domingo, 30 de diciembre de 2012

Eucaristía y la familia


Non relinquan vos orphanos.
«No os dejaré huérfanos» (Joann, XIV, 18)


La Imitación de Cristo dice: «Cuando Jesús está presente, todo es bueno y nada se hace difícil; más cuando está ausente, todo es duro» (L. II, cap. VIII).

¿Qué sería de nosotros si el Salvador se hubiese contentado con vivir con nosotros solamente durante su vida mortal?

Esto hubiese sido ya, sin duda, una gran misericordia y habría bastado para merecernos la salvación y la gloria eterna; pero no impediría que fuésemos los más desgraciados de los hombres. ¿Es posible que así sea -dirá alguno- contando con la gracia, la palabra de Jesús, sus ejemplos y las pruebas excesivas de su amor? Sí; con todo eso seríamos los más desdichados de los hombres.

I

Contemplemos una familia agrupada, reunida en torno de su cariñoso padre: es una familia feliz. Más si se le arrebata al jefe, las lágrimas ocupan el lugar de la alegría y de la felicidad; faltando el padre, ya no hay familia.

Ahora bien: Jesús vino al mundo para fundar una familia: «Los hijos estarán contentos -dice el Profeta- alrededor de su mesa como nuevos retoños de olivo». (Ps. CXXVII, 3). Que desaparezca nuestro Jefe y la familia se habrá dispersado.

Sin Nuestro Señor Jesucristo, nosotros nos hallaríamos como los Apóstoles durante la pasión, errantes y sin saber que iba a ser de ellos, y eso que estaban cerca de Jesucristo, y de Él lo habían recibido todo; habían visto sus milagros, acababan de ser testigos de su vida, pero les faltaba el padre y ellos no constituían ya una familia, ni eran entre sí hermanos, sino que cada uno andaba por su lado.

¿Que sociedad puede subsistir sin jefe?

La Eucaristía es, por consiguiente, el lazo de unión de la familia cristiana: quitad la Eucaristía y habrá desaparecido la fraternidad. Los protestantes, que no poseen la Eucaristía ¿han conservado acaso la fraternidad cristiana? No. Ellos son extraños los unos a los otros. Aún cuando se hallen reunidos en sus templos no forman una familia; cada uno es libre para pensar y hablar como le plazca; sus templos no son sino grandes salones. ¿Convidan acaso esos templos a la oración?

Y a los católicos que no frecuentan la Eucaristía, ¿se les puede considerar como hermanos? Propiamente no; en las familia en que padres y los hermanos no comulgan, el espíritu de unión desaparece, la madre viene a ser una mártir y las hermanas son perseguidas. No, no; sin la Eucaristía no hay familia cristiana.

Más luego que Jesucristo reaparece, se reconstituye la familia. Ved la gran familia cristiana, la Iglesia: celebra muchas fiestas, y es fácil comprenderlo; fiestas en honor del padre de familia, en honor de la madre y de los santos, que son nuestros hermanos; y así todas estas fiestas tienen su razón de ser.

¡Bien sabía Jesucristo que mientras durase la familia cristiana, Él había de ser su padre, su centro, su alegría y su felicidad!

Por eso, cuando nos encontramos unos con otros, podemos saludarnos con el título de hermanos, pues acabamos de levantarnos de la misma mesa; así los Apóstoles llamaban instintivamente hermanos suyos a los primeros cristianos.

¡Ah! El demonio sabe también perfectamente que, alejando las almas de la Eucaristía, destruye la familia cristiana y nos volvemos egoístas; no hay más que dos amores; el amor de Dios, o el amor de sí mismo; por fuerza debemos de tener el uno o el otro.

II

En la presencia de Jesucristo encontramos, además, nuestra protección y salvaguardia. Jesús ha dicho: «No hagáis resistencia al agravio: antes, si alguno te hiere en la mejilla derecha, vuélvele también la otra, y al que quiera armarte pleito para quitarte la túnica, alárgale también la capa». (Matth, V, 39-40). Parece que Jesús aquí en la tierra no nos concede como cristianos m{as que un derecho, el derecho a la persecución y a la maldición de los hombres. Pues bien: si se nos quita la Eucaristía, ¿a dónde iremos a pedir la fuerza que necesitamos para practicar tal doctrina? Una vida así no sería soportable. Jesús nos habría condenado a insoportables galeras. ¿Podía Jesús rey abandonar a su pueblo, después de haberse empeñado con él en sangrienta guerra?

Tenemos, es cierto, la esperanza del Cielo. Pero ¡aparece a nuestros ojos tan lejana esta recompensa! ¡Cómo! ¿El los veinte o cuarenta años que tenga que vivir en esta tierra de miserias habré de vivir tan sólo de una esperanza tan remota? Más el corazón tiene necesidad de un consuelo; necesita desahogarse con un amigo. Aunque quiera no podré hallar este amigo en el siglo. ¿A quién iré pues? El que no tiene fe en la Eucaristía responde: “Abandonaré mi religión y abrazaré otra que me deje en completa libertad”. Es lógico: no es posible vivir continuamente penando, sin gozar jamás de consuelo alguno; es imposible vivir sin Jesús.

Id, pues, a buscarle en su Sacramento: Él es vuestro amigo, vuestro guía, vuestro padre. El hijo que acaba de recibir un beso de su madre no es más feliz que el alma fiel que ha estado conversando con Jesús. No comprendo que haya hombres que sufran sin tener una gran devoción a la Eucaristía; sin ella caerían en la desesperación. Y no es extraño, puesto que a San Pablo, dotado de gracias tan extraordinarias, se le hacía la vida pesada y fastidiosa. ¡Oh, si; sin la presencia de Aquél que dice a las pasiones: “No subiréis más alto, no invadiréis la cabeza y el corazón de este hombre”, se cae en la locura! ¡Que bueno es Jesús quedándose perpetuamente en la Eucaristía!

III

Su sola presencia disminuye el poder de los demonios, y les impide dominar como antes de la Encarnación. Por eso, desde la venida del Salvador, es escaso relativamente el número de los posesos; en los países infieles abundan más que en los nuestros, y el reinado del demonio se acrecienta a medida que disminuye la fe en la Eucaristía. Y vuestras tentaciones tan terribles y furiosas algunas veces, ¿no se calman con frecuencia en cuanto entráis en una iglesia y os ponéis en relación con Jesús sacramentado? Entendedlo bien, Él es quien manda en las tempestades.

Jesús está con nosotros; y mientras haya un adorador sobre la tierra, estará con él para protegerle. He aquí la explicación de la vida indeficiente de la Iglesia. ¿Se teme a los enemigos de la Iglesia? Pues es señal que falta la fe. Pero es necesario honrar y servir a nuestro Señor en su sacramento. ¿Qué podría hacer un padre de familia a quien se menospreciase e insultase? Se marcharía del hogar. Guardemos bien a Jesús y nada tenemos que temer.

Si amamos a Jesús en la Eucaristía, si nos arrepentimos de nuestras faltas cuando con ellas le hemos causado alguna pena, no nos abandonará. Lo esencial es que no le abandone yo primero, a fin de que pueda Él siempre decir: “Tengo una casa mía”. Y cuando el fuerte armado custodia la casa, la familia descansa tranquila.

OBRAS EUCARÍSTICAS
SAN PEDRO JULIÁN EYMARD.


Santa Hildegarda

Película sobre la vida y profecías de Santa Hildegarda CLICK AQUI





VIDA DE SANTA HILDEGARDA

Santa Hildegarda nació en 1098 en Bermersheim, cerca de Maguncia, Alemania, última de los diez hijos de un matrimonio de la nobleza local. Sus padres consideraron que Hildegarda debía ser dedicada al servicio de Dios, como "diezmo". A los 6 años comenzó a tener visiones que siguieron durante el resto de su vida. Cuando la niña contaba ocho años (1106), la entregaron para su formación a Jutta, de la familia de condes de Spannheim, la cual vivía en una pequeña casita adosada al monasterio de los monjes benedictinos fundada por san Disibodo en Disibodenberg. Jutta instruyó a la joven en la recitación del Salterio, y la enseñó a leer y escribir. La reputación de la santidad de Jutta y de su alumna pronto se extendió por la región y otros padres ingresaron a sus hijas en lo que se convertiría en un pequeño convento benedictino agregado al monasterio de Disibodenberg. Más tarde, a la edad de 15 años, Hildegarda profesó como monja en este lugar. Las visiones continuaron durante toda su vida, aunque Hildegarda solo informó inicialmente de ellas a Jutta, y después al monje Volmar de Disibodenberg, primero preceptor de Hildegarda y luego su secretario y escriba hasta su muerte en 1173. Cuando Jutta murió en 1136, Hildegarda fue elegida abadesa de la comunidad a la edad de treinta y ocho años.
Como las visiones continuaban, el monje Godfrey, su confesor, lo reveló a su abad, el cual lo comunicó al arzobispo de Maguncia, que examinó sus visiones con sus teólogos y dictaminó que eran de inspiración divina, y la ordenó que comenzase a escribirlas.
En el año 1141, Hildegarda comenzó a escribir su obra principal, Scivias, (Scire vías Domini ó vías lucís = Conoce los Caminos), obra que tardó diez años en completar (1141-1151). Hildegarda tenía dudas sobre la oportunidad de escribir o no lo que percibía, y recurrió a San Bernardo de Clavaral, fundador de monasterios y uno de los grandes doctores de la Iglesia, con el que en el futuro mantendría una fluida relación epistolar, para que la aconsejara. No solo recibió la aprobación de este santo, sino que cuando el Papa Eugenio III fue a la región con motivo del Sínodo de Tréveris en 1147-1148, el arzobispo de Maguncia a instancias del abad de Disibodenberg presento al Papa una parte del Scivias con las visiones de Hildegarda. El Papa designó una comisión de teólogos para examinarlos, entre ellos Albero de Couní, obispo de Verdún, y después de recibir el informe favorable de la comisión, dió la aprobación papal a este texto, llegando a leer partes del libro a los prelados reunidos en el Sínodo. El Papa dictaminó: "Sus obras son conformes a la fe y en todo semejantes a los antiguos profetas" y escribió a Hildegarda instándola a continuar la obra y animando y autorizando la publicación de sus obras.
Aprobación tan señalada era el reconocimiento oficial de que la labor de Hildegarda estaba inspirada por Dios. Hildegarda se apresuró entonces, llevada de enardecido celo, á refutar de palabra y por escrito los errores de los herejes cátaros. Así llegó á ser una de las columnas más firmes de la Iglesia por aquel tiempo. Su fama hizo que su comunidad creciera de modo que tomó la decisión de establecer a sus monjas en un monasterio propio, sin ninguna dependencia de la abadía de monjes de Disibodenberg, para lo que fundó un convento en Rupertsberg, cerca de Bingen. Fue el primer monasterio de monjas autónomo, pues hasta entonces siempre habían dependido de otro de varones Entre 1147 y 1150 las monjas se trasladan a su nuevo monasterio. Los monjes de Disibodenberg se opusieron a este traslado, pues veían disminuidas las rentas y la influencia de su monasterio, pero la tenacidad y energía de Hildegarda venció todas las dificultades y en 1150 el Arzobispo consagró el nuevo monasterio, que siguió atrayendo numerosas vocaciones y visitantes.
En la década de los años 1150 comienza su obra musical, de la que se conservan más de 70 obras con letra y música, himnos, antífonas y responsorios, recopiladas en la Symphonia armoniae celestium revelationum, (Sinfonía de la Armonía de Revelaciones Divinas) la mayoría editadas recientemente, así como un auto sacramental cantado, titulado "Ordo virtutum" (1150?).
Entre 1151-1158 escribió su obra de medicina bajo un único título: Liber subtilitatum diversarum naturarum creaturarum (Libro sobre las propiedades naturales de las cosas creadas). En el siglo XIII fue dividido en dos textos. Physica (Historia Natural), también conocido como Liber simplicis medicinae (Libro de la Medicina Sencilla), y Causae et Curae (Problemas y Remedios), también conocido como Liber compositae medicinae (Libro de Medicina Compleja).
Entre 1158 y 1163 escribió la Liber Vitae Meritorum, y entre 1163 y 1173-74 la Liber Divinorum Operum, considerados junto con el Scivias como las obras teológicas más importantes de Hildegarda.
Una de sus obras es la Lingua Ignota (1150?) formada por unas 1000 palabras y un alfabeto de veintitrés letras (Litterae Ignotae), de las que solo hay información fragmentaria.
Se conservan casi 400 cartas a personas de toda índole que acudían a ella en demanda de consejos como árbitro que dirimiese sus contiendas. De ellas, ciento cuarenta y cinco están recogidas en la Patrología Latina de Migne. Hildegarda escribió cartas a Papas, cardenales, obispos, abades, reyes y emperadores, monjes y monjas, hombres y mujeres de todas clases tanto en Alemania como en el extranjero. Se conservan las cartas cruzadas con dos emperadores, Conrado III y su hijo y sucesor el emperador Federico I Barbarroja, con los Papas, Eugenio III, Anastasio IV, Adriano IV y Alejandro III, con el Rey inglés Enrique II y su esposa Leonor de Aquitania, y una larga serie de nobles, cardenales y obispos de toda Europa, a quienes aconsejaba y si era necesario reprendía, escuchada por todos como referencia moral de su tiempo.
Completan su obra una serie de tratados menos conocidos: Solutiones triginta octo quaestionum (1178) (Respuesta a 38 preguntas); Expositio Evangeliorum (Explicación del Evangelio), Explanatio Regulae S. Benedicti (Comentario de la Regla de San Benito), Explanatio Symboli S. Athanasii (Comentario del Símbolo Atanasiano), Vita Sancti Ruperti (1150?) Vida de San Ruperto y Vita Sancti Disibodi (1170) Vida de San Disibodo, algunas de ellas de fecha desconocida.
Hildegarda realizó al menos cuatro grandes viajes fuera de los muros del convento (entre 1158 y 1171, a lo largo de los ríos Nahe, Meno, Mosela, y Rin) a instancias de los prelados de diversos lugares. En ellos predicó en iglesias y abadías sobre los temas que más urgían a la Iglesia: la corrupción del clero y el avance de la herejía de los cátaros. En su tercer viaje, (entre 1161 y 1163) cuando visitó Colonia a instancias de los Canónigos Capitulares para predicar contra la herejía de los cátaros, lo hizo pero también y con gran énfasis, recriminó con dureza y achacó el auge de la misma a la vida disoluta que llevaban los mismos canónigos, los clérigos y a la falta de piedad de los mismos y del pueblo cristiano en general, lo que da idea de su carácter. Fue la única mujer a quien la Iglesia permitió predicar al pueblo y al clero en templos y plazas. De sus cartas se desprenden los itinerarios y la finalidad de sus viajes que realizaba en barco y a caballo, un autentico sufrimiento para su naturaleza débil.
En 1165, y debido al incremento de monjas en el convento de Rupertsberg, parte de ellas se transladaron al cercano convento de Eibingen, entoces vacío.
Murió el 17 de septiembre de 1179 y fue sepultada en la iglesia de su convento de Rupertsberg del que fue Abadesa hasta su muerte. Sus reliquias permanecieron allí hasta que el convento fue destruido por los suecos en 1632. Actuamente sus restos se encuentran en Eibingen.
En ninguna de las obras o cartas, Hildegarda se atribuye a sí misma ningún mérito, antes bien, se define como "pobre criatura falta de fuerzas". Todo lo que sabe y hace, es obra de Dios. Las visiones, las revelaciones, las curaciones que realizó, fueron sobrenaturales: "todas las cosas que escribí desde el principio de mis visiones, o que vine aprendiendo sucesivamente, las he visto con los ojos interiores del espíritu y las he escuchado con los oídos interiores, mientras, absorta en los misterios celestes, velaba con la mente y con el cuerpo, no en sueños ni en éxtasis, como he dicho en mis visiones anteriores. No he expuesto nada aprendido con el sentido humano, sino sólo lo que he percibido en los secretos celestes". (Prólogo del Liber Divinorum Operum)
Se puede considerar que Hildegarda continuó el trabajo de los profetas en la proclamación de las verdades que Dios deseó que supiera la humanidad: "Escribe pues estas cosas, no según tu corazón, sino como lo quiere mi testimonio, de mí, que soy vida sin principio ni fin, ya que no son cosas imaginadas por ti, ni ningún otro hombre lo ha imaginado, sino son como Yo las he establecido antes del principio del mundo". (Prólogo del Liber Divinorum Operum

Disibodenberg (La montaña de Disibodo) (Foto cortesía de Google Earth)
El Monasterio de Disibodenberg ("la montaña de Disibodo"), está situado en la confluencia de los ríos Nahe y Glan, 25 Km al SO de Bingen. Los orígenes de este asentamiento, lugar de culto ya desde tiempos precristianos, se remontan al año 650 aproximadamente, cuando el monje irlandés San Disibodo (620 al 700), fundó, con unos compañeros, un pequeño monasterio para el auxilio espiritual de los habitantes de la zona. A su muerte, su tumba milagrosa se convirtió en un lugar de peregrinación. San Disibodo se menciona documentalmente por primera vez en el Martyrologium de Rabanus Maurus, Arzobispo de Maguncia, fechado hacia el año 850. Alrededor de 1170 Santa Hildegarda escribía una biografía del santo, "Vita Sancti Disibodi".
Durante los dos siglos siguientes el monasterio sufrió pillajes y destrucciones en sucesivas guerras. Los monjes huyeron y los edificios fueron abandonados.
Hacia el año 1000 el Arzobispo de Maguncia refundó el monasterio con doce monjes. Posteriormente (hacia 1112), adosado y dependiente del monasterio, hubo una pequeña casita o ermita en la que vivía Jutta, hija de los condes de Spannheim, como cabeza y primer miembro de un convento femenino, al cual entró Santa Hildegarda.
En 1136 murió Jutta y Santa Hildegarda fue elegida abadesa. En este convento, en el año 1141, Hildegarda comenzó a escribir su primera obra, Scivias, que tardó diez años en completar. En 1147 Hildegard dejó Disibodenberg, transladandose a Rupertsberg con 18 monjas.
El monasterio de Disibodenberg fue arruinado y parcialmente destruido en varias ocasiones en el curso de sucesivos enfrentamientos entre nobles o en diferentes invasiones. En 1559 cerró definitivamente. Hubo algunos intentos de restauración, el más serio a cargo de españoles: el General Spinola intentó en 1631 y 1639 restaurar el monasterio con la ayuda de los benedictinos, pero estos intentos no cuajaron.
En el siglo XVIII los restos fueron desmantelados, pues sus piedras empezaron a usarse como cantera.
Actualmente el lugar está en manos privadas. En 1989 sus propietarios lo cedieron a una fundación: "Fundación Scivias", que se dedica la investigación de la obra de Santa Hildegarda y a la preservación de las extensas ruinas del monasterio.


San Rupert vivó en el siglo IX, hijo de un noble cuyas posesiones se extendían casi hasta la ciudad de Maguncia. Por influencia de Bertha, su cristiana madre, construyó en ese lugar un oratorio y  alojamientos donde atendían a los mas necesitados. Despues de una peregrinación a Roma y a la edad de veinte años, Ruperto  moría de fiebres. Bertha sobreviviría a su hijo casi 25 años, continuando con la obra de su hijo dedicada al servicio de Dios. Más tarde la población agradecida erigiría una capilla en su recuerdo.
Según cuenta el secretario de Santa Hildegarda, Theoderich, en su Vida, el Espiritu  mostró a la santa este lugar, al cual debería trasladarse con su congregación abandonando Disibodenberg. Como parece que era reticente a la mudanza, fue castigada por su retraso en cumplir el mandato divino, de tal forma que no podía ni moverse ni ser movida de la cama por más fuerza que se hiciera. Solo cuando manifestaba su disposición a cambiar de vivienda, recuperaba su fuerzas y la movilidad.
Así pues, el convento de Rupertsberg fue fundado en 1147 por Sta. Hildegarda, abadesa de Disibodenberg. En 1150 Sta. Hildegarda y dieciocho hermanas nobles se transladaron al convento. En 1152 el arzobispo de Maguncia bendijo y dedico  el altar mayor de la iglesia a Sta. Maria  y a los apóstoles Felipe y Santiago, a San Rupert y a San Martín.
Permaneció como convento benedictino hasta 1215, entonces se instaló  una comunidad de monjas Cistercienses, hasta 1632, fecha en la que los suecos incendiaron y destruyeron el convento de Rupertsberg, durante la Guerra de Treinta Años.
La comunidad fue transferida en 1632 a Eibingen, donde permaneció hasta su disolución final, por las autoridades napoleónicas, en 1803.
Sta. Hildegarda fundó y vivió en este convento hasta su muerte, el 17 de septiembre de 1179. Sus huesos están  desde 1642 en la iglesia de Eibingen.
Las ruinas del convento fueron en adelante cantera para la construcción de otros edificios. Los restos que quedaban fueron dinamitados en 1857 para la construcción del ferrocarril. Solo permanece de esa época la  bóveda de sótano, conservada cuidadosamente por el actual propietario de esa parte del antiguo monasterio.
Desde el siglo XIX el lado del río donde se encontraba el convento se denomina Bingerbrück. (Volver al Texto)

Viajes de Santa Hildegarda
Hildegarda realizó al menos cuatro grandes viajes fuera de los muros del convento entre 1158 y 1171, a lo largo de los ríos Nahe, Meno, Mosela, y Rin.


Sta. Hildegarda de Bingen fundó dos conventos,  el convento Rupertsberg  (montaña de Rupert) cerca de Bingen y el convento Eibingen, al otro lado del Rin.
El convento de Eibingen habia sido originariamente  fundado en 1148 por una dama noble, Marka de Rüdesheim, pero debido a  las guerras del  Emperador Federico Barbarroja había sido abandonado.
El número de hermanas en la  fundación de Rupertsberg crecía. En 1165 Sta. Hildegarda adquirió y fundó de nuevo  este convento, a él transladó  a 30 hermanas desde Rupertsberg a las que  visitaba dos veces por semana.
En 1219 el papa Honorio III ponía al convento de Eibingen bajo su protección. El convento entró en la decadencia durante el siglo dieciséis, de forma que en 1575 vivían en el convento Eibingen solamente tres hermanas que finalmente acabaron transladandose.
Durante la guerra de los 30 años, en 1632, los suecos incendiaron y destruyeron el convento de Rupertsberg. Las reliquias de Hildegarda que se encontraban en ese convento, despues de un breve paso por Colonia, llegaron a Eibingen donde aun se custodian.
Eibingen vivió momentos de esplendor durante los siglos XVII y XVIII. En 1814 el convento se cerró,  dentro de la ola de secularización que asoló esta parte de Alemania, y parte de sus dependencias se destruyeron.
La actual comunidad (una rama benedictina) se estableció en 1904 gracias a los auspicios de un noble (con un paréntesis durante la II GM). Las reliquias de Santa Hildegarda se guardan en un relicario que se expone en la Iglesia parroquial de Eibingen.
Convento de Eibingen actualmente:
Altar de la Iglesia parroquial de Eibingen y Relicario:





Santa Hildegarda de Bingen, Monja Profesa de la Orden de San Benito,
es proclamada Doctora de la Iglesia universal


BENEDICTO PP. XVI
Ad perpetuam rei memoriam

1. «Luz de su pueblo y de su tiempo»: con estas palabras el beato Juan Pablo II, nuestro venerado predecesor, definió a santa Hildegarda de Bingen en 1979, con ocasión del 800º aniversario de la muerte de la mística alemana. Y verdaderamente, en el horizonte de la historia, esta gran figura de mujer se perfila con límpida claridad por santidad de vida y originalidad de doctrina. Es más, como para toda auténtica experiencia humana y teologal, su autoridad supera decididamente los confines de una época y de una sociedad y, a pesar de la distancia cronológica y cultural, su pensamiento se manifiesta de perenne actualidad.
En santa Hildegarda de Bingen se advierte una extraordinaria armonía entre la doctrina y la vida cotidiana. En ella la búsqueda de la voluntad de Dios en la imitación de Cristo se expresa como una constante práctica de las virtudes, que ella ejercita con suma generosidad y que alimenta en las raíces bíblicas, litúrgicas y patrísticas a la luz de la Regla de San Benito: resplandece en ella de modo particular la práctica perseverante de la obediencia, de la sencillez, de la caridad y de la hospitalidad. En esta voluntad de total pertenencia al Señor, la abadesa benedictina sabe involucrar sus no comunes dotes humanas, su aguda inteligencia y su capacidad de penetración de las realidades celestes.
2. Hildegarda nació en 1089 en Bermersheim, en Alzey, de padres de noble linaje y ricos terratenientes. A la edad de ocho años fue aceptada como oblata en la abadía benedictina de Disibodenberg, donde en 1115 emitió la profesión religiosa. A la muerte de Jutta de Sponheim, hacia 1136, Hildegarda fue llamada a sucederla en calidad de magistra. Delicada en la salud física, pero vigorosa en el espíritu, se empleó a fondo por una adecuada renovación de la vida religiosa. Fundamento de su espiritualidad fue la regla benedictina, que plantea el equilibrio espiritual y la moderación ascética como caminos a la santidad. Tras el aumento numérico de las religiosas, debido sobre todo a la gran consideración de su persona, en torno a 1150 fundó un monasterio en la colina llamada Rupertsberg, en Bingen, adonde se trasladó junto a veinte hermanas. En 1165 estableció otro en Eibingen, en la orilla opuesta del Rin. Fue abadesa de ambos.
Dentro de los muros claustrales atendió el bien espiritual y material de sus hermanas, favoreciendo de manera particular la vida comunitaria, la cultura y la liturgia. Fuera se empeñó activamente en vigorizar la fe cristiana y reforzar la práctica religiosa, contrarrestando las tendencias heréticas de los cátaros, promoviendo la reforma de la Iglesia con los escritos y la predicación, contribuyendo a mejorar la disciplina y la vida del clero. Por invitación primero de Adriano iv y después de Alejandro III, Hildegarda ejerció un fecundo apostolado —entonces no muy frecuente para una mujer— realizando algunos viajes no carentes de malestares y dificultades, a fin de predicar hasta en las plazas públicas y en varias iglesias catedrales, como ocurrió, entre otros lugares, en Colonia, Tréveris, Lieja, Maguncia, Metz, Bamberg y Würzburg. La profunda espiritualidad presente en sus escritos ejercita una relevante influencia tanto en los fieles como en las grandes personalidades de su tiempo, involucrando en una incisiva renovación la teología, la liturgia, las ciencias naturales y la música.
Habiendo enfermado el verano de 1179, Hildegarda, rodeada de sus hermanas, falleció con fama de santidad en el monasterio de Rupertsberg, en Bingen, el 17 de septiembre de 1179.
3. En sus numerosos escritos Hildegarda se dedicó exclusivamente a exponer la divina revelación y hacer conocer a Dios en la claridad de su amor. La doctrina hildegardiana se considera eminente tanto por la profundidad y la corrección de sus interpretaciones como por la originalidad de sus visiones. Los textos por ella compuestos aparecen animados por una auténtica «caridad intelectual» y evidencian densidad y frescura en la contemplación del misterio de la Santísima Trinidad, de la Encarnación, de la Iglesia, de la humanidad, de la naturaleza como criatura de Dios que hay que apreciar y respetar.
Estas obras nacen de una experiencia mística íntima y proponen una incisiva reflexión sobre el misterio de Dios. El Señor le había hecho partícipe, desde niña, de una serie de visiones cuyo contenido ella dictó al monje Volmar, su secretario y consejero espiritual, y a Richardis de Strade, una hermana monja. Pero es particularmente iluminador el juicio dado por san Bernardo de Claraval, que la alentó, y sobre todo por el Papa Eugenio III, quien en 1147 la autorizó a escribir y a hablar en público. La reflexión teológica permite a Hildegarda tematizar y comprender, al menos en parte, el contenido de sus visiones. Además de libros de teología y de mística, compuso también obras de medicina y de ciencias naturales. Numerosas son igualmente las cartas —cerca de cuatrocientas— que dirigió a personas sencillas, a comunidades religiosas, a papas, obispos y autoridades civiles de su tiempo. Fue también compositora de música sacra. El corpus de sus escritos, por cantidad, calidad y variedad de intereses, no tiene comparación con ninguna otra autora del medioevo.
Las obras principales son el Scivias, el Liber vitae meritorum y el Liber divinorum operum. Todas relatan sus visiones y el encargo recibido del Señor de transcribirlas. Las Cartas, lo sabe la propia autora, no revisten una importancia menor y testimonian la atención de Hildegarda a los acontecimientos de su tiempo, que ella interpreta a la luz del misterio de Dios. A éstas hay que añadir 58 sermones, dirigidos exclusivamente a sus hermanas. Se trata de las Expositiones evangeliorum, que contienen un comentario literal y moral de pasajes evangélicos vinculados a las principales celebraciones del año litúrgico. Los trabajos de carácter artístico y científico se concentran de modo específico en la música con la Symphonia armoniae caelestium revelationum; en la medicina con el Liber subtilitatum diversarum naturarum creaturarum y el Causae et curae; y sobre las ciencias naturales con la Physica. Y finalmente se observan también escritos de carácter lingüístico, como Lingua ignota y las Litterae ignotae, en las que aparecen palabras en una lengua desconocida de su invención, pero compuesta predominantemente de fonemas presentes en la lengua alemana.
El lenguaje de Hildegarda, caracterizado por un estilo original y eficaz, recurre gustosamente a expresiones poéticas de fuerte carga simbólica, con fulgurantes intuiciones, incisivas analogías y sugestivas metáforas.
4. Con aguda sensibilidad sapiencial y profética, Hildegarda fija la mirada en el acontecimiento de la revelación. Su investigación se desarrolla a partir de la página bíblica, a la que, en sucesivas fases, permanece sólidamente anclada. La mirada de la mística de Bingen no se limita a afrontar cuestiones individuales, sino que quiere ofrecer una síntesis de toda la fe cristiana. En sus visiones y en la sucesiva reflexión, por lo tanto, ella compendia la historia de la salvación, desde el comienzo del universo a la consumación escatológica. La decisión de Dios de llevar a cabo la obra de la creación es la primera etapa de este inmenso itinerario que, a la luz de la Sagrada Escritura, se desenvuelve desde la constitución de la jerarquía celeste hasta la caída de los ángeles rebeldes y el pecado de los primeros padres. A este marco inicial le sigue la encarnación redentora del Hijo de Dios, la acción de la Iglesia que continúa en el tiempo el misterio de la encarnación y la lucha contra satanás. La venida definitiva del reino de Dios y el juicio universal serán la coronación de esta obra.
Hildegarda se plantea y nos plantea la cuestión fundamental de que es posible conocer a Dios: es ésta la tarea fundamental de la teología. Su repuesta es plenamente positiva: mediante la fe, como a través de una puerta, el hombre es capaz de acercarse a este conocimiento. Sin embargo Dios conserva siempre su halo de misterio y de incomprensibilidad. Él se hace inteligible en la creación; pero esto, a su vez, no se comprende plenamente si se separa de Dios. En efecto, la naturaleza considerada en sí misma proporciona sólo informaciones parciales que no raramente se convierten en ocasiones de errores y abusos. Por ello también en la dinámica cognoscitiva natural se necesita la fe; si no, el conocimiento es limitado, insatisfactorio y desviante.
La creación es un acto de amor gracias al cual el mundo puede emerger de la nada: por lo tanto la caridad divina atraviesa toda la escala de las criaturas, como la corriente de un río. Entre todas las criaturas, Dios ama de modo particular al hombre y le confiere una extraordinaria dignidad, donándole esa gloria que los ángeles rebeldes perdieron. La humanidad, así, puede considerarse como el décimo coro de la jerarquía angélica. Pues bien: el hombre es capaz de conocer a Dios en Él mismo, es decir, su naturaleza individua en la trinidad de las personas. Hildegarda se acerca así al misterio de la Santísima Trinidad en la línea ya propuesta por san Agustín: por analogía con la propia estructura de ser racional, el hombre es capaz de tener al menos una imagen de la íntima realidad de Dios. Pero es sólo en la economía de la Encarnación y del acontecer humano del Hijo de Dios que este misterio se hace accesible a la fe y a la conciencia del hombre. La santa e inefable Trinidad en la suma unidad estaba escondida para los servidores de la ley antigua. Pero en la nueva gracia se revelaba a los liberados de la servidumbre. La Trinidad se ha revelado de modo particular en la cruz del Hijo.
Un segundo «lugar» en el que Dios se hace cognoscible es su palabra contenida en los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento. Precisamente porque Dios «habla», el hombre está llamado a la escucha. Este concepto ofrece a Hildegarda la ocasión de exponer su doctrina sobre el canto, de manera especial el litúrgico. El sonido de la Palabra de Dios crea vida y se manifiesta en las criaturas. También los seres privados de racionalidad, gracias a la palabra creadora, son involucrados en el dinamismo creatural. Pero, naturalmente, es el hombre la criatura cuya voz puede responder a la voz del Creador. Y puede hacerlo de dos modos principales: in voce oris, es decir, en la celebración de la liturgia, e in voce cordis, o bien con una vida virtuosa y santa. Toda la vida humana, por lo tanto, puede interpretarse como una armonía y una sinfonía.
5. La antropología de Hildegarda parte de la página bíblica de la creación del hombre (Gn 1, 26), hecho a imagen y semejanza de Dios. El hombre, según la cosmología hildegardiana fundada en la Biblia, encierra todos los elementos del mundo porque el universo entero se resume en él, que está formado de la materia misma de la creación. Por ello él puede conscientemente entrar en relación con Dios. Esto sucede no por una visión directa, sino, siguiendo la célebre expresión paulina, «como en un espejo» (1 Co 13, 12). La imagen divina en el hombre consiste en su racionalidad, estructurada en intelecto y voluntad. Gracias al intelecto el hombre es capaz de distinguir el bien y el mal; gracias a la voluntad está impulsado a la acción.
El hombre es visto como unidad de cuerpo y alma. Se percibe en la mística alemana un aprecio positivo de la corporeidad y, también en los aspectos de fragilidad que el cuerpo manifiesta, ella es capaz de captar un valor providencial: el cuerpo no es un peso del que liberarse y, hasta cuando es débil y frágil, «educa» al hombre en el sentido de la creaturalidad y de la humildad, protegiéndole de la soberbia y de la arrogancia. En una visión Hildegarda contempla las almas de los santos del paraíso que están a la espera de reunirse con sus cuerpos. En efecto, como para el cuerpo de Cristo, también nuestros cuerpos están orientados hacia la resurrección gloriosa para una profunda transformación para la vida eterna. La misma visión de Dios, en la que consiste la vida eterna, no se puede conseguir definitivamente sin el cuerpo.
El hombre existe en la forma masculina y femenina. Hildegarda reconoce que en esta estructura ontológica de la condición humana reside una relación de reciprocidad y una sustancial igualdad entre hombre y mujer. En la humanidad, sin embargo, habita también el misterio del pecado y éste se manifiesta por primera vez en la historia precisamente en esta relación entre Adán y Eva. A diferencia de otros autores medievales, que veían la causa de la caída en la debilidad de Eva, Hildegarda la percibe sobre todo en la inmoderada pasión de Adán hacia aquella.
Asimismo, en su condición de pecador, el hombre continúa siendo destinatario del amor de Dios, pues este amor es incondicional, y tras la caída asume el rostro de la misericordia. Incluso el castigo que Dios inflige al hombre y a la mujer hace surgir el amor misericordioso del Creador. En este sentido la descripción más precisa de la criatura humana es la de un ser en camino, homo viator. En esta peregrinación hacia la patria, el hombre está llamado a una lucha para poder elegir constantemente el bien y evitar el mal.
La elección constante del bien produce una existencia virtuosa. El Hijo de Dios hecho hombre es el sujeto de todas las virtudes; por ello la imitación de Cristo consiste justamente en una existencia virtuosa en la comunión con Cristo. La fuerza de las virtudes deriva del Espíritu Santo, infundido en los corazones de los creyentes, que hace posible un comportamiento constantemente virtuoso: tal es el objetivo de la existencia humana. El hombre, de este modo, experimenta su perfección cristiforme.
6. Para poder alcanzar este objetivo, el Señor ha dado los sacramentos a su Iglesia. La salvación y la perfección del hombre, de hecho, no se realizan sólo mediante un esfuerzo de la voluntad, sino a través de los dones de la gracia que Dios concede en la Iglesia.
La Iglesia misma es el primer sacramento que Dios sitúa en el mundo para que comunique a los hombres la salvación. Ella, que es la «construcción de las almas vivientes», puede ser justamente considerada como virgen, esposa y madre, y así está estrechamente asimilada a la figura histórica y mística de la Madre de Dios. La Iglesia comunica la salvación ante todo custodiando y anunciando los dos grandes misterios de la Trinidad y de la Encarnación, que son como los dos «sacramentos primarios»; después mediante la administración de los otros sacramentos. El vértice de la sacramentalidad de la Iglesia es la Eucaristía. Los sacramentos producen la santificación de los creyentes, la salvación y la purificación de los pecados, la redención, la caridad y todas las demás virtudes. Pero, de nuevo, la Iglesia vive porque Dios en ella manifiesta su amor intratrinitario, que se ha revelado en Cristo. El Señor Jesús es el mediador por excelencia. Del seno trinitario él va al encuentro del hombre y del seno de María él va al encuentro con Dios: como Hijo de Dios es el amor encarnado; como Hijo de María es el representante de la humanidad ante el trono de Dios.
El hombre puede llegar incluso a experimentar a Dios. La relación con Él, de hecho, no se consuma en la única esfera de la racionalidad, sino que involucra de modo total a la persona. Todos los sentidos externos e internos del hombre se implican en la experiencia de Dios: «Homo autem ad imaginem et similitudinem Dei factus est, ut quinque sensibus corporis sui operetur; per quos etiam divisus non est, sed per eos est sapiens et sciens et intellegens opera sua adimplere. [...] Sed et per hoc, quod homo sapiens, sciens et intellegens est, creaturas conosci; itaque per creaturas et per magna opera sua, quae etiam quinque sensibus suis vix comprehendit, Deum cognoscit, quem nisi in fide videre non valet» [«El hombre de hecho ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, para que actúe mediante los cinco sentidos de su cuerpo; gracias a estos no está separado y es capaz de conocer, entender y realizar lo que debe hacer (…) y precisamente por esto, por el hecho de que el hombre es inteligente, conoce las criaturas, y así a través de las criaturas y de las grandes obras, que a tientas logra comprender con sus cinco sentidos, conoce a Dios, aquél Dios que no puede ser visto más que con los ojos de la fe»] (Explanatio Symboli Sancti Athanasii: PL 197, 1073). Esta vía experiencial, una vez más, halla su plenitud en la participación en los sacramentos.
Hildegarda ve también las contradicciones presentes en la vida de los fieles y denuncia las situaciones más deplorables. De forma particular subraya cómo el individualismo en la doctrina y en la praxis, tanto por parte de los laicos como de los ministros ordenados, es una expresión de soberbia y constituye el principal obstáculo a la misión evangelizadora de la Iglesia respecto a los no cristianos.
Una de las cumbres del magisterio de Hildegarda es la pesarosa exhortación a una vida virtuosa que ella dirige a quien se compromete en un estado de consagración. Su comprensión de la vida consagrada es una verdadera «metafísica teológica», porque está firmemente enraizada en la virtud teologal de la fe, que es la fuente y la constante motivación para comprometerse a fondo en la obediencia, en la pobreza y en la castidad. En la realización de los consejos evangélicos, la persona consagrada comparte la experiencia de Cristo pobre, casto y obediente y sigue sus huellas en la existencia cotidiana. Esto es lo esencial de la vida consagrada.
7. La eminente doctrina de Hildegarda recuerda la enseñanza de los apóstoles, la literatura patrística y los autores contemporáneos, mientras encuentra en la Regla de San Benito de Nursia un constante punto de referencia. La liturgia monástica y la interiorización de la Sagrada Escritura constituyen las directrices de su pensamiento, que, concentrándose en el misterio de la Encarnación, se expresa en una profunda unidad de estilo y contenido que recorre íntimamente todos sus escritos.
La enseñanza de la santa monja benedictina se plantea como una guía para el homo viator. Su mensaje se presenta extraordinariamente actual en el mundo contemporáneo, particularmente sensible al conjunto de valores propuestos y vividos por ella. Pensemos, por ejemplo, en la capacidad carismática y especulativa de Hildegarda, que se muestra como un vivaz incentivo a la investigación teológica; en su reflexión sobre el misterio de Cristo, considerado en su belleza; en el diálogo de la Iglesia y de la teología con la cultura, la ciencia y el arte contemporáneo; en el ideal de vida consagrada, como posibilidad de humana realización; en la valorización de la liturgia, como celebración de la vida; en la idea de reforma de la Iglesia, no como estéril modificación de las estructuras, sino como conversión del corazón; en su sensibilidad por la naturaleza, cuyas leyes hay que tutelar y no violar.
Por ello la atribución del título de Doctor de la Iglesia universal a Hildegarda de Bingen tiene un gran significado para el mundo de hoy y una extraordinaria importancia para las mujeres. En Hildegarda se expresan los más nobles valores de la feminidad: por ello también la presencia de la mujer en la Iglesia y en la sociedad se ilumina con su figura, tanto en la perspectiva de la investigación científica como en la de la acción pastoral. Su capacidad de hablar a quienes están lejos de la fe y de la Iglesia hacen de Hildegarda un testigo creíble de la nueva evangelización.
En virtud de la fama de santidad y de su eminente doctrina, el 6 de marzo de 1979 el señor cardenal Joseph Höffner, arzobispo de Colonia y presidente de la Conferencia episcopal alemana, junto a los cardenales, arzobispos y obispos de esta Conferencia, entre quienes nos contábamos también Nosotros como cardenal arzobispo de Munich, sometió al beato Juan Pablo II la súplica, a fin de que Hildegarda de Bingen fuera declarada Doctor de la Iglesia universal. En la súplica el eminentísimo purpurado ponía en evidencia la ortodoxia de la doctrina de Hildegarda, reconocida en el siglo XII por el Papa Eugenio III, su santidad constantemente advertida y celebrada por el pueblo, la autoridad de sus tratados. A tal súplica de la Conferencia episcopal alemana, en los años se añadieron otras, primera entre todas la de las monjas del monasterio de Eibingen, a ella dedicado. Al deseo común del Pueblo de Dios para que Hildegarda fuera oficialmente proclamada santa, por lo tanto, se añadió la petición de que fuera también declarada «Doctor de la Iglesia universal».
Con nuestro asentimiento, así, la Congregación para las Causas de los Santos diligentemente preparó una Positio super canonizatione et concessione tituli Doctoris Ecclesiae universalis para la Mística de Bingen. Tratándose de una renombrada maestra de teología, que ha sido objeto de muchos y autorizados estudios, concedimos la dispensa de lo dispuesto en el art. 73 de la Constitución Apostólica Pastor bonus. El caso fue examinado con resultado unánimemente positivo por los Padres Cardenales y Obispos reunidos en la Sesión Plenaria del 20 de marzo de 2012, siendo ponente de la causa el eminentísimo cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
En la audiencia del 10 de mayo de 2012 el propio cardenal Amato nos informó detalladamente sobre el status quaestiones y sobre los votos concordes de los Padres de la citada Sesión Plenaria de la Congregación para las Causas de los Santos. El 27 de mayo de 2012, domingo de Pentecostés, tuvimos la alegría de comunicar en la plaza de San Pedro a la multitud de peregrinos llegados de todo el mundo la noticia de la atribución del título de Doctor de la Iglesia universal a santa Hildegarda de Bingen y san Juan de Ávila al inicio de la Asamblea del Sínodo de los Obispos y en vísperas del Año de la Fe.
Por lo tanto hoy, con la ayuda de Dios y la aprobación de toda la Iglesia, esto se ha realizado. En la plaza de San Pedro, en presencia de muchos cardenales y prelados de la Curia romana y de la Iglesia católica, confirmando lo que se ha realizado y satisfaciendo con gran gusto los deseos de los suplicantes, durante el sacrificio Eucarístico hemos pronunciado estas palabras:
«Nosotros, acogiendo el deseo de muchos hermanos en el episcopado y de muchos fieles del mundo entero, tras haber tenido el parecer de la Congregación para las Causas de los Santos, tras haber reflexionado largamente y habiendo llegado a un pleno y seguro convencimiento, con la plenitud de la autoridad apostólica declaramos a san Juan de Ávila, sacerdote diocesano, y santa Hildegarda de Bingen, monja profesa de la Orden de San Benito, Doctores de la Iglesia universal, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo».
Esto decretamos y ordenamos, estableciendo que esta carta sea y permanezca siempre cierta, válida y eficaz, y que surta y obtenga sus efectos plenos e íntegros; y así convenientemente se juzgue y se defina; y sea vano y sin fundamento cuanto al respecto diversamente intente nadie con cualquier autoridad, conscientemente o por ignorancia.
Dado en Roma, en San Pedro, con el sello del Pescador, el 7 de octubre de 2012, año octavo de Nuestro Pontificado.
BENEDICTO PP. XVI

El Papa Juan Pablo II dijo de ella:
"Enriquecida con particulares dones sobrenaturales desde su tierna edad, Santa Hildegarda profundizó en los secretos de la teología, medicina, música y otras artes, y escribió abundantemente sobre ellas, poniendo de manifiesto la unión entre la Redención y el Hombre".
Benedicto XVI la dedicó dos Audiencias Generales, los días 1 y 8 de Septiembre de 2010, y entre otras cosa dijo:
Las visiones místicas de Hildegarda se parecen a las de los profetas del Antiguo Testamento: expresándose con las categorías culturales y religiosas de su tiempo, interpretaba las Sagradas Escrituras a la luz de Dios, aplicándolas a las distintas circunstancias de la vida [...] Las visiones místicas de Hildegarda son ricas en contenidos teológicos. Hacen referencia a los principales acontecimientos de la historia de la salvación, y usan un lenguaje principalmente poético y simbólico.
No eran los primeros Papas en reconocerlo porque Eugenio III y el Concilio de Tréveris -1148- habían dicho lo mismo en vida de Hildegarda.
Que tres papas y el concilio de Tréveris declararan a Santa Hildegarda, "auténtica, fidedigna y en todo semejante a los antiguos profetas", es un privilegio único, una garantía de fiabilidad que la Iglesia no había dado antes a nadie y que nunca más ha vuelto a dar.
Sin embargo Hildegarda de Bingen nunca había sido oficialmente canonizada, aunque santa la declaró el pueblo llano (al igual que ha sucedido con otros muchos santos a los que veneramos) cuando todavía estaba en vida y lo hizo por muchísimas razones, curaciones y milagros incluidos. Existen testimonios documentados de los siglos XIII y XIV que prueban que desde esas tempranas fechas, obispos y hasta el papa Juan XXII (1249-1334) concedían indulgencias a quienes  visitaran la tumba de la santa (sic), permitiendo su culto en sus diócesis.
Pero el día 10 de Mayo de 2012 este "olvido" ha sido subsanado: ha sido oficialmente proclamada santa por el Papa Benedicto XVI, extendiendo su culto litúrgico a la Iglesia universal.
Para completar el reconocimiento a la excelencia del magisterio de Sta Hildegarda, el 7 de Octubre de 2012 el Papa la ha proclamado oficialmente "Doctor de la Iglesia". Después de Evangelista y Apóstol, el título más exclusivo de la Iglesia Católica (como también de la Ortodoxa, la Anglicana o Siria) es el de"Doctor de la Iglesia". Doctor, que etimológicamente quiere decir "el que enseña", o "el enseñante", es un título que dentro de la Iglesia y con carácter universal sólo se ha aplicado a 35 cristianos.
Y es que la personalidad de Hildegarda de Bingen se agiganta al conocer su vida y su obra. Fue una mujer que se escribía con emperadores, reyes y nobles, la primera que predicó en público y la primera abadesa de un convento independiente de monjas.

Desde niña tuvo visiones: “Desde mi infancia, cuando todavía no tenía ni los huesos, ni los nervios, ni las venas robustecidas, hasta ahora que ya tengo más de setenta años, siempre he disfrutado del regalo de la visión en mi alma”.
Venerada y respetada en vida y después de su muerte, con fama de profeta, sus vaticinios sobre los últimos tiempos tienen actualidad permanente.

Fue compositora, poeta, naturalista, fundadora de conventos, teóloga, predicadora, taumaturga y exorcista; desveló los secretos de la Creación y la Redención y la mutua relación entre todas las obras creadas. Dio guías de conducta para alcanzar la vida eterna y se ocupó del funcionamiento del cuerpo humano, sus enfermedades y remedios. Sus libros teológicos tienen la frescura de lo verdadero e inmutable, y sus libros médicos se demuestran fuente de salud.

Hildegarda de Bingen fue una de las mujeres más extraordinarias de la Edad Media y sus contemporáneos lo sabían: en 1220 Gebeno De Eberbach recopiló sus escritos proféticos, Speculum futurorum temporum, del que se conservan más de cien manuscritos, que dan idea de su extraordinaria difusión.


OBRAS DE STA. HILDEGARDA
Santa Hildegarda (1098-1179) empezó a escribir su primera obra, Scivias, en 1141 cuando contaba 43 años y terminó la última a los 75 poco antes de morir. Dictó en total cinco grandes libros y siete más pequeños, amén de 77 obras musicales, amplia correspondencia de la que se conservan más de 300 cartas, y otras obras menores. Sus obras principales son:
Conoce los caminos (Scito Vias Domini o Scivias, 1141-1151),
que trata de la creación del mundo y el ser humano; el ser y desarrollo de la Iglesia hasta su perfección eterna, la Historia pasada, presente y futura de la especie humana, su desvío de Dios y su regreso al Padre.
Libro de los méritos de la vida (Liber vitae meritorum, 1158-1163)
Acerca del ser humano, que como es libre tiene que decidir continuamente a quién sirve y qué hace. Su mensaje es: " ¡Hombre, hazte humano!"
Libro de las obras divinas (Liber divinorum operum, 1163-1174)
Que describe la Creación como una obra de arte, y el ser humano como un microcosmos que integra en sí a toda ella.

Las obras médicas de Santa Hildegarda (1151 – 1158) posiblemente se dictaron seguidas bajo el título común de: Liber subtilitatum diversarum naturarum creaturarum (Libro de observaciones sobre las propiedades naturales de las cosas creadas), que en el siglo XIII parece fue dividido en dos textos: Physica y Causae et Curae:
Physica (Historia Natural), también conocido como Liber simplicis medicinae (Libro de Medicina Sencilla), que describe la utilidad para el hombre de los animales, vegetales y minerales más comunes, y
Causae et Curae (Causas y Remedios), también conocido como Liber compositae medicinae (Libro de Medicina Compleja) con las causas de las enfermedades, sus remedios y el funcionamiento interno del cuerpo humano.

Su obra poética y musical abarca:
La sinfonía de la armonía de las revelaciones celestiales (Symphonia armonie celestium revelacionum), (1140 – 1150) compuesta por 77 piezas musicales, y
El Coro de las Virtudes (Ordo virtutum), (1150) auto sacramental.

Su correspondencia (1147-1179) consta de más de 300 cartas a toda la escala social de la época: papas, emperadores, reyes, nobles, obispos, monjes, y gente de toda condición social que acudían a Hildegarda en busca de consejo y ayuda

Otras obras de Hildegarda son:

- Explicación de la Regla de S Benito (Explanatio Regulae S. Benedicti, quizás 1053-65)
- Explicación de Símbolo de S Atanasio (Explanatio Symboli S. Athanasii, quizás hacia 1065)
- Vida de S. Disibodo (Vita S. Disibodi, 1170)
- Vida de S. Ruperto (Vita S. Ruperti, 1150s?, quizás 1070-73?)
- Lengua desconocida (Lingua ignota et Littere ignote, 1150?, que solo se conserva en parte, con una lengua cuyas palabras encierran en sí la esencia de las cosas.
- Respuestas a 38 preguntas (Solutiones XXXVIII questionum, 1178), con las respuestas de Hildegarda a las preguntas de los monjes del monasterio de Villers.
- Explicación del Evangelio (Expositiones evangeliorum)

En las páginas que siguen se accede a un amplio resumen de Scivias y del Libro de Medicina Sencilla o Physica, así como a las traducciones españolas completas de:
Libro de los méritos de la vida
Libro de las obras divinas
Libro de Medicina Compleja o Causae et Curae

 Exorcista
Santa HILDEGARDA en su Liber Vitae Meritorum (Libro de los méritos de la vida o de la Retribución del bien y del mal) que escribe entre 1158 y 1163, y en el Liber Divinorum Operum Simplicis Hominis (Libro de las Obras Divinas) escrito entre 1163 y 1173, resume los principios de psicoterapia en la dramatización de la lucha entre los vicios y las virtudes contrapuestas, con sus correspondientes recomendaciones superadoras; esta teoría la pondrá en práctica en 1169 cuando encara el caso de SIGEWIZA, la joven noble oriunda del Bajo Rhin, asediada por el demonio quien padecía una grave y peligrosa obsesión diabólica. La intervención de la Abadesa es a solicitud de GEDOLPHUS, Abad de Brauweiler, y primero a distancia encara con su carisma especial una ceremonia terapéutica, donde describe con lujo de detalles a los protagonistas, las penitencias, ayunos, limosnas y actos religiosos previos, el orden dramático de la liturgia del “exorcismo” cargada de simbolismos, y la profunda significación del poder de la palabra. Al fallar la terapia a distancia, y ante la exigencia de la presencia física de la Abadesa, consigue la cura de SIGEWIZA, que se efectiviza el Sábado Santo, en el convento de Ruperstberg, por la acción de su carisma, por la empatía en la convivencia misericordiosa junto a sus monjas y la participación en penitencias y oraciones de la comunidad religiosa y de los vecinos.


  

NO ABRAMOS LA PUERTA A SATANÁS

Evelyn venegas montilla
 


Supersticiones, amuletos, espiritismo, adivinación...
"El Reino de Satanás es una mentira". Carta Pastoral del Excmo. Sr. Obispo Donald W. Montrose

La guerra espiritual (Supersticiones, amuletos, espiritismo, adivinación, astrología..

En los Estados Unidos, y muchos países mas, el ocultismo es ahora mucho más popular que hace veinte años. Esto se manifiesta en la música popular satánica, las pandillas callejeras satánicas, el aumento de los adoradores de Satanás, el uso más extendido del horóscopo y el estudio de los signos del zodiaco y los juegos satánicos que pueden comprarse. A pesar de esto, mucha gente no toma el ocultismo seriamente, se ríen de la noción del poder del mal y no lo consideran parte del mundo "real" en que vivimos.

Estoy convencido de que la influencia demoníaca es muy real y constituye una amenaza peligrosa para nuestro bienestar espiritual. Lo que se escribe aquí es un resumen breve de una realidad que no deseo pasar mucho tiempo explorando y mi propósito es sencillamente impartirles conocimientos suficientes, para que puedan cuando menos sospechar la presencia de lo oculto y puedan evitarla por completo.

En su carta a los Efesios (1,3-10), San Pablo nos dice que Dios nos escogió en Jesucristo antes del principio del mundo. Estamos llamados a vivir limpios de pecado en su presencia. Dios nos llamó para ser sus hijos por medio de Jesucristo. Hemos sido salvados y nuestros pecados han sido perdonados en Jesús y mediante su Sangre. Esto muestra la generosidad de Dios, Nuestro Padre, hacia nosotros. El nos ha dado la sabiduría para comprender este misterio, este plan que nos reveló en Cristo.

Somos cristianos bautizados y confirmados. En estos dos sacramentos hemos renunciado a Satanás, a sus obras y a sus promesas vacías del reino de las tinieblas. En el bautismo profesamos nuestra fe en Jesucristo y en la Iglesia. Ahora, el Reino de Dios está absolutamente opuesto al reino de Satanás. La salvación en Jesucristo presupone el rechazo del reino de las tinieblas, sin embargo, nuestra vida es una guerra espiritual. En su primera carta, San Juan (1 Jn 5,18-69) nos dice dos cosas: Que nacimos de Dios (por el bautismo y el Espíritu Santo) y que estamos protegidos por El para que el Maligno no pueda tocarnos, pero también nos dice que el mundo entero está bajo el Maligno.

El Maligno puede tentarnos, pero no nos toca directamente a menos que le abramos la puerta. No debemos temerle, pero tampoco debemos buscarlo constantemente en los acontecimientos ordinarios de nuestra vida. No se concentren en los espíritus malos, sino fijen sus ojos y su fe en Nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. Somos salvados sólo por Jesucristo, mediante la oración, nuestra adhesión a la Palabra de Dios en la Biblia y mediante los sacramentos, especialmente por la presencia de Jesús en la Sagrada Eucaristía. No debemos olvidar incluir a María, la Madre de Dios, en nuestra oración; Ella ha aplastado la cabeza de la antigua serpiente (Gén 3,15). La devoción a María es un medio poderoso de protección en nuestra vida diaria.


EL REINO DE SATANÁS ES UNA MENTIRA

¿Cómo es el reino de Satanás, el reino de las tinieblas? Es una mentira que busca parecerse al Reino de Dios. Lean Isaías (14,12-15); se trata de Satanás. El profeta nos dice que, en su corazón, Satanás está determinado a ser como Dios. Satanás quiere en su reino todo lo que hay en el Reino de Dios, pero su reino es una mentira; es falsedad. En el reino de las tinieblas hay culto y adoración falsa; hay oración maligna. Nos ofrece felicidad y paz falsa, nos da sabiduría y conocimiento falso. Así tentó a Adán y Eva (Gén 3,5). Satanás dijo: "No. Dios sabe que al momento que lo comiereis (el fruto prohibido) seréis como dioses, conocedores del bien y del mal." En su reino, Satanás nos ofrece salud, que es la muerte y una protección falsa. Así como nos imaginamos a los ángeles del cielo cantando y adorando a Dios, así también hay una música especial en el reino de las tinieblas, que es mala.

El reino de Satanás es una mentira. Quiere ser como Dios, pero en el primero de los Diez Mandamientos, Dios dijo a Moisés: "Yo soy el Señor tu Dios. No tendrás otros dioses fuera de mi" (Éxodo 20,3). San Pablo nos dice que estemos en guardia: "El Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos renegarán de la fe, dando oídos a espíritus falaces y a doctrinas diabólicas" (1 Tim 4, l). Aferrémonos a nuestra fe en el Señor Jesús y en su Iglesia, pues nuestra salvación se logra por Jesucristo, mediante la oración, leyendo y estudiando la palabra de Dios en la Biblia y mediante la presencia de Jesús en el santo sacrificio de la misa en nuestros sagrarios.

Cuando los israelitas estaban a punto de llegar a la tierra prometida, el Señor Dios les dio muchos mandatos relacionados con la verdadera adoración deseada por El y la adoración falsa que aborrecía. Este mismo Mandamiento es válido para nosotros en la actualidad. "Cuando hubieres entrado en la tierra que tu Señor te dará, guárdate de querer imitar las abominaciones de aquellas gentes.

No se vea en tu país quien purifique a tu hijo o hija, pasándolos por el fuego; ni quien consulte adivinos, y haga caso de sueños y de agüeros; no haya hechicero, ni encantador, ni quien pida consejo a los que tienen espíritu pitónico y a los astrólogos, ni quien intente averiguar por medio de los difuntos la verdad. Porque todas estas cosas las abomina el Señor; y por haber cometido semejantes maldades aquellos pueblos, acabará con ellos a tu entrada. Tú has de ser perfecto y sin mácula para con el Señor Dios Tuyo" (Dt 18, 9-13).

El Señor dice que debemos ser sinceros con Él. No podemos servir a dos señores. Jesús dice: "Quien no está conmigo, está contra mi" (Mt 12, 30). Debemos ser firmes en nuestra resolución de seguir solamente al Señor

 
CONOCIMIENTOS PROHIBIDOS: ADIVINACIÓN, ASTROLOGÍA, ESPIRITISMO

Consideremos ahora algunos ejemplos de poder y conocimiento prohibidos. Cuando hablamos de conocimiento prohibido queremos decir el que es obtenido fuera de la influencia divina o por el camino normal en que 1os humanos tenemos conocimientos. Ninguno de nosotros conoce el futuro; mediante nuestro conocimiento de circunstancias particulares podemos saber qué pasaría posiblemente. Esto es una cosa. Buscar conocimiento del futuro o conocimiento íntimo de alguna otra persona, aparte de Dios y con la ayuda de clarividencia y espíritus, es lo que significa conocimiento prohibido.

Poder prohibido es cierta clase de poder mágico que produce efectos, apartado de Dios y en cierta manera que está más allá de los medios humanos ordinarios. El reino de las tinieblas y el conocimiento prohibido "No os desviéis de Dios en busca de magos, ni consultéis a adivinos, porque seréis por ellos corrompidos. Yo, el Señor Dios vuestro" (Lev 19,31). "La persona que se desviare para ir a consultar a los magos y adivinos, y se abandonara a ellos, yo mostraré mi saña contra ella y la exterminaré de en medio de su pueblo" (Lev 20,6).

LA ASTROLOGÍA Y LOS HORÓSCOPOS SON COSTUMBRES PAGANAS

 

Los adivinos tratan de predecir el futuro mediante el uso de lo oculto, la magia o superstición. Está prohibido buscar el conocimiento del futuro usando cartas de baraja, de tarot, la bola de cristal, el estudio de la mano, las estrellas, examinando el hígado de animales muertos, lanzando flechas, usando la ouija o cualquier otro medio supersticioso.

Un médium es una persona que tiene conocimiento inmediato o secreto, ya sea por algún poder dudoso de sí mismo o mediante el poder de algún espíritu malo que trabaja por su medio. En el Libro Primero de Samuel (Reyes), capítulo 3, leemos cómo el Rey Saúl consultó a un médium y murió al día siguiente. En el 1 Crónicas (Paralipómenos) 10, 13 dice que Saúl murió por este pecado.

ASTROLOGÍA Y HORÓSCOPOS

Jeremías 10,2 - "Esto dice el Señor: No imitéis las costumbres de las naciones; ni temáis las señales del cielo, que temen los gentiles." Mediante el estudio de las estrellas y planetas, un astrólogo calcula un horóscopo sobre la base del mes y el día de nacimiento de un individuo. El horóscopo es una predicción de eventos que pudieran suceder, basado en el movimiento de las estrellas y planetas. Aunque miles de personas siguen los horóscopos con más o menos interés, esto es un tipo de adivinación.

Aunque Ud. diga no creer en horóscopos y solamente lee el suyo por diversión, debería abandonar esta práctica, pues el horóscopo diario puede influirnos fácilmente de vez en cuando y es un modo en que nos hacemos receptivos a lo oculto. Si quiere vivir en el Reino de Dios, renuncie a los horóscopos y a todos los otros medios de adivinación. Deben ser destruidas las barajas, ouijas y otras cosas usadas para adivinación.

EL REINO DE LAS TINIEBLAS Y EL PODER PROHIBIDO

 

La brujería o magia supersticiosa se usa para producir efectos que están más allá del poder humano. Estos efectos pueden ser buenos o malos y se realizan por medio de palabras o gestos mágicos, por el uso de hierbas mágicas, polvos, líquidos o cosas similares. Con frecuencia hay una invocación especial al diablo. Males físicos son dirigidos contra individuos, a causa de odio o celos. Todos hemos oído sobre alfileres clavados en muñecas, el mal de ojo, la maldición de alimentos o bebidas que mediante el poder de las tinieblas deben causar daño, enfermedad o muerte; esto es brujería. En la actualidad, las brujas pueden encontrarse casi en todas partes y con frecuencia son presentadas bajo una luz positiva. Recuerden que toda persona envuelta en adoración falsa, que busca conocimientos prohibidos o usa poderes prohibidos, deberá ser evitada a toda costa.

También hay un interés creciente en la brujería africana: el vudú. Los dioses del vudú son "malos y buenos" y el servicio de esta práctica empieza usualmente al anochecer, terminando al amanecer. Con frecuencia incluye el sacrificio sangriento de una cabra o un pollo, hay oración y canto, se supone que los dioses entran brevemente en la persona durante el ritual. Algunas veces se usan objetos católicos en el vudú y la brujería, tales como imágenes de santos, crucifijos, velas, agua bendita y oraciones católicas, así como otros objetos y oraciones. No se dejen engañar por la naturaleza aparentemente religiosa de lo que sucede.

Si Uds. tienen objetos y oraciones que han sido usados en brujería o les han sido dados por alguna bruja, deben destruirlos por completo.

Si han estado envueltos en brujería, deben renunciar al demonio, renunciar a la brujería que hayan practicado y a toda brujería, pedir perdón a Dios y confesar su pecado a un sacerdote. En la confesión (el sacramento de la reconciliación) hay el Poder Divino necesario para librarse de la influencia del mal.

AMULETOS
 


Esta es una forma de magia en que se cree que un objeto particular tiene el poder de atraer el bien y alejar el mal. Estos son particularmente malos cuando nos son dados por un adivinador, espiritista, "curandero" o alguna persona envuelta en lo oculto. Cuando el objeto es usado en la persona o llevado en la cartera o colocado en el hogar, significa que la presencia maligna siempre está con nosotros. Algunos ejemplos son: Llevar ajo en la bolsa para tener siempre dinero, mantener unas tijeras abiertas para la buena suerte, mantener hierbas especiales en un frasco, usar una media luna al cuello o un collar de ajo, poner alfalfa y flores frente a una estatua, tener ídolos orientales o indostanos en la casa, etc. Mucha de la joyería usada al cuello hoy día representa algo usado en brujería y usualmente la gente la usa inocentemente.

Debemos tener cuidado de no usar medallas religiosas y estatuas de una manera supersticiosa. Ninguna medalla, estatua o artículo religioso tiene ningún poder o suerte conectado con ella. Una medalla, estatua o vela es solamente una señal de nuestra plegaria al santo para que interceda ante Dios por nosotros. Toda adoración es dada a Dios y a El solamente. Todos los objetos descritos anteriormente o cualquier objeto usado de una manera supersticiosa, debe ser destruido o botado. Si usamos joyería que corresponde a algún signo del zodíaco o algo que representa brujería, inocentemente podemos dar entrada al reino de lo oculto.

La gente usa medallas religiosas porque busca la intercesión de la Santísima. Virgen María o de los santos y desean la protección y la bendición de Dios. Usar algo que representa lo oculto, aún de una manera inocente, es simbólico de nuestra dependencia del poder de las tinieblas. No deberíamos vacilar en deshacernos de este tipo de joyería. Deseamos pertenecer al Reino de Dios o no lo deseamos. Renuncien a Satanás, renuncien al uso de amuletos y pidan perdón a Dios. Si Ud. esculpió o talló deliberadamente tal objeto para alejar el mal o atraer buena suerte, sería bueno mencionarlo cuando se confiese. Ponga su fe, no en el reino de las tinieblas, sino en Jesucristo que sana, salva, protege y nos ama.

ESPIRITISTAS O IGLESIAS ESPIRITISTAS

 

El espiritismo envuelve la comunicación con los muertos o con el mundo de los espíritus, por algún medio síquico u oculto. Debe tenerse mucho cuidado, porque mucha gente es engañada. Puede haber el uso de la Biblia, agua bendita, estatuas de santos e himnos católicos. Los espiritistas con frecuencia creen en la paternidad de Dios, en hacer el bien a otros, la responsabilidad personal por los actos del individuo, la recompensa por las buenas obras y el castigo por las malas.

Muchos de ellos son cristianos y aún católicos y profesan la fe en Jesús. Siempre hay, sin embargo, un intento peligroso de comunicarse de alguna manera con los muertos o con espíritus. Esto puede ser mediante una sesión especial o tal vez la persona sólo parece entrar en trance. Los espiritistas están envueltos algunas veces en curaciones, brujerías, adivinación y hasta en la bendición de los hogares para protegerlos. Algunas veces creen también en la reencarnación.

REENCARNACIÓN (TEOSOFÍA)

Esta es la creencia de que el alma, después de la muerte, pasa al cuerpo de otro ser humano, animal o planta, o hasta a un objeto. Muchos cultos o religiones orientales creen en esto. En el Hinduismo, se cree que el dios Visnú tuvo varias reencarnaciones como pez, enano, la persona de Rama y como Krishna, en las diferentes edades del mundo. Esto es contrario a la Biblia y a toda creencia cristiana en la otra vida. "Porque está escrito que el hombre muera una vez y después de la muerte sea juzgado" (Heb 10,27). Aquellos que están envueltos con espiritistas deben renunciar a Satanás, renunciar al espiritismo, pedir perdón a Dios y confesar su pecado a un sacerdote.

CURACIONES MEDIANTE LA SUPERSTICIÓN "CURANDEROS" Y "SANTEROS"
 

No importa que haya estatuas, agua bendita, crucifijos, oraciones a Jesús, a María y a los santos, si hay cualquier práctica supersticiosa, es malo. Algunos ejemplos son:

- el uso de amuletos o de un tomate para lavar el cuerpo, colocando el resto bajo la cama,

- limpiar el cuerpo con huevos o limones y quemar estos con carbón,

- usar agua de rosas y alcohol como remedio (a veces, esto fue preparado colocando un esqueleto en el agua durante seis horas, seguido de canto y oraciones sobre el agua).

Algunas veces el "curandero" receta alguna vitamina especial y también oraciones "católicas" que deben rezarse. Ninguna de estas oraciones deber decirse en estas circunstancias, porque fueron preparadas bajo la influencia del mal. Otros ejemplo incluyen:

- tomar un baño especial, preparado con vino, flores, pan, canela, azúcar negra y agua de un río,

- envolver a la persona en un vendaje especial cortándolo poco a poco y enterrándolo en una fosa reciente, en el cementerio.

Estas son unas cuantas de las supersticiones usa das, pero hay muchas más. Algunas veces la gente reza a Dios y a los santos y luego busca alivio en el reino de las tinieblas. Muchas veces Dios no sana por medio de oraciones o doctores, porque desea que el alma sane primero del odio, celos o algún otro pecado. El sabe lo que hace y nosotros tenemos que escoger entre el poder de Dios y el poder del mal. Si Ud. tiene algunos objetos que se hayan usado en estas curaciones falsas, destrúyalos; renuncie a Satanás y a este pecado, pida el perdón de Dios y confiéselo a un sacerdote.

HIPNOTISMO

Aunque el hipnotismo es usado ahora por doctores respetables, dentistas o terapeutas, en el pasado estaba relacionado con lo oculto y la superstición. A pesar de que es legítimo, hay cierto peligro que debe ser considerado muy cuidadosamente. En el hipnotismo, uno entrega por cierto tiempo su propia capacidad de razonar; la voluntad del hipnotizado depende del hipnotizador y puede haber consecuencias indeseables que resulten de esta técnica. Se debe evitar someterse a un hipnotista, a menos que exista una razón poderosa; nunca debe hacerse con el propósito de divertirse.

MÚSICA

En nuestros días, cierta música de rock, tocada por grupos musicales "satánicos" presenta problemas adicionales. Esta música con frecuencia glorifica a Satanás y a veces despierta deseos de cometer suicidio, usar drogas, cometer perversiones sexuales, y también se ha sabido que incita a la violencia física. Hasta el infierno se presenta como el fin deseado de la vida. La maldad se encuentra en la combinación de letra, ritmo y ruido. Estos discos y cintas no deberían tenerse en el hogar, sino destruirse, aunque hayan costado una cantidad considerable de dinero. ¡Escoja el Reino de Dios!

ADORACIÓN AL DIABLO

No es necesario decir que rezar al diablo, adorar a Satanás, leer la biblia satánica o tomar parte en la Misa Negra que ridiculiza la Crucifixión de Jesús y la Eucaristía, son algunos de los pecados más serios que se pueden cometer. En algunos de los cultos satánicos algunas veces hay sacrificios a Satanás que consisten en la horrible muerte de animales y en algunas partes hasta el asesinato de infantes humanos. El secreto que rodea estas actividades, permite a la "iglesia de Satanás, " obtener cierta respetabilidad en nuestra sociedad y hasta tener en algunas partes los mismos derechos legales que cualquier otra iglesia. No se deje engañar; tomar parte en esta iglesia falsa es un asunto muy serio. Los católicos que deseen arrepentirse, deben renunciar a esta religión falsa sin importar el costo, renunciar de corazón a Satanás y a su pecado y confesar éste en el sacramento de la reconciliación.

EL MOVIMIENTO DE "LA NUEVA ERA" ("NEW AGE")

 

Aunque hace algunos años era virtualmente desconocido, este movimiento está aumentando en popularidad a nivel internacional. En la superficie parece ser un movimiento pro "paz," pero en mi opinión, definitivamente pertenece a lo oculto, porque presenta algunas características básicas que están identificadas con lo oculto, aunque no se menciona a Satanás. Por ejemplo, el "dios" de la Nueva Era no es el Dios de la Cristiandad y el Judaísmo, sino una fuerza energética impersonal en que consiste el universo. Esta es una forma de panteísmo. Para nosotros, Dios es Creador y Señor de todo, somos sus criaturas; pero en la Nueva Era, Jesús se convierte en uno de muchos maestros espirituales que logró descubrir su más alta identidad. La creencia es que en la Nueva Era también podemos ser iluminados mediante nuestros propios esfuerzos, no mediante la revelación y la gracia de Dios.

Algunas veces, el movimiento de la Nueva Era es llamado movimiento por la paz. Se dice que cuando formamos parte de esta "Convergencia Armónica" podemos atraer, en cierta manera, una fuerza poderosa que está más allá de nosotros, para lograr la paz del mundo; sin embargo, cuando hablamos de una fuerza que no viene de Dios y que está más allá de nosotros, estamos realmente hablando de lo oculto. No se dejen engañar por lo que se dice sobre la ecología, la belleza de la naturaleza en el mundo y la bondad fundamental de las metas aparentes de este movimiento. Quienes se unen al movimiento de la Nueva Era, entran en un movimiento que trata con un poder espiritual oculto, no con una fuerza espiritual proveniente de Dios, sino del reino de la luz falsa y las tinieblas.

EL REINO DE LAS TINIEBLAS

Este reino ofrece una paz falsa y felicidad en el pecado. El hombre es capaz de experimentar profundamente el gozo y la paz dados por Dios, especialmente en el cielo, pero también aquí en la tierra. Muchos de nosotros lo hemos experimentado. Un gozo falso se ofrece, por ejemplo, en el pecado de la borrachera o en el abuso de las drogas, así como en los pecados de relaciones sexuales antes del matrimonio, adulterio después del matrimonio y homosexualidad. Cuando las personas se involucran profundamente en estos pecados o en el asesinato, el enojo violento, odio profundo, los celos y rencores, están realmente viviendo en el Reino de las Tinieblas y pueden exponerse a la posibilidad de ataques directos de los malos espíritus. El peligro de hoy es que el pecado ha llegado a ser muy "respetable" en nuestra sociedad y esto incluye relaciones sexuales antes del matrimonio, adulterio, borracheras sociales, aborto y homosexualidad que han llegado a cierta "respetabilidad." No parecen tan malos y se debe a que no son malos en el Reino de las Tinieblas.

ELIMINANDO EL REINO DE LAS TINIEBLAS

Nuestros hogares deberían ser lugares sagrados y pacíficos y necesitan estar limpios. No deberíamos dejar que se ensuciaran, ni deberíamos permitir el desorden acumulando cosas inútiles y suciedad en nuestros cajones y armarios. El poder del mal aborrece la limpieza. Desháganse de todo cuanto hay en su hogar que haya tenido alguna relación con brujería, espiritismo o haya sido usado por algún curandero, un médium, en alguna religión oriental, algún culto, o que haya sido usado para alguna superstición. Destrúyanlo o asegúrense de que es destruido. No guarden joyería que sea simbólica en la brujería o que sea algún signo del zodíaco.

Quemen todas las imágenes y revistas pornográficas, aún aquellas que hayan sido guardadas en un cajón, armario o petaca. Destruyan toda literatura religiosa que no está de acuerdo con la verdad básica de nuestra fe que reconoce la divinidad de Jesucristo, que es Hijo de Dios, nuestro único Salvador y que nos conduce al Padre. Destruyan la literatura de los testigos de Jehová, los mormones, la Ciencia Cristiana, Unidad, Ciencia de la Mente, Cienciologia, Hare Krishna, yoga, meditación transcendental, Misión de la Luz Divina, Iglesia de la Unificación de Sun Myung Moon, los Niños de Dios y la Senda Internacional. Ninguna de estas literaturas, o algo similar, deberá existir en nuestros hogares. No permitan a la influencia del mal entrar en sus hogares mediante la televisión. Examinen cuidadosamente los programas que ven. Los valores enseñados en los anuncios de televisión no son los valores predicados por Nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio de San Mateo, capítulos cinco, seis y siete.


EN EL HOGAR - BUSCANDO LA PRESENCIA DE DIOS

Como católicos bautizados tienen un poder que no conocen. San Pablo dijo esta verdad en su Carta a los Efesios: " ... Y cuál aquella soberana grandeza de su poder sobre nosotros, que creemos según la eficacia de su poderosa virtud, que el ha desplegado en la persona de Cristo, resucitándole de entre los muertos, y colocándole a su diestra en los cielos" (Ef 1, 1 9-20). ¡Piensen en esto! El poder de la oración es más grande de lo que creemos. Aunque no tengamos el poder de un sacerdote ordenado, podemos pedir a Dios que proteja y bendiga nuestros hogares. Es bueno tener agua bendita en nuestros hogares y usarla con frecuencia y si queremos pedir a Dios que nos bendiga, podemos decir una oración sencilla y rociar agua bendita en cada cuarto. Esta oración puede ser algo así:

"Oh Padre Celestial, os suplicamos bendigáis nuestro hogar. En nombre de vuestro Hijo Jesús os suplicamos librarnos del pecado y de toda influencia maligna. Protegednos de enfermedad, accidentes, robos y toda tragedia doméstica. Confiamos nuestro hogar al Señorío de Nuestro Señor Jesucristo y nos consagramos al Inmaculado Corazón de María, para que todos los que vivimos bajo este techo recibamos vuestra bendición de paz y amor."

También pueden ser recitados un Padre Nuestro y una Ave María. La consagración del hogar y la familia al Sagrado Corazón de Jesús es otra bella costumbre católica. Necesitamos tener en nuestros hogares un Crucifijo y cuadros del Sagrado. Corazón y de Nuestra Señora, porque deseamos que nuestro hogar sea un lugar sagrado. Es necesario que haya en el hogar un lugar donde la familia se una a orar. Algunas familias mejicanas tienen la costumbre de tener un pequeño altar con cuadros o estatuas, no solamente de Jesús, María y algunos santos, sino también fotografías de miembros de la familia. Esto nos recuerda rogar por ellos.


LIBRANDO MI PERSONA DEL PODER DEL MAL

Jesús, mediante su pasión, muerte y resurrección, ha destruido el poder del Maligno. Cuando la influencia del mal es percibido en nuestra propia vida, frecuentemente es por el pecado personal. A causa del pecado de un individuo sufren todos los miembros de la familia. La maldad del pecado es derrotada mediante el poder sagrado que el Señor ha depositado en su Iglesia. El sufrimiento puede ser aliviado mediante la medicina, la sicología y otros medios humanos, pero Jesús en su Iglesia nos ha dado el auxilio básico que es descuidado con frecuencia. El sacramento de reconciliación ha caído en desuso en nuestros días; sin embargo tiene el poder de destruir la fuerza del Maligno y del pecado; lo que no es posible hacer de otra manera.

Nuestra fe en la Eucaristía se ha debilitado. En este sacramento están el poder y la presencia de Jesús mismo. Algunas personas que han necesitado exorcismo contra el poder del Maligno, han sido curados sentándose en la presencia del Santísimo. Sacramento una hora diaria durante dos o tres meses. Estos fueron casos muy difíciles. Nuestra Santísima. Madre ha sido designada por Dios para aplastar la cabeza de la serpiente (Gén 3,15) y su Rosario es un medio muy poderoso de protección y salvación. Muchos hijos han sido salvados del poder del pecado y la pérdida de la fe, mediante la perseverancia de sus padres en la recitación del Rosario.

Algunas personas se atemorizan porque creen que alguien les ha mirado con "mal de ojo", les ha echado una maldición o ha hecho algo por medio de brujería para atraerlos bajo el poder destructivo del enemigo. ¿Qué hay de este problema? Mis creencias personales son estas: Jesús es Dios y Señor, por lo tanto tiene dominio sobre el Reino de la Luz y el Reino de las Tinieblas. Satanás no tiene dominio sobre el Reino de la Luz y sólo le está permitido un dominio limitado sobre el Reino de las Tinieblas. Por lo tanto, si estoy bautizado y vivo en el Reino de la Luz, en estado de gracia santificante, Satanás no tiene dominio sobre mí, a menos que por miedo, yo abra la puerta a su influencia. La gracia santificante significa que comparto de una manera misteriosa en la vida de Dios mismo y El habita en mi alma. (Rom 5,5; 1 Cor 6,16; Jn 14,23). Sin embargo, cuando cometo pecado mortal, pierdo la gracia santificante y paso a vivir en el reino de las tinieblas. Aunque haya sido bautizado y posiblemente confirmado, soy vulnerable. Si persisto en un pecado serio sin arrepentirme, soy vulnerable a la influencia de Satanás.

Cuando vivimos en el Reino de la Luz, en estado de gracia santificante, debemos sencillamente rehusar todo temor y colocar nuestra confianza en Dios y en Nuestra Señora, luego vivir de acuerdo con el consejo dado previamente en este artículo, en lo concerniente al Reino de las Tinieblas. Una vez más, sin embargo, hay la dificultad de definir el pecado en nuestros tiempos. Debemos definirlo de acuerdo con los Evangelios y la enseñanza oficial del Magisterio de la Iglesia y no definirlo desde el punto de vista contaminado de la edad moderna.

Muchas personas viven en pecado y tienen una paz falsa porque su conciencia ha sido formada, no en el Evangelio, sino en el espíritu de esta era. Pueden estar viviendo respetablemente, ser ciudadanos obedientes de la ley y, en opinión de la gente, vivir bien; pero si no viven de acuerdo con los Diez Mandamientos, el Evangelio y la enseñanza moral de la Iglesia aún en una sola área que implique un pecado grave, probablemente están viviendo en el Reino de las Tinieblas.

El sacramento de la reconciliación y la Eucaristía (así como todos los demás sacramentos) son armas muy especiales que Jesús dio a su Iglesia para vencer al reino del pecado y de las tinieblas. Necesitamos usar estos sacramentos como Cristo quiso que fuesen usados y no temer al enemigo. Si alguien tiene un grave problema sobre este asunto, sugiero Misa diaria y Comunión.

CONCLUSIÓN

Hay muchas y muy variadas formas en que se nos presenta el pecado y el mal en forma atractiva. En este artículo se presentan algunas formas en las que muchos de nosotros pensamos muy rara vez. Pido al Señor que este artículo sea fuente de conocimiento y ayuda para quienes lo lean. La oración es remedio poderoso contra las fuerzas del mal. Acudamos a la oración sincera, que brota del corazón, para que el Señor reprenda al Maligno, e instaure en nuestras vidas su Reino de Paz y Bien, Verdad y Justicia.


ACTO DE CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



Oh Sacratísimo Corazón de Jesús, presente de forma real en el Santísimo Sacramento del Altar, latiendo de amor infinito por el género humano, e intercediendo por nosotros al Padre a cada momento, queremos renovar hoy nuestro acto de consagración a Ti, con nuestros corazones llenos de confianza afectuosa en tu infinita bondad y de esperanza sincera en el cumplimiento de tus promesas. Jesús, Te aclamamos como Rey del Cielo y de la Tierra, pero sobre todo, te proclamamos Rey de nuestros corazones arrepentidos. Concédenos tu gracia, para que percibamos en nuestros corazones la realidad de Tu Majestad sobre nuestras vidas diarias. Ayúdanos con tu gracia todopoderosa a vencer las tentaciones del mundo, la carne y Satanás, para que protegidos de toda influencia maligna y defendidos de nuestros enemigos, podamos servirte con tranquilidad y eficacia. Permite que seamos instrumentos de tu Amantísimo Corazón como propagadores del Reino de Dios entre los hombres. Acelera el día de la plenitud de tu Reinado en nuestras vidas y en las de todos nuestros familiares y seres queridos, los cuales encomendamos en esta oración. Te pedimos Señor, que podamos ser fieles a la consagración a Tu Sacratísimo Corazón, que hoy estamos renovando, para que nuestros corazones palpiten junto al Tuyo ahora y siempre, en el tiempo y la eternidad. Amén


Oremos a María Santísima, Madre de Dios y de todos los seres humanos, para que Ella nos enseñe a ser siempre fieles a la voluntad de Dios. Porque Ella es la siempre fiel, "la esclava del Señor" que por su obediencia y aceptación gozosa de los designios de Dios, aplastó para siempre la cabeza de la serpiente antigua, Satanás (Génesis 3:15). María es la Vencedora en todos los combates de Dios. Acudamos a su intercesión para nuevamente aplastar la influencia del mal en nuestro atribulado mundo.


ACTO DE CONSAGRACIÓN DE LA FAMILIA AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

¡Oh Virgen María! A vuestro Corazón Inmaculado consagramos hoy nuestro hogar y todos los que lo habitan. Que nuestra casa sea, como la de Nazaret, morada de paz y de felicidad, por el cumplimiento de la Voluntad de Dios, por la práctica de la caridad y el perfecto abandono a la Divina Providencia. Velad sobre cuantos lo habitan, ayudadles a vivir cristianamente, cubridles de vuestra protección maternal y dignaos, ¡Oh bondadosa Virgen María! formar de nuevo en el Cielo este hogar, que en la Tierra pertenece por entero a vuestro Inmaculado Corazón. Así sea. Manos abiertas, llenas de Amor, las de María. Bendice, Madre, nuestra familia.