jueves, 15 de diciembre de 2016

Sobre el pecado del adulterio.

Para hablar de este gravísimo pecado (que hoy por hoy ya no se ve tan grave) voy a tocar varios puntos, desde lo que dice el mismo Cristo en los Evangelios, a los Santos y el demonio que maneja este pecado, para que no quede duda que quien comete este pecado ya sea engañando a su cónyuge o divorciado "casándose" por lo civil con otra persona (matrimonio que ante Dios es inválido en cualquier circunstancia), esta en grave peligro de condenación, y mientras persista en este pecado, NO PUEDE ACERCARSE A LOS SACRAMENTOS PUES ESTARÍA COMIENDO SU PROPIA CONDENACION.

Adulterio: infidelidad de corazón
Una aventura amorosa extramatrimonial puede hundir la felicidad de la familia

Por: P. Jorge Loring | Fuente: Catholic.net



El pecado de adulterio: Se comete cuando un hombre y una mujer, de los cuales, al menos uno está casado, establecen una relación sexual, aunque sea ocasional

El adulterio es ya una falta grave desde el momento mismo en que se desee deliberadamente. Ya hay adulterio cuando hay infidelidad de corazón: cuando se pone a alguien por encima del propio consorte. Tal es el sentido de las palabras de Nuestro Señor:
Quien mira a una mujer con deseos deshonestos, ya ha cometido adulterio en su corazón

Como pecado externo es uno de esos crímenes enormes que ya entre los judíos y los paganos era castigado con la pena de muerte.

Las personas casadas deben ser de una prudencia extrema en este punto, y cerrar cuidadosamente la puerta de su corazón al menor síntoma de un afecto desordenado naciente hacia tercera persona. Los antiguos amores de la juventud, los actuales amigos de la familia, los subordinados, los superiores, los compañeros de trabajo, pueden constituir un verdadero peligro para la virtud de los esposos.

Hay que evitar los celos infundados , pero también el ser bobalicones poniendo en peligro la fidelidad del otro cónyuge.
Una aventura amorosa extramatrimonial puede hundir la felicidad de la familia, que no podrá recuperar el cariño de antes. Y esto no tiene precio.

No se llega ordinariamente al adulterio de golpe, sino después de una serie de ligerezas, de imprudencias y de concesiones. Al principio se resiste, y se ve con horror avecinarse la tragedia.
Pero si se empieza a hacer concesiones pequeñas está todo perdido.
Cada vez se cederá más.
Siempre menos de lo que la tentación pide, pero las concesiones irán en aumento. La tragedia será casi irremediable. Por eso deben tomarse toda clase de precauciones antes de que sea demasiado tarde. Los esposos deben ayudarse en este punto evitando las ocasiones. Pero también deben evitar el no menos grave peligro de celos infundados que son la ruina de la paz conyugal.
Los pasos del adulterio pueden ser éstos:

Un marido absorbido por su trabajo.
** Su mujer se siente sola.** Ella se encuentra casualmente con un hombre que resulta amable y atento.** Se deja llevar con la imaginación lo que sería un matrimonio con este segundo hombre.** Una circunstancia ocasional y un beso furtivo con este segundo hombre. Necesidad de repetir este momento.** Después, el adulterio, una familia deshecha, y, puede ser, que la condenación eterna.

Es un proceso lento pero seguro, si no se corta al principio radicalmente.

El
sentimentalismo suele ser una de las causas por las que una persona buena puede llegar también al adulterio:** Se encuentra con otra que atraviesa una situación difícil.** Su buen corazón le inclina a ayudarla, no viendo ningún peligro en ello.** Nace el afecto entre los dos.** Ella se siente agradecida y comprometida a complacerle en todo, etc.

En ambientes pervertidos, algunos matrimonios practican el intercambio de parejas, como un juego inofensivo: pero con esto han preparado una bomba de relojería que, antes o después, hará saltar, hecho añicos, su matrimonio.

La amante del hombre puede ser una profesional que va buscando hombres casados para vaciarles la cartera. Es una mujer de cuatro letras, que en lugar de trabajar en la calle lo hace en lugares lujosos: es una profesional del vicio. Otras veces puede ser una mujer ingenua que insensiblemente se enreda en un amor prohibido. Aunque ingenua no deja de ser culpable pues sabe que aquel corazón ya tiene dueño.

1. La magnitud del pecado del Adulterio.
Muchas veces podrías confundir la gravedad de este pecado según el tamaño del escándalo si te descubren o no. Y creer que con sólo que nadie se dé cuenta no estás hiriendo a nadie más que a ti mismo. En realidad, este pecado tiene que ver con algo mucho más profundo, que es el romper tu alianza con Dios y por supuesto con tu esposa.
Dios te ha limpiado (Ezequiel 16, 5-14), te ha curado, te ha prestado su Nombre Santo. En pocas palabras, te ha dado DIGNIDAD. Una dignidad que no es tuya sino que proviene de Él, y te la ha dado para que puedas hacerte uno con Él en la Santa Eucaristía y que puedas ser depositario del Espíritu Santo. Al romper tu alianza con Él (Ezequiel 16,15-22) y unirte a otra persona en total pecado destruyes todo lo bueno que Dios te ha dado, a ti mismo, destruyes en tu esposa lo mas intimo y sensible de su ser, expones a tus hijos a terribles consecuencias por tu pecado. Dios te ha ido pausadamente convirtiendo el corazón de piedra por un corazón de carne (Ezequiel 11,19-20), capaz de amar, de tener consciencia de tus propios actos, si te mantienes en contacto con el pecado ese proceso se revierte y te vuelves incapaz de sentir, de que te importe alguien mas que tu mismo y en ese momento es cuando te conviertes en un ser completamente egoísta y como que te hubiesen apagado el cerebro.
Por lo tanto, rompe con eso YA, de una vez. Al engangrenado no le dan tiempo de espera, le cortan el miembro podrido antes de que muera. Recuerda esto: el adulterio no solo te mata a ti, sino que te llevas mucha gente contigo.
2. En una relación adultera (o de pecado) no hay amor.
Dios es EL AMOR (1 Juan 4, 8), por eso el amor solo puede estar realmente en relaciones bendecidas por Él, cuya pureza permita que Su Espíritu resida en ambos (por eso es tan importante tener el sacramento del matrimonio). Es por eso que los novios que caen en fornicación terminan mal, porque el amor se va de allí y deja su espacio para el pecado. Sabiendo eso, no vengas con el cuento de que “amas” a la otra, llámale enamoramiento enfermizo, sexo, vicio lo que quieras pero Amor no hay allí.
No salgas con falsas lastimas para no cortar por lo sano: “pobrecita ella (la otra) la voy a hacer sufrir”. ¡Pobrecito tú! que te estas condenando y condenándola, pobrecita tu familia que sin merecerlo va a tener que pasar por un infierno hasta que tú salgas de ese estado. Esa relación esta destinada al anatema, a que no quede piedra sobre piedra. No te tengas ni le tengas lastima o no saldrás de allí. Recuerda: no intentes mezclar el pecado con lo sagrado.
3. Ningún pecado tiene justificación.
Si realmente quieres salir de allí no intentes buscar “empate técnico”. Es decir no quieras justificarte con el estado de como estaba tu matrimonio, o que tu cónyuge hizo lo mismo, o que tu esposa es muy____, ponle el adjetivo que quieras poner en ese espacio (“enojada”, “gritona”, “poco cariñosa”, lo que quieras). No importa qué. Eso no justifica que tú hayas caído en semejante hoyo. No quieras embadurnar a tu esposa o a tu familia con tu pecado. Tú y nadie más que tú DECIDISTE en un momento caer en eso.
Tampoco le eches la culpa a la “mala mujer” que te engaño, porque esas historias del esposo inmaculado al que la mujer mala engaña solo suceden en las novelas. Y tú y yo sabemos que es así. Detrás del pecado siempre hay toneladas de malicia, el pecado no es espontáneo, siempre es planeado, para caer pasas por todo un proceso de caída en el que podías haber dicho basta (si estas en ese proceso, te conviene leer el primer post) y regresar a Dios y a la dignidad que Él te dio. Recuerda: la completa responsabilidad de lo que ha pasado es tuya.
4. Del adulterio nadie sale solo.
El primer paso es hablarlo en confesión. Y nada de buscar un padrecito perdido en no sé qué pueblo a no sé cuántos kilómetros de tu casa (eso es malicia). Busca uno que te conozca, que conozca tu esposa y, a ser posible, que conozca tu historia, para que te hable con propiedad.
¿Quieres salir verdad? Pues tienes que hacer el siguiente paso después de confesarte: la temida confesión conyugal. Te lo puedo escribir en piedra: si no hablas con tu esposa no sales aunque te vayas a confesar a diario por lo mismo. De entrada te lo digo, no le vas a decir a tu esposa que se ha ganado la lotería, así que no te hagas el fresco, sin cuestionamientos, sin querer buscar el empate, ni nada. Lo que te diga es poco para lo que te mereces, sobre todo no lo hagas con tus hijos cerca, ella tiene todo el derecho del mundo de decirte todo lo quiera, le has herido donde duele y a lo único que puedes apelar es a que te tenga misericordia. Así como es la enfermedad es la medicina, dicen.
Rompe de tajo con la relación adultera y ¡no intentes por ningún motivo querer llevar a la par de tu reconciliación la relación adultera! ¡Entrega el timón hermano! ¡Entrégalo! Mírate a ti mismo como a un drogadicto: te has enviciado en el pecado, necesitas que te cuiden de ti mismo mientras aprendes a cuidarte un poco tú solo. Recuerda: del adulterio no puedes salir de pie. ¡Se sale de rodillas y de la mano de tu esposa! Si no te pones de rodillas, no pasas por la pequeña puerta de salida y, si tu esposa no te lleva, no encuentras la salida.
5. Dios quiere que te salves.
(Ezequiel 18,23). El amor de Dios es más grande que tu pecado, agárrate de Él. Pase lo que pase no sueltes la Iglesia. Tú, sin la Palabra de Dios, eres hombre muerto. Hermano, si tienes recta intención de salir, prepárate para ver qué poderoso es el brazo del Señor y que Él puede devolver la dignidad a tu vida

¿Qué dice la Biblia sobre el adulterio? 5 Lecciones Importantes

El adulterio no es sólo un pecado en contra de su pareja, es también un ataque contra la santidad del matrimonio, y una línea de conducta que puede causar estragos en las vidas de muchas personas. El adulterio es un pecado contra Dios y contra uno de los cónyuges
Diccionario en línea Webster define “adulterio” como: 1″la relación sexual voluntaria entre un hombre casado y alguien que no sea su esposa o entre una mujer casada y alguien que no sea su esposo” .2 También se conoce como la infidelidad . El adulterio no es sólo un pecado en contra de su compañero, pero un ataque contra la santidad del matrimonio, y una línea de conducta que puede causar estragos en las vidas de muchas personas. El adulterio es también un pecado contra Dios. También es adulterio unirse con otra persona después de un divorcio civil, ya que el matrimonio es indisoluble ante los ojos de Dios.

Los fracasos matrimoniales, y muchas otras cosas destructoras,  existen por causa del pecado. Existen porque los seres humanos han decidido que su camino es mejor que el camino de Dios. Ellos han decidido que el cumplimiento de sus deseos es más importante que obedecer y glorificar al Creador / Sustentador del universo. Sin embargo, el cristiano tiene que aprender lo que la Biblia dice sobre el adulterio con el fin de verlo de la forma en que Dios lo ve. Sólo cuando cambiamos nuestros puntos de vista en línea con la opinión de Dios, podemos vivir, una vida bienaventurada y plena en todos los sentidos.

En el Antiguo Testamento, Dios declaró que el adulterio sea un pecado castigado con la  Muerte

Cuando Dios apartó una nación para ser su pueblo especial, les dio una serie de pautas básicas para la vida. Ellos fueron la base para todas las otras leyes que les daría. Estas leyes eran un registro escrito de la manera en que Dios espera que su pueblo se comportara. El séptimo mandamiento que Dios dio a su pueblo fue: “No cometerás adulterio” (Éxodo 20:14). Dios sabía que el corazón de la humanidad, naturalmente, era la de cumplir con todos sus deseos carnales. Dios dio las leyes para hacer sus santas normas claras.
Dios considera el adulterio como un pecado tan terrible que se castigaba con la muerte. “Si un hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, tanto el adúltero y la adúltera será condenado a muerte” (Levítico 20:10; cf. Deuteronomio 22:22). Si alguna vez pensamos que Dios toma el adulterio o cualquier otro pecado, a la ligera, debemos recordar que las sanciones y castigos Él les asignaba.

El adulterio no es sólo una acto externo

“Ustedes han oído que se dijo: ‘No cometerás adulterio’. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón ” ( Mateo 5:27-28). Esto nos dice que el adulterio puede tener lugar dentro del corazón [mente] y es tan pecaminoso como un acto externo. El pecado de la mente no puede afectar a tantas otras personas, familias y amigos como el acto físico exterior, pero sigue siendo una afrenta un pecado a la santidad de Dios. Esto se aplica también a la pornografía en nuestra cultura. A menudo se decía ser un “delito sin víctimas”, la pornografía hace daño al corazón de la persona involucrada en el mismo, y, a menudo a los que le rodean / ella, es devastadora. La pornografía y el adulterio a menudo van de la mano.

También en Mateo 5:31:         También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. Deuteronomio 24, 1 Mateo 19, 7 Marcos 10, 4
5:32 Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.

Lucas 16:18 El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio, y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.

Marcos 10:2 Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?"
10:3 El les respondió: "¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?"
10:4 Ellos dijeron:
"Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella". Deuteronomio 24, 1 Mateo 5, 31 Mateo 19, 7
10:5 Entonces Jesús les respondió: "Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes.
10:6
Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Génesis 1, 27 Génesis 2, 24 Génesis 5, 2 Mateo 19, 4-5 1 Corintios 6, 16 Efesios 5, 31
10:7
Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer,
10:8 y los dos no serán sino una sola carne.
De manera que ya no son dos, sino una sola carne.
10:9 Que el hombre no separe lo que Dios ha unido".
10:10 Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto.
10:11 Él les dijo: "El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella;
10:12 y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio".

Por lo tanto, el que se casa estando CASADO anteriormente teniendo un divorcio civil, comete adulterio y NO PUEDE ACERCARSE AL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACION NI LA COMUNION HASTA DEJAR ESE PECADO YA SEA VIVIENDO EN CONTINENCIA COMO HERMANOS O SEPARANDOSE DEFINITIVAMENTE DEL AMANTE.


El adulterio se mantendrá fuera del reino de Dios

En Primera de Corintios 6:9-10, el apóstol Pablo enumera algunos pecados que, de continuar en sin confesión y arrepentimiento, impidan el creyente entre en el reino de Dios, “¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios ? No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni hombres que practican la homosexualidad, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios ” . En esta lista esta el pecado de adulterio. Esto pone de relieve aún más la gravedad de este pecado como Dios lo ve. Dios sabía que el adulterio tiene efectos devastadores  sobre los individuos y las familias y quería protegernos de esa angustia.

David y Betsabé: Un Caso de Estudio Bíblico de adulterio

Segundo Samuel 11-12 cuenta la historia de cómo el gran rey David , de quien Dios llama, “un hombre conforme a mi corazón” (Hechos 13:22; I Samuel 13:14), cometió adulterio. Hay 5 lecciones importantes que se deben aprender de esta historia.

1. Nadie es inmune a la tentación.

Cuando el rey David era un niño, él mató a un gigante. Entonces Dios lo eligió para ser el segundo rey de Israel. La Biblia también dice que David era un guerrero valiente (I Samuel 18:7-8). Sin embargo, todavía cayó presa de la tentación de la lujuria carnal. Nunca debemos pensar que hemos llegado a una situación en la vida, o una condición espiritual, donde ya no podemos ser tentados a pecar. Siempre debemos estar en una estrecha relación con Dios, para que Él nos fortalezca para resistir la tentación. Nunca somos lo suficientemente fuertes por nuestra cuenta. No importa lo que somos.

2. Permanezca en la voluntad de Dios

“En la primavera de ese año, el tiempo que salen los reyes a la guerra, David envió a Joab, y sus siervos con él, y todo Israel. Y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá. Pero David se quedó en Jerusalén ” (I Samuel 11:01).
Segundo Samuel versículo 1 dice que era “el momento en que los reyes salen a la batalla”. Sin embargo, cuando David? Se había quedado atrás. Él no estaba donde se suponía que debía estar. En vez de estar con sus hombres en la batalla, como era costumbre y apropiado, David se entregaba en alguna actividad inadecuada de tiempo libre. Muchas veces, somos los más vulnerables a la tentación cuando nos hemos apartado de la voluntad de Dios.

3. No dejes que el pecado habite en tu mente

Como David fue caminando sin hacer nada en su tejado, vio a una mujer llamada Betsabé bañandose. En vez de girar de inmediato, huyendo de la inmoralidad sexual (I Corintios 6:18), y buscar el rostro de Dios, él se quedó y dejó que el pecado se apodere de su corazón. Una vez que el pecado entro en su corazón, él actuó en consecuencia, pecó con Betsabé, y ella quedó embarazada (II Samuel 11:2-5). Si permitimos que el pecado permanecen en nuestros pensamientos es inevitable echar raíces.

4. No trate de encubrir el pecado, lo mejor es arrepentirse y buscar el perdón de Dios a través del Sacramento de la Reconciliación.

David trató de ocultar su conducta pecaminosa llevando marido de vuelta de Betsabé en el campo de batalla. David espera que Betsabé y su esposo dormíeran juntos y todo el mundo iba a creer que era la unión matrimonial que dio como resultado el embarazo de Betsabé. Sin embargo, el esposo de Betsabé se niegan a dormir junto a su esposa, mientras que los otros hombres permanecieron en el campo de batalla sin él. Parece que el marido de Betsabé tenía más moral que  la que tenía el rey David.
Aunque David podría haber confesado y se arrepentido en ese momento, decidió probar con otro encubrimiento. Había enviado al esposo de Betsabé  de vuelta a la batalla, y lo había situado en primera línea, y luego lo abandono para enfrentar la muerte a manos del enemigo. El Rey David había asesinado al marido de Betsabé con la esperanza de cubrir su propia conducta pecaminosa. Una lección importante que aprender de esto es que un pecado lleva a otro, muchas veces es peor, si el pecado del pecador no se confiesa a Dios a través del Sacerdote y se arrepiente de la conducta pecaminosa ( Romanos 6:19 ).

5. Dios perdona el adulterio a través del Sacramento de la Reconciliación y la Penitencia.

Segundo Samuel 12:1-15 nos dice que Nathan, querido amigo de David, confrontó a David con su pecado. El corazón del poderoso Rey David se rompió cuando se dio cuenta de que había pecado contra Dios y  afligido su corazón. David se arrepintió, pidió perdón de Dios, y fue perdonado.
Hoy, Dios ofrece el mismo perdón. Cuando uno llega a la fe en Jesucristo, confesando y arrepintiéndose de su pecado, Dios es fiel para eliminar la culpa, la vergüenza y la pena de futuro que el pecado lleva consigo. Al comprometer la propia vida a Cristo, una persona se convierte en una nueva creación (II Corintios 5:17), ahora capaz de resistir la tentación , por el poder del Espíritu Santo que mora en nosotros.
Este perdón se reitera en el Nuevo Testamento, Pablo, escribiendo a los Corintios. Recordemos los versos mencionados anteriormente en I Corintios enumeran algunos de los pecados que nos impiden entrar en el reino de Dios. Pablo no dejó a los cristianos de Corinto sin esperanza. El siguiente versículo dice: “Y esto erais algunos de vosotros. Mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios ” (I Corintios 06:11).
Si el pecado es el adulterio o alguna otra cosa, Jesucristo pagó el precio por nuestro perdón con su muerte, sepultura y resurrección. Nadie ha pecado demasiado o demasiado tiempo para ser perdonado. La oferta de salvación es para todo el mundo (Juan 3:16)  que está dispuesto a confesarse y arrepentirse de sus pecados y volver sus vidas al Todopoderoso Creador, Sustentador y el Salvador del mundo.

EL SANTO CURA DE ARS SOBRE EL ADULTERIO


OFENSAS A LA DIGNIDAD DEL MATRIMONIO SEGUN EL CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA



2380 El adulterio. Esta palabra designa la infidelidad conyugal. Cuando un hombre y una mujer, de los cuales al menos uno está casado, establecen una relación sexual, aunque ocasional, cometen un adulterio. Cristo condena incluso el deseo del adulterio (cf Mt 5, 27-28). El sexto mandamiento y el Nuevo Testamento prohíben absolutamente el adulterio (cf Mt 5, 32; 19, 6; Mc 10, 11; 1 Co 6, 9-10). Los profetas denuncian su gravedad; ven en el adulterio la imagen del pecado de idolatría (cf Os 2, 7; Jr 5, 7; 13, 27).
2381 El adulterio es una injusticia. El que lo comete falta a sus compromisos. Lesiona el signo de la Alianza que es el vínculo matrimonial. Quebranta el derecho del otro cónyuge y atenta contra la institución del matrimonio, violando el contrato que le da origen. Compromete el bien de la generación humana y de los hijos, que necesitan la unión estable de los padres.
El divorcio
2382 El Señor Jesús insiste en la intención original del Creador que quería un matrimonio indisoluble (cf Mt 5, 31-32; 19, 3-9; Mc 10, 9; Lc 16, 18; 1 Co 7, 10-11), y deroga la tolerancia que se había introducido en la ley antigua (cf Mt 19, 7-9).
Entre bautizados, “el matrimonio rato y consumado no puede ser disuelto por ningún poder humano ni por ninguna causa fuera de la muerte” (CIC can. 1141).
2383 La separación de los esposos con permanencia del vínculo matrimonial puede ser legítima en ciertos casos previstos por el Derecho Canónico (cf CIC can. 1151-1155).
Si el divorcio civil representa la única manera posible de asegurar ciertos derechos legítimos, el cuidado de los hijos o la defensa del patrimonio, puede ser tolerado sin constituir una falta moral.
2384 El divorcio es una ofensa grave a la ley natural. Pretende romper el contrato, aceptado libremente por los esposos, de vivir juntos hasta la muerte. El divorcio atenta contra la Alianza de salvación de la cual el matrimonio sacramental es un signo. El hecho de contraer una nueva unión, aunque reconocida por la ley civil, aumenta la gravedad de la ruptura: el cónyuge casado de nuevo se halla entonces en situación de adulterio público y permanente:
«No es lícito al varón, una vez separado de su esposa, tomar otra; ni a una mujer repudiada por su marido, ser tomada por otro como esposa» (San Basilio Magno, Moralia, regula 73).
2385 El divorcio adquiere también su carácter inmoral a causa del desorden que introduce en la célula familiar y en la sociedad. Este desorden entraña daños graves: para el cónyuge, que se ve abandonado; para los hijos, traumatizados por la separación de los padres, y a menudo viviendo en tensión a causa de sus padres; por su efecto contagioso, que hace de él una verdadera plaga social.
2386 Puede ocurrir que uno de los cónyuges sea la víctima inocente del divorcio dictado en conformidad con la ley civil; entonces no contradice el precepto moral. Existe una diferencia considerable entre el cónyuge que se ha esforzado con sinceridad por ser fiel al sacramento del Matrimonio y se ve injustamente abandonado y el que, por una falta grave de su parte, destruye un matrimonio canónicamente válido (cf FC 84).

1649 Existen situaciones en que la convivencia matrimonial se hace prácticamente imposible por razones muy diversas. En tales casos, la Iglesia admite la separación física [no el divorcio y la vuelta a casar] de los esposos y el fin de la cohabitación. Los esposos no cesan de ser marido y mujer delante de Dios; ni son libres para contraer una nueva unión. En esta situación difícil, la mejor solución sería, si es posible, la reconciliación. La comunidad cristiana está llamada a ayudar a estas personas a vivir cristianamente su situación en la fidelidad al vínculo de su matrimonio que permanece indisoluble (cf Familiaris consortio, número 83 y el Código de Derecho Canónico, cánones 1151-1155).
1650 Hoy son numerosos en muchos países los católicos que recurren al divorcio según las leyes civiles y que contraen también civilmente una nueva unión. La Iglesia mantiene, por fidelidad a la palabra de Jesucristo ("Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio": Marcos 10:11-12), que no puede reconocer como válida esta nueva unión, si era válido el primer matrimonio. Si los divorciados se vuelven a casar civilmente, se ponen en una situación que contradice objetivamente a la ley de Dios. Por lo cual no pueden acceder a la comunión eucarística [es decir, no pueden comulgar] mientras persista esta situación, y por la misma razón no pueden ejercer ciertas responsabilidades eclesiales. La reconciliación mediante el sacramento de la Penitencia [la Confesión] no puede ser concedida más que a aquellos que se arrepientan de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo y que se comprometan a vivir en total continencia [es decir, absteniéndose de relaciones sexuales con la persona con que se casó de nuevo civilmente y, por supuesto, con cualquier otra persona].
1651 Respecto a los cristianos que viven en esta situación [es decir, divorciados y vueltos a casar] y que con frecuencia conservan la fe y desean educar cristianamente a sus hijos, los sacerdotes y toda la comunidad deben dar prueba de una atenta solicitud, a fin de que aquéllos no se consideren como separados de la Iglesia, de cuya vida pueden y deben participar en cuanto bautizados:
"Se les exhorte a escuchar la Palabra de Dios, a frecuentar el sacrificio de la misa [pero sin comulgar], a perseverar en la oración, a incrementar las obras de caridad y las iniciativas de la comunidad en favor de la justicia, a educar sus hijos en la fe cristiana, a cultivar el espíritu y las obras de penitencia para implorar de este modo, día a día, la gracia de Dios (Familiaris consortio, número 84).

EL DEMONIO DEL ADULTERIO


"Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos" (Apocalipsis 2:20).
Belial opera con el espíritu de Jezabel para seducir a quienes sirven al Señor y hacer que se dediquen a la fornicación y la idolatría. Jezabel puede manifestarse a través de falsas enseñanzas, es un espíritu seductor.

Su intención es apartar a la gente de la verdad para que cometan errores, causando ataduras y maldiciones, y trayendo sobre sí el juicio de Dios. "Por eso la voy a postrar en un lecho de dolor, y a los que cometen adulterio con ella los haré sufrir terriblemente, a menos que se arrepientan de lo que aprendieron de ella. A los hijos de esa mujer los heriré de muerte. Así sabrán todas las iglesias que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y a cada uno de ustedes lo trataré de acuerdo con sus obras" (Apocalipsis 2:22-23).

La Palabra también dice en Hebreos 13:4: "Fue este el juicio del Señor sobre los que se dejaron seducir por las enseñanzas de Jezabel. La fornicación y el adulterio siempre serán juzgados por el Señor. Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal, porque Dios juzgará a los adúlteros y a todos los que cometen inmoralidades sexuales".

Jezabel no trabaja a solas. Belial opera con ella para atraer a las personas a pecados abominables que incluyen la sodomía, la homosexualidad, el incesto, la violación y todo tipo de perversiones. Los métodos de Jezabel son la manipulación y la intimidación. Si el espíritu de Jezabel no puede manipular a la persona para que peque, entonces se manifestará la intimidación. Jezabel amenazó con la muerte al profeta Elías. Ella odia a los verdaderos apóstoles y profetas de Dios.

La mayor amenaza a la influencia de Jezabel han sido siempre los verdaderos siervos de Dios. Los que predican la verdad y mantienen los parámetros de la santidad son obstáculos para el avance de Jezabel. Por eso, ataca a los hombres y las mujeres de Dios, para quitarlos de en medio.

Por último les dejamos este video de Marino Restrepo y el padre Angel Espinoza de los Monteros sobre el divorcio en el Matrimonio Católico, por si queda duda de que No se puede comulgar estando en este pecado si no se esta en abstinencia y continencia sexual absoluta.












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