Padilla hace uso en su argumentación de
falsas apariciones y falsos mensajes de la Virgen, que ya la Iglesia ha
descartado.
Inspira miedo y angustia en quienes lo leen. Eso no puede venir de Dios.
Sólo por lo del milenarismo mitigado, ya sus escritos pueden
clasificarse como "dudosos". Pero... al utilizar supuestos mensajes de
la Virgen que ya la Iglesia ha declarado como falsos, el Sr. López
Padilla se manifiesta como desobediente y francamente rebelde al
Magisterio.
Michela,
en la actualidad religiosa de la Comunidad Nuovi Orizzonti, tiene una
vida de película. Abandonada por su madre cuando era un bebé, atrapada
por una peligrosa secta satánica, convencida de la necesidad de asesinar
a una monja por indicación de la sacerdotisa, que a la vez era su
psiquiatra… Cuenta su testimonio e
n
Religión en Libertad, en un artículo firmado por Jesús García, con una
intensidad y pasión, que a más de uno le dejará pensativo…
Cuando se experimenta el amor de Dios, se aprende que no se puede
guardar para uno mismo. Yo llevo diez años viviendo esta forma de amor.
Llevando el amor a quienes no conocen el amor de Dios.
«Chiara, sácanos de este infierno»
La comunidad a la que pertenezco nació en 1984, fundada por Chiara
Amirante, que comenzó a llevar la palabra de Dios a los puntos de muerte
de la ciudad de Roma. Tantos jóvenes que no conocían la palabra de Dios
le pedían: «Chiara, sácanos de este infierno».
Yo llevo doce
años en la comunidad. Tengo 40, pero cuando entré, no creía
absolutamente nada en Dios. Creía que los sacerdotes y las religiosas se
hacían sacerdotes y religiosas por falta de trabajo. Veía una Iglesia
que solo daba reglas. Una Iglesia que prohibía todo.
Además, yo
me hacía una pregunta: «Si es verdad que Dios es amor, ¿por qué en el
mundo hay sufrimiento?». Me lo preguntaba porque con el sufrimiento tuve
contacto apenas nací. Mi papá y mi mamá me abandonaron en un hospital
recién nacida. Viví mis primeros seis años de vida en un orfanato. Dos
meses después de que saliese de allí, el instituto fue clausurado por
maltrato a menores. Yo había conocido todo menos el amor, y cuando un
niño no conoce el amor, es difícil que de adulto sepa dar amor. Crecí
rebelde. En la escuela era instrumento de santificación para los
profesores.
El dinero era el dios de mi vida
A los 18
años ya eres mayor de edad en Italia, así que me fui de la casa en que
vivía. Pude hacerlo porque tenía un trabajo, una ocupación. Yo era chef
de cocina internacional, muy reconocida. Comencé a trabajar en Italia y
el resto de Europa y el dinero empezó a ser el dios de mi vida. Cuanto
más tenía, mas quería tener, pero a fin de mes no me quedaba nada.
En lo referente a todo lo que pertenece al mundo de la afectividad, era
un desastre. Tenía novios según la estación del año. Uno para el
invierno, otro para el verano…. Y me decía: «Yo el corazón no lo meto en
esto». Eran novios de usar y tirar, pero cada historia que pasaba, era
una herida más que dejaba mi corazón muy lastimado.
Finalmente
me enamoré de una persona que todas las madres de familia soñarían para
su propia hija. Era inteligente, bueno, perfecto. Pero tenía un pequeño
defecto: era un chico católico, un católico convencido. Esto, para mí,
solo suponía un defecto por una razón, porque cuando yo le preguntaba
cuando nos íbamos a ir a la cama, él me respondía: «Después del
matrimonio». Él empezó a hablarme de Dios, pero yo le dije: «Escucha,
Luca, las relaciones de tres no funcionan. Somos tú y yo. Punto. Dios
debe quedar fuera». Él fingió seguirme la corriente.
Cuando ya
llevábamos dos años saliendo, vino sin avisar una noche a mi casa. Era
la primera vez en ese tiempo que vino a mi casa, por lo que pensé: «Hoy
lo hacemos». Pero él tenía otras razones muy diferentes en su cabeza y
me dijo: «Escucha, Michela, hablé con mi padre espiritual, porque tengo
intención de casarme contigo». Yo me le quedé mirando un poco perpleja,
pero por un solo motivo: no sabía qué era un padre espiritual.
Yo le respondí: «Vamos al registro civil, pedimos una cita, estampamos
nuestras firmas y ya estamos casados». Y me dijo: «No. Para mí es
importante el sacramento del matrimonio. Nos dan la posibilidad de
efectuar un matrimonio mixto donde tu declares ser no creyente, pero yo
pueda casarme contigo dentro de la Iglesia». Entonces mi siguiente
pregunta fue: «¿Y esto cuánto cuesta?». «Nada», respondió mi chico.
Pensé que si no costaba nada y no perdía mi imagen de atea, podía
aceptarlo. Sólo le puse una condición: «Organiza tú la boda».
Pusimos una fecha y él comenzó a organizar todo. Era bonito, porque de
verdad que Luca era un chico fantástico. Pero nunca me llegué a casar
con él. Falleció cuatro días antes de la fecha escogida. Poco después de
comenzar los preparativos, contrajo el VIH por culpa de una transfusión
de sangre contaminada. Ahí entré en contacto con la primera verdad de
mí vida. Porque yo, con el dinero, hasta ese día había comprado todo y a
todos. Pero descubrí que había una cosa que no podía comprar: la vida
de mi novio. Eso para mí fue una derrota. Luca partió para el paraíso
cuatro días antes de nuestra boda y ahí se me derrumbó el mundo.
«Dios, empeñaré mi vida en destruirte»
Me enfadé con Dios por haberme quitado a mis padres. Me enfadé con Dios
por haber sufrido tanta violencia desde pequeñita. Me enfadé con Dios
por la muerte de Luca. La noche de su funeral, me marché a la playa y
allí mismo hice un juramento: «Dios, si tú no existes, pasaré toda mi
vida diciéndoselo a todo el mundo. Pero si existes de verdad, empeñaré
mi vida en destruirte».
Ahí empezó mi guerra con Dios. Para
buscar a Dios y saber si existía, me acerqué a varias filosofías. Todo
lo que era la New Age y el Reiki. Pero ahí no encontré nada de la
presencia de Dios. A todo esto, mi vida era triste y angustiosa. Hasta
que un día me propusieron comenzar psicoterapia. Yo pensé que si había
probado ya tantas cosas, podía probar eso también. Así que comencé a ir
un día a la semana. Poco a poco me iba sintiendo mejor en la consulta de
aquella doctora. Empecé a ir en vez de un día a la semana, dos días,
luego tres, y acabé teniendo cuatro sesiones semanales con ella. La
psicoterapia se convirtió en mi droga. Yo no lo sabía, pero no tenía la
facultad de decidir nada de mí vida.
Un tiempo después la
doctora me dijo que tal vez necesitase sesiones de hipnosis: «Tenemos
que entrar a lo más profundo de tus heridas». Le dije que sí.
Desafortunadamente no estaba en grado de tomar ninguna decisión. No sé
lo que hicieron conmigo, pero el problema fue que esta doctora era en
realidad una sacerdotisa de una de las sectas satánicas más importantes
de Italia. Y yo entré a formar parte de ella, de la mano de mi doctora.
Dos años en la secta
Pasé ahí dos años de mi vida. Dos años que me llevaron a perder mi
dignidad de mujer, mi dignidad de ser humano. Allí he visto muerte y
violencia. Llegué a alcanzar la muerte del alma. Me convertí en una
auténtica marioneta manejada por manos satánicas.
La noche de
Navidad de hace catorce años (1996), durante un rito, me dijeron que
existía la posibilidad de ser la sacerdotisa de una secta, en una ciudad
de Italia. En ese mundo sólo importa el poder, el tener, por lo que yo
acepté, pero para ser la sacerdotisa tenía que afrontar una prueba de
filiación, de pertenencia. Me dijeron: «En Roma hay una joven, de nombre
Chiara, que ha fundado hace poco tiempo una comunidad. Está muy
protegida por la Iglesia y para nosotros es un obstáculo, porque acerca a
muchos jóvenes a Dios. Si tú verdaderamente quieres pertenecer a
nosotros y tener el poder, debes hacer una cosa: mata a Chiara». Y
acepté.
La noche del 5 de enero partí hacia Roma. Me habían
dado toda la información de donde encontrar a Chiara y yo me dirigí a su
casa, a la sede de la comunidad. A las 20.00 horas llegué hasta la
puerta y sin dudar, convencida de lo que iba hacer, toqué el timbre. Lo
que ocurrió entonces lo tengo que contar desde el testimonio de Chiara,
quien no me conocía absolutamente de nada, como es obvio.
Chiara cuenta siempre que, en ese momento, en su corazón escuchó una
voz, la voz de la Virgen María que le decía: «Abre tú la puerta, que es
una hija mía que tiene una gran necesidad». Chiara se levantó, caminó
apresurada hasta la puerta a cuyo otro lado la esperaba yo, y cuando
abrió la puerta hizo una sola cosa. Me abrazo y me dijo: «Bienvenida
hija mía. Por fin has llegado a tu casa».
Ese abrazo cambió mi
vida. Fue un abrazo indeleble que llegó a mi corazón. Fue más allá de mi
cuerpo, de mis brazos. Yo no pude reaccionar, no pude moverme, no pude
hacer nada. Chiara me desarmó absolutamente con ese abrazo, con su
mirada.
Me llevó dentro, a su pequeña habitación y comenzamos a
hablar. Ella me preguntó cómo estaba, y yo sin decir ninguna palabra le
entregué el arma con el que la iba a matar. Se lo conté y le dije:
«Chiara, para mí ya no hay esperanza». Ella me respondió: «¡Sí, sí que
hay esperanza, porque el amor ha vencido a la muerte! ¡Hay esperanza
para ti porque hubo quien dio la vida por ti! ¡Y Jesús te ama!».
Yo le contesté: «Chiara, yo les conozco. Sé como son. Tengo poco
tiempo. Me matarán y te matarán a ti también». «No, Michela –respondió
Chiara muy firme-. No lo harán, porque María te quiso en esta casa». Y
en aquella casa me quedé.
Sesión de exorcismos
Obviamente, la primera cosa por hacer era una buena confesión. Llamaron a
un sacerdote, pero debido a las actividades en las que había estado
involucrada no me pudieron dar la absolución. Hubo que escribir a la
Santa Sede, a la Congregación para la Doctrina de la Fe, toda mi
historia. Un cierto cardenal Ratzinger respondió en pocos días: «Hoy la
Iglesia está de fiesta porque un Hijo ha regresado a casa». También tuve
que pasar por varias sesiones de exorcismo. Obviemos los detalles.
Con un permiso muy especial, la noche del 27 de enero, en la capilla de
las hermanas de la Madre Teresa, en Roma, pude recibir la comunión,
pude consagrar mi corazón al Corazón Inmaculado de María, y hacer los
votos de pobreza, obediencia y castidad, más el cuarto voto propio de la
comunidad de Chiara, que es el voto de ser y llevar la alegría de
Cristo Resucitado.
Un nuevo camino
Ahí comenzó mi
camino. Mi camino de sanación, un camino en el que nunca nadie antes
pudo sanar mis heridas, y donde sí que las pudo sanar Jesús. Pero pasado
un tiempo, hubo una herida que no había podido sanar. Esa herida era la
falta de una madre, porque a mí me faltaba una madre. Me faltaba en
Navidad, cuando todas la madres telefoneaban a las demás y yo no recibía
una llamada. Me faltaba el día que celebraba mi cumpleaños… Esa
ausencia de mi madre, cada vez que pasaba esto, reabría las viejas
heridas y había que empezar de nuevo.
Un buen día, a Chiara se
le ocurrió enviarme a un centro de ayuda para la vida. Se me había
encargado abrir una casa de acogida para madres solteras y jóvenes
embarazadas con riesgo de someterse a un aborto por miedo o por
dificultad. Allí las podríamos acoger. Pero al poco tiempo empecé a
recoger un grito de dolor. Era el grito de dolor de aquellas mujeres que
habían abortado y que me decían: «¿Sabes? Hoy tendría un hijo de ocho
años, pero lo llevé a matar».
Por las noches llegaba a casa y
me ponía delante de Jesús, en el sagrario, y le entregaba todo ese dolor
que llevaba de las mujeres. Una de esas noches, empecé a escuchar en mi
corazón: «Michela, si hoy existes tú, es porque tu madre dijo sí a la
vida». Os tengo que decir que cuando se experimenta la misericordia de
Dios, la primera cosa que se aprende es a no juzgar. Y yo no tenía
ningún derecho de juzgar a mi madre. Porque si una madre llega a
abandonar a un hijo es porque hay un gran dolor.
En ese momento
comenzó a despertar en mi interior la necesidad de buscar a mi madre,
no para juzgarla ni regañarla, sino para darle las gracias por mi vida.
La ley italiana permite obtener información del propio origen y después
de las investigaciones pertinentes localicé a mi madre. Comenzamos a
telefonearnos, y un día me sugirió conocernos personalmente. La fecha
concertada fue el 2 de Junio de 2004. Esa misma mañana partí hacia la
ciudad donde ella vivía para encontrarme con ella, como habíamos
quedado.
Yo iba sola y en ese viaje había dos partes dentro de
mí. Una parte era esa parte humana que se sentía entusiasmada por poder
decirle por fin a alguien «mamá». Pero había otra parte más racional que
me decía: «Michela, no sabes qué puedes encontrar allá». Mi error fue
que en aquella duda venció la parte más humana. Pero el hombre propone y
Dios dispone, porque pocos minutos después de encontrarnos, con una
mirada que yo no le deseo ni a mi peor enemigo, mi madre me dijo: «Tú
para mí no has existido nunca, no has existido hasta ahora, no existes
hoy. Sal de mi vida». Yo no sé qué siente una madre cuando un hijo dice
no a su amor, pero les puedo decir lo que siente un hijo cuando una
madre le dice no a su amor…
Fue un gran dolor. Regresé a Roma,
cogí a Chiara y sujetándola contra un muro le dije: «¿Pero yo qué le
hecho de malo a Jesús? Trabajo para Él, ¿por qué no me puede ayudar?». A
mí pregunta de por qué Jesús me trata así, Chiara me contestó: «¿Sabes,
Michela? Santa Teresa de Ávila le preguntó lo mismo a Jesús, y Jesús le
dijo que así trataba Él a sus amigos». Ya sabéis lo que Santa Teresa le
respondió a Jesús: «Ahora entiendo por qué tienes tan pocos».
Era una situación dolorosa, de la que era difícil salir, por lo que
entonces Chiara me propuso unos días de vacaciones. Yo pensé:
«Estupendo, me iré a la playa y tomaré el sol», pero Chiara ya había
pensado en todo: «Hay un lugar al que puedes ir. Es un pueblo en Bosnia
que se llama Medjugorje. Cógete unas vacaciones y vete allí». Yo le dije
a Chiara: «A Medjugorje yo no voy, Chiara. Mejor me pagas las
vacaciones en Croacia, que está muy cerca y tiene un mar estupendo. Ya
cuando esté allí, un día me acerco a Medjugorje. Pero yo no me voy a
meter entre las colinas, las piedras y el calor. Eso no son vacaciones».
Chiara me respondió: «Te recuerdo que hiciste un voto de pobreza y otro
de obediencia. Elige por cual de los dos quieres ir a Medjugorje». Así
que elegí el de la obediencia, y voluntariamente vine a Medjugorje.
Medjugorje
Llegué a Medjugorje ¡Me daban una pena los peregrinos! Porque yo
pensaba que yo estaba allí porque me habían obligado, pero no entendía
por qué ellos no iban al mar, pudiendo hacerlo. En fin, los primeros
diez días fueron un desastre. Yo no quise saber nada de peregrinos, ni
del fenómeno de Medjugorje, ni de nada.
El día decimoprimero,
estaba tras la explanada, cerca de la carpa verde. Estaba tumbada en mi
toalla, tomando el sol. En serio, pasaba de todo. Y ahí tirada me vio
Marija, una de las videntes. No nos conocíamos de nada, pero a ella le
llamó la atención, no sé si verme tumbada tomando el sol, o mi toalla
verde chillona. Se acercó a mí y me dijo: «Hola, ¿qué haces?». «Estoy
esperando a que comience la Misa». Entonces Marija, sin más, con toda la
naturalidad, me dijo: «Vente mañana conmigo a una aparición».
¡Imagínate! Era ridículo. Tanto que me dio la risa y le contesté: «Mira,
va a ser mejor que la Virgen María venga a mí, porque yo de aquí no me
muevo». Marija me miró un poco sorprendida, en silencio. Al cabo de unos
segundos, cuando se me quitó la sonrisa de la cara, me dijo: «Tú vente
mañana».
En Medjugorje, si no vives el fenómeno, tampoco es que
haya mucho que hacer. Mis primeros diez días allí fueron tan aburridos,
que por muy absurdo que pareciese, asistir a una aparición suponía algo
distinto en medio de aquel aburrimiento, así que el día siguiente
aparecí a la hora que me había dicho Marija en el Oasis de la Paz, donde
iba a vivir su aparición. Al llegar allí, aquello estaba lleno de
gente.
Yo llegué a las seis y cuarto de la tarde y allí había
gente que llevaba más de tres horas, con todo el calor. Yo pensé: «Qué
tontería llegar tan temprano, si de toda formas a la Virgen solo la ve
la vidente, pero bueno».
Al cabo de unos minutos llegó Marija.
Me vio en el jardín, me cogió de la mano y me llevó dentro de la capilla
con ella, delante del todo, a su lado. Me llevó hasta allí a rastras y
de un empujón me puso de rodillas. Todo el mundo rezaba y yo pensaba:
«Qué buenos todos estos peregrinos, mira cómo rezan», pero mi corazón
estaba muy cerrado y no quería participar con ellos. Recuerdo el momento
en que comenzó la aparición. Todo el mundo se quedó en silencio y
Marija se quedó mirando extasiada hacia arriba.
En ese momento
pensé: «Cualquiera desearía estar aquí a su lado, ¿cómo es posible que a
mí no afecte?». La miré a Marija y vi que, sin emitir ningún sonido,
movía sus labios, ¿y saben cuál fue mi pensamiento en ese momento?:
«Pero ella, con la Virgen, ¿habla en croata o en italiano?». Os prometo
que lo pensé, de verdad, incluso quince días después de aquello se lo
pregunté a ella. Me dijo que hablaban en croata.
Bromas aparte,
en cierto momento de la aparición ocurrió algo. Y se lo cuenta la
persona más racional que existe. Empecé a sentir un calor en el cuerpo.
Era un calor que llegaba hasta la punta de mis dedos, hasta mis pies.
Era un calor maravilloso. Sentí como si algo me abrazara, me rodeara y
me cubriese entera, y entonces ocurrió lo más increíble, y es que sentí
como si me hiciesen un trasplante de corazón. Digo trasplante porque
sentí como si algo se metía en mi pecho y me arrancara una piedra de
dentro. Era un corazón herido, enfermo, y sentí como si me colocasen un
corazón nuevo ahí dentro, en su lugar. Subrayo la palabra trasplante,
porque no fue un corazón curado, sino un corazón nuevo, que me llenaba
de paz el alma, la mente y el cuerpo.
Al acabar la aparición yo
no entendía nada de lo que estaba sintiendo, pero era bellísimo. Empecé
a darme cuenta de que tenía que marcharme y comencé a repetirme a mí
misma que en realidad no pasaba nada, para ver si me calmaba, pero qué
va, cada vez que lo decía mejor lo sentía. Entonces Marija se levantó e
hizo lo que hace siempre. Explicó a todos lo sucedido: «He presentado a
la Virgen María todas vuestras intenciones de oración. La Virgen María
ha orado por ustedes y les ha bendecido». A todo esto yo seguía de
rodillas a su lado. Entonces ella, delante de todos me miró y dijo: «La
Virgen María ha hecho suyo el dolor de tu corazón. A partir de hoy solo
ella será tu madre».
Salí de la capilla. Marija no sabía nada
de mi historia. Cuando ella salió yo estaba en el jardín, desconcertada.
Me cogió de nuevo por el brazo y, sin estar yo todavía muy convencida
de lo que suponía que había pasado, le pregunté: «Marija, tú estabas
ahí, ¿me viste durante la aparición?», y ella me respondió: «No, yo no
te vi. Pero la Virgen sí».
«María me coge de la mano»
Desde aquel día hasta hoy he sentido a María en mi vida. La he sentido
de una manera muy concreta. He descubierto que cada vez que tengo el
rosario en las manos, es María quien me coge de la mano. Aquella tarde
aprendí otra cosa. Era cierto que hasta ese día había trabajado para
Dios, pero María quería que yo trabajase con Dios. Y otra cosa bellísima
fue que si yo quería ser santa, debía tomar a la Virgen María como
modelo de santidad. Os aseguro que eso, para un carácter como el mío, no
es nada fácil. No es fácil vivir la obediencia. No es fácil vivir la
humildad. No es fácil vivir el silencio de María. El silencio de María
bajo la cruz. Pensad que María estaba bajo la cruz.
Aquella fue
una experiencia bellísima, porque descubrí que el dolor puede ser
transformado en amor por la humanidad. Os digo que si aquella tarde del
entierro de Luca dije que Dios no existía, después de doce años puedo
deciros que Dios sí que existe. Durante ocho años he vivido en silencio.
Durante ocho años he estado escondida. Pero hace dos años, en un
capítulo general de la familia salesiana, Chiara y algunos otros me
pidieron que contara mi historia. Al principio tuve miedo. Pero cuando
aprendes que la vida no te pertenece a ti, que la vida es un regalo, el
miedo puede ser canjeado. Yo hice este pacto con Jesús: «Jesús, si mi
vida, mi historia, sirve a un solo joven a encontrar tu misericordia, yo
daré mi vida por esto».
Queridos jóvenes, no tengáis miedo del
sufrimiento. El sufrimiento existe, sí. El mundo nos dice que no
existe, nos enseña cómo cubrirlo, cómo barnizarlo con capas de cosas sin
importancia. Pero Jesús nos enseña a vivirlo con Él. Lo que tiene a
Jesús clavado en la cruz no son los clavos, sino el amor especial que
tiene por cada uno de nosotros. Por eso os ruego, por favor, que como
decía san Francisco de Asís, no permitáis que el Amor de los amores no
sea amado. ¡Llevemos el amor de Dios a todas partes! Podemos hacerlo,
Jesús nos ha enseñado cómo. Somos pequeños, pero seámoslo como decía la
madre Teresa de Calcuta: como las gotas del mar, que hacen un océano.
Queridos jóvenes, estáis todos callados. Hay un gran silencio, pero
como decía san Pedro, yo no tengo oro ni plata. ¡Lo que yo tengo me
llega de la Providencia! Mirad, ni si quiera este rosario que llevo en
el bolsillo es mío. Me lo han dado. Queridos jóvenes, yo no tengo nada, y
a diferencia de san Pedro yo no hago milagros. Pero os puedo decir una
cosa: ¡Que hay un Dios que ha dado su vida! ¡Que hay un Dios que nos ama
hasta morir! ¡Que debemos experimentar la alegría de Cristo resucitado!
Los satanistas creen más que nosotros
Mirad ese pedazo de pan. Ese pedazo de pan que nosotros adoramos, ese
pedazo de pan blanco con el que nos nutrimos… ahí está realmente el
cuerpo de Jesús. Y esto os lo digo con un gran dolor, porque los
satanistas creen más que nosotros que ahí está el cuerpo de Jesús.
Nosotros tenemos que empezar a creer. Tenemos que empezar a vivir a
Jesús. Mirad san Pablo. Él decía: «No soy yo quien vive, es Jesús quien
vive en mí» .
Os lo repito, no huyáis del sufrimiento,
utilizarlo. Levádselo a Jesús y ese sufrimiento se transformará en amor.
Me despido con una frase de Edith Stein. Cuando Edith Stein se
convirtió, le preguntaron por qué se había convertido al catolicismo, y
ella respondió: «Yo busqué el amor. Y encontré a Jesús
Les ponemos primero un pequeño resumen de lo que trata la película, excelente acerca de la guerra cristera en que tantos mártires mexicanos murieron por defender la fe católica de los masones.... abajo del video resumen, les anexamos el enlace de gloria.tv donte pueden ver la película completa online. Paz y Bien
“LOURDES, UNA FUENTE DE GRACIA, CONVERSIÓN Y SANACIÓN"
Nuestra Señora en la gruta de Lourdes construye una casa para acoger a sus hijos, especialmente
a los enfermos y mas necesitados
Introducción
Hace más de 150 años, el 11 de Febrero de 1958, la
Virgen Santísima se apareció en la gruta de Masabielle, Lourdes, a una
joven llamada Bernardita. ¡Que hermoso regalo nos daba el cielo!… la
Inmaculada posaba sus pies en una gruta que era el basurero de la villa…
y desde ese lugar de basura, nacería una fuente de gracia y sanación
para toda la humanidad.
La vida de Bernardita no sería nunca igual, se
convertía desde ese momento en un corazón elegido para abrir esa fuente.
La vida de la Iglesia tampoco sería igual, la Inmaculada había venido a
pedir un Santuario, un hogar en donde acoger a sus hijos y para
prodigar ahí, consuelo y sanación, especialmente para los que sufren y
para los enfermos. Un Santuario, un hogar… un lugar para acoger,
recibir, iluminar y sanar con amor materno a todos los corazones. Hace
mas de 150 años, la Inmaculada nos dió un gran regalo… una fuente de agua milagrosa…
Una fuente de amor y sanación se abrió por la intervención materna de
la Virgen. Una fuente de gracia brotó para toda la humanidad. Fuente
que está perennemente abierta para los peregrinos, los enfermos, los
millones de hombres y mujeres que llegan a tomar de esa agua, que no
cesa, ni disminuye, sino que se mantiene incesantemente y gratuitamente
dando agua para todos los que llegan… ¨Oh, todos los sedientos ir por agua y los que no tenéis plata, venid” (Is 55, 1)
La Immaculada se aparece en un lugar y éste queda
transformado para siempre… Donde Nuestra Madre pone sus pies, aunque sea
en un basurero, lo convierte en un Santuario.. en lugar privilegiado de
encuentro con el amor de Dios vivo en la Eucaristía, un lugar de gracia
y conversión, un lugar de sanación de alma y cuerpo, un lugar de perdón
y reconciliación, un lugar, un nuevo y actual Caná, en donde Ella puede
comunicar toda la potencia de su amor materno, de su Misión Materna. ¡
Que don tan hermoso son las apariciones marianas y que respuesta de
amor deben suscitar en nuestros corazones! ¡He aquí a tu Madre!! He aquí a tu Hijo!!
Las apariciones: el corazón materno de la Virgen al encuentro con el corazón sus hijos
Las apariciones
de la Virgen solo pueden entenderse desde su misión materna. La misión
de la Virgen Santisima no terminocon su Asunción al cielo, como nos
dice el Concilio Vaticano II, en la Constitución Lumen Gentium (cap. 8,
12): "estamaternidad espiritual de María perdura sin cesar en la
economía de la gracia, desde el momento en que presto fiel asentimiento
en la anunciación, y lo mantuvo sin vacilación al pie de la cruz, hasta
la consumación perfecta de todos los elegidos. Pues una vez asunta a
los cielos, no dejo su oficio salvador, sino que continua alcanzándonos
por su múltiple interseción los dones de la eterna salvación. Por su
amor materno cuida de los hermanos de su Hijo que peregrinan y se
debaten entre peligros y angustias y luchan contra el pecado hasta que
sean llevados a la patria feliz."
De este texto podemos comprender que la misión
materna de la Virgen hacia nosotros sus hijos es un don de la Santísima
Trinidad para los hombres … ¨He aquí a tu Madre… He aquí a tu Hijo¨ Su
Maternidad perdura sin cesar en la vida de la Iglesia, en la economía de
la gracia. Ella lleva a cabo su misión materna en relación a nosotros a
través de su mediación, o sea, comunicando las gracias que su Hijo nos
ha alcanzado en la cruz, a través de su intercesión, orando
incesantemente por nuestras necesidades…
En las apariciones de Nuestra Madre, vemos los siguientes frutos:
• Conversión: necesitamos ser llevados de nuevo al Corazón de su Hijo
• recordarnos con voz materna el vivir la vida evángelica de oración y penitencia..
• formarnos a sus pies, las apariciones podrías llamarles, escuelas
de amor, de coversión, de oración y penitencia, de adentrarnos en la
Palabra….
• Dirigirnos con su dedito materno, hacia su Hijo: Ella nos lleva a
los Sacramentos, las fuentes abiertas de gracia, sanación y vida, que
actualizan en nuestras almas la potencia salvadora y redentora de
Cristo.
• Despertar un mayor amor hacia la Iglesia… particularmente, la
Madre nos reune, nos congrega para sabernos hijos de la Iglesia,
viviendo en su Corazón.. por eso, ella siempre nos dirige a los pastores
de la Iglesia y pide a ellos que le construyan el hogar, el santuario.
Nos congrega bajo la autoridad de la Iglesia y dentro de su Casa.
• Método eficaz de Evangelización: millones se convierten en los
lugares de aparición. La Madre tiene una particular gracia de amor
materno para tocar y sanar los corazones, pues refleja libremente y
plenamente, el amor de Dios.
• La voz de la Madre que viene a aconsejar, a alertar, a enseñar,
proponer el regreso del corazón humano al origen su existencia: Dios.
Podríamos decir que la Virgen se convierte muchas veces a través de las
apariciones, en la conciencia del mundo y de la Iglesia.
• Catequizar: Los mensajes, son las palabras maternas del corazón de
la Virgen. Los mensajes son importantes, si son aprobados por la
Iglesia, porque son un recordatorio de la verdad del Evangelio, aplicado
a el momento histórico o del futuro cercano en relación a la aparición.
Creo, que el don mas grande de una Aparición es sabernos amados y
cuidados, guiados y acompañados por nuestra Madre.
• A abrir nuevos Canas. Sus santuarios son lugares, actuales canás,
en donde, nos alcanza con su potente oración y mediación materna, los
milagros de cambiar el agua en vino: cambiar corazones, almas, mentes y
cuerpos… relaciones, futuros, misiones…Lugares escogidos por Dios, para
derramar de manera particular, sus gracias a través de las manos de
María. Lugares privilegiados que se convierten en signo visible de la
realidad espiritual de la Maternidad de María en la vida de la Iglesia.
Una geografía Mariana
Los Santuarios marianos según JPII, nos revelan la naturaleza plena de la Iglesia (Santuario de Knock, 1979)… En los múltiples santuarios marianos, afirmaba el B. Juan Pablo II: «no
sólo los individuos o grupos locales, sino a veces naciones enteras y
continentes buscan el encuentro con la Madre del Señor, con la que es
bienaventurada porque ha creído y por esto se ha convertido en Madre del
Emmanuel. Éste es el mensaje de los centros como Guadalupe, Lourdes,
Fátima y de los otros diseminados en las distintas naciones, entre los
que no puedo dejar de citar el de mi tierra natal, Jasna Góra. Tal vez
se podría hablar de una específica"geografía" de la fe y de la piedad mariana,
que abarca todos estos lugares de especial peregrinación del pueblo de
Dios, el cual busca el encuentro con la Madre de Dios para hallar, en el
ámbito de la materna presencia de "la que ha creído", la consolidación
de la propia fe» (MR, 28)
Hay una geografía de la Fe… que hermoso entenderlo
recorriendo los santuarios marianos… lugares que nos presentan el
misterio de la Visitación y cada peregrino se convierte en un corazón
que como Isabel, exclama: quien soy yo para que la Madre de Mi Señor, venga a visitarme?
Las Apariciones de Lourdes: ¡Vengan a la Fuente!
En Lourdes, la Inmaculada abre una fuente de gracia y sanación. Bernardita, con su hermana y otra niña, se dirigían al campo
a buscar leña seca. El lugar preferido era cerca de una gruta, pero
debían pasar un arroyo para llegar a ella. Bernardita por su fragilidad
física, no se atrevía a adentrarse en el agua porque estaba muy fría.
Al empezar a descalzarse, escuchó un ruido muy
fuerte, parecido a un viento impetuoso, que venía desde la gruta… Ahí al
fondo de ese lugar sucio y pedregoso, apareció la Madre de Dios… en ese
mismo momento empezaron a sonar las campanas de la Iglesia parroquial y
se oía el canto del Ángelus.
Jueves 11 de febrero : El encuentro
La Virgen estaba envuelta en una luz resplandeciente
como la del sol, pero dulce y apacible como todo lo que viene del cielo.
Vestía un traje blanco, brillante y de un tejido desconocido, ajustado
al talle con un cinta azul; largo velo blanco caía hasta los pies
envolviendo todo el cuerpo. Los pies, descalzos comunicaban una gran
pureza virginal . Dos rosas brillantes de color de oro cubrían la parte
superior de los pies de la Santísima Virgen. Todo en Ella irradiaba
felicidad, majestad, inocencia, bondad dulzura y paz. La frente lisa y
serena, los ojos eran azul celeste llenos de amor y los labios mostraban suavidad y mansedumbre.
La Señora parecía saludarla
tiernamente mientras se inclinaba ante Bernardita. Sus manos estaban
juntas ante el pecho, ofrecían una posición de oración fervorosa; tenia
entre sus dedos un largo rosario blanco y dorado con una hermosa cruz de
oro. Bernardita buscó su rosario …La Señora empezó a pasar las cuentas
del rosario entre sus dedos y juntas lo rezaron. Lourdes, se convertía
en una sorprendente escuela de oración.”Aquí,
la Virgen invitó a Bernardita a rezar el Rosario, desgranando ella
misma un Rosario. De este modo, esta Gruta se ha convertido en la sede
de una sorprendente escuela de oración, en la que María enseña a todos a
contemplar con ardiente amor el rostro de Cristo”,
nos dijo el B. Juan Pablo II en la introducción de los misterios
luminosos del Rosario, ante la Gruta de Lourdes, el 14 de agosto de
2004.
Domingo 14 de febrero: El agua bendita
Bernardita siente una fuerza interior que la empuja a
volver a la Gruta. Debido a su insistencia, su madre le da permiso para
volver.
Después de la primera decena del rosario, Bernardita ve
aparecer a la misma Señora . Bernardita le tiró agua bendita para
asegurarse que venía de Dios. La Virgen sonrío cuando el agua tocó sus pies, tomó el rosario y se persignó con el. Empezaron ambas a rezarlo. Las burlas y risas comienzan contra Bernardita.
Jueves 18 de febrero : La Señora habla por primera vez.
La Señora habla a Bernardita. Bernardita le ofrece papel y una pluma y le pide que escriba su nombre. La Señora le dice: "Lo que tengo que comunicarte no es necesario escribirlo, hazme únicamente el regalo de venir aquí durante quince días seguidos".
A la promesa de Bernardita la Virgen contestó: Yo también te prometo
hacerte dichosa, no ciertamente en este mundo, sino en el otro".
Comienza la quincena milagrosa: El rumor de las apariciones se esparció
rápidamente y una gran multitud acudió a la gruta.
Viernes 19 de febrero : Aparición breve y silenciosa
Bernardita llega a la Gruta con una vela bendecida y encendida. De aquel gesto nacerá la costumbre de llevar velas para encenderlas ante la Gruta.
Sábado 20 de febrero : una oración personal
La Señora le ha enseñado una oración personal. Al terminar la visión, una gran tristeza invade a Bernardita.
Domingo 21 de febrero : Rogad por los pecadores!
En algunos momentos la aparición parecía hacerse hacia
atrás, y como hundirse en el interior de la roca. Bernardita se
acercaba a ella de rodillas. Observó que la Virgen se había puesto
triste. Le pregunto, ¿qué te pasa?, ¿qué puedo hacer? La Virgen
respondió: "Rogad por los pecadores".
Bernardita era objeto de toda clase de burlas, persecuciones y ofensas, la cuales acogía con firmeza y profunda humildad.. Incluso las autoridades civiles tomaron carta en el asunto, quienes amenazaron con llevarla a la cárcel. ´
Uno de los principales médicos de Lourdes se dedicó a estudiarla, observarla y examinarla. Este llegó a la conclusión: "Aquí hay un hecho extraordinario, totalmente desconocido a la ciencia y a la medicina"
Lunes 22 de febrero: La Virgen no se le apareció.
Todos se burlaban de Bernardita. Ella lloraba pensando
que quizás había cometido alguna falta y que por eso la Virgen no se le
había aparecido. Pero tenía la firme esperanza de volver a verla. Una
de las cosas que mas sorprendía a la gente era ver a una humilde y
sencilla pastorcita, carente de adecuada educación, saludar con gracia y
dignidad a la Virgen al concluir la aparición.
Le preguntaron una vez: "Dime, ¿quién te ha enseñado a
hacer tan graciosos saludos?". "Nadie, contestó, no se como habré
saludado, trato de hacerlo como lo hace la Señora y ella me saluda de este modo cuando se marcha."
Martes 23 de febrero: El secreto
En esta ocación es la primera vez que la Virgen formula
una orden concreta. Ante 10 mil personas la Virgen le da a Bernardita un
secreto que solo a ella le concierne y que no puede revelar a nadie.
También le enseñó una oración que le hacía repetir, pero que no quiso que la diera a conocer.
La Virgen le dijo: "Y ahora, hija mía, ve a
decir a los sacerdotes que aquí, en este lugar, debe levantarse un
Santuario, y que a el debe venirse en procesión". Bernardita se dirigió inmediatamente hacia la Iglesia a darle el mensaje al Párroco. El
sacerdote le preguntó el nombre de la Señora y que le pidiera de su
parte que hiciese el milagro de hacer florecer el rosal silvestre sobre
el que se aparecía.
Miércoles 24 de febrero : ¡Penitencia!
Bernardita le contó a la Virgen lo que el sacerdote le había pedido. La Virgen solo sonrió, sin decir una palabra. Después la mando a rogar por los pecadores y exclamo tres veces: ¨¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! ¨Le hizo repetir estas palabras y Bernardita lo hacia mientras se arrastraba de rodillas hasta el fondo de la gruta. ¡Ruega a Dios por los pecadores! ¡Besa la tierra en penitencia por los pecadores!"
Ella lo hacía y miraba a la gente pidiendo lo mismo. Desde entonces se
le fue encomendada a Bernardita la penitencia por los pecadores.
Un día la Virgen la mandó a subir y bajar varias veces
la gruta de rodillas, la Virgen tenía la cara de tristeza. Dio otro
secreto personal a Bernardita que no debía decir a nadie.
Jueves 25 de febrero : La fuente
La Virgen le confía el tercer y último secreto para Bernardita. Y ahora -le dijo la Virgen después de un momento de silencio- ve a beber y lavarte los pies a la fuente, y come de la hierba que hay allí.
Bernardita miro a su alrededor pues no miraba ninguna fuente. Ella
pensó que la Virgen la mandaba al torrente y se dirigió hacia allá. La
Virgen la detuvo y le dijo: "No vayas allá, ve a la fuente que está aquí". Le señaló hacia el fondo de la gruta.
Bernardita subió y, cuando estuvo cerca de la roca, buscó con la vista la fuente no encontrándola, y queriendo obedecer,
miró a la Virgen. A una nueva señal Bernardita se inclinó y escarbando
la tierra con la mano, pudo hacer en ella un hueco. De repente se
humedeció el fondo de aquella pequeña cavidad y viniendo de
profundidades desconocidas a través de las rocas, apareció un agua que
pronto llenó el hueco que podía contener un vaso de agua. Mezclada con
la tierra cenagosa, Bernardita la acerco tres veces a sus labios, no
resolviéndose a beberla. Pero venciendo su natural repugnancia al agua sucia,
bebió de la misma y se mojó también la cara. Todos empezaron a burlarse
de ella y a decir que ahora si se había vuelto loca. "¿Sabes que la
gente cree que estás loca por hacer tales cosas?", A lo que ella
contestaba: ¡ES POR LOS PECADORES!
Pero, ¡...misteriosos designios de Dios!, con su
débil mano y con sus labios acababa Bernardita de abrir, sin saberlo, el
manantial de las curaciones y de los milagros mas grandes que han
conmovido la humanidad. El agua milagrosa de Lourdes ha sido
analizada por hábiles químicos: es un agua virgen, muy pura, un agua
natural que carece de toda propiedad térmica. Además tiene la
peculiaridad que ninguna bacteria sobrevive en ella. (Simboliza la
Inmaculada Concepción, en cuyo ser nunca hubo mancha de pecado original,
ni personal)
Viernes 26 de Febrero: el primer milagro
El agua milagrosa obró el primer milagro. El buen
párroco de Lourdes había pedido una señal, y en vez de la muy pequeña
que había pedido, la Virgen acababa de darle una muy grande, y no solo a
el, sino a toda la población.
Fue a un pobre obrero, Bourriette, quien por 20 años
había tenido el ojo izquierdo horriblemente mutilado por la explosión de
una mina. Al orar y brotarse el ojo con el agua de la fuente, comenzó a
gritar de alegría.Las negras tinieblas habían desaparecido; no le
quedaba mas que una ligera nubecilla, que fue desapareciendo al seguir
lavándose. Lo mas grande era que el milagro había dejado las cicatrices y
las lesiones profundas de la herida, pero había devuelto aun así la
vista.
Sábado 27 de febrero : Silencio
La Virgen permanece silenciosa. Bernardita bebe agua del manantial y hace los gestos habituales de penitencia.
Domingo 28 de febrero : entre persecuciones, el segundo milagro
Más de milpersonas asisten a la aparición. Bernardita reza, besa la
tierra y se arrastra de rodillas en señal de penitencia.A continuación
se la llevan a casa del juez Ribes que la amenaza con meterla en la
cárcel. Otro milagro: Se han congregado más de mil quinientas personas y
entre ellas, por primera vez, un sacerdote. Durante la noche, Catalina
Latapie, una amiga de Lourdes, acude a la Gruta, moja su brazo dislocado
en el agua del manantial y el brazo y la mano recuperan su agilidad.
El Martes 2 de marzo, Bernardita fue de nuevo a ver al párroco de Lourdes, recordándole la petición de la Virgen de levantar un Santuario en el lugar de las apariciones.
El párroco le contesto que era obra del Obispo quien ya estaba enterado
de la petición y sería el encargado de poner por obra el deseo
celestial de la Visión.
Miércoles 3 de marzo : Una sonrisa y otro milagro
A las siete de la mañana, cuando ya hay allí tres mil
personas, Bernardita se encamina hacia la Gruta; pero ¡la Visión no
aparece! Al salir del colegio, siente la llamada interior de la Señora;
acude a la Gruta y vuelve a preguntarle su nombre. La respuesta es una sonrisa.
El párroco Peyramale vuelve a decirle: "Si de verdad la
Señora quiere una capilla, que diga su nombre y haga florecer el rosal
de la Gruta."
Al final de la aparición, tuvo una gran tristeza, la
tristeza de la separación. ¿Volvería a ver a la Virgen? La Virgen
siempre generosa, no quiso que terminara el día sin una manifestación de
su bondad: un gran milagro, un milagro maternal, coronación de la
quincena de apariciones. milagro: un niño de dos años estaba ya
agonizando, se llamaba Justino. Desde que nació tuvo una fiebre que iba
poco a poco desmoronando su vida. Sus padres, ese día, lo creían muerto.
La Madre en su desesperación lo tomó y lo llevó a la fuente. El niño no
daba señales de vida. La madre lo metió 15 minutos en el agua que
estaba muy fría. Al llegar a la casa, notó que se oía con normalidad la
respiración del niño. Al día siguiente, Justino se despertó con tez
fresca y viva, sus ojos llenos de vida, pidiendo comida y sus piernas
fortalecidas. Este hecho conmocionó a toda la comarca y pronto a toda
Francia y Europa; tres médicos de gran fama certificaron el milagro,
llamándolo de primer orden.
Entonces el gobernador de Tarbes, ciudad a la que
pertenecía Lourdes, reunió a todos los alcaldes de la zona para dar
instrucciones precisas de prohibir de inmediato la asistencia a la gruta
de todo ciudadano. Todo fue en vano, cada día acudían mas peregrinos de
todas partes. No obstante las persecuciones, las burlas y las
injurias, Bernardita continuaba visitando la Gruta. Iba a rezar el
Rosario con los peregrinos. Pero la dulce visión no aparecía. Ella ya
estaba resignada a no volver a ver a la Virgen.
Jueves 4 de marzo : una muchedumbre la acompaña
El gentío cada vez más numeroso (alrededor de ocho mil
personas) está esperando un milagro al finalizar estos quince días. La
visión permanece silenciosa. El cura Peyramale se mantiene en su
postura. Durante los veinte días siguientes, Bernardita no acudirá a la
Gruta; no siente dentro de sí la irresistible invitación .
Jueves 25 de marzo : ¡El nombre que se esperaba!
Por fin la Virgen revela su nombre; pero el rosal
silvestre sobre el cual posa los pies durante las apariciones no
florece. Bernardita cuenta: "LEVANTÓ LOS OJOS
HACIA EL CIELO, JUNTANDO EN SIGNO DE ORACIÓN LAS MANOS QUE TENÍA
ABIERTAS Y TENDIDAS HACIA EL SUELO, Y ME DIJO: QUE SOY ERA IMMACULADA
COUNCEPCIOU."
Bernardita
salió corriendo, repitiendo sin cesar, por el camino, aquellas
palabras que no entiende. Palabras que conmueven al buen párroco, ya que
Bernardita ignoraba esa expresión teológica que sirve para nombrar a la
Santísima Virgen.Solo cuatro años antes, en 1854, el papa Pío IX había
declarado aquella expresión como verdad de fe, un dogma.
Miércoles 7 de abril : El milagro del cirio
Durante esta Aparición, Bernardita sostiene en la mano su vela encendida,
y en un cierto momento la llama lame su mano sin quemarla. Este hecho
es inmediatamente constatado por el médico, el doctor Douzous.
Narración del milagro del cirio:
Este día, Bernardita volvió a la gruta, rodeada de una
verdadera multitud de personas que oraban con ella. Bernardita
arrodillada como era de costumbre habitual, tenia en la mano izquierda
la vela encendida que le acompañaba en todas las ocasiones y la apoyaba
en el suelo. Absorta en la contemplación de la
Reina de los cielos, y mas sabiendo ahora con seguridad que era la
Virgen Santísima, levanto sus manos y las dejo caer un poco, sin
percatarse que las tenia sobre el extremo de la vela encendida; entonces
la llama comenzó a pasar entre sus dedos y a elevarse por encima de
ellos, oscilando de un lado para el otro, según fuera el leve soplo del
viento. Los que estaban ahí gritaban: "se quema". Pero ella
permanecía inmóvil. Un médico que estaba cerca de Bernardita sacó el
reloj y comprobó que por mas de un cuarto de hora la mano estuvo en
medio de la llama, sin hacer ella ningún movimiento. Todos gritaban
¡milagro! El medico comprobó que la mano de Bernardita estaba ilesa.
Después que terminó la aparición: uno de los espectadores aproximó a la
mano de Bernardita la llama de la misma vela encendida, y ella exclamó:
"¿Oh que quiere usted, quemarme?.
Jueves 16 de julio: Última Aparición
Bernardita siente interiormente el misterioso
llamamiento de la Virgen y se dirige a la Gruta; pero el acceso a ella
estaba prohibido y la gruta, vallada. Se dirige, pues, al otro lado del
Gave, enfrente de la Gruta. "ME PARECÍA QUE ESTABA DELANTE DE LA GRUTA, A
LA MISMA DISTANCIA QUE LAS OTRAS VECES, NO VEÍA MÁS QUE A LA VIRGEN, ¡JAMÁS LA HABÍA VISTO TAN BELLA!"
Bernardita había cumplido su misión, con gran amor y
valentía ante todos los sufrimientos que tuvo que sobrellevar y ante
todos los obstáculos que el Enemigo puso en su camino. Su confesor dijo
repetidamente: "La mejor prueba de las apariciones es Bernardita misma, su vida"
RESUMEN DEL MENSAJE DE LA VIRGEN DE LOURDES
Creo que podríamos resumir el Mensaje que la Santísima Virgen dio en Lourdes, Francia, en 1858, de esta forma:
1-Es un agradecimiento del cielo por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción,
que se había declarado cuatro años antes (1854), al mismo tiempo que
así se presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo
que esta necesitado de esta virtud.
2-Es una exaltación a las virtudes de la pobreza y humildad aceptadas cristianamente, al escoger a Bernardita como instrumento de su mensaje.
3-Un mensaje importantísimo en Lourdes es el de la Cruz. La Santísima Virgen le repite que lo importante es ser feliz en la otra vida, aunque para ello sea preciso aceptar lacruz.
4-Importancia de la oración, del rosario, de la penitencia y humildad
(besando el suelo como señal de ello); también, un mensaje de
misericordia infinita para los pecadores y del cuidado de los enfermos.
Algunos puntos de reflexión sobre los signos visibles de la primera aparición: En ellos hay una gran enseñanza espiritual:
1-Rodeada de luz: es
el símbolo de la luz de la fe, a la cual nos abrimos por el Bautismo. La
fe es la luz de la vida con que debemos brillar ante el mundo. Debemos
hacer resplandecer la fe por la santidad de nuestras vidas.
2-La luz era tranquila y profunda: en la fe cristiana hallaremos el reposo para nuestra alma.
3-De belleza incomparable,
no hay nada igual aquí en la tierra: trabajar intensamente por adquirir
la verdadera belleza que es la del alma, a fin de que Dios pueda
contemplarnos con agrado.
4-Ropaje tan blanco, tan puro, tan delicado
que jamas tela alguna pudo imitar: de que pureza tan perfecta y
delicada ha de estar revestida delante de Dios, nuestra alma; ya que el
pecado mancha nuestro blanco ropaje.
5-Pies desnudos, brillando sobre cada uno de ellos una rosa dorada y luminosa:
Los pies desnudos nos predican la pobreza evangélica, esta bella y
sublime virtud a la cual Jesús ha prometido el mismo Reino de los
Cielos. Las rosas luminosas: Jesús nos envía a difundir por todas partes
el buen olor de Cristo, el divino perfume del Evangelio. 6-Las manos
siempre juntas, con el santo rosario: en ferviente oración, orando
siempre y sin interrupción. La oración nuestro alimento constante, la
respiración del alma, pues todas las virtudes solo nacen en un alma que
ora.
Santa
Bernardette nació el 7 de enero, de 1844 en el pequeño pueblo de
Lourdes, en las hermosas montañas de los Pirineos franceses. En su
bautismo le pusieron el nombre de Marie-Bernard, pero desde pequeña la
llamaban por el diminutivo "Bernardette". Su padre Francisco era un
hombre honesto y recto pero no muy capaz en los negocios. Trabajó como
molinero para los Casterot, una familia acomodada. Vivía con su familia
en el molino de Boly. Su madre, Luisa Casterot, se casó a los 16 años.
Se pensaba que así su futuro estaría asegurado pero las cosas no
resultaron de esa manera. Cuando los clientes venían a moler su trigo,
la joven pareja les servía una comida completa. Esto podía hacerse en
tiempos de abundancia, pero llegó a hacer crisis en tiempos de
estrechez. Las deudas forzaron a los Soubirous a dejar el molino y
albergarse en una celda, propiedad de un primo de Francisco, que había
sido parte de una prisión.
En un solo cuarto vivían los seis, el padre, la madre y
los cuatro hijos. Los mayores eran hembras de las que Bernardette era
la primera, después de ella venía Toinette (dos años y medio más joven),
y luego los dos varones, Jean-Marie y Justin. Para conseguir el
escaso pan para los niños, Francisco y Luisa tomaban todo tipo de
trabajos que podían encontrar. Cuando nació Bernardette la familia
todavía tenía recursos. Una prueba de ello es que la niña fue confiada a
una nodriza por seis meses. La nodriza, llamada Marie Avarant y de
casada Lagues, vivía en Bartres, en el campo a 5 millas de Lourdes.
Marie Lagues amamantó a Bernardette por 15 meses, desde junio de 1844 a
octubre de 1845. De acuerdo con la costumbre ambas familias quedaron muy
unidas entre sí.
Las dificultades económicas de la familia Soubirous dio
oportunidad a Marie para pedir hacerse cargo de Bernardette. El pretexto
fue que le ayudase con otros niños, pero en realidad la quería para el
pastoreo de ovejas. Quedó así como una pastorcita contratada aunque sin
paga. Al ir a Bartres le prometieron que podría prepararse con el
sacerdote del lugar para hacer su Primera Comunión. Tenía casi 14 años y
era la única niña de su edad en Lourdes que no la había recibido. Pero
al ver que era muy buena en su trabajo, la obligaban a pasar más tiempo
cuidando las ovejas, lo que no le permitía asistir a las clases de
catecismo. Los dos niños de la familia donde vivía se marchaban todas
las mañanas a las clases de catecismo, mientras a ella le exigían
marcharse al campo a pastorear. Esto le dolía mucho en su corazón.
Ha surgido un interrogante sobre la inteligencia de
Bernardette. Muchos sugieren que no era inteligente. Es cierto que ella
aprendía con dificultad y hasta ella misma decía que tenía "mala
cabeza", queriendo decir que tenía poca memoria. Al habérsele negado
la posibilidad de estudiar, Bernardette, a los 13 años de edad, todavía
no sabía ni leer ni escribir. El maestro Jean Barbet, quién en una
ocasión le dio clases de catecismo, decía de ella: "Bernardette
tiene dificultad en retener las palabras del catecismo porque no puede
estudiarlas, ya que no sabe leer, pero ella hace un gran esfuerzo en
comprender el sentido de las explicaciones. Aún mas, ella es muy atenta
y, especialmente, muy piadosa y modesta".
Sin duda Bernardita había sabido cultivar un gran tesoro de Dios: un corazón adornado de las mas bellas virtudes cristianas: inocencia, amabilidad, bondad, caridad y dulzura.
El sacerdote de Bartres, Abbé Arder, si bien se marchó a un monasterio
poco después que llegara Bernardette, en los pocos contactos que tuvo
con ella pudo captar la excelencia de su corazón. El tenía mucha fe en
las apariciones de La Salette (1846), ocurridas once años atrás y así
comparaba a Bernardette con los niños de La Salette. Decía: "Ella
me parece una flor toda envuelta con perfume divino. Yo le aseguro que
en muchas ocasiones cuando la he visto, he pensado en los niños de La
Salette. Ciertamente, si la Santísima Virgen se le apareció a Maximino y
a Melania, lo hizo en orden a que ellos se convirtieran en simples y
piadosos como ella." Ni la ignorancia, ni la pobreza, ni el
aspecto enfermizo de Bernardette le previnieron de apreciar en ella la
simplicidad y la piedad. Decía el Sacerdote en una ocasión: "Mira a esta pequeña. Cuando la Virgen Santísima quiere aparecerse en la tierra, ella escoge niños como esta" .
Sus palabras fueron proféticas ya que a los pocos meses
la Virgen se le comienza a aparecer en la gruta de Massabielle, cerca de
Lourdes. Cuando Bernardette vio que su deseo de prepararse para
recibir la Comunión no era posible en Bartres, le pidió a María Lagues
que le permitiera ir a Lourdes donde insistió a sus padres que le
concedieran regresar a casa. Quería recibir la Primera Comunión y
tendría que empezar las clases de catecismo inmediatamente quería
recibirla en 1858. Sus padres accedieron y regresó a Lourdes el 28 de
enero, de 1858, solo 14 días antes de la primera aparición de la Virgen.
Es importante, por lo tanto, comprender la razón por la
que Bernardette se encontraba en Lourdes cuando tenía 14 años y
comenzaron las apariciones: ella buscaba con todo su corazón recibir la Santa Comunión.
Las Virgen visita a un alma muy pura llena de amor por su Hijo, un alma
dispuesta a cualquier sacrificio para llevar a cabo la obra de Dios.
Bernardette, al verse impedida de recibir la comunión, recurre a la
Virgen, reza diariamente el rosario y la Virgen le abre las puertas. La
Virgen sabe que puede confiar en ella el trascendente mensaje que desea
comunicar al mundo.
BERNARDETTE DESPUÉS DE LAS APARICIONES
La humilde jovencita escogida para tan gran misión, permaneció después de las apariciones como era antes, es decirla Virgen se encargo de conservarla sencilla, humilde y modesta. No le gustaban el bullicio ni la popularidad. Pasaba como una mas, excepto por sus virtudes, por su inocencia, su candor y rectitud en su obrar.
Hizo su primera comunión el mismo año 1858, el 3 de
junio, día de Corpus Christi. Nada espectacular sucedió excepto que ella
había piadosamente recibido a Jesús. Dios seguía visitándola, no con
brillantes apariciones, sino por la prueba amarga de los sufrimientos:
de la incomprensión, burla, casi siempre estaba enferma, soportaba dolores de toda clase, recogida y resignada con paciencia.
Sufría de asma crónica, tuberculosis, vómitos de sangre,
aneurisma, gastralgia, tumor de una rodilla, caries en los huesos,
abscesos en los oídos que le ocasionaron sordera, que esta se le quito
hasta un poco antes de su muerte. La Virgen le dijo a Bernardette: "No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el próximo".
Y estas palabras de la Virgen se cumplieron plenamente en esta
luminossa santa. Mucho tuvo que sufrir durante su vida hasta su muerte a
los 35 años.
La salud de Bernardette era muy delicada, muchas veces
tenía que estar en cama con fiebre; tenía días bien críticos con ataques
de asma que muchas veces eran bien dolorosos. Muchos encontraban cura
en la fuente de Lourdes, pero no Bernardette. Un día le preguntaron:
"¿No tomas del agua de la fuente? Estas aguas han curado a otros, ¿por
qué no a ti? Esta pregunta insidiosa pudo haberse convertido en una
tentación para Bernardette en no creer en la aparición, pero ella no se
turbó. Le respondió: "La Virgen Santísima quizás desea que yo sufra. Lo necesito"
¿Porqué tu más que otros? -"El buen Dios solo lo sabe". ¿regresas
algunas veces a la gruta? - "Cuando el Párroco me lo permite". ¿Porqué
no te lo permite todo el tiempo? -"Porque todos me seguirían". Antes
habías ido aún cuando se te había prohibido - "eso fue porque fui
presionada." La Virgen Santísima te dijo que serías feliz en el otro
mundo, así que estas segura de ir al cielo. - "Oh no, eso será solo si
obro bien". ¿Y no te dijo Ella que hacer para ir al cielo? -"Nosotros lo
sabemos muy bien; no es necesario que yo lo diga".
ULTIMOS AÑOS EN LOURDES
Bernardette no podía recibir en su casa el cuidado que
ella necesitaba para su frágil salud y el gran número de visitantes
curiosos le causaban fatiga. Viendo esta necesidad, Abbé Peyramale pidió
a la Superiora del Hospicio de Lourdes que acogiera a la niña. Le dijo:
"Es con ustedes que la niña debe estar. Ustedes pueden darle el cuidado
que ella necesita en todos los aspectos".
En el año 1860, las Hermanas de la Caridad de Nevers,
que servían el hospital y la escuela, le ofrecieron un asilo titular.
Desde aquel día permaneció bajo su techo, con su salud delicada, pero
con su consigna de siempre: no llamar la atención de nadie. Aún cuando
sus padres ya se habían mudado de la cárcel y vivían en un molino, le
dieron permiso sin dificultades de permanecer con las hermanas. Su madre
lloró por su partida pero sabía que era por el bienestar de la niña.
En el hospicio Bernardette fue asignada bajo el cuidado de la Hermana
Elizabeth, quien le debía enseñar a leer y escribir mejor. Bernardette
tenía 16 años, era julio de 1860. La superiora le dijo a la Hna.
Elizabeth: "se dice que ella no es muy inteligente, mira a ver si es
posible hacer algo con ella".
La Hna. Elizabeth al entrar en contacto con Bernardette diría: "Encuentro en ella una inteligencia muy viva, un candor perfecto y un corazón exquisito".
Ella diría a la madre superiora: "Mi querida Madre, la han engañado.
Bernardette es muy inteligente y asimila muy bien la doctrina que se le
da." Sin ser brillante, Bernardette adquirió gran cantidad de
conocimiento elemental. En su tiempo en el hospicio, permaneció siendo
una niña de su edad. Era recta, sincera, piadosa pero traviesa, muy
vivaz, a quien le encantaba reír, jugar y bromear. Muchas veces la
ponían a cuidar niños más pequeños, como era la costumbre en las
escuelas elementales y Bernardette se mostraba tan joven y juguetona
como la más pequeña niña. Uno de los niños diría mas tarde:
"Bernardette era tan simple. Cuando le pedían
que nos cuidara, lo hacía de una manera tal, que parecía otra niña
jugando con nosotros, que no nos hacía pensar tanto en su aventura
milagrosa. Criados con este pensamiento de que nuestra compañera había
visto a la Virgen, lo considerábamos tan natural como un niño de hoy día
que ha visto al presidente de la república"
Bernardette era completamente natural en su comportamiento diario, sin embargo era muy seria en relación a su vida Cristiana.
Al crecer, Bernardette tuvo como toda joven, sus momentos de vanidad,
queriendo estar arreglada y lucir bien. Pero todas estas vanidades
pasaron por ella rápidamente y sin dejar ningún rastro en su corazón.
Decía la Hna. Victorina: "La fiebre pasó rápidamente y no dañó su profunda piedad".
La comunidad contaba con las oraciones de Bernardette.
Un día una religiosa, la Madre Alejandrina, sufrió una torcedura y el
médico le mandó a tener reposo. Pero ella era muy activa y le pidió a
Bernardette que le pidiera a la Virgen que la curara. Bernardette
inmediatamente fue a rezar ante la estatua de la Virgen en la capilla.
Oró con todo su corazón. ¿Qué pasó?... no sabemos nada más que al otro
día el doctor encontró a la Madre Alejandrina ocupada en su trabajo,
como si nada hubiese pasado.
LA VOCACIÓN RELIGIOSA
La Virgen Santísima le dio una gracia especial al
llamarla a la vida religiosa. Parece que nunca Bernardette consideró en
serio el matrimonio. A los 19 o 20 años, en 1863, la vocación de ser
religiosa se le presentó claramente. Había considerado
vagamente ser carmelita, pero no fue difícil hacerle comprender que su
salud era muy delicada para enfrentar los rigores del Carmelo. Fue el
Obispo Forcade de Nevers, que tenía en su diócesis la Casa Madre de las
Hermanas de la Caridad del hospicio y la escuela de Lourdes, quien
contribuyó definitivamente en su orientación. El le preguntó cuáles eran
sus intenciones para el futuro y ella le respondió: "Señor Obispo, todo lo que pido es quedarme en esta casa como una sierva" Pero
hija mía, ¿no has pensado en llegar a ser una religiosa como las
hermanas a las que tan apegada estás?. "Oh, Señor Obispo, nunca he
creído que esto pudiese ser para una ignorante y pobre niña como yo.
Usted sabe bien que soy pobre y no tendría la dote necesaria". No es la
pobreza lo que debe detenerte. Se puede hacer una excepción a la regla y
recibir a una joven sin dote, si ella tiene signos claros de vocación".
"Señor Obispo, sus palabras me han tocado profundamente, le prometo que
pensaré en ellas" . Bernardette comprendía que una decisión como esta
no se hace sin consideración y reflexión. El Obispo estaba muy
complacido con su prudencia y le recomendó que se tomara su tiempo e
hiciera su decisión con completa libertad y sin apresuramiento. En
Agosto de 1864, Bernardette dijo a la Madre Superiora del Hospicio:
"Madre mía, he orado mucho para saber si estoy llamada a la vida
religiosa. Creo que la respuesta es "sí".
Yo quisiera entrar en su congregación si soy aceptada.
Permítame pedirle que le escriba al Obispo". En respuesta la superiora
abrazó a Bernardette y sus lágrimas de gozo fueron su afectuosa
respuesta. Habiendo hecho su elección, más ataques de enfermedad y la
necesidad de tratar varios remedios retardaron la puesta en práctica de
su promesa. En 1866 escribió: "Estoy mas presionada que nunca a dejar el mundo. Ahora he decidido definitivamente y espero dejarlo pronto".
Por fin llegó el gran día a comienzos de Julio de 1866, tenía 22 años
de edad. Por última vez fue a la amada gruta donde su despedida fue de
todo corazón. "¿Ven la gruta?, era mi cielo en la tierra".
Al día siguiente se despidió de su familia y en Julio 4
1866, Bernardette dejó su pueblo natal para nunca más volver. Antes de
partir improvisa una oración tomando como pauta el Magnificat: acción
de gracias por la pobreza de su esclava. Se dirige directamente a María:
"Si, Madre querida, tu te has abajado hasta la
tierra para aparecerte a una débil niña..Tu, reina del cielo y la
tierra, has querido servirte de lo que había de mas humilde según el
mundo".
Se va para comenzar su noviciado.
Llegaron al convento de las Hermanas de la Caridad de
Nevers, el 7 de julio de 1866 en la noche. El domingo Bernardette tuvo
un ataque de nostalgia que le llevó a estar llorando todo el día. La
animaban diciéndole que este era un buen signo ya que su vida religiosa
debía empezar con sacrificio. En los anales de la Casa Madre se lee: "Bernardette
es en realidad todo lo que de ella hemos oído, humilde en su triunfo
sobrenatural; simple y modesta a pesar de que todo se le ha unido para
elevarla. Ella ríe y es dulcemente feliz aunque la enfermedad se la está
comiendo. Este es el sello de la santidad, sufrimiento unido a gozo
celestial."
HERMANA MARÍA BERNARDA (MARIE BERNARD): Ni la
superiora, la hermana Josefina Imbert, ni la maestra de novicias Madre
María Teresa Vausou, entendían el tesoro que se les había confiado. Sí,
admitían que la Virgen se le apareció, pero la veían tan "ordinaria",
que tenían dificultad en ver santidad en ella. Su idea de santidad
aparentemente era diferente a la de la Iglesia. En el proceso diocesano
de Beatificación, el Reverendo P. Peach, profesor de teología dogmática
en el seminario de Moulins, les dijo a sus estudiantes: "El
testimonio llegó a esto, que Bernardette era muy ordinaria. Pero cuando
se les preguntó si ella era fiel a las reglas, si tenía que ser
corregida por desobediencia o en referencia a la pobreza y castidad,
todas se apresuraron a decir: "Oh no, nada de eso". ¿Por qué sus
superioras la juzgaban tan mal?; solo se puede encontrar respuesta en
que era parte de la Providencia Divina para la santificación de
Bernardette.
De manera particular la Maestra de Novicias, Madre María
Teresa Vauzou, quién fue la causante de muchos sufrimientos
espirituales de Bernardette durante los 13 años que vivió en el
convento. La Madre María, quien era estimada por su ojo agudo y su
penetración psicológica, nunca fue capaz de leer en esta alma límpida su
íntima unión con Dios, ni tampoco su total abandono a los deseos de su
divina voluntad, la cual formaba su vida interior.
Bernardette, sin haber estudiado sobre las formas de
oración, pasaba horas en ella, recitando su rosario con gran fervor.
Vivía en unión perpetua con la Virgen Santísima y a través de Ella con
Jesucristo. "Bernardette estaba totalmente perdida en Dios". Al recibir
el hábito de postulante, recibió su nombre de religiosa el cual sería su
mismo nombre bautismal, Sor María Bernarda.
PROFESIÓN ANTICIPADA:
Tres semanas después de haber recibido el hábito,
Bernardette enfermó de gravedad con un nuevo ataque de tuberculosis y
tuvo que ser puesta en la enfermería. Esta crisis de sofocación asmática
y de tos fue tan seria que el médico pensaba que su muerte era
inminente. La Madre Superiora llamó al Obispo y este le administró el
Sacramento de Extrema Unción, pero ella no pudo recibir el Viático
porque constantemente estaba vomitando sangre. Pensando que Bernardette
estaba a punto de morir, la Madre Superiora quiso darle el consuelo de
pronunciar sus votos. Habló con el Obispo, y la comunidad dio su
aprobación unánime. Sabiendo lo que iban a hacer, Bernardette respondió
con una sonrisa de agradecimiento. Fue el Obispo Forcade quien presidió
la ceremonia. Bernardette dio su consentimiento por medio de signos ya
que no podía hablar. Entonces le fue dado el velo de profesa. Se pensaba
que estaba a punto de morir, pero Bernardette siempre ponía su salud en
las manos de la Virgen.
La nueva religiosa se durmió y se despertó a la mañana
siguiente en un estado de felicidad que ella declaró a su Superiora: "Mi
Reverenda Madre, usted me hizo hacer la profesión religiosa porque
pensaba que iba a morir. Bueno, mire no voy a morir" . La Madre
Superiora entonces le respondió: "Tonta, tú sabías que no ibas a morir y
no nos lo dijiste. En este caso, si no has muerto para mañana en la
mañana, te quitaré el velo". Y la hermana María Bernarda, con admirable
sumisión heroica, le respondió simplemente: "Como usted desee, reverenda
Madre". Y a pesar del dolor que esto le causaba, supo aceptar este
cáliz que el Señor le enviaba. Su madre murió en Diciembre 8, 1866,
tenía 45 años y esta fue una de las tristezas más grandes que
experimentó. En medio de su dolor dijo al Señor: "¡Mi Dios, tú lo has querido! Yo acepto el cáliz que me das. Que tu Nombre sea bendito".
Durante su noviciado, Bernardette fue tratada más
severamente y quizás más cruelmente que las otras novicias. Sus
compañeras decían: "No es bueno ser Bernardette". Pero ella lo aceptaba
todo y veía en ello la mano de Dios. Bernardette profesó el 30 de
octubre de 1867 con el nombre de Sor María Bernarda. Tenía 23 años. Sin
embargo, la felicidad de ese momento fue teñida por una ruda
humillación. Cuando llegó el momento de distribuir a las nuevas profesas
los trabajos, la Madre Superiora respondió a la pregunta del Obispo:
"¿Y la hermana Marie Bernard?, "Oh, Señor Obispo, no sabemos que hacer.
Ella no es buena para nada". Y prosiguió: "Si desea, Señor Obispo,
podemos tratar de usarla ayudando en la enfermería". A lo cual el Obispo
consintió. La hermana Marie Bernard recibió el dolor de esta
humillación en su corazón, pero no protestó, ni lloró, simplemente
aceptó el cáliz. Otro cáliz que pronto tomaría fue la muerte de su padre
en 1871, 6 años después que su mamá. Supo de la muerte de su papá, a
quien no había visto mas desde que dejó Lourdes, pero sabía que había
muerto en la fe. Una hermana la encontró llorando a los pies de la
estatua de la Virgen y cuando la hermana la iba a consolar ella le dijo:
"Mi hermana, siempre ten una gran devoción a la agonía de nuestro
Salvador. El Sábado en la tarde le oré a Jesús en agonía por todos
aquellos que morirían en ese momento, y fue precisamente en el mismo
momento en que mi padre entró a la eternidad. Que consuelo para mí el
quizás haberle ayudado".
Muchas tribulaciones tuvo que pasar; humillaciones,
grandes y pequeñas se apilaban sobre ella y ella decía: "Cuando la
emoción es demasiado fuerte, recuerdo las palabras de nuestro Señor,
"Soy Yo, no tengan miedo". El rechazo y humillaciones de mis Superioras y
compañeras inmediatamente agradezco a nuestro Señor por esta gran
gracia. Es el amor de este Buen Maestro el que hará desaparecer el árbol
del orgullo en sus malas raíces. Mientras más pequeña me hago, más crezco en el Corazón de Jesús."
A Bernardette se le concedió un gran regalo al comienzo
de 1874. Había sido asistente de enfermería, un trabajo que amaba
mucho, pero sus fuerzas se diminuían. Después de un ataque de bronquitis
en el otoño de 1873, por el cual tuvo que ir al hospital, se determinó
que estaba muy débil para seguir ayudando en la enfermería y se le dio
el trabajo de menos esfuerzo físico en el Convento, el cual era al mismo
tiempo el más importante, y el cual ella amó mucho más que el de
ayudante de enfermería; la nombraron asistente de sacristán.
Su nueva posición le daba la oportunidad de pasar mucho tiempo en la
capilla, cerca del Santísimo Sacramento. Estaba casi sin supervisión, lo
que le permitía hablarle al Señor en el Tabernáculo, sin que nadie
pensara que ella era extraña. Manejaba todos los artículos sagrados con
gran reverencia. El corporal, los purificadores y las albas los trataba
consciente que Jesús Encarnado los había tocado durante el Sacrificio de
la Eucaristía. Por eso no permitía que nadie le ayudase en este
ministerio. Pero este regalo no duró por mucho tiempo ya que su salud
constantemente empeoraba. A partir de 1877 no es más que una inválida.
Se le provee cuidado lo más posible y ella obedece todas las
prescripciones. Pronunció sus votos perpetuos el 22 de septiembre de
1878, en un tiempo en que se sentía mejor. Pero no duró mucho. Al
siguiente 11 de diciembre, retornó a la enfermería, para nunca más
salir.
Noche oscura
Sus últimos meses fueron muy difíciles, haciéndole pasar
por la noche oscura del alma. Perdió confianza, la paz del corazón y la
certeza del cielo. Fue tentada al desánimo y desesperación. Pensaba que
era indigna de la salvación. Este fue su cáliz más amargo y su
sufrimiento mayor. También sufría mucho físicamente. La cama le causó
tener la espalda repleta de llagas. Su pierna tuberculosa se le reventó.
Desarrolló abscesos en los oídos, los que la hicieron prácticamente
sorda por un tiempo. Si no hubieran sido tan evidentes sus síntomas,
nadie se hubiese sospechado que estaba enferma. Su actitud tan serena y
gozosa no manifestaba el profundo sufrimiento que padecía. No perdió su
fortaleza y su aceptación. A una hermana le dijo que iba a orar para
que el Señor le mandara consolación, ella le respondió: "No, no, no consolación, solo fortaleza y paciencia" .
Bernardette padeció su pasión durante la Semana Santa
de 1879. El día 16 de Abril de 1879 rogó a las religiosas que la
asistían que rezaran el rosario, siguiéndolo ella con gran fervor. Al
acabar un Ave María, sonrió como si se encontrara de nuevo con la Virgen
de la Gruta y murió. Eran las 3:15 PM. Sus últimas palabras fueron la
conclusión del Ave María: "Santa María, Madre de Dios, ruega por mí
pobre pecadora....pecadora..." Su cuerpo fue puesto en la pequeña
Capilla Gótica, situada en el centro del jardín del Convento y la que
estaba dedicada a San José. Fue en esta Capilla en la que, después de 30
años, en Septiembre 22, 1909, reconocieron el cuerpo, en vista al
proceso de Beatificación diocesano. El cuerpo fue hallado en perfecto estado de preservación. Su piel dura, pero intacta, mantuvo su color.
Hubo un segundo reconocimiento en Abril 18, 1925, poco
antes de su Beatificación el 12 de Junio de 1925. Bernardette fue
Canonizada el 8 de Diciembre de 1933. Y celebramos su fiesta el día en
que partió a la casa del Padre, el 16 de Abril. Lourdes se ha convertido
en el santuario Mariano mas visitado de Europa y el segundo en el
mundo, después del Santuario de la Virgen de Guadalupe en México.
Infinidad de enfermos han sido sanados en las aguas milagrosas de
Lourdes, pero el mayor milagro siguen siendo las muchísimas conversiones
del corazón. Santa Bernardette todavía se puede observar incorrupta en su capilla en Nevers, dentro de un féretro de cristal donde parece estar dormida. Su dulzura y paz aun toca los corazones.
¡Santa Bernardette, ruega por nosotros!.
PENITENCIARÍA
APOSTÓLICA DECRETO por el que se concedio la Indulgencia plenaria
especial en el 150° aniversario de las apariciones de Lourdes CIUDAD
DEL VATICANO, 5 DIC 2007
Benedicto XVI concederá a los fieles la indulgencia
plenaria con motivo del 150 aniversario de la aparición de la
Bienaventurada Virgen María en Lourdes, según informa el decreto hecho
público hoy y firmado por el cardenal James Francis Stafford y el obispo
Gianfranco Girotti, O.F.M. Conv., respectivamente Penitenciario Mayor y
Regente de la Penitenciaría Apostólica.
La conmemoración del 150 aniversario del día en que
María Santísima, revelando a Bernadette Soubirous que era la Inmaculada
Concepción, quiso que se erigiese y venerase en Massabielle, cerca de
Lourdes, un santuario -se lee en el texto- (...) evoca la serie
innumerable de prodigios, mediante los que la vida sobrenatural de las
almas y la salud de los cuerpos se han beneficiado de la bondad
omnipotente de Dios".
"Efectivamente, venerando a la Bienaventurada Virgen
María en el lugar que "pisaron sus pies", los fieles se alimentan con
los santos sacramentos, formulan propósitos de vivir una vida cristiana
de mayor fidelidad" y "perciben vivamente el sentido de la Iglesia.
(...) Además, la misma conexión de hechos maravillosos que se suceden en
el tiempo, deja entrever la acción conjunta de la Bienaventurada Virgen
María y de la Iglesia. En el año 1854 se definió el dogma de la
Inmaculada Concepción" y "en 1858 María Santísima se apareció a (...)
Bernadette Soubirous, utilizando las palabras de la definición
dogmática: "Yo soy la Inmaculada Concepción".
"Para que de esta conmemoración se deriven frutos
crecientes de santidad renovada -prosigue el decreto- el sumo pontífice
Benedicto XVI ha establecido la concesión de la indulgencia plenaria" a
los fieles según las condiciones habituales (arrepentimiento, confesión
de los pecados, comunión y oración por las intenciones del Papa) con las
siguientes modalidades:
A) "Si desde el 8 de diciembre de 2007 al 8 de diciembre
de 2008 visitarán, siguiendo preferiblemente este orden: 1)el
baptisterio parroquial donde se bautizó Bernadette;
2) la casa llamada "cachot" de la familia Soubirois;
3) la gruta de Massabielle;
4) la capilla del hospicio donde Bernadette recibió la Primera Comunión,
pasando el tiempo recogidos en meditación y concluyendo con el rezo del
Padrenuestro, el Credo, (...) la oración jubilar u otra invocación
mariana".
B) "Si desde el 2 de febrero de 2008 (...) hasta el 11
de febrero de 2008, memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María
de Lourdes y 150 aniversario de la aparición, visitan en cualquier
templo, oratorio, gruta o lugar decoroso la imagen bendecida de la
Virgen de Lourdes, expuesta solemnemente a la veneración pública y ante
la misma participan en un acto de devoción mariana o al menos se recogen
en meditación y concluyen con el rezo del Padrenuestro, el Credo (...) y
la invocación de la Bienaventurada Virgen María".
El documento concluye recordando que los fieles que "por
enfermedad o justa causa" no puedan salir de casa o del lugar donde se
encuentren podrán obtener la indulgencia plenaria, si con ánimo alejado
del pecado y el propósito de cumplir las tres condiciones necesarias
apenas les sea posible, los días del 2 al 11 de febrero de 2008,
efectuarán "con el deseo del corazón una visita espiritual a los lugares
arriba indicados, rezando las oraciones citadas y ofreciendo a Dios con
confianza, por medio de María, las enfermedades y dificultades de su
vida".
Recordamos las 3 condiciones necesarias:
1) Estar en Gracia al momento de realizar la buena obra (no estar en
pecado mortal como por ejemplo, haber faltado a la Misa Dominical o
Fiestas de Guardar, utilizar anticonceptivos, no haberse confesado y
comulgado durante más de un año, etc.)
2) confesarse de corazón (con verdadero dolor de los pecados, odio al
pecado incluso venial, intención de convertirse y de evitar las
ocasiones que llevan al pecado) y comulgar dentro de los 15 días (8
anteriores o 8 posteriores a la buena obra).
3) rezar al menos un Padre Nuestro, Ave María y Gloria por las
intenciones del Papa. Lo ideal es ofrecer la indulgencia por un alma del
purgatorio (donde se sufre indeciblemente, casi como en el infierno
pero con la esperanza de salir algún día) bajo condición de que, si no
se conseguirá posteriormente otra indulgencia, se aplique a uno mismo.
Varios Santos, como Santo Tomás, explican que es más caritativo rezar
por un alma del purgatorio que por una de la tierra, porque la del
purgatorio no puede valerse por sí misma (como un ahogado extenuado) y
además, al salir rezan por nosotros pero de cara a Dios (Ver puntos del
Catecismo 1471/98).
Para ganar indulgencia plenaria es necesario una
comunión por indulgencia mientras que una confesión puede cubrir varias
indulgencias. De esta forma, comulgando diariamente y confesándose cada 2
semanas es posible ganar una indulgencia diaria: en un año contará con
365 almas liberadas del purgatorio que rezarán agradecidas por Ud. ante
Dios. No podrá parar de agradecer las bendiciones.
Algunas buenos actos de piedad que son indulgenciantes durante todo el año:
Rezar el Rosario en compañía, meditando interiormente y
anunciando cada uno de los 5 misterios, sin interrupción y en voz alta
Media hora de lectura y meditación del Evangelio
Media hora de adoración/oración frente al Santísimo Sacramento o Sagrario
Via Crucis en Iglesia donde esté erigido según ley (lamentablemente
muchas no cumplen este criterio, por ejemplo, las cruces no son de
madera, o el templo fue dedicado antes de colocar el Via Crucis y el Via
Crucis no fue bendecido específicamente).
Se pierden cientos de miles de indulgencias y Gracias
infinitas porque las Iglesias no colocan una placa indicando si el Via
Crucis de allí cumple las condiciones para ser indulgenciante,
aprovechando para incluir estos puntos de catequesis sobre las
indulgencias. También se podría agregar que realizar
el Via Crucis a las 15 hs. da las Gracias especiales prometidas por
Cristo por ser la Hora de la Misericordia: “Nada le será negado al alma
que lo pida por los méritos de Mi Pasión” (Diario de Santa Faustina,
1320)
En la Escuela del CorazÓn de nuestra SeÑora a travÉs de las palabras de S.S. Benedicto XVI Recopilados por temas por Madre Adela, sctjm
de las Homilías del Santo Padre Benedicto XVI durante su viaje
apostólico a Lourdes en ocasión del 150 Aniversario de las Apariciones.
(12-15 de septiembre, 2008)
VOY A LOURDES PARA ENCONTRAR EL AMOR DE NUESTRA MADRE
Benedicto XVI: Estuve en Lourdes para el Congreso
eucarístico internacional, en 1981, después del atentado contra el Santo
Padre (Juan Pablo II, n.d.r.). Y el cardenal Gantin era el delegado del
Santo Padre. Para mí es un recuerdo muy hermoso. El día de la fiesta de
santa Bernardita es también el día de mi nacimiento. Por eso me siento
muy cercano a esta pequeña santa, a esta muchacha pura, humilde, con la
que habló la Virgen. Encontrar esta realidad, esta presencia de la
Virgen en nuestro tiempo, ver las huellas de esta muchacha que fue amiga
de la Virgen y, por otra parte, encontrarme con la Virgen, su Madre, es
para mí un acontecimiento muy importante. Naturalmente, no voy para
encontrar milagros. Voy a Lourdes para encontrar el amor de nuestra
Madre, que es la verdadera curación de todas las enfermedades, de todos
los dolores. Voy para ser solidario con todos los que sufren; voy en el
signo del amor a nuestra Madre. Esto me parece un signo muy importante
para nuestra época.
SOBRE NUESTRA SEÑORA Y LA PALABRA (12 DE SEPT. 2008)
En Nuestra Señora, tenemos el más
hermoso ejemplo de fidelidad a la Palabra divina. Esta fidelidad llegó
hasta tal punto que se realizó en la Encarnación: “Aquí está la esclava
del Señor, hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38), dijo María con una
confianza absoluta. Nuestra oración vespertina va a proclamar el
Magnificat de Aquella a la que felicitan todas las generaciones, porque
creyó en la realización de las palabras que le fueron dichas de parte
del Señor (cf. Lc 1,45); Ella esperó contra toda esperanza en la
resurrección de su Hijo; amó a la humanidad hasta el punto que se le
entregó como su Madre (cf. Jn 19,27). De este modo, “se pone de relieve
que la Palabra de Dios es verdaderamente su propia casa, de la cual sale
y entra con toda naturalidad. Habla y piensa con la Palabra de Dios; la
Palabra de Dios se convierte en palabra suya, y su palabra nace de la
Palabra de Dios” (Deus caritas est, n. 41). Podemos decirle con
serenidad: “Santa María, Madre de Dios, Madre nuestra, enséñanos a
creer, esperar y amar contigo. Indícanos el camino hacia su reino” (Spe
salvi, n. 50). Amén.
LOURDES, DESPUÉS DE LA ORACIÓN DEL SANTO ROSARIO (13 DE SEPT. 2008)
LA DELICADEZA DE NUESTRA SEÑORA
Hace ciento cincuenta años, el 11 de febrero de
1858, en el lugar llamado la gruta de Massabielle, apartada del pueblo,
una simple muchacha de Lourdes, Bernadette Soubirous, vio una luz y, en
la luz, una mujer joven “hermosa, la más hermosa”. La mujer le habló con
dulzura y bondad, respeto y confianza: “Me hablaba de Usted (narra
Bernadette)... ¿Querrá Usted venir aquí durante quince días? (le
pregunta la Señora)... Me miró como una persona que habla a otra
persona”. En la conversación, en el diálogo impregnado de delicadeza, la
Señora le encarga transmitir algunos mensajes muy simples sobre la
oración, la penitencia y la conversión. No es de extrañar que María
fuera hermosa, porque, en las apariciones del 25 de marzo de 1858, ella
misma revela su nombre de este modo: “Yo soy la Inmaculada Concepción”.
LA VIRGEN MARÍA ES EL SIGNO DE LA VICTORIA DEL AMOR
Contemplemos también nosotros a esta
Mujer vestida de sol de la que nos habla la Escritura (cf. Ap 12,1). La
Santísima Virgen María, la Mujer gloriosa del Apocalipsis, lleva sobre
su cabeza una corona de doce estrellas que representan las doce tribus
de Israel, todo el pueblo de Dios, toda la comunión de los santos, y a
sus pies la Luna, imagen de la muerte y la mortalidad. María ha dejado
atrás la muerte, está completamente revestida de vida, la vida de su
Hijo, Cristo resucitado. Así es signo de la victoria del amor, de la
bondad y de Dios, dando a nuestro mundo la esperanza que necesita.
Volvamos esta noche la mirada hacia María, tan gloriosa y tan humana,
dejándola que nos lleve a Dios que es el vencedor.
EL ROSTRO RADIANTE DE BERNARDITA
Muchos fueron testigos: el encuentro con
el rostro luminoso de Bernadette conmovía los corazones y las miradas.
Tanto durante las apariciones mismas como cuando las contaba, su rostro
era radiante. Bernadette estaba transida ya por la luz de Massabielle.
La vida cotidiana de la familia Soubirous estaba hecha de dolor y
miseria, de enfermedad e incomprensión, de rechazo y pobreza. Aunque no
faltara amor y calor en el trato familiar, era difícil vivir en aquella
especie de mazmorra. Sin embargo, las sombras terrenas no impedían que
la luz del cielo brillara. “La luz brilla en la tiniebla” (Jn 1, 5).
Lourdes, un lugar de luz y de muchas velas encendidas Lourdes es uno de
los lugares que Dios ha elegido para reflejar un destello especial de su
belleza, por ello la importancia aquí del símbolo de la luz. Desde la
cuarta aparición, Bernadette, al llegar a la gruta, encendía cada mañana
una vela bendecida y la tenía en la mano izquierda mientras se aparecía
la Virgen. Muy pronto, la gente comenzó a dar a Bernadette una vela
para que la pusiera en tierra al fondo de la gruta. Por eso muy pronto,
algunos comenzaron a poner velas en este lugar de luz y de paz. La misma
Madre de Dios hizo saber que le agradaba este homenaje de miles de
antorchas que, desde entonces, mantienen iluminada sin cesar, para su
gloria, la roca de la aparición. Desde entonces, ante la gruta, día y
noche, verano e invierno, un enramado ardiente brilla rodeado de las
oraciones de los peregrinos y enfermos, que expresan sus preocupaciones y
necesidades, pero sobre todo su fe y su esperanza.
LUGARES DE APARICIONES: ESCUELAS DEL SANTO ROSARIO
Al venir en peregrinación aquí, a
Lourdes, queremos entrar, siguiendo a Bernadette, en esta extraordi
naria cercanía entre el cielo y la tierra que nunca ha faltado y que se
consolida sin cesar. Hay que destacar que, durante las apariciones,
Bernadette reza el Rosario bajo la mirada de María, que se une a ella en
el momento de la doxología. Este hecho confirma en realidad el carácter
profundamente teocéntrico de la oración del Rosario. Cuando rezamos el
Rosario, María nos ofrece su corazón y su mirada para contemplar la vida
de su Hijo, Jesucristo. Mi venerado Predecesor Juan Pablo II vino aquí,
a Lourdes, en dos ocasiones. Sabemos cuánto se apoyaba su oración en la
intercesión de la Virgen María, tanto en su vida como en su ministerio.
Como muchos de sus Predecesores en la sede de Pedro, también él
promovió vivamente la oración del Rosario; lo hizo, entre otras, de una
forma muy singular, enriqueciendo el Santo Rosario con la meditación de
los Misterios Luminosos. Están representados en los nuevos mosaicos de
la fachada de la Basílica inaugurados el año pasado. Como con todos los
acontecimientos de la vida de Cristo que Ella “conservaba meditándolos
en su corazón” (cf. Lc 2,19), María nos hace comprender todas las etapas
del ministerio público como parte integrante de la revelación de la
gloria de Dios. Lourdes, tierra de luz, sigue siendo una escuela para
aprender a rezar el Rosario, que inicia al discípulo de Jesús, bajo la
mirada de su Madre, en un diálogo cordial y verdadero con su Maestro.
LA PROCESIÓN DE LAS VELAS EXPRESA EL MISTERIO DE LA ORACIÓN
Por boca de Bernadette, oímos a la
Virgen María que nos pide venir aquí en procesión para orar con fervor y
sencillez. La procesión de las antorchas hace presente ante nuestros
ojos de carne el misterio de la oración: en la comunión de la Iglesia,
que une a los elegidos del cielo y a los peregrinos de la tierra, la luz
brota del diálogo entre el hombre y su Señor, y se abre un camino
luminoso en la historia humana, incluidos sus momentos más oscuros. Esta
procesión es un momento de gran alegría eclesial, pero también de
gravedad: las intenciones que presentamos subrayan nuestra profunda
comunión con todos los que sufren. Pensamos en las víctimas inocentes
que padecen la violencia, la guerra, el terrorismo, la penuria, o que
sufren las consecuencias de la injusticia, de las plagas, de las
calamidades, del odio y de la opresión, de la violación de su dignidad
humana y de sus derechos fundamentales, de su libertad de actuar y de
pensar. Pensamos también en quienes tienen arduos problemas familiares o
en quienes sufren por el desempleo, la enfermedad, la discapacidad, la
soledad o por su situación de inmigrantes. No quiero olvidar a los que
sufren a causa del nombre de Cristo y que mueren por Él.
EL CORAZÓN DE MARÍA: ESCUELA DE ORACIÓN
María nos enseña a orar,
a hacer de nuestra plegaria un acto de amor a Dios y de caridad
fraterna. Al orar con María, nuestro corazón acoge a los que sufren.
¿Cómo es posible que nuestra vida no se transforme de inmediato? ¿Cómo
nuestro ser y nuestra vida entera pueden dejar de convertirse en lugar
de hospitalidad para nuestro prójimo? Lourdes es un lugar de luz, porque
es un lugar de comunión, esperanza y conversión. Al caer la noche, hoy
Jesús nos dice: “Tened encendidas vuestras lámparas” (cf. Lc 12,35); la
lámpara de la fe, de la oración, de la esperanza y del amor. El gesto
de caminar de noche llevando la luz, habla con fuerza a nuestra
intimidad más honda, toca nuestro corazón y es más elocuente que
cualquier palabra dicha u oída. El gesto resume por sí solo nuestra
condición de cristianos en camino: necesitamos la luz y, a la vez,
estamos llamados a ser luz. El pecado nos hace ciegos, nos impide
proponernos como guía para nuestros hermanos, y nos lleva a desconfiar
de ellos para dejarnos guiar. Necesitamos ser iluminados y repetimos la
súplica del ciego Bartimeo: “Maestro, que pueda ver” (Mc 10, 51). Haz
que vea el pecado que me encadena, pero sobre todo, Señor, que vea tu
gloria. Sabemos que nuestra oración ya ha sido escuchada y damos gracias
porque, como dice San Pablo en su Carta a los Efesios, “Cristo será tu
luz” (Ef 5,14), y San Pedro y añade: “[Dios] os llamó a salir de la
tiniebla y a entrar en su luz maravillosa” (1 P 2,9). A nosotros, que
no somos la luz, Cristo puede decirnos a partir de ahora: “Vosotros sois
la luz del mundo” (Mt 5,14), encomendándonos la tarea de hacer brillar
la luz de la caridad. Como escribe el Apóstol san Juan: “El que ama a su
hermano, permanece en la luz, y no hay nada que lo haga caer” (1 Jn
2,10). Vivir el amor cristiano es al mismo tiempo hacer entrar en el
mundo la luz de Dios e indicar su verdadero origen. Así lo dice San León
Magno: “En efecto, todo el que vive pía y castamente en la Iglesia, que
aspira a las cosas de lo alto y no a las de la tierra (cf. Col 3,2), es
en cierto modo como la luz celeste; en cuanto observa él mismo el
fulgor de una vida santa, muestra a muchos, como una estrella, el camino
hacia Dios” (Sermón III, 5). En este santuario de Lourdes al que
vuelven sus ojos los cristianos de todo el mundo desde que la Virgen
María hizo brillar la esperanza y el amor al dar el primer puesto a los
enfermos, los pobres y los pequeños, se nos invita a descubrir la
sencillez de nuestra vocación: Basta con amar.
LA CRUZ REVELA LA PROFUNDIDAD DEL AMOR
Mañana, la celebración de la
Exaltación de la Santa Cruz nos hará entrar precisamente en el corazón
de este misterio. En esta vigilia, nuestra mirada se dirige hacia el
signo de la Nueva Alianza en la que converge toda la vida de Jesús. La
Cruz constituye el supremo y perfecto acto de amor de Jesús, que da la
vida por sus amigos. “Así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para
que todo el cree en él tenga vida eterna” (Jn 3, 14-15). Anunciada ya
en los Cantos del Siervo de Dios, la muerte de Jesús es una muerte que
se convierte en luz para los pueblos; una muerte que, en relación con la
liturgia de expiación, trae la reconciliación, la muerte que marca el
fin de la muerte. Desde entonces, la Cruz es signo de esperanza, el
estandarte de la victoria de Jesús “Porque tanto amó Dios al mundo, que
entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en
él, sino que tengan vida eterna” (Jn 3,16).Toda nuestra vida recibe
luz, fuerza y esperanza por la Cruz. Por ella se revela toda la hondura
de amor que encierra el designio original del Creador; por ella, todo es
sanado y llevado a su plenitud. Por eso la vida en la fe en Cristo
muerto y resucitado se convierte en luz.
TESTIGOS DE LA LUZ
Las apariciones estuvieron
rodeadas por la luz y Dios ha querido encender en la mirada de
Bernadette una llama que ha convertido innumerables corazones. ¿Cuántos
vienen aquí para ver, esperando quizás secretamente recibir alguna
gracia; después, en el camino de regreso, habiendo hecho una experiencia
espiritual de vida auténticamente eclesial, vuelven su mirada a Dios, a
los otros y a sí mismos. Les llena una pequeña llama con el nombre de
esperanza, compasión, ternura. El encuentro discreto con Bernadette y la
Virgen María puede cambiar una vida, pues están presentes en este lugar
de Massabielle para llevarnos a Cristo que es nuestra vida, nuestra
fuerza y nuestra luz. Que la Virgen María y Santa Bernadette os ayuden a
vivir como hijos de la luz para ser testigos cada día en vuestra vida
de que Cristo es nuestra luz, nuestra esperanza y nuestra vida.
LOURDES, HOMILÍA DE S.S. BENEDICTO XVI CON OCASIÓN DEL 150 ANIVERSARIO
DE LAS APARICIONES DE NUESTRA SEÑORA
Sept. 14, 2008 ESTAMOS A LOS PIES DE LA VIRGEN INMACULADA, PARA ACUDIR A SU ESCUELA
“Id y decid a los sacerdotes que vengan en
procesión y que se construya aquí una capilla”. Éste es el mensaje que
Bernadette recibió de la “Hermosa Señora” en las apariciones del 2 de
marzo de 1858. Desde hace ciento cincuenta años, los peregrinos nunca
han dejado de venir a la gruta de Massabielle para escuchar el mensaje
de conversión y esperanza. Y también nosotros, estamos aquí esta mañana a
los pies de María, la Virgen Inmaculada, para acudir a su escuela con
la pequeña Bernadette. Habéis venido aquí en gran número para realizar
esta peregrinación jubilar conmigo y encomendar a Nuestra Señora
vuestras familias, vuestros parientes y amigos y todas vuestras
intenciones.
NUESTRA SEÑORA NOS CONFÍA EL MISTERIO DE SU HIJO: SU CRUZ
“¡Qué dicha tener la Cruz! Quien posee la
Cruz posee un tesoro” (S. Andrés de Creta, Sermón 10, sobre la
Exaltación de la Santa Cruz: PG 97,1020). En este día en el que la
liturgia de la Iglesia celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa
Cruz, el Evangelio que acabamos de escuchar, nos recuerda el significado
de este gran misterio: Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo
único para salvar a los hombres (cf. Jn 3,16). El Hijo de Dios se hizo
vulnerable, tomando la condición de siervo, obediente hasta la muerte y
una muerte de cruz (cf. Fil 2,8). Por su Cruz hemos sido salvados. El
instrumento de suplicio que mostró, el Viernes Santo, el juicio de Dios
sobre el mundo, se ha transformado en fuente de vida, de perdón, de
misericordia, signo de reconciliación y de paz. “Para ser curados del
pecado, miremos a Cristo crucificado”, decía san Agustín (Tratado sobre
el Evangelio de san Juan, XII, 11). Al levantar los ojos hacia el
Crucificado, adoramos a Aquel que vino para quitar el pecado del mundo y
darnos la vida eterna. La Iglesia nos invita a levantar con orgullo la
Cruz gloriosa para que el mundo vea hasta dónde ha llegado el amor del
Crucificado por los hombres, por todos los hombres. Nos invita a dar
gracias a Dios porque de un árbol portador de muerte, ha surgido de
nuevo la vida. Sobre este árbol, Jesús nos revela su majestad soberana,
nos revela que Él es el exaltado en la gloria. Sí, “venid a adorarlo”.
En medio de nosotros se encuentra Quien nos ha amado hasta dar su vida
por nosotros, Quien invita a todo ser humano a acercarse a Él con
confianza.
NUESTRA SEÑORA LE ENSEÑA A BERNARDITA A HACER EL SIGNO DE LA CRUZ
Es el gran misterio que María nos confía
también esta mañana invitándonos a volvernos hacia su Hijo. En efecto,
es significativo que, en la primera aparición a Bernadette, María
comience su encuentro con la señal de la Cruz. Más que un simple signo,
Bernadette recibe de María una iniciación a los misterios de la fe. La
señal de la Cruz es de alguna forma el compendio de nuestra fe, porque
nos dice cuánto nos ha amado Dios; nos dice que, en el mundo, hay un
amor más fuerte que la muerte, más fuerte que nuestras debilidades y
pecados. El poder del amor es más fuerte que el mal que nos amenaza.
Este misterio de la universalidad del amor de Dios por los hombres, es
el que María reveló aquí, en Lourdes. Ella invita a todos los hombres de
buena voluntad, a todos los que sufren en su corazón o en su cuerpo, a
levantar los ojos hacia la Cruz de Jesús para encontrar en ella la
fuente de la vida, la fuente de la salvación. La Iglesia ha recibido la
misión de mostrar a todos el rostro amoroso de Dios, manifestado en
Jesucristo. ¿Sabremos comprender que en el Crucificado del Gólgota está
nuestra dignidad de hijos de Dios que, empañada por el pecado, nos fue
devuelta? Volvamos nuestras miradas hacia Cristo. Él nos hará libres
para amar como Él nos ama y para construir un mundo reconciliado.
Porque, con esta Cruz, Jesús cargó el peso de todos los sufrimientos e
injusticias de nuestra humanidad. Él ha cargado las humillaciones y
discriminaciones, las torturas sufridas en numerosas regiones del mundo
por muchos hermanos y hermanas nuestros por amor a Cristo. Les
encomendamos a María, Madre de Jesús y Madre nuestra, presente al pie de
la Cruz.
ENTRAD EN UNA SENDA DE FE Y CONVERSIÓN
Para acoger en nuestras vidas la Cruz
gloriosa, la celebración del jubileo de las apariciones de Nuestra
Señora en Lourdes nos ha permitido entrar en una senda de fe y
conversión. Hoy, María sale a nuestro encuentro para indicarnos los
caminos de la renovación de la vida de nuestras comunidades y de cada
uno de nosotros. Al acoger a su Hijo, que Ella nos muestra, nos
sumergimos en una fuente viva en la que la fe puede encontrar un
renovado vigor, en la que la Iglesia puede fortalecerse para proclamar
cada vez con más audacia el misterio de Cristo. Jesús, nacido de María,
es el Hijo de Dios, el único Salvador de todos los hombres, vivo y
operante en su Iglesia y en el mundo. La Iglesia ha sido enviada a todo
el mundo para proclamar este único mensaje e invitar a los hombres a
acogerlo mediante una conversión auténtica del corazón. Esta misión, que
fue confiada por Jesús a sus discípulos, recibe aquí, con ocasión de
este jubileo, un nuevo impulso. Que siguiendo a los grandes
evangelizadores de vuestro País, el espíritu misionero que animó tantos
hombres y mujeres de Francia a lo largo de los siglos, sea todavía
vuestro orgullo y compromiso.
UNA AUTÉNTICA CATEQUESIS LA QUE TAMBIÉN A NOSOTROS SE NOS PROPONE, BAJO LA MIRADA DE MARÍA
Siguiendo el recorrido jubilar tras las
huellas de Bernadette, se nos recuerda lo esencial del mensaje de
Lourdes. Bernadette era la primogénita de una familia muy pobre, sin
sabiduría ni poder, de salud frágil. María la eligió para transmitir su
mensaje de conversión, de oración y penitencia, en total sintonía con la
palabra de Jesús: “Porque has escondido estas cosas a los sabios y
entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla” (Mt 11,25). En su
camino espiritual, también los cristianos están llamados a desarrollar
la gracia de su Bautismo, a alimentarse de la Eucaristía, a sacar de la
oración la fuerza para el testimonio y la solidaridad con todos sus
hermanos en la humanidad (cf. Homenaje a la Inmaculada Concepción, Plaza
de España, 8 diciembre 2007). Es, pues, una auténtica catequesis la que
también a nosotros se nos propone, bajo la mirada de María. Dejémonos
también nosotros instruir y guiar en el camino que conduce al Reino de
su Hijo.
ELLA ES LA HERMOSURA TRANSFIGURADA, LA IMAGEN DE LA NUEVA HUMANIDAD
Continuando su catequesis, la “Hermosa
Señora” revela su nombre a Bernadette: “Yo soy la Inmaculada
Concepción”. María le desvela de este modo la gracia extraordinaria que
Ella recibió de Dios, la de ser concebida sin pecado, porque “ha mirado
la humillación de su esclava” (cf. Lc 1,48). María es la mujer de
nuestra tierra que se entregó por completo a Dios y que recibió de Él el
privilegio de dar la vida humana a su eterno Hijo. “Aquí está la
esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38). Ella es la
hermosura transfigurada, la imagen de la nueva humanidad. De esta forma,
al presentarse en una dependencia total de Dios, María expresa en
realidad una actitud de plena libertad, cimentada en el completo
reconocimiento de su genuina dignidad. Este privilegio nos concierne
también a nosotros, porque nos desvela nuestra propia dignidad de
hombres y mujeres, marcados ciertamente por el pecado, pero salvados en
la esperanza, una esperanza que nos permite afrontar nuestra vida
cotidiana. Es el camino que María abre también al hombre. Ponerse
completamente en manos de Dios, es encontrar el camino de la verdadera
libertad. Porque, volviéndose hacia Dios, el hombre llega aser él mismo.
Encuentra su vocación original de persona creada a su imagen y
semejanza.
ELLA NOS ENSEÑA A QUE LA ORACIÓN SEA CENTRAL EN NUESTRA VIDA
La vocación primera del santuario de Lourdes
es ser un lugar de encuentro con Dios en la oración, y un lugar de
servicio fraterno, especialmente por la acogida a los enfermos, a los
pobres y a todos los que sufren. En este lugar, María sale a nuestro
encuentro como la Madre, siempre disponible a las necesidades de sus
hijos. Mediante la luz que brota de su rostro, se trasparenta la
misericordia de Dios. Dejemos que su mirada nos acaricie y nos diga que
Dios nos ama y nunca nos abandona. María nos recuerda aquí que la
oración, intensa y humilde, confiada y perseverante debe tener un puesto
central en nuestra vida cristiana. La oración es indispensable para
acoger la fuerza de Cristo. “Quien reza no desperdicia su tiempo, aunque
todo haga pensar en una situación de emergencia y parezca impulsar sólo
a la acción” (Deus caritas est, n. 36). Dejarse absorber por las
actividades entraña el riesgo de quitar de la plegaria su especificad
cristiana y su verdadera eficacia. En el Rosario, tan querido para
Bernadette y los peregrinos en Lourdes, se concentra la profundidad del
mensaje evangélico. Nos introduce en la contemplación del rostro de
Cristo. De esta oración de los humildes podemos sacar copiosas gracias.
NUESTRA MADRE QUIERE DECIROS TAMBIÉN QUE NADIE ES INDIFERENTE PARA DIOS
La presencia de los jóvenes en Lourdes es también una realidad
importante. Queridos amigos aquí presentes esta mañana alrededor de la
Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud, cuando María recibió la
visita del ángel, era una jovencita en Nazaret, que llevaba la vida
sencilla y animosa de las mujeres de su pueblo. Y si la mirada de Dios
se posó especialmente en Ella, fiándose, María quiere deciros también
que nadie es indiferente para Dios. Él os mira con amor a cada uno de
vosotros y os llama a una vida dichosa y llena de sentido. No dejéis que
las dificultades os descorazonen. María se turbó cuando el ángel le
anunció que sería la Madre del Salvador. Ella conocía cuánta era su
debilidad ante la omnipotencia de Dios. Sin embargo, dijo “sí” sin
vacilar. Y gracias a su sí, la salvación entró en el mundo, cambiando
así la historia de la humanidad. Queridos jóvenes, por vuestra parte, no
tengáis miedo de decir sí a las llamadas del Señor, cuando Él os invite
a seguirlo. Responded generosamente al Señor. Sólo Él puede colmar los
anhelos más profundos de vuestro corazón. Sois muchos los que venís a
Lourdes para servir esmerada y generosamente a los enfermos o a otros
peregrinos, imitando así a Cristo servidor. El servicio a los hermanos y
a las hermanas ensancha el corazón y lo hace disponible. En el silencio
de la oración, que María sea vuestra confidente, Ella que supo hablar a
Bernadette con respeto y confianza. Que María ayude a los llamados al
matrimonio a descubrir la belleza de un amor auténtico y profundo,
vivido como don recíproco y fiel. A aquellos, entre vosotros, que Él
llama a seguirlo en la vocación sacerdotal o religiosa, quisiera
decirles la felicidad que existe en entregar la propia vida al servicio
de Dios y de los hombres. Que las familias y las comunidades cristianas
sean lugares donde puedan nacer y crecer sólidas vocaciones al servicio
de la Iglesia y del mundo.
EL MENSAJE DE MARÍA ES UN MENSAJE DE ESPERANZA
El mensaje de María es un mensaje de esperanza para todos los hombres y
para todas las mujeres de nuestro tiempo, sean del país que sean. Me
gusta invocar a María como “Estrella de la esperanza” (Spe salvi, n.
50). En el camino de nuestras vidas, a menudo oscuro, Ella es una luz de
esperanza, que nos ilumina y nos orienta en nuestro caminar. Por su sí,
por el don generoso de sí misma, Ella abrió a Dios las puertas de
nuestro mundo y nuestra historia. Nos invita a vivir como Ella en una
esperanza inquebrantable, rechazando escuchar a los que pretenden que
nos encerremos en el fatalismo. Nos acompaña con su presencia maternal
en medio de las vicisitudes personales, familiares y nacionales.
Dichosos los hombres y las mujeres que ponen su confianza en Aquel que,
en el momento de ofrecer su vida por nuestra salvación, nos dio a su
Madre para que fuera nuestra Madre. Queridos hermanos y hermanas, en
Francia, la Madre del Señor es venerada en innumerables santuarios, que
manifiestan así la fe transmitida de generación en generación. Celebrada
en su Asunción, Ella es la amada patrona de vuestro país. Que Ella sea
siempre venerada con fervor en cada una de vuestras familias, de
vuestras comunidades religiosas y parroquiales. Que María vele sobre
todos los habitantes de vuestro hermoso País y sobre todos los numerosos
peregrinos que han venido de otros países a celebrar este jubileo. Que
Ella sea para todos la Madre que acompaña a sus hijos tanto en sus gozos
como en sus pruebas. Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra,
enséñanos a creer, a esperar y a amar contigo. Muéstranos el camino
hacia el Reino de tu Hijo Jesús. Estrella del mar, brilla sobre nosotros
y guíanos en nuestro camino (cf. Spe salvi, n. 50). Amén.
ÁNGELUS
Lourdes, 14 de septiembre de 2008
RENOVAR NUESTRA DISPONIBILIDAD EN LA CONTEMPLACIÓN DEL SI DE MARÍA
Cada día, la oración del Ángelus nos
ofrece la posibilidad de meditar unos instantes, en medio de nuestras
actividades, en el misterio de la encarnación del Hijo de Dios. A
mediodía, cuando las primeras horas del día comienzan a hacer sentir el
peso de la fatiga, nuestra disponibilidad y generosidad se renuevan
gracias a la contemplación del “sí” de María. Ese “sí” limpio y sin
reservas se enraiza en el misterio de la libertad del María, libertad
plena y total ante Dios, sin ninguna complicidad con el pecado, gracias
al privilegio de su Inmaculada Concepción.
LA PUREZA DE MARÍA LA HACE INFINITAMENTE CERCANA A NUESTROS CORAZONES
Este privilegio concedido a María, que
la distingue de nuestra condición común, no la aleja, más bien al
contrario la acerca a nosotros. Mientras que el pecado divide, nos
separa unos de otros, la pureza de María la hace infinitamente cercana a
nuestros corazones, atenta a cada uno de nosotros y deseosa de nuestro
verdadero bien. Estáis viendo, aquí, en Lourdes, como en todos los
santuarios marianos, que multitudes inmensas llegan a los pies de María
para confiarle lo que cada uno tiene de más íntimo, lo que lleva
especialmente en su corazón. Lo que, por miramiento o por pudor, muchos
no se atreven a veces a confiar ni siquiera a los que tienen más cerca,
lo confían a Aquella que es toda pura, a su Corazón Inmaculado: con
sencillez, sin fingimiento, con verdad. Ante María, precisamente por su
pureza, el hombre no vacila a mostrarse en su fragilidad, a plantear sus
preguntas y sus dudas, a formular sus esperanzas y sus deseos más
secretos. El amor maternal de la Virgen María desarma cualquier orgullo;
hace al hombre capaz de verse tal como es y le inspira el deseo de
convertirse para dar gloria a Dios. María nos muestra de este modo la
manera adecuada de acercarnos al Señor. Ella nos enseña a acercarnos a
Él con sinceridad y sencillez. Gracias a Ella, descubrimos que la fe
cristiana no es un fardo, sino que es como una ala que nos permite volar
más alto para refugiarnos en los brazos de Dios.
EN MARÍA, LA IGLESIA PUEDE YA CONTEMPLAR LO QUE ELLA ESTÁ LLAMADA A SER.
La vida y la fe del pueblo creyente
manifiestan que la gracia de la Inmaculada Concepción hecha a María no
es sólo una gracia personal, sino para todos, una gracia hecha al entero
pueblo de Dios. En María, la Iglesia puede ya contemplar lo que ella
está llamada a ser. En Ella, cada creyente puede contemplar desde ahora
la realización cumplida de su vocación personal. Que cada uno de
nosotros permanezca siempre en acción de gracias por lo que el Señor ha
querido revelar de su designio salvador a través del misterio de María.
Misterio en el que estamos todos implicados de la más impresionante de
las maneras, ya que desde lo alto de la Cruz, que celebramos y exaltamos
hoy, Jesús mismo nos ha revelado que su Madre es Madre nuestra. Como
hijos e hijas de María, aprovechemos todas las gracias que le han sido
concedidas, y la dignidad incomparable que le procura su Concepción
Inmaculada redunda sobre nosotros, sus hijos.
TÚ ERES LA VERDADERA FUENTE DE ESPERANZA
Aquí, muy cerca de la gruta, y en
comunión especial con todos los peregrinos presentes en los santuarios
marianos y con todos los enfermos de cuerpo o alma que buscan consuelo,
bendecimos al Señor por la presencia de María en medio de su pueblo y a
Ella dirigimos con fe nuestra oración: “Santa María, tú que te
apareciste aquí, hace ciento cincuenta años, a la joven Bernadette, ‘tú
eres la verdadera fuente de esperanza’ (Dante, Par., XXXIII,12). Como
peregrinos confiados, llegados de todos los lugares, venimos una vez más
a sacar de tu Inmaculado Corazón fe y consuelo, gozo y amor, seguridad y
paz. ‘Monstra Te esse Matrem’. Muéstrate como una Madre para todos, oh
María. Danos a Cristo, esperanza del mundo. Amén”.
CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA PARA LOS ENFERMOS- HOMILÍA DE S.S. BENEDICTO XVI Explanada en frente a la Basílica de Notre-Dame du Rosaire, Lourdes
15 de Septiembre, 2008
CONTEMPLAMOS A MARÍA QUE COMPARTE LA COMPASIÓN DE SU HIJO POR LOS PECADORES
Ayer celebramos la Cruz de Cristo, instrumento de
nuestra salvación, que nos revela en toda su plenitud la misericordia de
nuestro Dios. En efecto, la Cruz es donde se manifiesta de manera
perfecta la compasión de Dios con nuestro mundo. Hoy, al celebrar la
memoria de Nuestra Señora de los Dolores, contemplamos a María que
comparte la compasión de su Hijo por los pecadores. Como afirma san
Bernardo, la Madre de Cristo entró en la Pasión de su Hijo por su
compasión (cf. Sermón en el domingo de la infraoctava de la Asunción).
Al pie de la Cruz se cumple la profecía de Simeón de que su corazón de
madre sería traspasado (cf. Lc 2,35) por el suplicio infligido al
Inocente, nacido de su carne. Igual que Jesús lloró (cf. Jn 11,35),
también María ciertamente lloró ante el cuerpo lacerado de su Hijo. Sin
embargo, su discreción nos impide medir el abismo de su dolor; la
hondura de esta aflicción queda solamente sugerida por el símbolo
tradicional de las siete espadas. Se puede decir, como de su Hijo Jesús,
que este sufrimiento la ha guiado también a Ella a la perfección (cf.
Hb 2,10), para hacerla capaz de asumir la nueva misión espiritual que su
Hijo le encomienda poco antes de expirar (cf. Jn 19,30): convertirse en
la Madre de Cristo en sus miembros. En esta hora, a través de la figura
del discípulo a quien amaba, Jesús presenta a cada uno de sus
discípulos a su Madre, diciéndole: “Ahí tienes a tu hijo” (Jn 19,26-27).
LAS LÁGRIMAS DE MARÍA TRANSFORMADAS EN UNA SONRISA
María está hoy en el gozo y la gloria de la
Resurrección. Las lágrimas que derramó al pie de la Cruz se han
transformado en una sonrisa que ya nada podrá extinguir, permaneciendo
intacta, sin embargo, su compasión maternal por nosotros. Lo atestigua
la intervención benéfica de la Virgen María en el curso de la historia y
no cesa de suscitar una inquebrantable confianza en Ella; la oración
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María! expresa bien este sentimiento.
María ama a cada uno de sus hijos, prestando una atención particular a
quienes, como su Hijo en la hora de su Pasión, están sumidos en el
dolor; los ama simplemente porque son sus hijos, según la voluntad de
Cristo en la Cruz. El salmista, vislumbrando de lejos este vínculo
maternal que une a la Madre de Cristo con el pueblo creyente, profetiza a
propósito de la Virgen María que “los más ricos del pueblo buscan tu
sonrisa” (Sal 44,13). De este modo, movidos por la Palabra inspirada de
la Escritura, los cristianos han buscado siempre la sonrisa de Nuestra
Señora, esa sonrisa que los artistas en la Edad Media han sabido
representar y resaltar tan prodigiosamente. Este sonreír de María es
para todos; pero se dirige muy especialmente a quienes sufren, para que
encuentren en Ella consuelo y sosiego. Buscar la sonrisa de María no es
sentimentalismo devoto o desfasado, sino más bien la expresión justa de
la relación viva y profundamente humana que nos une con la que Cristo
nos ha dado como Madre.
NUESTRA SEÑORA ENSEÑA A BERNARDITA A CONTEMPLAR SU SONRISA
Desear contemplar la sonrisa de la Virgen no es
dejarse llevar por una imaginación descontrolada. La Escritura misma nos
la desvela en los labios de María cuando entona el Magníficat:
“Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios,
mi Salvador” (Lc 1,46-47). Cuando la Virgen María da gracias a Dios nos
convierte en testigos. María, anticipadamente, comparte con nosotros,
sus futuros hijos, la alegría que vive su corazón, para que se convierta
también en la nuestra. Cada vez que se recita el Magníficat nos hace
testigos de su sonrisa. Aquí, en Lourdes, durante la aparición del
miércoles, 3 de marzo de 1858, Bernadette contempla de un modo
totalmente particular esa sonrisa de María. Ésa fue la primera respuesta
que la Hermosa Señora dio a la joven vidente que quería saber su
identidad. Antes de presentarse a ella algunos días más tarde como “la
Inmaculada Concepción”, María le dio a conocer primero su sonrisa, como
si fuera la puerta de entrada más adecuada para la revelación de su
misterio.
SU SONRISA, REFLEJO VERDADERO DE LA TERNURA DE DIOS, ES FUENTE DE ESPERANZA INQUEBRANTABLE.
En la sonrisa que nos dirige la más destacada de
todas las criaturas, se refleja nuestra dignidad de hijos de Dios, la
dignidad que nunca abandona a quienes están enfermos. Esta sonrisa,
reflejo verdadero de la ternura de Dios, es fuente de esperanza
inquebrantable. Sabemos que, por desgracia, el sufrimiento padecido
rompe los equilibrios mejor asentados de una vida, socava los cimientos
fuertes de la confianza, llegando incluso a veces a desesperar del
sentido y el valor de la vida. Es un combate que el hombre no puede
afrontar por sí solo, sin la ayuda de la gracia divina. Cuando la
palabra no sabe ya encontrar vocablos adecuados, es necesaria una
presencia amorosa; buscamos entonces no sólo la cercanía de los
parientes o de aquellos a quienes nos unen lazos de amistad, sino
también la proximidad de los más íntimos por el vínculo de la fe. Y
¿quién más íntimo que Cristo y su Santísima Madre, la Inmaculada? Ellos
son, más que nadie, capaces de entendernos y apreciar la dureza de la
lucha contra el mal y el sufrimiento. La Carta a los Hebreos dice de
Cristo, que Él no sólo “no es incapaz de compadecerse de nuestras
debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros”
(cf. Hb 4,15). Quisiera decir humildemente a los que sufren y a los que
luchan, y están tentados de dar la espalda a la vida: ¡Volveos a María!
En la sonrisa de la Virgen está misteriosamente escondida la fuerza
para continuar la lucha contra la enfermedad y a favor de la vida.
También junto a Ella se encuentra la gracia de aceptar sin miedo ni
amargura el dejar este mundo, a la hora que Dios quiera. Qué acertada
fue la intuición de esa hermosa figura espiritual francesa, Dom
Jean-Baptiste Chautard, quien en El alma de todo apostolado, proponía al
cristiano fervoroso encontrarse frecuentemente con la Virgen María “con
la mirada”. Sí, buscar la sonrisa de la Virgen María no es un
infantilismo piadoso, es la aspiración, dice el salmo 44, de los que son
“los más ricos del pueblo” (44,13). “Los más ricos” se entiende en el
orden de la fe, los que tienen mayor madurez espiritual y saben
reconocer precisamente su debilidad y su pobreza ante Dios. En una
manifestación tan simple de ternura como la sonrisa, nos damos cuenta de
que nuestra única riqueza es el amor que Dios nos regala y que pasa por
el corazón de la que ha llegado a ser nuestra Madre. Buscar esa sonrisa
es ante todo acoger la gratuidad del amor; es también saber provocar
esa sonrisa con nuestros esfuerzos por vivir según la Palabra de su Hijo
amado, del mismo modo que un niño trata de hacer brotar la sonrisa de
su madre haciendo lo que le gusta. Y sabemos lo que agrada a María por
las palabras que dirigió a los sirvientes de Caná: “Haced lo que Él os
diga” (Jn 2,5).
DEL CORAZÓN DE MARÍA BROTA UN AMOR GRATUITO
La sonrisa de María es una fuente de agua viva. “El
que cree en mí -dice Jesús- de sus entrañas manarán torrentes de agua
viva” (Jn 7,38). María es la que ha creído, y, de su seno, han brotado
ríos de agua viva para irrigar la historia de la humanidad. La fuente
que María indicó a Bernadette aquí, en Lourdes, es un humilde signo de
esta realidad espiritual. De su corazón de creyente y de Madre brota un
agua viva que purifica y cura. Al sumergirse en las piscinas de Lourdes
cuántos no han descubierto y experimentado la dulce maternidad de la
Virgen María, juntándose a Ella para unirse más al Señor. En la
secuencia litúrgica de esta memoria de Nuestra Señora la Virgen de los
Dolores, se honra a María con el título de Fons amoris, “Fuente de
amor”. En efecto, del corazón de María brota un amor gratuito que
suscita como respuesta un amor filial, llamado a acrisolarse
constantemente. Como toda madre, y más que toda madre, María es la
educadora del amor. Por eso tantos enfermos vienen aquí, a Lourdes, a
beber en la “Fuente de amor” y para dejarse guiar hacia la única fuente
de salvación, su Hijo, Jesús, el Salvador.
NUESTRA SEÑORA LE ENSEÑA A BERNARDITA COMO SUFRIR
Cristo dispensa su salvación mediante los sacramentos
y de manera muy especial, a los que sufren enfermedades o tienen una
discapacidad, a través de la gracia de la Unción de los Enfermos. Para
cada uno, el sufrimiento es siempre un extraño. Su presencia nunca se
puede domesticar. Por eso es difícil de soportar y, más difícil aún
-como lo han hecho algunos grandes testigos de la santidad de Cristo-
acogerlo como ingrediente de nuestra vocación o, como lo ha formulado
Bernadette, aceptar “sufrir todo en silencio para agradar a Jesús”. Para
poder decir esto hay que haber recorrido un largo camino en unión con
Jesús. Desde ese momento, en compensación, es posible confiar en la
misericordia de Dios tal como se manifiesta por la gracia del Sacramento
de los Enfermos. Bernadette misma, durante una vida a menudo marcada
por la enfermedad, recibió este sacramento en cuatro ocasiones. La
gracia propia del mismo consiste en acoger en sí a Cristo médico. Sin
embargo, Cristo no es médico al estilo de mundo. Para curarnos, Él no
permanece fuera del sufrimiento padecido; lo alivia viniendo a habitar
en quien está afectado por la enfermedad, para llevarla consigo y
vivirla junto con el enfermo. La presencia de Cristo consigue romper el
aislamiento que causa el dolor. El hombre ya no está solo con su
desdicha, sino conformado a Cristo que se ofrece al Padre, como miembro
sufriente de Cristo y participando, en Él, al nacimiento de la nueva
creación. Sin la ayuda del Señor, el yugo de la enfermedad y el
sufrimiento es cruelmente pesado. Al recibir la Unción de los Enfermos,
no queremos otro yugo que el de Cristo, fortalecidos con la promesa que
nos hizo de que su yugo será suave y su carga ligera (cf. Mt 11,30).
Invito a los que recibirán la Unción de los Enfermos durante esta Misa a
entrar en una esperanza como ésta.
MARÍA ES LA FIGURA EN LA QUE SE RESUME TODO EL MISTERIO DE LA IGLESIA
El Concilio Vaticano II presentó a María como la
figura en la que se resume todo el misterio de la Iglesia (cf. Lumen
gentium, 63-65). Su trayectoria personal representa el camino de la
Iglesia, invitada a estar completamente atenta a las personas que
sufren. Dirijo un afectuoso saludo a los miembros del Cuerpo médico y de
enfermería, así como a todos los que, de diverso modo, en los
hospitales u otras instituciones, contribuyen al cuidado de los enfermos
con competencia y generosidad. Quisiera también decir a todos los
encargados de la acogida, a los camilleros y acompañantes que, de todas
las diócesis de Francia y de más lejos aún, acompañan durante todo el
año a los enfermos que vienen en peregrinación a Lourdes, que su
servicio es precioso. Son el brazo de la Iglesia servidora. Deseo, en
fin, animar a los que, en nombre de su fe, acogen y visitan a los
enfermos, sobre todo en los hospitales, en las parroquias o, como aquí,
en los santuarios. Que, como portadores de la misericordia de Dios (cf.
Mt 25, 39-40), sientan en esta misión tan delicada e importante el apoyo
efectivo y fraterno de sus comunidades. En este sentido, saludo de modo
particular, y doy las gracias también, a mis hermanos en el Episcopado,
los Obispos franceses, los Obispos de otros lugares y los sacerdotes,
los cuales acompañan a los enfermos y a los hombres tocados por el
sufrimiento en el mundo. Gracias por vuestro servicio al Señor que esta
sufriendo.
NUESTRA SEÑORA NOS ENSEÑA A SERVIR EN CARIDAD
El servicio de caridad que hacéis es un servicio
mariano. María os confía su sonrisa para que os convirtáis vosotros
mismos, fieles a su Hijo, en fuente de agua viva. Lo que hacéis, lo
hacéis en nombre de la Iglesia, de la que María es la imagen más pura.
¡Que llevéis a todos su sonrisa! Al concluir, quiero sumarme a las
oraciones de los peregrinos y de los enfermos y retomar con vosotros un
fragmento de la oración a María propuesta para la celebración de este
Jubileo:
“Porque eres la sonrisa de Dios, el reflejo de la
luz de Cristo, la morada del Espíritu Santo, porque escogiste a
Bernadette en su miseria, porque eres la estrella de la mañana, la
puerta del cielo y la primera criatura resucitada. Nuestra Señora de
Lourdes, junto con nuestros hermanos y hermanas cuyo cuerpo y corazón
están doloridos, te decimos: ruega por nosotros”. ¡Nuestra Señora es la
sonrisa de Dios!