lunes, 2 de septiembre de 2013

Oraciones diarias de protección

CORAZA DE SAN PATRICIO
 

Me envuelvo hoy día y ato a mí una fuerza poderosa, la invocación de la Trinidad, la fe en las Tres  Divinas Personas, la confesión de la Unidad del Creador del Universo.
Me envuelvo hoy día y ato a mí la fuerza de Cristo, con su bautismo, la fuerza de su crucifixión y entierro, la fuerza de su resurrección y ascensión, la fuerza de su vuelta para el Juicio de la Eternidad.
Me envuelvo y ato a mí la fuerza proveniente de los meritos de todos aquellos que ya están unidos a Dios, para siempre en la eternidad, especialmente la fuerza de los meritos de María Santísima, San José, San Juan Bautista y mis santos patronos.
Me envuelvo hoy día y ato a mí la fuerza del Espíritu Santo que fortaleció a los apóstoles en Pentecostés, la fuerza del amor de los Querubines, la obediencia de los Ángeles, el servicio de los Arcángeles, la esperanza de la resurrección para el premio, las oraciones de los patriarcas, las predicciones de los profetas, las predicaciones de los apóstoles, la fe de los mártires, las buenas obras de los confesores.
Me envuelvo hoy día y ato a mí el poder del cielo, la luz del sol, el brillo de la luna, el resplandor del fuego, la velocidad del rayo, la rapidez del viento, la profundidad del mar, la firmeza de la tierra, la solidez de la roca.
  Me envuelvo hoy día y ato a mí la fuerza de Dios para orientarme, el poder de Dios para sostenerme, la sabiduría de Dios para guiarme, el ojo de Dios para prevenirme, el oído de Dios para escucharme, la palabra de Dios para apoyarme, la mano de Dios para defenderme, el camino de Dios para recibir mis pasos, el escudo de Dios para protegerme, los ejércitos de Dios para darme seguridad contra las trampas de los demonios, contra las tentaciones de los vicios, contra las malas  inclinaciones de la naturaleza, contra todos los que desean el mal, de palabra, obra y pensamiento, de lejos y de cerca, estando yo solo o en la multitud.
Convoco hoy día a todas las fuerzas poderosas, que están entre mí y esos males, para oponerlas contra los encantamientos de los falsos profetas, contra las leyes negras del paganismo, contra las leyes falsas de los herejes, contra la astucia de la idolatría, contra los conjuros de ulas brujas, brujos y magos, contra todos los que me envidian y planifican como destruirme, contra la curiosidad que daña el cuerpo y el alma del hombre.
Invoco a Cristo para que me proteja hoy contra el veneno, el incendio, el ahogo, las heridas, para que pueda yo alcanzar abundancia de premio.
Cristo conmigo, Cristo delante de mí, Cristo detrás de mí, Cristo en mí, Cristo sobre mí, Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda, Cristo debajo de mí, Cristo en la anchura, Cristo en la longitud, Cristo en la altura.
Invoco a Cristo para que este en el corazón de todo hombre que piensa en mí, Cristo en la boca de todos los que hablan de mí, Cristo en todo ojo que me ve, Cristo en todo oído que me escucha.
Me envuelvo hoy día y ato a mí una fuerza poderosa; la invocación de la Trinidad, la fe en las Tres Divinas Personas, la confesión de la Unidad del Creador del Universo.
Del Señor es la salvación, el Señor es la fuerza de la salvación, Cristo es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian para servirle con santidad y justicia, en su presencia todos nuestros días. Amén.

ORACIÓN DE PROTECCIÓN CON LA SANGRE DE CRISTO
 
Señor Jesús, en tu nombre, y con el poder de tu sangre preciosa sellamos toda persona, hechos o acontecimientos a través de los cuales el enemigo quiera hacernos daño.
Con el poder de la Sangre de Jesús, sellamos toda potestad destructora en el aire, en la tierra, en el agua, en el fuego, debajo de la tierra, en las fuerzas satánicas de la naturaleza, en los abismos del infierno y en el mundo en el cual nos moveremos hoy.
Con el poder de la Sangre de Jesús, rompemos toda interferencia y acción del maligno. Te pedimos Jesús que envíes a nuestros hogares y lugares de trabajo a la Santísima Virgen acompañada de San Miguel, San Gabriel, San Rafael y toda su corte de Santos Ángeles. Con el poder de la Sangre de Jesús sellamos nuestra casa, todos los que la habitan (nombrar a cada uno), las personas que el Señor enviará a ella, así como los alimentos y los bienes que El generosamente nos envía para nuestro sustento.
Con el poder de la Sangre de Jesús sellamos tierra, puertas, ventanas, objetos, paredes y pisos, el aire que respiramos y en fe colocamos un círculo de su Sangre alrededor de toda nuestra familia. Con el poder de la Sangre de Jesús sellamos los lugares en donde vamos a estar en este día, y las personas, empresas o instituciones con quienes vamos a tratar (nombrarlas).                                                                                
Con el poder de la Sangre de Jesús sellamos nuestro trabajo material, espiritual, los negocios de toda nuestra familia, y los vehículos, las carreteras, los aires, las vías y cualquier medio de transporte que habremos de utilizar. Con tu sangre preciosa sellamos los actos, las mentes y los corazones de todos los habitantes y dirigentes de nuestra Patria a fin de que tu paz y tu Corazón al fin reinen en ella. Te agradecemos Señor por tu Sangre y por tu vida, ya que gracias a ellas hemos sido salvados y somos preservados de todo lo malo. Amén.

ACORDAOS
Acordaos,
oh piadosísima Virgen María,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido
a tu protección,
implorando tu asistencia
y reclamando tu socorro,
haya sido abandonado de ti.


Animado con esta confianza,
a ti también acudo,
oh Madre,
Virgen de las vírgenes,
y aunque gimiendo
bajo el peso de mis pecados,
me atrevo a comparecer
ante tu presencia soberana.


No deseches mis humildes súplicas,
oh Madre del Verbo divino,
antes bien, escúchalas
y acógelas benignamente.

Amén.

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