martes, 9 de abril de 2013

Estremecedor testimonio de una argentina Tras años enganchada al yoga y a todo lo «alternativo», pasa por un infierno y se sana por Cristo

Probó todo lo "alternativo" que ofrecía el mercado de la nueva era. Buscaba la felicidad por ese camino hasta que sintió que estaba esclavizada...



 ReL reproduce el testimonio de una joven argentina que quedó atrapada durante varios años en un infierno personal:

«Les cuento rápidamente el camino que recorrí, cuesta abajo, hacia la perdida de Dios.

»Siendo católica no practicante y tratando de superarme por el camino equivocado hice de todo, siempre con apariencia de bueno. Entusiasmada por mis amigas fui a una señora que tira las cartas, solo por curiosidad. Después comencé a leer libros de auto ayuda, un poco de metafísica, lecturas de la nueva era, etc...

Enganchada al yoga
»Amante de los deportes y cansada de la rutina, empecé, también llevada por una amiga, a hacer yoga en una fraternidad muy conocida. A los pocos meses me fui de allí porque manipulaban la voluntad de las mujeres. Pase a otro grupo de yoga "más serio". Unos italianos recién llegados (rishis), con maestro y todo. Allí, aprendí otro tipo de vida austera. Leí mucho sobre budismo, taoismo, otros maestros, técnicas de yoga y nueva era en general, todo me parecía muy estimulante y nuevo.

»Conocí gente distinta y todos parecían muy agradables. Durante mas de 5 años, aprendí e hice diversas meditaciones, asanas, vegetarianismo, seminarios impartidos y cobrados por el maestro, ayunos, tai-chi… todo muy interesante para el que está buscando y no conoce a Jesús. Me alejé de mi familia y del mundo.

"Acabé levitando..."
»El resultado. Un buen día me desperté levitando sobre la cama... con una criatura (espiritual), como pulpo, agarrado a mi cabeza. Con juegos de palabras había entregado mi alma. Para tratar de sacarme esa cosa que me consumía toda mi energía, hice lo que no había que hacer. Busqué entre señoras que curaban o liberaban. Todas estas personas tenían imágenes de la Virgen o iban a la iglesia, así que era difícil desconfiar. También me hicieron reiki, bioenergética, energía universal y lo que se ofrece en el mercado espiritual como "alternativo". Si había alguna mejora era sólo momentánea. Contaminación y más contaminación espiritual. Como no se ve…

La gracia de Dios me rescató...
»Al fin, por gracia de Dios entré a la iglesia. Me llegó la salvación, primero en la Legión de María y luego al grupo de oración carismático. Sobreviví el primer año gracias a los retiros carismáticos en Padre Hurtado, Chile, mes a mes. Mi vida ha sido muy difícil desde entonces...pero siempre acompañada y consolada por Jesús y María.

»Quiero compartir que vi lo que hay detrás del yoga y por quienes es utilizada. Que produce una gran confusión de valores, robo de energía y total perdida de la libertad. Que el yoga cristiano es un contrasentido. Que no se debe tener en las parroquias una práctica que utiliza la nueva era y que lleva a la soberbia y al orgullo espiritual.

Invocación a otros dioses
»Las "asanas" son ejercicios espirituales con invocaciones a otros dioses... eso es idolatría.
No se puede poner la mente en blanco durante las meditaciones ni relajaciones porque es peligroso.

»Hay un mundo espiritual que no vemos y que la Biblia lo menciona (ef.6-12)

Sanación y liberación
»En fin, hace más de 5 años que estoy tratando de sanarme, entre persecuciones, ataques mentales y espirituales. He recibido ayuda de muchos sacerdotes y de un psiquiatra católico. Muchísima liberación y muchísima oración personal y compartida. Confesiones, oraciones de renuncia de todas las prácticas pasadas, oraciones de renuncia en confesión, renuncia al demonio y todas las prácticas anteriores, oraciones de perdón hacia mi misma y hacia las personas que me dañaron durante tanto tiempo.

»Horas ante el Santísimo, la Santa Misa y Eucaristía diaria, grupos de oración, varios rosarios diarios.

»Quiero que sepan que el diablo existe, como también espíritus demoníacos y personas que trabajan para él. No todo lo que brilla es oro. Jesús es el único que sana, salva y libera. El hace todo nuevo. Doy fe.

»Jesús, que es Dios, vino y por amor entregó su vida por nosotros».

En la Escuela de María (P. Rodrigo Molina, L.D.)

 
 
La bienaventurada Virgen María en el primer instante de su concepción fue, por singular privilegio de Dios y en virtud de los méritos de Cristo, preservada inmune de toda mancha (labe: infección) de la culpa original”.

Esta es la revelación de Lourdes: “Yo soy la Inmaculada Concepción”.
La Inmaculada te dice que para acoger a Jesús, que es la misma santidad, sólo hay un camino: un cuerpo, un alma que no conocen pecado; a Jesús sólo le puede ofrecer hospitalidad un corazón enteramente puro e inmaculado.

Inmaculada: Aspiración de un hijo a una madre perfecta. María es la persona ideal, la que reúne todas las perfecciones; es la Pureza absoluta, la santidad perfecta.

En la Inmaculada Dios nos da una Madre que colma todas las aspiraciones, aún las que en ensueños podamos aspirar. La Inmaculada es una “fuera de serie” del Espíritu Santo. María es una maravilla en la que lo que hemos descubierto queda muy por debajo de lo que se puede descubrir.

María es la digna de confianza. El máximo de garantía re-side en una santidad perfecta. María Madre Inmaculada, la de la santidad perfecta, es para mí el maximum de garantía; es la garantía perfecta. En Ella puedo depositar toda mi confianza. En Ella estoy perfectamente asegurado. Constituye un seguro de por vida y universal, nada cae fuera de él.

María es el guía, la guía para Dios. “A Dios nadie le ha visto nunca”. María está ya viendo a Dios. “Nadie conoce al Hijo sino el Padre…” Nadie conoce a Jesús sino la Madre. Es una guía segu¬ra porque es Inmaculada, no hay en Ella error. Toda Ella es luz de santidad. No hay en Ella desviación. No ha habido en Ella alianza alguna, aún la pasajera o mínima de una insignificante imperfección, con el demonio, nuestro enemigo, el principal enemigo, el mortal, el que siempre está en el fondo de todo enemigo nuestro manteniendo y avivando las enemistades. La Inmaculada es toda Ella una firme y sólida repulsa no digo del pecado, sino de la sombra del pecado. La Inmaculada es la detectora clarividente del pecado. Asociado a Ella detestarás el pecado, repelerás el pecado. Nosotros tan débiles ante lo violento de las tendencias pasionales. Tener una Madre Inma¬culada es un tesoro nunca lo bastante alabado. Ponte bajo la dirección de María: el camino que Ella te señale es un camino recto y seguro para el encuentro con Dios.

María es la educadora, la formadora. Posee la santidad y el arte de comunicarla. Una Madre posee la naturaleza humana y el poder de trasmitirla. Eso es la Inmaculada, la que posee santidad divina y el poder de trasmitirla. Esto es lo que se llama un formador. Para ello María está dotada de gran dulzura y de gran delicadeza. María no hiere, María no pone ojo duro. No desfallezcas en asistir a su Escuela. Por Ella te habla y te forma el Espíritu Santo. María es incansable, infatigable. Nada hay en mí que pueda hacerla desfallecer en esta su misión de formadora, llena de bondad; de formar en mí el rostro de su Hijo Jesús. Cuanto más hundido esté más brilla la excelencia y bondad de su método educativo.

Todo educador tiene que tener paciencia. María tiene más. María tiene aguante. María tiene una paciencia inagotable, que no retrocede ni cede. María tiene indulgencia pero no condes¬cendencia. No se apea del ideal de santidad que quiere grabar, esculpir en ti y hacer en ti. Tu debilidad le hace tener mano izquierda, pero jamás abajar el modelo de santidad, suma y pauta de su actividad educadora.

María ha dado a luz con dolor. “Con dolor parirás”. María ha dado a luz a un Crucificado. “Una espada de dolor atravesará tu corazón”. La obra de María en ti será dolorosa. El modelo que María quiere esculpir en ti es un crucificado. María te lleva a la virginidad total. Virginidad quiere decir tener un solo querer: Dios; y todo lo demás quererlo a través de Dios. Verlo todo en Dios, quererlo todo en Dios.

¿Qué es verlo todo en Dios? Es verlo saliendo de Dios, viviendo-consistiendo en Dios, orientado hacia Dios.

¿Qué es amarlo todo en Dios? Es quererlo saliendo de Dios, viviendo en Dios, orientado hacia Dios.

Tú no debes por tanto programar nada sino desde el punto de vista de Dios, el único propietario de todo. Y esto es dolo¬roso. Tengo que recortar sin compasión en mis quereres hasta que puedan ser encajados dentro del Querer de Dios o hasta que el Querer de Dios pueda encajar plenamente en mi que¬rer. Por eso decir virginidad cristiana es decir la más fecunda maternidad.

El enfoque de Dios es el único real, el que se adecua a la realidad. María es la técnica en dar a luz crucificados. Es su técnica específica. Dijo a Santa Bernardita: “No te haré feliz en la tierra sino en el cielo”.

María intercede por nosotros; pide por nosotros. Tanto más eficaz es su petición cuanto que es Inmaculada en su concep¬ción. Lo que quiere decir que la pureza sin tacha embarga todo su ser y sus circunstancias porque toda ella sale y se desarrolla a partir de algo cuya casta es la pureza. María continuamente está presentando nuestras necesidades a Dios para que sean atendidas y Dios se inclina tanto más a satisfacer el ruego de María cuanto que reconoce en Ella la única criatura que jamás le ha disgustado ni decepcionado. Dios mira a María con com¬placencia sin reserva. El amor abre a Dios: primero le aplaca, después le abre. Como María toda Ella es amor puro de Dios, es decir, a disposición de Dios, verla Dios y aplacarse y abrirse es todo uno.

Acude a Dios siempre por María. María es la omnipotencia suplicante. Su pureza inmaculada asegura el poder y el éxito de su intercesión.

María Inmaculada es decir triunfo de Dios. Un triunfo de Dios completo, eso es María. En el mundo reina el demonio a través del pecado en un reino de muerte. Muerte como escalón final de la cascada de males que sofocan el ansia de vivir del mundo.

En María se derrumba el mundo del pecado y el reino de la muerte. La Inmaculada es su desplome total. El demonio ve la Inmaculada. La ve como la que se le escapa íntegramente y tras Ella perderse su imperio en el mundo. Es su primera defección total.

Fuente: www.cruzadamariana.org

Sobre la obediencia.



I
La definición de “obediencia” de Santo Tomás es “oblación razonable firmada por voto de sujetar la pro­pia voluntad a otro por sujetarla a Dios y en orden a la perfección”.
Esta definición contiene claramente los límites de la obediencia porque no hay que creer, A. H., que la obediencia es ilimitada. Todo lo ilimitado es imperfec­to. La obediencia religiosa es ciega, pero no es idiota. Es ciega y es iluminada a la vez, como la fe, que es su raíz y fuente. Sus dos límites son la recta razón la Ley Moral.
Ambos límites están también fijados por San Ignacio al afirmar a una mano que físicamente es imposible asentir a algo absurdo, y a otra, que no hay que obede­cer cosa en que se viese pecado, no ya mortal solamen­te, sino de cualquier clase. No se puede ejecutar vir­tuosamente ninguna cosa donde exista la más mínima porquería, relajamiento, vileza o claudicación moral.
Esto significa simplemente que ningún hombre pue­de abdicar su propia conciencia moral, como nota el Angélico en De Ver. 17, 5, Ad 4m. “Unusquisque enim tenetur actus suos examinare ad scientiam quam a Deo habet, sive sit naturalis, sive acquisita, sive infusa: omnis enim homo debet secundum rationem aguere”[1]. ¡No podemos salvarnos al tenor de la conciencia de otro! ¡No podemos eximirnos de discriminar exactamente con nuestra razón el bien y el mal moral, uno para tomarlo y otro para lanzarlo! ¡No puede ser nuestro guía inte­rior la razón ajena: los actos morales son inmanentes y su “forma” es la racionalidad! Si bastara para salvarse hacer literal y automáticamente lo que otro nos dice ¿cuál sería entonces la función de la fe, de la oración, de la meditación, de la dirección espiritual, del examen y del estudio?
Nuestro Padre Ignacio recogió de los antiguos Pa­dres dos expresiones metafóricas que si se tomaran literalmente engendrarían una monstruosidad. Como bastón de hombre viejo hay que obedecer y a manera de cadáver hay que obedecer: sí señor, pero no antes que la conciencia moral haya asimilado el mandato, colocándolo en la línea de su conocimiento de Dios y haciéndolo escalón de fe y de caridad divina. Es evidente que esto no se puede hacer con una cosa torpe, absurda o ridícula. El “ir a tomar la leona y traerla al superior suyo” podrá haber sucedido en la prehistoria del Cristianismo, aunque por cierto a mí no me consta; pero ningún teólogo sensato lo tendrá por lícito en casos normales.
El obediente verdadero obedece al Superior menor a la luz de la voluntad conocida y amada del Superior mediano; y al Superior mediano a la luz conocida, entendida amada del Superior Sumo; y la de éste a la luz de las Reglas; y éstas a la luz del Evangelio; y éste a la luz interior que el Espíritu Santo imprime en los corazones y con la cual el Verbo ilumina a todo hombre venido a este mundo; de manera a formar una escala luminosa por la cual cualquier voluntad contingente o ínfima haga actos muy excelentes, superiores a su propia habitualidad tomada separadamente, por su unión con otras voluntades mejores, y en definitiva con la de Dios. Y la voluntad de Dios, no es de derogar el orden natural sino de coronarlo y sobreelevarlo.
Con esto queda dicho que la obediencia no se inven­tó para que en la vida religiosa se hagan cosas raras, feas o disparatadas; para que el orden natural se vuel­va del revés y los necios presuman guiar a los entendi­dos y “llevarlos al hoyo”, como previno N. Señor en la Parábola de los Ciegos. No se inventó la obediencia para substituir en el gobierno de los hombres la inteli­gencia por el antojo de los ambiciosos o agitados; ni para pretender que el que no sabe un oficio se entrometa a corregir al que lo sabe; ni para destruir en los hom­bres la conciencia profesional ni la honradez intelectual; ni para permitir que ocupen los comandos los medio­cres engreídos, esos “superiores briosos y sin letras” a los cuales la cordura de Mariana atribuía la causa de los desórdenes sociales en la Provincia Española bajo Acquaviva. Si para tales cosas dijera Cristo: “Qui vos audit, me audit”[2] y para eso reglamentara la Iglesia la vida religiosa; pensarlo es blasfemia, porque entonces más valiera que Cristo no hubiera venido.
Los que llevados de cualquier pasión, o por ignoran­cia o por malicia, sabiéndolo o no sabiéndolo, quieren hacer un “cadáver” h literal de sus súbditos; o bien se sujetan al Superior con el servilismo inerte de estólidos “bastones”; pecan, abusan del don de Dios, desacredi­tan a Cristo. Como toda virtud marcha en medio de dos vicios, así la obediencia camina entre la insumisión por un lado y por otro la sujeción servil, el espíritu de esclavo, la obsecuencia muerta, la dependencia al hom­bre como hombre, la ignavia[3], la pereza de pensar y la cobardía de ser persona, cosas todas que son abominables a Dios y al varón Cristo y que impiden al hombre ser dueño de sí, tomar el timón y ser el capitán de su propia alma.
Lo cual es el principio de toda vida que no sea infrahumana y mucho más de una vida sobrenatural.
II
La verdadera obediencia pertenece a la virtud de la religión, la primera de las morales; y por tanto sólo puede producirse en el clima teologal de la caridad. Sin caridad es informe. Una virtud informe es a veces más peligrosa que un vicio, “por ser grande el peligro de la vía espiritual cuando sin freno de discreción se corre por ella”. Ésas son las “virtudes locas”, que a semejanza de las “verdades locas” de Chesterton, son dinamita.
El P. Genicot pone el caso de un súbdito que notase en el Superior señales inequívocas y habituales de hos­tilidad o enemistad; y preguntándose si en este caso estaría obligado a obedecerle, responde que no, incluso en los mandatos donde no se vea formidolosidad[4]; pues un enemigo nos desea de suyo la destrucción aun sin saberlo. Cesa la obligación de la obediencia, por incumplimiento por parte de uno de los “contratantes”.
Aristóteles enseña (Eth. Nic. IX, 6) que una sociedad cesa de serlo si se deseca en ella la “concordia”, que es la amistad social; entre religiosos llamada “caridad”. En ese caso hipotético, el mecanismo de la obediencia se convertiría en un esqueleto sin carne, en una máqui­na monstruosa que parece humana pero puede ser ocu­pada de hecho por el demonio: máquina que no puedo considerar sin horror. En efecto, en tal caso, aquel inmenso poder que presta a un mortal la atadura omnímoda y total con que otro se le ha sujetado como si fuese al mismo Dios, moviéndose desordenadamente y sin el control del amor divino y el lubricante del afecto humano, puede producir estragos, puede tortu­rar de una manera increíble; y yo no dudo que puede, permitiéndolo Dios, llegar al homicidio indirecto poco menos. La historia parece confirmarlo. Omnis, qui odit fratrem, homicida est.[5]
En efecto, se produce el caso de la madre desnatura­lizada, que es, dice Aristóteles, la bestia más cruel que existe:
¿Puede darse este caso? ¿Es posible esta desapari­ción de la caridad y la consiguiente aberración del po­der en lo religioso? Hélas, todo es posible al hombre corruptible y el mortal puede abusar de todo, incluso de la Eucaristía, como vemos en la Primera a los Corintios, XI. Esto, hablando en tesis. Hablando en concreto, me parece difícil que acaezca en nuestra Com­pañía, que parece conservar de San Ignacio una heren­cia persistente de nobleza y dignidad independiente de la eventual baja cuna o plebeyismo de tales o cuales superiores, y una de las contingencias más temibles de la ambición y el nimio apego al mando.
Sin embargo nuestros enemigos nos han descrito muchas veces con esa figura de máquinas inhumanas, autómatas inertes, conciencias mutiladas. No solamen­te poetastros delirantes como Eugenio Sué, sino hom­bres de talento, aunque adversos a nosotros, como Michelet, Quinet, Eduardo Estauniée, Boyd Barret, Aldous Huxley, se han aplicado minuciosamente a ha­cer grandes retratos odiosos de la Compañía como máquina destructora de la personalidad humana y fabricadora de horrendos “robots” con sotana. ¿Qué veían en ella para poder hacerlos? Veían las reglas sin el interior espíritu de amor y caridad. Veían lo que sería la Compañía si se violase en ella la Regla Primera. Veían lo que puede ser la Compañía de Jesús sin go­bierno o con mal gobierno; y lo que tiene el deber gravísimo de evitar la Congregación Provincial y la Congregación General.
A las cuales asisto por medio de esta carta. Porque a mí, la voz pasiva me la podrá quitar el Provincial, pero la voz activa me la dio Dios. El que tiene boca, a Roma va, —dice el proverbio.
III
De la misma definición puesta arriba, se deduce la tercera de las propiedades de la obediencia, a saber: que ella ata al Superior lo mismo que al súbdito de tal modo que a causa de ella un mandón indiscreto, un inepto para dirigir, un superior sin luz puede cometer como una especie de profanación o sacrilegio. En efec­to, los votos hacen al religioso, según Santo Tomás, “res sacra”[6] a manera de los antiguos sacrificios. Dios mató a los profanos que comieron los panes de la proposición, que eran panes no consagrados, sino mera-mente ofrecidos a Dios por el pueblo.
Mi buen amigo el P. Prato O.M.R.C. desenvolvió discretamente esta doctrina de Santo Tomás en el retiro que dio a los PP reunidos para el Capítulo Provincial: probó que un religioso era más sacro que un cáliz, una patena o una custodia, con los cuales consta que se puede pecar aun gravemente por irreverencia o profa­nación. Es una custodia viviente: para él se han hecho todas las custodias de la tierra. Para el hombre se hizo el sábado.
Si a algo creado se puede comparar, sería a las mismísimas especies sacramentales, depositarias de Cristo. Porque por la gracia no solamente en él vivi­mos nos movemos y somos, sino que veramente “vivit vero in me Christus”[7]; y por la profesión religiosa, somos simpliciter cosa e impersonación suya. Por eso es sacrilegio matar a un clérigo o poner en él violentas manos. Por eso también es profanación tratarlo .como animal o planta.
Ahora bien, el cordón umbilical (si licet) de esta transvitalización no es otro que el voto de obediencia; el cual por consiguiente agarrar con torpeza, manejar con descuido o izar con violencia es cosa gravísima. Usar del mandato bajo santa obediencia de cualquier manera, para cosas absurdas, irrazonables, fútiles, inútiles, inconsideradas o simplemente menores en volu­men o ridículas en importancia, es pecado grave según todos los teólogos. Es pecado de irreverencia y desecración.
En la Primera a los Corintios San Pablo explica las frecuentes enfermedades y muertes prematuras de los fieles por las irreverencias y abusos vigentes hacia la Sagrada Eucaristía. De donde arguyen los teólogos que Dios castiga esta especie de pecados con flagelos cor­porales. “Ideo inter vos multi inflami et imbecilles et dormiunt multi”.[8]
Habiendo pues una analogía perfecta entre el Sacramento y el sacro hombre que es el religioso, bien se puede temer en pura fe que un bajón en la pureza, la verdad y la caridad en el modo de mandar, la falta de justicia distributiva en el gobierno, y la flojera e impo­tencia en reparar las injusticias y las iniquidades, no atraigan el peso del brazo airado de Dios sobre las comunidades religiosas.
He de decirlo aunque sea grave: el terrible destino del Padre Abel Montes, el lento naufragio de esa fina y delicada personalidad —de la salud en la neurosis, de la neurosis a la demencia, de la demencia en la muerte trágica y desolada— pudo muy bien tener como causa las fallas de la caridad en la Provincia y el uso inconsiderable del mandato ciego.
No me consta. Pero tengo suficientes datos para creer, delante de Dios Nuestro Señor, que no es impo­sible. Y eso ya es bastantemente grave.
Si no me consta, ¿por qué lo digo? Porque debo decirlo. Para que no se me pudra dentro.
Sea ello como quiera, Deus scit, el caso es, AA. HH. míos, que estas consideraciones son verdaderas y no pertenecen al mundo de la estratósfera ni al planeta Marte; y me ha parecido expediente in Dómino hacerlas para mí primero y luego para quien quiera recibirlas.
Si nadie quisiera recibirlas: si la afición al ocultismo y el “tapujismo” vigentes en la Provincia echara tierra encima de esta luz que por el más indigno de sus hijos se hace patente, si los Rectores prudentes se creen con derecho e impedirme la “communicatio crebra” con mis carísimos Hermanos y Padres, después que se me ha excluido de la Congregación Provincial y se me ha difamado por nuestras casas, ¿creen que voy a morir por eso? Ni siquiera me van a parar, juro al cielo. Será peor para todos.
Invenciblemente non sine númine[9] me siento obliga-do a decir mi verdad, por la vía que me queda abierta, en el momento en que nuestra amada Provincia, como la Compañía toda y la Iglesia por entero se preparan, como dijo su Santidad Pío XII, AL FUTURO PRÓXIMO ENCUEN­TRO DE CRISTO CON EL MUNDO.
En unión de oraciones sinceramente
Professus Mínimus
R.P. Leonardo Castellani, tomado de su libro “Cristo y los fariseos”.
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[1] Cada uno está obligado a examinar sus actos según la ciencia que ha recibido de Dios, ya sea natural, ya adquirida, ya infusa: pues todo hombre debe actuar según la razón.
[2] Quien a vosotros escucha, a mí me escucha (Lucas 10, 16).
[3] Apatía, flojedad.
[4] Temor.
[5] Todo el que aborrece a su hermano es un asesino (1 Juan 3,15).
[6] Una cosa sagrada.
[7] Es Cristo quien vive en mí (Gálatas 2,20).
[8] Por eso hay entre vosotros muchos enfermos y muchos débiles, y mueren no pocos (1 Corintios 11,30).
[9] No sin inspiración divina.

lunes, 8 de abril de 2013

EL NEOMODERNISMO



En el vocabulario completamente re­novado de los hombres de Iglesia, al­gunas palabras han sobrevivido. Fe es una de ellas. Pero es empleada en las más diversas acepciones. Existe, sin embargo, una definición de la Fe que no se puede cambiar. A ésta es a la que debe referirse el católico, cuando no entiende nada del discurso em­bro­­llado y pretencioso que se le dirige.
La Fe es la adhesión de la inteligencia a la verdad revelada por el Verbo de Dios. Creemos en una verdad que viene de fuera y que no es como una especie de secreción de nuestro espíritu. Creemos en ella a causa de la autoridad de Dios que nos revela. No hay que buscar en otra parte.
Nadie tiene derecho a robarnos esta fe para sustituirla por otra. Vemos resurgir una definición moder­nista de la fe, condenada por San Pío X hace ya ochenta años, y según la cual sería un sentimiento interior. La explicación de la religión no sería preciso buscarla fuera del hombre: “es, pues, en el hombre mismo donde se encuentra y, como la religión es una forma de vida, en la misma vida del hombre”. Sería algo puramente subjetivo, una adhesión del alma a Dios, Él mismo inaccesible a nuestra inteligencia, cada uno para sí, cada uno en su conciencia.
El modernismo no es una invención reciente, no lo era siquiera en el año 1907, fecha de la famosa encíclica; es el espíritu perpetuo de la Revolución, que quiere encerrarnos en nues­tra humanidad y poner a Dios fue­ra de la ley. Su falsa definición sólo busca corromper la autoridad de Dios y de la Iglesia.
La Fe nos viene del exterior y estamos obligados a someternos a ella. “El que crea se salvará, el que no crea se condenará”, es Nuestro Señor Jesucristo quien lo afirma.
Cuando yo fui a ver al Papa en 1976, me reprochó, con gran sorpresa mía, que hiciera prestar un juramento contra él a mis seminaristas. Me costó mucho comprender de dónde podía venir esto, pues evidente­men­te alguien le había inculcado esta idea, con la intención de perjudicarme. Después la luz se hizo en mi espí­ritu: se había interpretado malignamente en este sentido el juramento anti modernista que hasta ahora todo sacerdote estaba obligado a recitar solemnemente antes de su ordenación y todo dignatario eclesiástico en el mo­mento de recibir su cargo. El mismo papa Pablo VI lo había prestado más de una vez en su vida.
He aquí pues lo que dice este juramento: “Sostengo con toda certeza y sinceramente profeso que la Fe no es un ciego sentimiento religioso que brota de las tinieblas del subconsciente, bajo la pre­sión del corazón y la inclinación de la voluntad formada mo­ralmente, sino un verdadero asentimiento del en­tendimiento a la verdad recibida de fuera por la cual creemos ser verdadero, por la autoridad de Dios, todo lo que ha sido dicho, atestiguado y revelado por Dios en persona, nuestro Creador y nuestro Maestro”.
El juramento anti modernista ya no se exige para ser sacerdote u obispo; si se exigiera, todavía habría menos ordenaciones de las que hay. En efecto, el concepto de fe está falseado y muchas personas, sin pensar mal, se dejan llevar por el modernismo. Por esta causa aceptan creer que todas las religiones salvan: si cada uno tiene una fe según su conciencia, si es la conciencia la que produce la fe, ya no hay razón alguna para pensar que una fe salva más que otra, con tal que la conciencia esté orientada hacia Dios. Se leen afirmaciones como ésta en un documento procedente de la comisión de catequesis del episcopado francés: “la verdad no es ninguna cosa recibida, completamente hecha, sino algo que se está haciendo”.
La diferencia de óptica es total. Se nos dice que el hombre no recibe la verdad, sino que la construye. Pero sa­bemos –y nuestra inteligencia nos lo afirma– que la verdad no se crea, no somos nosotros quienes la creamos.
Pero ¿cómo defenderse contra estas doctrinas perversas que arruinan la religión, dado que estos “habladores de novedades” se encuentran en el seno mismo de la Iglesia? Gracias a Dios han sido desenmascarados desde primeros de siglo de una manera que permite reconocerlos fácilmente. No pensemos que se trata de un fenómeno antiguo, interesante sólo para los historiadores eclesiásticos: Pascendi es un texto que se creería escrito hoy, es de una actualidad ex­tra­ordinaria y describe, con una lozanía que nunca admiraremos suficientemente, a estos enemigos del interior.
Helos aquí: “Cortos de filosofía y de teología serias, erigiéndose, con desprecio de toda modestia, en renovadores de la Iglesia… despreciativos de toda autoridad, incapaces de soportar cualquier freno. Su táctica es no exponer jamás metódicamente y en su conjunto sus doctrinas, pero fragmentarlas de algún modo, dispersarlas aquí y allá, lo que se presta a hacerlos juzgar volubles e indecisos, cuando sus ideas, al contrario, son perfectamente determinadas y consistentes… Tal página de una obra suya podría ser firmada por un católico; volved la página, creeréis estar leyendo a un racionalista… Reprendidos y condenados, siguen su camino, disimulando bajo falsas apariencias exteriores de sumisión una audacia sin límites… Si alguien tiene la desgracia de criticar una y otra de sus novedades, por monstruosas que sean, se echan sobre él cerrando filas; quien las niega es tratado de ignorante, quien las abraza y las defiende es elevado hasta las nubes… Una obra aparece respirando la novedad por todos sus poros, la acogen con aplausos y gritos de admiración. Cuanta mayor audacia haya tenido un autor al batir en brecha a la antigüedad, al minar la Tradición y el magisterio eclesiástico, tanto más será tenido por sabio. En fin, si llega el caso de que uno de ellos sea alcanzado por las conde­naciones de la Iglesia, los otros enseguida se apretujan a su alrededor, para colmarlo de elogios y venerarlo casi como un mártir de la verdad”.
Todos estos rasgos corresponden tan perfectamente a lo que vemos hoy día que se creerían escritos recientemente. En 1980, después de la condenación de Hans Küng, un grupo de cristianos procedía delante de la catedral de Colonia a un “auto de fe” co­mo protesta contra la decisión de la Santa Sede de retirar al teólogo sui­zo su misión canónica; levantaron una hoguera sobre la cual echaron un maniquí y obras de Küng “a fin de simbolizar la prohibición de un pensamiento valeroso y honesto” (Le Monde). Poco antes las sanciones con­­tra el P. Pohier habían provocado otras revueltas: trescientos dominicos y dominicas dirigían una carta pública de protesta contra estas sanciones; una veintena de personalidades firmaban otro texto; la abadía de Boquen, la capilla de Montparnasse y otros grupos de vanguardia, venían en su socorro. La única novedad con relación a la descripción de San Pío X es que ya no se disimulan bajo falsas apariencias de sumisión, se sienten seguros, tienen demasiado apoyo en la Iglesia para seguir escondiéndose. El modernismo no ha muerto, al contrario ha progresado y es pregonado.
Continuamos la lectura de Pas­cen­di: “Después de esto no cabe extrañarse si los modernistas persiguen con toda su mala voluntad, con toda su acritud, a los católicos que luchan vigorosamente por la Iglesia. No hay ninguna clase de injurias que no vomiten contra ellos. Si se trata de un adversario cuya erudición y vigor de espíritu le hacen temible, tratarán de reducirlo a la impotencia organizando a su alrededor la conspiración del silencio”. Hoy día tal es el caso de los sacerdotes tradicionalistas acorra­la­dos, perseguidos, de los escritores religiosos y seglares de los cuales la prensa en manos de progresistas no dice jamás una sola palabra. De los mo­vimientos de juventud también, apartados porque siguen fieles y cuyas edificantes actividades, peregrina­ciones u otras, permanecen desconocidas para el público que podría, sin embargo, encontrar consuelo en ellos.
“Si escriben historia, buscan con curiosidad y publican con gran alarde, bajo color de decir la verdad y con una especie de placer mal disimulado, todo lo que les parece una mancha en la historia de la Iglesia. Dominados por determinados prejuicios, destruyen, todo lo que pueden, las piadosas tradiciones populares. Ponen en ridículo ciertas reliquias, muy venerables por su antigüedad. Están en fin poseídos del vano deseo de hacer que se hable de ellos; lo cual jamás sucedería, ellos lo comprenden bien, si dijeran lo que siempre se ha dicho hasta ahora”.
En cuanto a la doctrina de los modernistas, reposa sobre los puntos siguientes, que se reconocen fácilmente en las corrientes actuales: “la razón humana no es capaz de elevarse hasta Dios, no, ni siquiera para conocer su existencia, por medio de las criaturas”. Siendo imposible toda revelación exterior, el hombre buscará en sí mismo la satisfacción de la necesidad de lo divino que siente y cuyas raíces se encuentran en el subconsciente. Esta necesidad de lo divino suscita en el alma un sentimiento particular “que une de al­gún modo al hombre con Dios”. Tal es la fe para los modernistas. Dios es creado así en el alma y esto constituye la revelación.
Del sentimiento religioso se pasa al ámbito del entendimiento que va a elaborar el dogma: el hombre debe pensar en su fe, es una necesidad para él, porque está dotado de inteligencia. Crea fórmulas, que no contienen la verdad absoluta sino imágenes de la verdad, símbolos. Estas fórmulas dogmáticas están en consecuencia sujetas al cambio, evolucionan. “Así se abre el camino a la variación sustancial de los dogmas”.
Las fórmulas no son simples especulaciones teológicas, deben ser vivas para ser verdaderamente religiosas. El sentimiento debe asimilarlas “vitalmente”.
Se habla hoy día de “vivir la fe”. “Para que ellas sean y per­ma­nezcan vivas”, continúa San Pío X, “estas fórmulas deben ir aparejadas al creyente y a su fe. El mismo día en que esta adaptación cese, ese mismo día se vaciarían de golpe de su contenido primitivo: no habría más solución que cambiarlas. Dado el carácter tan precario y tan inestable de las fórmulas dogmáticas, se comprende de maravilla que los modernistas las tengan en tan poca estima, cuando no las desprecien abiertamente. El sentimiento religioso, la vida religiosa es lo que tienen continuamente en los labios”. En las homilías, en las conferencias, en los catecismos, se evitan cuidadosamente las “fórmulas hechas”.
El creyente tiene su experiencia personal de la fe, y luego la comunica a otros por la predicación, así se propaga la experiencia religiosa. “Cuan­do la fe llega a ser común o como se dice ‘colectiva’ se siente el de­seo de organizarse en sociedad para conservar y acrecentar el tesoro común. De ahí la fundación de una iglesia. La Iglesia es el “fruto de la conciencia colectiva, conocida por otro nombre como el conjunto de las conciencias individuales: conciencias que proceden de un primer creyente para los católicos, de Jesucristo”.
Y la historia de la Iglesia se escribe como sigue: al principio cuando se creía aún que la autoridad de la Iglesia venía de Dios, se la había concebido como autocrática. “Pero hoy en día estamos completamente de vuelta. Así como la Iglesia es una emanación vital de la conciencia colectiva, así, a su vez, la autoridad es un producto vital de la Iglesia”.
Es necesario entonces que el poder cambie de manos y venga a la base. La conciencia política ha creado el régimen popular, debe ser lo mis­mo en la Iglesia: “Si la autoridad eclesiástica no quiere provocar y fomentar un conflicto en lo más íntimo de las conciencias, debe doblegarse a las fórmulas democráticas”.
Podéis comprender ahora, católicos perplejos, dónde el cardenal Sue­nens y todos los teólogos albo­ro­tadores han ido a buscar sus ideas. La crisis moderna está en perfecta continuidad con aquella que agitó el final del siglo pasado y el principio de éste. Comprendéis también por qué, en los libros de catecismo que vuestros hijos os llevan a casa, todo empieza con las primeras comunidades que se formaron después de Pentecostés, cuando los discípuclos sintieron la necesidad de lo divino gracias a la conmoción provocada por Jesús, y vivieron conjuntamente “una experiencia original”. Podéis expli­caros la ausencia de dogmas, la Santísima Trinidad, la Encarnación, la Redención, la Asunción, etc., etc., en estos mismos libros y en los sermones. El texto de referencia elaborado para la catequesis por el episcopado francés se extiende sobre la creación de grupos que serán “mini-Iglesias” destinadas a recomponer la Iglesia de mañana según el proceso que los modernistas han creído leer en el nacimiento de la Iglesia de los Apóstoles: “En el grupo de catequesis, animadores, padres e hijos aportan su experiencia de vida, sus aspiraciones profundas, imágenes religiosas, un cierto conocimiento de las cosas de la fe. De ahí se sigue una confrontación que es condición de verdad, en la medida en que pone en movimiento los deseos profundos de las personas y las compromete realmente hacia las transformaciones inevitables que manifiesta todo contacto con el Evangelio. Los frenazos son posibles. Es al término de una ruptura, de una conversión, de cierta muerte cuando puede por gracia efectuarse la confesión de la fe”. [¿Queda aún lugar para la verdad?]
Son los obispos quienes aplican abiertamente la técnica modernista condenada por San Pío X! Todo se encuentra en este párrafo, releedlo con atención: el sentimiento religioso provocado por la necesidad, las as­pi­raciones profundas, la verdad to­man­do nacimiento de la confrontación de experiencias, la variación de los dogmas, la ruptura con la Tradición.
Para el modernismo, los sacramentos nacen también de una necesidad “pues como se ha observado, la necesidad, el menester, tal es su sistema, la gran y universal explicación”. Es preciso dar a la religión un cuerpo sensible: “los sacramentos son (para ellos) puros signos o símbolos, si bien dotados de eficacia.
Los comparan a ciertas palabras de las que se dice vulgarmente que han hecho fortuna,porque ellas tienen la virtud de hacer brillar las ideas fuertes y penetrantes que impresionan y conmueven. Es lo mismo que decir que los sacramentos no han sido instituidos más que para alimentar la fe: proposición condenada por el concilio de Trento”.
Se encuentra esta idea en Besret, por ejemplo, que fue “experto” en el Concilio: “el que pone el amor de Dios en el mundo no es el sacramento. El amor de Dios está actuando en todos los hombres. El sacramento es el momento de su manifestación pública en la comunidad de los discípulos… diciendo esto, yo no pretendo de ningún modo negar el aspecto eficaz de los signos puestos. El hombre se realiza también expresándose y esto vale tanto para los sacramentos como para el resto de su actividad”.
¿Los libros santos? Son para los modernistas “la colección de experiencias hechas en una determinada religión”. Es Dios quien habla por medio de estos libros, pero el Dios que está en nosotros. Son libros inspirados en sentido parecido a como se habla de inspiración poética; la inspiración es asimilada a la necesidad intensa que tiene el creyente de comunicar su fe por escrito: la Biblia es una obra humana.
En Piedras Vivas se dice a los niños que el Génesis es un “poema” es­cri­­to un día por creyentes que “han re­flexionado”. Esta compilación, impuesta por los obispos de Francia a to­­dos los alumnos de catecismo, res­pi­­ra el modernismo en casi todas las pá­­ginas. Hagamos un pequeño paralelo.
San Pío X: “Es una ley (para los modernistas) que la fecha de los documentos no puede determinarse de otro modo que por la fecha de las necesidades a las cuales la Iglesia ha estado sujeta sucesivamente”.
Piedras Vivas: “Para ayudar a estas comunidades a vivir el Evangelio, algunos Apóstoles les escriben cartas, llamadas también Epístolas… pero los Apóstoles han contado sobre todo de viva voz lo que Jesús había hecho en medio de ellos y lo que les había dicho… más tarde cuatro autores -Marcos, Mateo, Lucas y Juan- han puesto por escrito lo que los Apóstoles habían dicho”. “Redacción de los Evangelios: ¿Marcos hacia el setenta? ¿Lucas entre el 80-90? ¿Mateo hacia los años 80-90? ¿Juan por el 95-100?”. “Ellos han explicado los acontecimientos de la vida de Jesús, sus palabras y sobre todo su muerte y resurrección para iluminar la fe de los creyentes”.
San Pío X: “En los libros sagrados (dicen ellos) se hallan bastantes lugares, con referencia a la ciencia o a la historia, donde se constatan errores manifiestos. Pero no es de la historia ni de la ciencia de lo que estos libros tratan, es únicamente de religión y de moral”.
Piedras Vivas: “Es un poema (el Génesis) y no un libro de ciencia. La ciencia nos dice que han sido necesarios millones de años para ver aparecer la vida”. “Los Evangelios no cuentan la narración de la vida de Jesús como se relata hoy un acontecimiento en la radio, en la televisión o en el periódico”.
San Pío X: “No vacilan en afirmar que los libros en cuestión, sobre todo el Pentateuco y los tres primeros Evangelios, se han ido formando lentamente con adiciones hechas a un relato primitivo muy breve: inter­polaciones a manera de interpretaciones teológicas o alegóricas, o simplemente transiciones y suturas”.
Piedras Vivas: “Lo que está escrito en la mayoría de estos libros había sido primero explicado oralmente de padre a hijo. Un día alguien lo escribió para transmitirlo a su vez y a menudo lo que escribió fue reescrito por otros, por otras gentes todavía… 538, dominación de los persas: la reflexión y las tradiciones se convierten en libros. Esdras, hacia el 400, colecciona (diversos libros) para hacer la ley o Pentateuco. Los rollos de los profetas son compuestos. La reflexión de los sabios conduce a diversas obras maestras”.
A los católicos que se extrañan del nuevo lenguaje utilizado les conviene saber que no es tan nuevo, que Lamennais, Fuchs, Loisy, lo emplearon ya en el siglo pasado y que ellos no habían hecho más que coleccionar todos los errores que han existido en el curso de los siglos. La Religión de Cristo no ha cambiado y no cambiará jamás, no hay que dejarse manipular

Milagros en la India generan conversiones

 

Los milagros son parte del cristianismo. Jesús los hizo durante su ministerio y además, cuando despide a un grupo de discípulos les dice que impondrán las manos” y sanarán.
Y las sanaciones son algo que hoy siguen vigentes entre los cristianos, vea aquí El testimonio del padre Emiliano Tardif de cómo el sanaba con el poder Cristo y como esas sanaciones aumentaban el número de fieles.       
Por lo tanto no es extraño que se informe de curaciones inexplicables repetidas en una diócesis de la India y del crecimiento de fieles por esta razón. Pero lamentablemente es occidente es cada vez más extraño, porque gran parte de la Iglesia y sus pastores está dejando de creer en los milagros de sanación.
Repetidos casos de curaciones inexplicables, consideradas sobrenaturales, son la principal causa del masivo crecimiento de la Iglesia en un remoto ángulo de India, según el obispo de la región.
El obispo John Kattrukudiyil de Itangar, Arunachal Pradesh, al noreste de India, subrayó el fenómeno de las curaciones como explicación del crecimiento de la Iglesia en su diócesis desde virtualmente ningún fiel hasta el 40% de la población en 35 años.
Durante una visita a la sede internacional de la fundación caritativa Ayuda a la Iglesia Necesitada, en Konigstein, Alemania, el obispo describió la situación en su diócesis diciendo: “Repetidas veces me cuentan historias de curaciones que han sucedido en varios lugares”. “Lo que cuentan me llena de asombro”.
El obispo, cuya región es fronteriza con China, Bhutan y Birmania, añadió: “Tengo una gran base teológica en mis estudios y es fácil hacerse escéptico sobre este tipo de cosas, pero la gente está absolutamente convencida de que han recibido la curación”.
Habló de un suceso a un hombre que renunció a un pasado de persecución a la Iglesia y se convirtió para casarse con una chica católica.
El obispo Kattrukudiyil dijo: “Tras hacerse católico al hombre se le pidió que fuera a rezar sobre un hombre paralítico. El no quería pero fue y rezó y al día siguiente el hombre se levantó y caminó hasta la iglesia. Estaba tan impresionado de esta experiencia milagrosa que empezó a ir a la iglesia y ahora es un miembro muy activo de la parroquia”.
Sin embargo, el obispo admitió que, mientras había oído muchos relatos de primera mano de esta clase, eran a menudo tratados con escepticismo cuando los contaba a otros.
Dijo: “cuando recuento estas historias a la gente en Europa y donde sea, dicen ‘Oh obispo, usted nos está contando cuentos’”.
Pero describió cómo estas experiencias estaban profundizando la vida espiritual de la gente.
El obispo añadió: “Hay muchas historias [de curación] que me llegan que no puedo ignorar. Esta es la experiencia de una Iglesia muy joven, experimentando las misma gracia de la Iglesia de los tiempos apostólicos”.
El obispo Kattrukudiyil dijo: “El hecho de que mucha gente experimentó la curación orando a Jesús atrajo a mucha gente a la Iglesia en sus primeros días, y ellos consiguieron una especie de paz espiritual por pertenecer a la Iglesia”.
Añadió: “De su experiencia, señalan casos de cuando fueron varios juntos a la casa de alguno que estaba enfermo y rezaron sobre él, el individuo experimentó la curación”. “La gente que ha estado sufriendo de varias enfermedades por largo tiempo fue curada, es realmente una experiencia de la primera Iglesia la que esta gente tuvo”.
Según el obispo, los cristianos se han multiplicado en Arunachal Pradesh en los últimos 35 años desde ningún fiel hasta un esperado 40% de la población total, cuando el resultado del censo de 2010 se publique.
El país estaba cerrado a los misioneros cristianos a causa de la restricción de entradas que permitían las leyes, que sólo fueron revocadas en los años 1990, pero la situación cambió cuando gente joven de Arunachal Pradesh quiso educarse en las escuelas católicas de la vecina Assam.
Algunos estudiantes de las escuelas católicas pidieron el bautismo, y con el permiso de sus padres, recibieron el sacramento antes de volver a sus aldeas, donde la fe se extendió.
Algunos de estos estudiantes fueron luego elegidos en puestos de gobierno y ayudaron a cambiar la situación.
Mientras en muchos lugares los nuevos católicos afrontaban palizas, quema de sus casas, la matanza de sus animales domésticos y la expulsión de sus trabajos o escuelas, gradualmente las cosas mejoraron y no se han registrado incidentes de persecución o acoso en los últimos veinte años.
El obispo Kattrukudiyil dijo: “Hoy la Iglesia no sólo es tolerada sino admirada por sus trabajos de desarrollo en educación y cuidados de salud”. “Los políticos aprovechan cada ocasión para solicitar a la Iglesia sus actividades filantrópicas”.
El obispo Kattrukudiyil agradeció a Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) por su colaboración en apoyar el crecimiento de la Iglesia mediante proyectos para construir un seminario menor, conventos y capillas así como a través de capacitación para catequistas y profesores.
Dijo: “AIN ayuda especialmente en la catequesis, formación, construcción de capillas, estas son las más importantes áreas de sus actividades”. “Siempre sentimos que AIN está detrás de nosotros para ayudarnos en todo lo que necesitamos”.
Fuentes: Agencia Zenit, Signos de estos Tiempos

¿Es sólo un ejercicio físico? ¿Puede un cristiano practicar yoga como disciplina corporal? Un experto habla de su fin religioso

¿Se puede separar los beneficios para la salud que aporta el yoga de su connotación espiritual? ¿Es incompatible para un cristiano practicar el yoga?





Por su interés, ReL reproduce íntegramente un artículo sobre la relación entre el yoga y el cristianismo del profesor Joel S. Peters, que enseña Teología en un Instituto católico de segunda enseñanza en Montvale, New Jersey (Estados Unidos).

¿Es el yoga una amenaza para los cristianos?
«No es poco común en estos días ver propaganda y promociones del yoga. Abundan los libros sobre el yoga; abundan los sitios en el Internet que se ocupan de su filosofía y práctica; y seminarios de divulgación son rutinariamente ofrecidos en gimnasios, clubs de salud e, incluso, en algunas instituciones católicas. Ha penetrado tan exitosamente en nuestra cultura que incluso a mucha gente no se le mueve ni un pelo cuando eso se menciona. De hecho algunos cristianos han incorporado al yoga a sus vidas y admiran su propia actitud "inclusiva", o bien no ven nada incorrecto con practicar el yoga y estarían muy sorprendidos de saber que representa alguna amenaza espiritual de cualquier tipo.

Gran ignorancia sobre el yoga
»Es precisamente a causa de esta ignorancia sobre el yoga -- de parte de quienes se declaran cristianos -- que elegí escribir este artículo. No tengo dudas que la vasta mayoría de creyentes que practican el yoga es felizmente inconsciente respecto de su verdadera naturaleza y propósitos y que probablemente lo vea como "simplemente ejercicio". Pero en eso radica su mayor peligro. Cuando el yoga es reducido a una mera disciplina corporal, con poca o ninguna relación con sus fundamentos espirituales, corremos el riesgo de ser engañados sobre algo que puede tener mucho que ver sobre nuestro bienestar espiritual.

¿Qué es el yoga?
»Los orígenes del yoga se remontan hasta 5.000 años y durante mucho tiempo sus principios se difundieron a través de la transmisión oral. Finalmente esta tradición fue puesta por escrito y entonces el yoga hizo su aparición en los cuatro antiguos textos hindúes conocidos como los Vedas, el más antiguo de los cuales data del 1.500 a.C. Más tarde, un individuo llamado Patañjali compiló y codificó la suma total del saber sobre el yoga. Las fuentes discrepan sobre cuándo ocurrió esto, con fechas que van del siglo IV a.C. al II d.C. Su obra, llamada el Yoga Sutra, es el texto de más autoridad sobre el yoga, reconocido por todas sus escuelas.

Hinduismo y yoga, inseparables
»La palabra "yoga" deriva de la raíz sánscrita yuj, que significa "unión" o "uncir". El sánscrito es la lengua antigua del hinduismo y por tanto no debería sorprender el saber que el yoga está relacionado inseparablemente con esta religión. En realidad, el significado de "yoga" es muy similar a la palabra latina religio, de la que deriva nuestra palabra "religión" -- que significa "sujetar" o "atar". En el caso de ambas palabras, la clara implicación es que la persona ha sido "acoplada" o "ligada" a algo espiritual. Más significativa es aún la razón por la cual se ha desarrollado el yoga.

»En el hinduismo existen tres vías para la salvación: las obras (ritos, obligaciones, y ceremonias que deben agregarse al propio mérito), el conocimiento (la comprensión de que la verdadera causa del mal y la miseria no es el pecado sino la ignorancia sobre la verdadera naturaleza de nuestra existencia) y la devoción (la adoración a los dioses y diosas hindúes).

El yoga es un sistema de la filosofía hinduista
»Son los brahmanes o casta sacerdotal (el estado social más alto) los que en la sociedad hindú, los que más frecuentemente utilizan la vía del conocimiento. Dentro de ella, existen tres escuelas filosóficas: vedanta, sankhya y yoga. De modo que, dicho con sencillez, el yoga es un sistema de la filosofía hinduista diseñado para conducir a quien lo practica al alumbramiento espiritual o la salvación. Dentro de este proceso, el mecanismo específico es la utilización de posturas físicas (asanas), unidas a ejercicios respiratorios que son específicamente diseñados para estimular la meditación y alterar el estado de la propia conciencia a fin de que quien lo practica alcance la unión con una "realidad superior".

El objetivo final del yoga es el mismo
»Si bien es ajeno al propósito de este artículo tratar los diversos tipos de yoga, es relevante notar que, no obstante que los componentes dentro de sus ramas pueden variar, su objetivo final es el mismo, a saber, la alteración de la propia conciencia para alcanzar un estado espiritual.

Yoga y religión, ¿hay conexión?
»Pero los recursos bibliográficos sobre el yoga ¿No repudian la conexión religiosa?

»Ciertamente, Ud. encontrará negaciones de parte de algunos autores e instructores sobre cualquier conexión entre el yoga y la religión. Considere los siguientes ejemplos: "el yoga no es una religión, por lo tanto puede ser practicada en armonía con cualquier creencia religiosa". (Rammurti S. Mishra, Fundamentals of Yoga).

»"El yoga es un sistema integral sobre cómo vivir nuestras vidas. Él nos conduce hacia una completa nueva forma de vida. No es una religión, por tanto puede ser combinada con una religión para incrementar la riqueza de cualquier tradición" (Mischala Joy Devi, The Healing Path of Yoga).

»"Algunos piensan que el yoga es calisténico, compendiado en los pies arriba, la postura de loto u otra pose en forma de rosquilla. Otros piensan que es un sistema de meditación. Sin embargo hay quienes lo miran, quizás con temor, como una religión. Todos estos estereotipos son falsos". (Georg Feuerstein y Stephan Bodian, editores, Living Yoga).

»"De todos modos ¿qué es el yoga? No es sólo relajación, sólo respiración o sólo meditación. No es sólo cruzar las piernas, cerrar los ojos, juntar los pulgares y índices y cantar ‘Om…’ Y ciertamente no es un culto o una religión" (Larry Payne y Richard Usatine, Yoga Rx).
El fin espiritual del yoga
»Todos son reconocidos maestros del yoga y sin embargo uno puede no menos que detenerse ante la incongruencia de sus negaticiones sobre las conexiones religiosas del yoga y el material que exponen en sus libros, el cual muestra claramente cómo la práctica del yoga tiende, formalmente, hacia un fin espiritual dentro del contexto de una visión universal propiamente hindú.

Falsear el yoga
»Y si el yoga no es realmente una religión, entonces ¿cómo explicamos el hecho que tenga un papel prominente en los Vedas, el Bhagavad-Gita y los Upanishads, que son libros sagrados hindúes? De modo que esas negaciones son, en el mejor de los casos, ignorancia de parte de esos autores (lo que es insostenible a la luz del nivel de estos maestros del yoga) y en el peor de los casos, un deliberado falseamiento de lo que realmente es el yoga. Ambas explicaciones presentan problemas.

¿Por qué la práctica del yoga es un problema para un cristiano?
»En el corazón del hinduismo hay una visión monástica -- la que sostiene que toda realidad es, en última instancia, una sola y que ella tiene una común "esencia" divina. En otras palabras, mi propio ser o identidad tiene en realidad la misma identidad que todos los otros seres. Aunque las etiquetas para esta esencia varían (p.e., ser universal, conciencia cósmica, ser eterno, etc.), conllevan el mismo concepto básico, a saber, que el universo es entendido como una energía eterna, divina y espiritual, y que todas las entidades existentes -- incluyendo los humanos -- son extensiones de ella.

»El yoga es el vehículo que une al practicante (varón=yogi, mujer=yogini) con esta energía cósmica. La tarea del yogi es, por tanto, doble: (1) descartar la noción "errónea" de que cada persona es un ser único distinto del resto de la creación, y (2) "hacerse uno" con esta energía cósmica conocida también como realidad superior.

Una cosmovisión ajena al cristianismo
»Los cristianos profesos deberían ya estar advirtiendo que la visión mencionada es ajena -- incluso diametralmente opuesta -- a la suya propia. De modo que el contexto real que define al yoga está desviado radicalmente de la percepción cristiana de la realidad, por medio de la cual el creyente en Cristo debe reconocer ciertamente que: (a) él es, realmente, una creación única de Dios, (b) ni el hombre ni el universo creados son divinos, y (c) la finalidad de esta vida es el crecimiento en la propia relación con un Creador personal, amoroso y divino que, aunque eternamente distinto de lo que ha creado, nos convoca a entrar en Su compañía. La discrepancia entre estas dos visiones no puede ser más grande.

¿Y los beneficios de la salud del yoga?
»Pero ¿no es posible lograr los beneficios corporales del yoga dejando de lado los aspectos religiosos?
Esta pregunta es engañosa y revela cierta ignorancia por parte de quien la formula. Es engañosa porque presupone que puede plantearse una dicotomía entre las posturas físicas del yoga y su espiritualidad subyacente; revela ignorancia porque el cristiano practicante que la pregunta, muy probablemente no ha investigado previamente al yoga. Si lo hubiese hecho, debería haberse dado cuenta que es, en su verdadera naturaleza, una práctica de la religión hindú.

Lo corporal y lo espiritual van unidos
»Sugerir que uno puede obtener del yoga solo beneficios corporales sin ser afectado -- de alguna forma -- por su inherente fundamento espiritual, es errar el golpe. El yoga no trata, primordialmente, de la flexibilización del cuerpo; pero sí del uso de los medios físicos para llegar a un fin espiritual. Por lo tanto el problema de separar en él lo físico de lo espiritual es en verdad una contradicción en sus propios términos. De hecho, si uno consulta la masiva cantidad de material disponible, se hace patentemente claro que las consideraciones referidas a los beneficios físicos son secundarias. Normalmente, el yoga es presentado como algo que trata primordialmente de actualizar el potencial espiritual propio, logrando "libertad", trascendiendo el ego y cosas semejantes.

El yoga tiene un componente espiritual independientemente de sí se esconsciente
»Quizás por analogía, un católico preguntaría si es posible recibir la Eucaristía y no ser participe de algo religioso. O planteémoslo de otra manera. Si un ateo toma y consume una Hostia consagrada ¿podemos sostener que no ha recibido el Cuerpo de Cristo porque no cree que sea lo que es? ¿Podríamos afirmar que simplemente ha "experimentado los mecanismos físicos" de recibirlo pero no se ha involucrado en una actividad espiritual? Técnicamente hablando, la Eucaristía tiene una realidad espiritual independiente de las creencias de quien la recibe, y yo propongo que lo mismo ocurre con el yoga. Así como la presencia real de Cristo está contenida dentro de la Hostia consagrada, independientemente de si quien la recibe cree o no, así también el yoga tiene un componente espiritual que es real, independientemente del propósito específico de quien lo practica.

Efectos físicos positivos pero efectos espirituales sutiles
»"Pero, espere" -- dice Ud. -- "He estado practicando yoga desde hace un tiempo, y como resultado me he vuelto más pacífico y ha sobre mi tenido un efecto positivo de bienestar físico. Y ciertamente no me ha apartado de mi fe católica". Bien, nuevamente no puedo negar que el yoga produce efectos físicos en la gente, pero sospecho que sus efectos espirituales deben ser más sutiles y por ende más esquivos de identificar. Téngase en cuenta que los seres humanos somos espíritus encarnados, de modo que cuando nos involucramos en una actividad espiritual ella debe naturalmente producir algún tipo de resultado.

Impacto del yoga en un cristiano
»Entonces el asunto se convierte en una cuestión sobre qué tipo de impacto debe producir el yoga en los cristianos que lo practican y si sus beneficiosos efectos corporales significan o no que el practicante cristiano está espiritualmente "okay". Aumentar la elasticidad corporal o intensificar la paz mental no revelan realmente nada sobre el estado objetivo del alma de uno, de modo que el último barómetro sobre cualquier práctica espiritual desde un punto de vista católico es: este empeño ¿me está conduciendo a una más profunda relación con Cristo? Considerando el propósito expreso del yoga, es extremadamente difícil responder afirmativamente a esta pregunta.

¿Tiene la iglesia católica algo que decir formalmente sobre el yoga?
»Sí. En la Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre algunos aspectos de la meditación cristiana, de 1989 (de ahora en adelante: “Aspectos”), la Congregación para la Doctrina de la Fe se centra en varias prácticas espirituales orientales y en su inclusión en la vida espiritual de los cristianos. En una nota al pie de página en el número 2, Aspectos afirma específicamente que "Con la expresión ‘métodos orientales’ se entienden métodos inspirados en el Hinduismo y el Budismo, como el ‘Zen’, la ‘meditación trascendental’ o el ‘Yoga’. De modo que claramente, el magisterio tiene en su mente al yoga al afrontar la cuestión de los cristianos que utilizan prácticas espirituales orientales.

»No obstante que este documento no condena expresamente al yoga, recomienda repetidamente prudencia en el uso de prácticas espirituales, meditativas o místicas que estén desprovistas de un contexto claramente cristiano. Por ejemplo, el número 12 afirma: "estas propuestas u otras análogas de armonización entre meditación cristiana y técnicas orientales deberán ser continuamente cribadas con un cuidadoso discernimiento de contenidos y de método, para evitar la caída en un pernicioso sincretismo".

»También afirma que los aspectos corporales (como, por ejemplo, las posturas en el yoga) pueden afectar nuestra espiritualidad: "La experiencia humana demuestra que la posición y la actitud del cuerpo no dejan de tener influencia sobre el recogimiento y la disposición del espíritu. Esto constituye un dato al que han prestado atención algunos escritores espirituales del Oriente y del Occidente cristiano". (#26)

No confundir con el Espíritu Santo
»De entre todas las observaciones del documento, la más digna de atención es la tan cruda sobre que la euforia espiritual y física -- que debería resultar de la práctica del yoga -- no es siempre lo que parece ser: "Algunos ejercicios físicos producen automáticamente sensaciones de quietud o de distensión, sentimientos gratificantes y, quizá, hasta fenómenos de luz y calor similares a un bienestar espiritual. Confundirlos con auténticas consolaciones del Espíritu Santo sería un modo totalmente erróneo de concebir el camino espiritual. Atribuirles significados simbólicos típicos de la experiencia mística, cuando la actitud moral del interesado no se corresponde con ella, representaría una especie de esquizofrenia mental que puede conducir incluso a disturbios psíquicos y, en ocasiones, aberraciones morales". (#28)

Difícil de reconciliar cristianismo y yoga
»En el 2003, el Consejo Pontificio de la Iglesia Católica para el Diálogo Interreligioso publicó un documento titulado Jesucristo: Portador del Agua de la Vida (de aquí en adelante: “Portador”). Aunque está centrado en el movimiento de la Nueva Era, encontramos incluido nuevamente el tema del yoga: "Entre las tradiciones que confluyen en la Nueva Era pueden contarse: las antiguas prácticas ocultas de Egipto, la cábala, el gnosticismo cristiano primitivo, el sufismo, las tradiciones de los druidas, el cristianismo celta, la alquimia medieval, el hermetismo renacentista, el budismo zen, el yoga, etc.". (#2,1)

»Como en Aspectos, que lo precedió, Portador aconseja cuidado en el uso de prácticas no cristianas, pero va un escalón más arriba al poner en duda el verdadero contexto que precede a algo como el yoga: "Sería insensato, además de falso, decir que todo lo relacionado con este movimiento es bueno, o que es malo todo lo que se refiere a él. No obstante, dada la visión subyacente a la religiosidad de la Nueva Era, en términos generales es difícil reconciliarla con la doctrina y la espiritualidad cristianas". (#2)

Un estado de conciencia alterado
»Esta "visión subyacente" guarda un sorprendente parecido con la cosmovisión hindú y muchos de los términos y conceptos utilizados dentro del movimiento de la Nueva Era transmiten esencialmente la misma realidad que constituye el objetivo del yoga: un estado de conciencia alterado que es como un medio para una experiencia trascendente, espiritual. El problema es que ese contexto es totalmente extraño a la concepción cristiana sobre la naturaleza y propósitos de la oración, meditación y experiencia mística. Más aún, la sola noción de seres humanos uniéndose con una conciencia cósmica divina contradice lo que la iglesia afirma acerca de una verdadera experiencia mística: "Para aproximarse a ese misterio de la unión con Dios, que los Padres griegos llamaban divinización del hombre, y para comprender con precisión las modalidades en que se realiza, es preciso ante todo tener presente que el hombre es esencialmente criatura y como tal permanece para siempre, de tal forma que nunca será posible una absorción del yo humano en el Yo divino, ni siquiera en los más altos estados de gracia". (Aspectos, #14; énfasis agregado)

¿Puede el yoga ayudar a rezar?
»Para aquellos cristianos que quizás deseen usar las técnicas de meditación del yoga como una preparación o una ayuda para rezar, deberíamos estar bien atentos a la verdadera naturaleza de toda actividad espiritual: "la oración cristiana está siempre determinada por la estructura de la fe cristiana, en la que resplandece la verdad mismas de Dios y de la criatura. Por eso se configura, propiamente hablando, como un diálogo personal, íntimo y profundo, entre el hombre y Dios. La oración cristiana expresa, pues, la comunión de las criaturas redimidas con la vida íntima de las Personas trinitarias". (Aspectos, #3)

»Debemos ser igualmente cuidadosos sobre la diferencia fundamental entre las experiencias místicas cristiana e hindú: "Para los cristianos, la vida espiritual consiste en una relación con Dios que se va haciendo cada vez más profunda con la ayuda de la gracia, en un proceso que ilumina también la relación con nuestros hermanos. La espiritualidad, para la Nueva Era, significa experimentar estados de conciencia dominados por un sentido de armonía y fusión con el Todo. Así, «mística » no se refiere a un encuentro con el Dios trascendente en la plenitud del amor, sino a la experiencia provocada por un volverse sobre sí mismo, un sentimiento exultante de estar en comunión con el universo, de dejar que la propia individualidad se hunda en el gran océano del Ser". (Portador, #3.4)

¿Hay otros peligros asociados con el yoga?
»Sí. Recuerde que Aspectos afirmaba que una discrepancia entre una experiencia mística y el estado del alma de una persona podía derivar en "disturbios psíquicos". En otras palabras, una persona que está experimentando realmente un fenómeno místico pero que no está profundamente fundado en Cristo se enfrentará con algunas anomalías espirituales serias. No debería entonces sorprendernos, el descubrir que los fenómenos psíquicos son parte integrante de los "beneficios" del yoga.

Poderes ocultos condenados por Dios
»Por ejemplo, Rammurti S. Mishra (citado anteriormente) afirma que a través del yoga una persona puede "adquirir el poder de ver y conocer sin la ayuda de otros sentidos…", "conocer acontecimientos pasados e incidentes futuros…", "abrir en ti el tercer ojo, que es llamado…[el] ‘ojo divino’", experimentar auras y cuerpos astrales que "vienen a servirlo [al yogi]" y obtener poderes de clariaudiencia y clarividencia. Uno sólo tiene que hojear las páginas del Antiguo Testamento para ver que tales habilidades son realmente poderes ocultos y que están condenados por Dios en la forma más inequívoca y enérgica. (Lev. 19:26,31; Deut. 18:9-14; 2 Reyes 17:13-15, 17-18; 2 Crón. 33:1-2,6)

»De los cuatro maestros de yoga citados anteriormente, Mishra no es el único en afirmar que el yoga puede desarrollar las capacidades psíquicas de una persona o someterla a fenómenos psíquicos. Feuerstein y Bodian observan que las experiencias posibles por medio del yoga incluyen "sueños lúcidos, estados incorpóreos, clarividencia, y otras facultades psíquicas, como así también éxtasis, estados místicos y, en el ápice de todas ellas, alumbramiento".

»Silva, Mira y Shyam Mehta, en Yoga: The Iyengar Way, nos dicen que "Los estados elevados de conciencia [en el yoga]…resultan en sabiduría espiritual. También brindan varios logros supranormales (siddhis), de acuerdo con el objetivo de la meditación. Algunos están dentro de la gama de las experiencias humanas, como la clarividencia y la capacidad de leer las mentes".

Desarrollo de las capacidades psíquicas
»Dadas estas cándidas admisiones hechas por maestros de yoga, de que su práctica tiene como una consecuencia inevitable el desarrollo de las capacidades psíquicas -- en realidad, es su objetivo real – le queda al cristiano creyente un serio dilema moral y espiritual: ¿Debe desarrollar una actividad cuyo objetivo final es cultivar "poderes" que Dios expresamente condena? No debe negarse el hecho que el yoga fomenta estas capacidades y tampoco hay que ocultar el hecho que Dios nos dice que ellas son espiritualmente dañinas para sus criaturas.

El yoga tiene una visión contraria al cristianismo
»El yoga está inextricablemente fundado en una filosofía y en una visión que son substancialmente contrarias a la fe cristiana. Su propósito expreso es alcanzar estados alterados de la conciencia que conduzcan a un "alumbramiento" espiritual. Quizás el peligro latente para los cristianos que lo practican esté bien resumido en la honesta admisión de Feuerstein y Bodian: "En verdad, muchos aspectos del yoga tienen un sabor hindú, como los mantras sánscritos (sonidos sagrados) que los practicantes deben recitar en voz alta o repetir mentalmente, o las ideas sobre la retribución moral (karma) o la reencarnación…. Las personas de cualquier creencia religiosa o espiritual, lo mismo que los mentalmente abiertos agnósticos, pueden practicar el yoga con gran provecho. No obstante, ellos tienden a tener tipos de experiencias yoguísticas que al final los llevan a considerar, si no adoptar, las teorías ofrecidas por la tradición del yoga" (énfasis agregado). ¡Oh! Y yo pensaba que el yoga era sólo un ejercicio físico».


¿Se Puede creer en Jesucristo y practicar de otras religiones?

P, Antonio Larocca SMC.

¿Se Pueden creer en Jesucristo y practicar de otras religiones?


              La fe cristiana es incompatible con las otras creencias como:  ateismo (negar la existencia de Dios), politeísmo (tener múltiples divinidades) panteísmo (negar la existencia del creador,  todo es dios)  gnosticismo (de conocimiento oculto no intelectual), y toda forma de paganismo  porque van en contraposición de la revelación del evangelio de Jesucristo, Dios hecho hombre para redimirnos; a la adoración que le debemos a nuestro Dios uno y trino;  pero lamentablemente surgen algunas sectas con doctrinas y prácticas de esoterismo,  reencarnación, superstición e hinduismo mezclado y presentado con un lenguaje aparentemente cristiano, contraviniendo los concejos de San Pablo: ¡No unciros en yugo desigual con los infieles! Pues ¿qué relación hay entre la justicia y la iniquidad? ¿Qué unión entre la luz y las tinieblas? ¿Qué armonía entre Cristo y Beliar? ¿Qué participación entre el fiel y el infiel? ¿Qué conformidad entre el santuario de Dios y el de los ídolos? Porque nosotros somos santuario de Dios vivo, como dijo Dios: Habitaré en medio de ellos y andaré entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Por tanto, salid de entre ellos y apartaos, dice el Señor. No toquéis cosa impura, y yo os acogeré. (II Corintios 6,14-17).
              La Iglesia católica participa y propicia el dialogo interreligioso, procurando el bien, ante todos los hombres: “En lo posible, y en cuanto de vosotros dependa, en paz con todos los hombres” (Romanos 12,18).  Pero no tolera el sincretismo o mezcla de creencias, en atención a la Escritura: “Pero si lo que inmolan los gentiles,  ¡lo inmolan a los demonios y no a Dios! Y yo no quiero que entréis en comunión con los demonios. No podéis beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios. No podéis participar de la mesa del Señor y  de la mesa de los demonios”(I Corintios 10,20-21)  ¿Acaso la fuente mana por el mismo caño agua dulce y amarga? ¿Acaso, hermanos míos, puede la higuera producir aceitunas y la vid higos? Tampoco el agua salada puede producir agua dulce. (Santiago 3,11).
              Entre las señales del fin de los tiempos la Biblia menciona: la Apostasía (renegar de la enseñanza de Jesucristo,  despotricar de la fe católica) y la venida del Anticristo. Para muchos se dice que estamos al principio de la Apostasía, es decir, que aún no hemos llegado al culmen, techo o culminación de esa apostasía. “Hijos míos, es la última hora. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es ya la última hora. (I Juan 2,18)  La Biblia habla de Anticristos o de precursores del Anticristo: que son los movimientos esotéricos tan de moda hoy en día, astrólogos, futurólogos, canalización, energías, Feng-shui, panteísmo, etc, de la New Age, que tiene tanta fuerza, con sus practicas ocultistas condenadas desde antiguo por la Escritura: “… No practiquéis encantamiento ni astrología”. (Levítico 19,26) “No ha de haber en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, que practique adivinación, astrología, hechicería o magia, ningún encantador ni consultor de espectros o adivinos, ni evocador de muertos”.  (Deuteronomio 18,10). También como precursores del Anticristo se entienden los teólogos desviados de la sana doctrina, sociedades secretas y de los falsos profetas “Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por su propias  pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír  novedades” (II Timoteo 4,3).

El Club Rotario. El hermano menor de la masonería

Por su origen masónico, por sus probadas hostilidades hacia la Iglesia Católica y por su código moral, tan parecido, en casi su totalidad al de la masonería
 
El Club Rotario. El hermano menor de la masonería
El Club Rotario. El hermano menor de la masonería
El Rotary Club: una secta extranjera

El Rotary Club —asociación de hombres, preferentemente de negocios y profesionales, que se proponen moralizar y mejorar los espíritus contribuyendo a la paz universal mediante la práctica de una moral sin dogmas y de un laicismo y naturalismo absolutos— es la masonería internacional esparcida por todo el mundo, como noviciado de la Orden, para probar, ensayar y conquistar adeptos. Sus jefes son elegidos por los masones residentes en la ciudad norteamericana de Evanston, Illinois, cerca de Chicago, sede del organismo central. Al frente de cada club local hay un presidente a quien acompaña el vicepresidente, el secretario, el tesorero y el macero; y en cada distrito de clubes federados existe un gobernador, el cual depende directamente del Club Central, integrado por una Junta Directiva mundial que se renueva anualmente.

Esta Junta Directiva del Rotary International consta de un presidente, tres vicepresidentes, diez directores, un secretario y un tesorero. Uno de los directores, en 1958, fue el cordobés Tristán E. Guevara, Ministro de Trabajo y Previsión en la Argentina de la Revolución Libertadora (hoy esa tarea la ejerce un General del Ejército en situación de Retiro). Para elegir a los directores los distritos se agrupan en zonas. Cada club rotario debe tener entre sus socios un representante de cada profesión, negocio o institución reconocida en la comunidad donde actúa. El número mínimo de socios es veinte y deben ser todos varones.


Su nombre surgió —según se lee en sus estatutos y reglamentos— de la costumbre de celebrar las reuniones del primer club por rotación en los distintos despachos de los socios fundadores. Dos años después ya no se hacían en los domicilios de los asociados sino en los hoteles más lujosos, como cuadraba a la categoría social de sus integrantes, millonarios industriales, magnates de la Banca y de los consorcios comerciales de profundísima penetración internacional. Su lema oficial es: Dar de sí antes de pensar en sí. Se beneficia más quien mejor sirve.

Concomitancias con los hermanitos mayores

El mallete, distintivo del venerable maestro de la logia masónica, es también el distintivo del presidente del club rotario; y la bandera blanca de los masones es el emblema de los rotarios, que han sustituido en ella el águila de dos cabezas por la rueda dentada.

El gobernador, elegido en la reunión anual de los clubes del distrito, debe ser presentado al Rótary Internacional para su aprobación definitiva.

Al candidato se le exige, como requisito indispensable para ser propuesto para tal cargo, de supervisor general, el haber participado en la Convención Internacional Rotaria; pues estos altos jefes resultan ser, en la práctica, agentes de la Junta Directiva en el Exterior. A la Convención Anual de los delegados rotarios precede siempre la Asamblea Internacional de los gobernadores, donde éstos reciben normas de gobierno. De la misma manera, cada gobernador reúne, en abril o mayo, a los presidentes y secretarios de todos los clubes de su distrito, además de la conferencia distrital que anualmente realiza con los socios.

Sus deberes son: remitir mensualmente sus mensajes a los clubes de su jurisdicción y vigilarlos directamente bajo la fiscalización de la Junta Internacional; comunicar a la Junta Directiva de los Estados Unidos los resultados de la Asamblea del distrito, y enviar a estas mismas autoridades internacionales de Chicago el informe anual de sus visitas a los clubes de la zona. Cada presidente de club remitirá por separado el informe semestral al Secretario General del Rotary International.

En la sede central se llevan al día los ficheros de todos los clubes del mundo, enriquecidos con los datos actualizados de cada uno de sus miembros.

Fundado el Rotary Club, o Círculo de la Rueda Dentada, el 23 de febrero de 1905 en Chicago por el abogado masón Paul Harris, adquirió carácter internacional en 1912; estableciéndose en la Argentina el 8 de noviembre de 1919.

La estadística actual totaliza 5200 distritos, 12.000 clubes y 750.000 rotados, de los cuales 6.000 se hallan en nuestro país, donde fun­cionan 380 clubes. [1]

La nueva religión laica de la amistad rotaria

"Nuestro plan —declaró Harris— hace caso omiso de todo credo y glorifica los hechos. Rótary está abierto a protestantes, católicos, judíos, musulmanes, cristianos, budistas, y ateos. ¿Vamos a ser retrógrados, o debemos ir adelante con el progreso de los tiempos?"

Esto es lo que se propone el rotarismo, a saber: racionalismo en doctrina, naturalismo o laicismo en moral e indiferentismo absoluto en religión.

Su semejanza con la masonería radica cabalmente en el naturalismo racionalista, en el indiferentismo religioso y en la moral universal atea. Se proponen mejorar la humanidad por la amistad y la camaradería, sustituyendo el mandil masónico por el mantel laico de la opípara mesa. En esta campaña de mejoramiento social no cuenta para nada la religión; “ni siquiera debemos acordarnos de ella”, decía el gobernador del distrito 63, Abente Haedo, en mayo de 1936,

El católico, soldado por vocación, deberá dejar sus armas a la puerta del club, si desea permanecer en el Rótary y, obligado al combate espiritual, quedará inerme ante los errores que le serán presentados bajo los velos de la indiferencia.

El rotario William Mayer afirmó en México que “todos y cada uno de les rotados deben desterrar de sus mentes los prejuicios de religión y de nacionalidad”; y en 1944 el rotario argentino, doctor del Forno, aseguró que “la moral sin dogmas forma la conciencia del Rótary”.

Ya el rotario belga Hermann Doms había expresado en 1927 que “la moral del Rótary no tiene religión. Es estrictamente neutra en el sentido más amplio de la palabra”.

Para un rotario es muy fácil entonces hablar de tolerancia religiosa en su propaganda laicista; pues, si en nada cree, todo para él resulta una misma cosa.

En 1936 el rotario argentino, Salvador Díaz Moreno, manifestó que “al Rótary no le interesa la religión ni los dogmas revelados; ni dioses ni tampoco santos. El Rótary vive de la realidad del presente; pero en sus entrañas se gesta una “nueva religión laica” de la amistad. El porvenir dirá si tendrá o no su Olimpo".

Y el rotario brasileño Ferraz Alvim decía en el club de San Pablo: “Rótary no tiene moral práctica ni mucho menos teórica”.

En los clubes rotarios se prohíbe a los católicos manifestar su fe religiosa, pero en cambio ella puede recibir allí los más rudos ataques.

En el club de la provincia de San Juan en 1937 —para citar algún caso entre tantos— se desconoció la divinidad de Cristo y se le llamó "bohemio"; y en el club de Buenos Aires, el 21 de julio de 1944, se injurió a los santos de la Iglesia Católica, endosándoles el carácter de “epilépticos” a San Pablo, a San Francisco de Asís, a Santa Juana de Arco y a Santa Bernardita Soubirous. [2]

Este mismo club de la Capital Federal celebró con gran pompa y entusiasmo, el 11 de julio de 1934, el cincuentenario del laicismo escolar argentino; y tal homenaje se repitió en marzo de 1956 junto con el de la masonería, cuando el gobierno de la Revolución Libertadora anunció la plena vigencia de la ley 1420, que consagró nuevamente entre nosotros el laicismo en la escuela, haciéndolo extensivo a todo el país.

El 11 de abril de 1944 decía Julián J. Lastra en el Rótary Club de Neuquén: “Sobre la cumbre de la montaña de los siglos hay una hueva cruz, el Rótary, pero cruz sin víctima odiosa. Nuestro código moral rotario sin principios dogmáticos, sino empíricos, es como el evangelio de la sagrada escritura. Con nuestra política de buena vecindad y nuestra palabra de honor, alcanzaremos la paz entre los hombres y la armonía entre las naciones". Esta es la misma teoría del masón Harris, fundador del Rótary, el cual decía —olvidándose de la venida de Jesucristo y la publicación de su Evangelio— que “el firme cimiento sobre el cual se edificará la paz permanente del mundo y que excluye a cualquier otro es el Rótary" [3]. El 28 de junio de 1946 el Rótarv Club de la ciudad de San Nicolás rindió un público homenaje al partido socialista que, “por su conducta definida y recta, se había puesto lealmente al servicio de la patria”. Pero ¿ignoran, acaso, los católicos rotarlos, que tal partido político ha sido y sigue siendo en nuestro país el tradicional enemigo de la Iglesia Católica?

El 15 de enero de 1958, por primera vez en la historia del Rótary argentino, un Presidente de la Nación (Aramburu), masón Grado 33º, asistió al almuerzo ritual de los miércoles, servido en el Plaza Hotel de Buenos Aires. El Vicepresidente (Isaac Rojas), masón Grado 33º, lo hizo al mes siguiente, el miércoles 12 de febrero. En tal ocasión, el contralmirante Isaac Rojas dijo: “(…) Soy un convencido del bien que hace a la humanidad la organización a que ustedes pertenecen”; y el general Pedro Aramburu —al ser declarado miembro honorario del Rótary por su gobernador metropolitano -doctor Guillermo Garbarini Islas, masón activísimo, mano derecha de Alicia Moreau de Justo en la Junta Consultiva- expresó lo siguiente: “Conozco los altos fines que persigue esta institución y por ello he sentido una gran satisfacción cuando se me ha invitado a concurrir a esta comida de camaradería(…) Ojalá, señores, pudieran multiplicarse en el país instituciones de la naturaleza del Rótary Club, porque de ellas emana una fuerza espiritual tan extraordinaria que, en realidad, son el puntal, la garantía más segura para la democracia y la libertad”.

El 8 de abril de 1959 el Presidente Provisional, Pedro Aramburu, es despedido, en reunión secreta, por el Rótary Club de Ramos Mejía, antes de emprender viaje a Europa. Presidía la mesa, como invitado de honor, el señor Ian Drydale, Gran Maestre de la masonería argentina y agente confidencial de Su Majestad Británica. El homenajeado se hallaba a su derecha revestido -según algunos, cronistas- con su mandil reglamentario, co­rrespondiente al grado 33. [4]

En 1926 los rotados enviaron al verdugo de la Iglesia Católica en México, Plutarco Calles, un telegrama en el cual, después de felicitarlo, le decían: “Estamos resueltos a cooperar con vuestro gobierno mientras podamos”. Al hablar de la cuestión religiosa mexicana declaraba el masón neoyorquino Roberto A. Grennfield: “La masonería se vale de la YMCA (protestante) y del Rótary para combatir al catolicismo”.


Los rotarios son masones disfrazados

Es un hecho que los rotarios florecen donde más abundan los masones, a tal punto que aquellos, generalmente, no son otra cosa que masones disfrazados.

Masón fue su fundador y sus principales colaboradores y masones son los actuales dirigentes internacionales. En Londres existe una logia masónica -la Rótary Lodge- reservada exclusivamente para rotarios masones y cuyo Gran Maestre es el Príncipe Consorte, Felipe de Edimburgo.

El Boletín de enero de 1928 del Gran Oriente Español decía que “los masones podían considerarse como los hermanos mayores de los rotarios, ya que entre una y otra institución hay grandes puntos de contacto”.

“En los clubes rotarios —afirma la revista masónica “Alpina”— tienen su puesto muchos masones; y esto es fácilmente comprensible —añade- dados los principios porque se rige el rotarismo".

No es, por lo tanto, una novedad que en la revista masónica “El Nivel”, editada en Buenos Aires, se informara al público masónico, en su entrega de febrero-marzo de 1944, sobre “los eficientes trabajos realizados por el Gran Maestre de la Gran Logia Argentina en conexión con el Rótary Club".

El masón Pérez Torreblanca decía en la Asamblea de la Masonería Simbólica de España en 1929: “Por sus orígenes los clubes rotarios cumplen una función internacional muy parecida a la masónica, aunque la limitación de sus fines los coloque en la situación de hermanos menores de nuestra Orden. La masonería debe colaborar en este movimiento para que no se desnaturalicen sus fines primordiales”. Y luego, a raíz de las censuras eclesiásticas recaídas sobre los socios de la “rueda dentada”, añadía: “El movimiento rotario, condenado por la Iglesia y perseguido por los obispos, merece una simpática consideración, e incluso el apoyo de integrarlo allí donde las posibilidades masónicas lo permitan”. [5]

El Club de Leones: centro de captación de los rotarios

Entre los diversos centros que deben su iniciación al Rótary, debemos nombrar, por su gran importancia, al Club de Leones. Esta institución, llamada también Lions International, cuya casa matriz se halla en Chicago (de donde salieron los Chicago Boys de Martínez de Hoz), nació en la ciudad estadounidense de Dallas, Texas, en 1917, como hermano menor del Rótary. Según se cree, es una organización internacional de origen masónico que responde a los intereses petroleros de los Estados Unidos (de allí su conexión con Joe y su banda de forajidos). El leonismo ha fundado ya 21.000 clubes en el mundo y cuenta con 1.500.000 asociados, llamados “leones”. La sigla LEONES puede significar, según los intérpretes del leonismo: Lealtad, Entendimiento, Orden, Nobleza de Ideales, Esfuerzo por el progreso y Servicio al individuo. Desde luego, todo ello, para la destrucción de las patrias.

La primera convención de clubes de leones del distrito correspondiente a la Argentina se reunió luego en el teatro El Círculo de la ciudad de Rosario, el 23 de mayo de 1957 (pleno reinado de la Revolución Libertadora), presidida por su delegado internacional, el doctor Humberto Valenzuela García (que ya había estado en Argentina en noviembre de 1954); y al establecerse en Buenos Aires la filial nacional de la institución, resultó elegido como presidente el masón José Fernández Moreno. [6]

Rotarismo y catolicismo

En 1928 condenaron al Rótary, en sendas cartas pastorales, los obispos españoles de Palencia, Almería, Tuy, León y Orense; y luego el episcopado español en pleno el 1º de febrero de 1929.

El primado de Toledo, monseñor Segura y Sáenz, escribía en su pastoral del 23 de enero de 1929: “El Rótary hace profesión de un laicismo absoluto y de una indiferencia religiosa universal, intentando moralizar a los individuos y a las sociedades con total prescindencia de nuestra santa Madre la Iglesia Católica. Mientras predican una moral sin religión para llegar a la paz universal, ocultan -bajo un aspecto comercial, recreativo, filantrópico, pedagógico, neutral, pero siempre laico- la negación de la moral verdadera y de la verdadera religión, que tratan de sustituir con una religión que no es la de Jesucristo".

El obispo de Palencia decía: “La institución rotariana, como tal, hace profesión de laicismo absoluto, de indiferencia religiosa universal, e intenta moralizar a los individuos y sociedades por medio de una doctrina radicalmente naturalista, racionalista y aún atea. Sepan, por tanto, nuestros amados fieles que, dentro de los titulados clubes rotarios, no pueden entrar los buenos católicos".

Y el obispo de Orense señalaba que “tales clubes rotarios no son otra cosa que nuevos organismos satánicos de igual procedencia y espíritu que el masonismo; bien que procuren disfrazarse y aparecer con el marchamo de humanitarismo puro y hasta de caridad cristiana y de fraternidad universal (…). Según todas las señales y testimonios y documentos fidedignos; y aún a juicio y probanza de insignes y meritísimos católicos y prelados de la Iglesia, la organización rotaria resulta sospechosa y debe estimarse vitanda, execrable y maldita".

El cardenal Andrieu, arzobispo de Burdeos, lo condenó en 1929; y, al mencionar estos documentos de los episcopados francés y español, la Revista Eclesiástica de Buenos Aires, en 1929 y 1945, recordaba a los católicos la resolución Nº 87 del Episcopado Argentino que ordena lo siguiente: “Deben nuestros fieles andar muy cautos en dar su nombre y apoyo a asociaciones de carácter internacional con principios doctrinarios opuestos a las enseñanzas de la Iglesia y con gobierno sustraído a toda dirección e influencia de la misma". Y más adelante comentaba que "entre esas asociaciones se puede incluir con justicia al Rótary Club"; por lo que sólo con permiso del obispo, y comprometiéndose a seguir fielmente sus instrucciones, un católico podrá pertenecer por excepción al Rótary.[7]

Porque “el Rótary —escribió el jesuíta José M. Bower en la revista "Estudios" de Buenos Aires en su entrega de octubre de 1928— no es compatible con el catolicismo. Con su moral racionalista, naturalista y laica se alza como rival de la moral evangélica, y entre la moral del Rótary y la moral de Cristo la opción no puede ser dudosa para un católico. Mutilar la verdad divina es un sacrilegio, disimularla es una cobardía y sustituirla por otra es una apostasía”.

Todo sistema ético que no se base en los principios cristianos es inadmisible para un católico, y “las tentativas de acuerdo en este terreno —nos advierte Pío XI en su encíclica Mortálium ánimos del 6 de enero de 1928— no pueden, en ninguna manera, obtener la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, igualmente buenas. Cuantos sustentan esa opinión poco a poco vienen a parar en el naturalismo y ateísmo”. [8]

El Boletín Eclesiástico de la arquidiócesis de Santa Fe del 15 de marzo de 1933 se hace eco de estos conceptos al transcribir un artículo de L´Osservatore Romano, órgano oficioso de la Santa Sede, subrayando el “carácter antirreligioso y anticatólico del rotarismo”. [9]

A las condenas de los obispos españoles y franceses siguieron las del episcopado holandés en su Conferencia de Utrecht de 1930, del episcopado peruano en 1938 y de monseñor Reyes, de Nicaragua, en 1941, los cuales en general dicen: “El Rótary sostiene una doctrina radicalmente naturalista y atea, totalmente indiferente en cuanto a la religión y al culto. Tales clubes son satánicos, de igual espíritu y procedencia que el masonismo (…) Y predican una moral sin religión (…) Por lo que declaramos categóricamente que a ningún católico le está permitido afiliarse al Rótary, y que al pertenecer a él ponen en peligro su salvación eterna”.

La Santa Sede -respondiendo a la consulta de los obispos- lo prohibió terminantemente para todos los clérigos en su “non éxpedit” (no conviene) del 4 de febrero de 1929, y luego Pío XII repitió tal prohibición el 11 de enero de 1951, añadiendo para los fieles en general una exhortación, en la cual les aconseja que se cuiden de pertenecer a sociedades condenadas por la Iglesia o simplemente sospechosas, a tenor del canon 684 del Código de derecho canónico.

La Santa Sede, aclarando la frase curial “non éxpedit”, indicó que “prohibitiónem importat”, o sea, constituye una prohibición [10] Y L´Osservatore Romano, diario oficioso del Vaticano, daba tres razones principales de tal prohibición, a saber: “Por su origen masónico, por sus probadas hostilidades hacia la Iglesia Católica y por su código moral, tan parecido, en casi su totalidad al de la masonería”.

Los rotarios argentinos, al conocer tal decisión de la Santa Sede, hablaron de las “injustas apreciaciones del Vaticano”, de “reviviscencias de la intolerancia medieval”, de que “la Iglesia ha cometido un error muy serio”; y que tal actitud manifiesta en Ella “una autoridad espiritual llena de soberbia”. Con tales apreciaciones sobre el supremo magisterio del Vicario de Cristo en la tierra ¿cómo puede llamarse católico un rotario?

En setiembre de 1945 la revista eclesiástica de Buenos Aires se expresaba así: “El Ordinario no puede permitir que los sacerdotes se afilien o den su nombre a los Rótary clubes, ni tampoco que asistan a las reuniones que aquéllos verifiquen”. [11]

Leemos en L´Osservatore Romano de 1933: “Los rotarios, al pretender ser la auténtica organización práctica de la ética y los maestros y ejecutores de la ley moral que ellos señalan, argumentan en forma parecida a los doctrinarios de la masonería. Por esto la concepción rotariana, así como la masónica, no pueden conciliarse con la doctrina católica”.

El rotarismo, prescindiendo de veinte siglos de vida cristiana, ha dado un salto gigantesco hacia atrás y se ha colocado en plena filosofía pagana y naturalista. Sus rasgos propios e imborrables son: un naturalismo radiccal, un absoluto indiferentismo religioso y un ateísmo práctico completo.

El célebre pensador inglés Chesterton lo define como “una organización sin alma, desprovista de toda dignidad espiritual. El compañerismo rotariano —dice— no tiene nada de cristiano y su teoría de la propia suficiencia es la más negra de las modernas herejías”. Y concluye así el erudito escritor: “El hombre no se basta a sí mismo, debe apoyarse en Dios; y el rotarismo prescinde de toda idea divina en las relaciones humanas. La hermandad de los hombres necesita de la paternidad de Dios. Cuando se suprime o evita la creencia en lo sobrenatural (como hace el Rótary) todo queda reducido a una mezquina colección de presuntuosos. 



REFERENCIAS
[5] TONELLI, Armando, La verdad sobre el Rotary Club, ibídem. ·
[6] Diario La Nación del 31 de mayo de 1957. [7] Revista Eclesiástica de Bs. As., pág. 554 del año 1929 y 532 del año 1945. 47 Calece.
[8] Colección Completa de Encíclicas Pontificias, Tomo I, pp. 1114 a 1120 (Encíclica Mortalium ánimos de Pío XI del 6 de enero de 1928).
[9] Boletín Eclesiástico de la Arquidiócesis de Santa Fe, pág. 153, del 15 de marzo de 1933. [10] Acta Apostolicae Sedis, volumen 21, Nro. 42.
[11] Revista Eclesiástica de Bs. As., pág. 532, año 1945. Publicación del Rotary Club de Bs. As. (folleto), año 1951.
[12] TONELLI, Armando, op. cit.. 
 
 
Masones y rotarios  
Ricardo Gutiérrez acaba de cumplir 43 años. Pertenece a la Masonería desde hace nueve. Su logia celebra dos tenidas -reuniones- dos viernes al mes, de 8 a 10 de la noche, y regresa a casa a medianoche, tras el ágape o cena-. Su esposa no está invitada -sólo puede asistir a las tenidas blancas -asambleas o ágapes abiertos a los familiares y amigos íntimos-. En los países nórdicos y anglosajones es normal que se consuma bastante alcohol; al fin y al cabo es como estar en una peña de amigos y además hay que cumplir con los brindis obligatorios.
Para Ricardo, la cultura y la conciencia política -no tanto el dinero- son absolutamente necesarias, sobre todo en los países latinos. Las tenidas de instrucción, cuando tienen lugar, pueden acabar con su paciencia, ya que ha de memorizar su papel. Las otras tenidas -en especial las que acogen una ceremonia de iniciación o de elevación a un grado superior (en esta última se le sube el salario al que ya fue iniciado en su día)- son más entretenidas: hay que vestirse formalmente, portar un mandil de su propio grado, cubrirse las manos con guantes blancos y seguir atentamente y en silencio las diversas fases del ritual. Hoy le toca a un fontanero, mañana a un economista, otro día a un funcionario de justicia.

Mandil masónico (Rito Escocés)
Mandil del Rito Escocés
En los países anglosajones y latinoamericanos, pertenecer a una logia masónica o a un club rotario, o a ambos, es imprescindible para quien desea progresar en su profesión. En España, ser rotario es un privilegio; ser masón, en cambio, más bien una inconveniencia: la represión franquista, la iglesia católica y la ignorancia general le han creado muy mala fama. En la Masonería, a diferencia de un club rotario, hay ceremonias rituales con esqueletos y tremendos juramentos. Todo está cerrado al escrutinio público. A la esposa de Ricardo no le hace ninguna gracia que su marido se reúna en secreto con no se sabe quién y vuelva a casa con los ojos saltarines. En la tenida del solsticio de verano o del invierno ella puede lucir su vestido nuevo, pero el ambiente es un poco raro; los hombres hablan entre sí de sus cosas y las mujeres tratan de seguir como pueden los brindis de ritual: al Jefe del Estado, a todos los Jefes de Estado que protegen a la Masonería (o Rotary Internacional), al Gran Maestro (o al Gobernador del Distrito), a los masones y rotarios ausentes.
Ricardo recibió una invitación para integrarse en un club rotario, en virtud de su cualificación personal y profesional; pero no así para entrar en el templo masónico: él mismo tuvo que cursar una solicitud de iniciación a la Gran Logia Provincial, cuya dirección le ha proporcionado un amigo. Tras dos meses de espera, sin que nadie se haya puesto en contacto con él, recibe una llamada telefónica anunciándole la visita de un miembro de la logia local. Ricardo está un poco nervioso, ¿Qué podrían preguntarle? Por si acaso improvisa un cuestionario sobre su opinión acerca de la Masonería, la Iglesia Católica, la familia, el trabajo, la nación. Cuando suena el timbre de la puerta de su casa, a Ricardo se le acelera un poco el pulso. Delante de él aparece un hombre trajeado, moreno, con entradas prominentes, y una sonrisa cortés. La conversación es cualquier cosa menos un interrogatorio; Ricardo esperaba mayor agresividad por parte de aquel hombre, que se presenta como Juan Orts. ¿Por qué quiere ser masón? ¿Cree en Dios? ¿Tiene un trabajo estable? El intercambio es suave, informal, sin dirección por parte del visitante. “Ha sido un placer conocerte; pronto recibirás la visita de otro miembro de la logia.”  “¿Algún problema? ¿He dicho algo que no debiera?” “No, de ningún modo. Tú tranquilo.”  De nuevo el silencio durante otras cuatro o cinco semanas, o varios meses, y hasta años. Ricardo está pasando la etapa conocida como aplomación, es decir, va a ser entrevistado por tres miembros designados por el Venerable  -el presidente- para informar a la logia sobre el candidato. Transcurrido el tiempo de costumbre, su nombre es sometido a una votación. Si las bolas salen blancas, se procederá inmediatamente a su iniciación. Ricardo acudirá a un lugar fijado de antemano, vestido con traje oscuro, camisa blanca, zapatos negros y corbata negra y se le invitará a entrar en la logia.
Ricardo recordará esa noche el resto de su vida. Alguien le hará pasar a una cámara de reflexión, donde se le pedirá que elabore su testamento. Frente a él cuelga un letrero con el acrónimo V.I.T.R.I.O.L. (al parecer, una locución latina equivalente a Visita Interiora Terrae Rectificando Invenies Occultum Lapidem, es decir, Visita el Interior de la Tierra y Rectificando Hallarás la Oculta Lápida - en inglés, Visit the Interior of the Earth and Rectifying you will Find the Hidden Stone).
 
Cámara de reflexión - V.I.T.R.I.O.L.
 
Más adelante sabrá que en el rito de emulación no hay cámara de reflexión, pero sí en el rito escocés, que es el que se practica en la logia a cuyas puertas ha llamado.
 
Cámara de Reflexión - Logia Constante Alona, Alicante
"Cámara de reflexión" de la logia Constante Alona de Alicante
A continuación se le despojará de todo objeto de metal, de sus gafas doradas, de su chaqueta y del zapato de su pie derecho, donde le será colocada una zapatilla. Por último le pedirán que se suba la pernera del pantalón izquierdo hasta la rodilla, que se desabroche la camisa mostrando el pecho por el lado izquierdo, y le cubrirán los ojos con un pañuelo rojo. “¿Ves algo?”  “No.” “Bien, dame la mano y, a partir de ahora, sigue las instrucciones que te den. No sueltes mi mano hasta que lo haga yo." Ricardo ha leído algo sobre las pruebas a las que va a ser sometido. Pero estar a ciegas en un lugar desconocido, guiado por una persona que le habla con voz firme y le oprime la mano y el antebrazo, cambia un poco su actitud abierta y amigable y le transforma en un ser indefenso.
Ricardo Gutiérrez ha solicitado, pues, la iniciación en la logia local, que acaba de ser instalada. No hay aquí un "principio de clasificaciones", como entre los rotarios, que impide el predominio de un grupo profesional en particular; por el contrario, la logia acoge prácticamente a todas las ocupaciones laborales provechosas y Ricardo, que trabaja para la industria del aluminio, es el único empresario del grupo y se tendrá que codear con un médico pediatra, un cirujano, dos abogados (un laboralista y un penalista), varios funcionarios, un fotógrafo y un economista. Estando obligado a asistir a todas las tenidas, su falta injustificada a cuatro consecutivas puede significar, al menos teóricamente, la pérdida de su condición de miembro, aunque la norma no es muy estricta. Cuando tenga que realizar un viaje, podrá consultar el directorio oficial, que le informará de la fecha, hora y lugar de reunión de todas las logias del mundo. Basta presentar la tarjeta de miembro (denominado pasaporte), el último recibo de afiliación y someterse a un breve examen de reconocimiento para asistir a la reunión de cualquier logia que se encuentre a su paso. Portar un emblema en la solapa de su chaqueta, con arreglo a su grado, puede ser suficiente.
 
Cruz de San Jorge, distintiva de la francmasonería nórdica
Cruz de San Jorge, emblema de la masonería nórdica
 
Emblema con la escuadra y el compás realizado en esmalte
Esmalte con la escuadra y el compás (3o)
 
Placa conmemorativa en la Biblioteca Arús de Barcelona
Placa conmemorativa en la Biblioteca Arús de Barcelona
Algo parecido le ocurrirá cuando salga de su ciudad y visite un club rotario a la hora del almuerzo o la cena; allí podrá dar un triple abrazo a sus colegas y sentarse a comer un codillo con verduras del país, a la vez que fija sus contactos profesionales si así lo desea. Ricardo no conoce el perfil-caricatura del rotario trazado por el escritor norteamericano Sinclair Lewis. El protagonista de su novela Babbit (1922) es un espíritu agresivo, entusiasta, optimista, con sentimientos poco pulidos. Ganar dinero y triunfar en el negocio es objetivo esencial de su tránsito por el mundo. La vida intelectual es para él una excrecencia superflua. El único control que admite es el de la censura social. Babbit se mueve entre la superficialidad, la vulgaridad, el esnobismo y la complacencia.
Pero el Babbit de Lewis, contra el que se alzaron en airada protesta los rotarios de todo el mundo (los masones no suelen airear sus trapos sucios) no responde en absoluto a las manifestaciones de Rotary Internacional ni a las de cualquier Gran Logia. El prototipo del masón-rotario se ha expresado, por ejemplo, en la atención prestada a los refugiados de los dos últimas guerras mundiales y a los de la Guerra Civil española, acogidos en Méjico y en otros países hispánicos como hermanos. El contenido filantrópico y humanitario de la Francmasonería y de Rotary Internacional ha llevado a la creación de hospitales, residencias de ancianos y diversas fundaciones cuyos programas de financiación de diferentes proyectos -erradicación de la polio, becas de formación de investigadores - absorben presupuestos gigantescos. El valor patrimonial y de los servicios que prestan las logias masónicas y los clubes rotarios es incalculable, pero supera fácilmente 6.000 millones de euros, minuciosamente contabilizado por los departamentos correspondientes. Las cuotas de los millones de socios, puntuales y disciplinados, auguran una vida prolongada y vigorosa para la Francmasonería y para Rotary Internacional. Cada masón y cada rotario paga cuotas mensuales o trimestrales para sufragar los gastos de su organización -preparación de las logias provinciales y nacionales, los gobernadores de distrito, las actividades de la junta directiva, el desarrollo de programas y publicaciones, sueldos de funcionarios, la misma administración-. Los fondos de inversiones, hábilmente custodiados por expertos en finanzas -masones y rotarios que actúan como voluntarios- aseguran el equilibrio entre los ingresos y los gastos.
Rotary Internacional nació a principios de siglo en Estados Unidos. Paul Harris, abogado de Chicago, fundó un club de hombres de negocios, algunos de ellos masones, con representación de diversas profesiones, capaz de llevar al grupo más allá de la amistad interesada. La primera reunión formal tuvo lugar el 23 de febrero de 1905, dándosele inicialmente al club el nombre de "rotario" por la costumbre de celebrar las reuniones de forma rotativa en los locales de los socios. Al ampliarse el número de éstos, hubo que hacer las reuniones más funcionales, trasladándolas a un lugar fijo a la hora del almuerzo.

Paul Harris, fundador de Rotary International (23 de febrero de 1905)
En los años sucesivos se fueron creando derivaciones del club fundador. En julio de 1910 (el año rotario comienza el 1 de julio y termina el 30 de junio del año siguiente) tuvo lugar el primer congreso nacional, en el que se formularon los principios del rotarismo. La apertura de nuevos clubes en Europa les llevó a adoptar el nombre de Rotary Internacional. Rotary ha sido la precursora de otros movimientos asociativos, como Kiwanis o Leones. El primer club rotario de España se formó en Madrid en 1920, siendo disuelto al término de la Guerra Civil. En 1977, con la nueva Ley de Asociaciones, reanudó sus actividades aprobando, entre otras, una resolución sobre los derechos humanos: "Donde la libertad, la justicia, la verdad, la santidad de la palabra empeñada y el respeto a los derechos humanos no existen, Rotary no puede vivir ni sus ideales prevalecer."