jueves, 5 de junio de 2014

Adivinación



Para los hermanos que gustan de andar con adivinos les damos la siguiente información, tengan cuidado, lo que se ve a simole vista como un juego, puede resultar demasiado peligroso para el alma....

ADIVINACIÓN

Fuente: corazones.org
-Padre Jordi Rivero
Ver también Hechicería
Adivinación es la predicción de cosas futuras uocultas sin verdadero recurso a Dios. Se pretende desvelar lo que sólo Dios puede conocer.  Algunos adivinos utilizan el nombre de Dios lo cual confunde a personas incautas. 
Dios nos ha revelado algunas cosas sobre el futuro: Ej.: Habrá un juicio y después el cielo o el infierno, etc. Dios también nos da medios naturales, como la inteligencia, el estudio, la ciencia y recursos naturales para que nos preparemos responsablemente para el futuro. Pero al mismo tiempo sabemos que no podemos controlar nuestro porvenir pues está en manos de Dios. Debemos confiar en El como Padre infinitamente bueno. Confiamos en Dios y cooperamos con su gracia para hacer la parte que nos toca.
Sin embargo, el hombre, llevado por la soberbia o la ignorancia, quiere tenerlo todo bajo su control sin poner su confianza en Dios. Es por eso que busca conocimiento ilícito por caminos que están fuera de la revelación divina y fuera de los medios naturales que son lícitos. Va así en búsqueda de la adivinación.
La adivinación es una puerta para el demonio y quien la practica le da acceso a su alma. Hay también quienes hacen directamente un pacto con él.
¿Es la adivinación "telepatía"? >>
Medios utilizados para la adivinación
La evocación de muertos, uso de oráculosconsulta de horóscoposde la astrología, la quiromancia(lectura de manos), la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a "mediums", cartas de tarot, la ouija (juego de la copa), el "libro rojo" y otras prácticas.
¿Quiénes utilizan la adivinación?
No solamente en lsantería, la brujería, elespiritismo y la Nueva Era se encuentra la adivinación. También entre personas que se identifican como católicas y mezclan sus prácticas devotas con supersticiones y otras prácticas ajenas a la fe. A medida que se pierde o se confunde la Fe Católica, se populariza la adivinación.

Muchos recurren a la adivinación en momentos de crisis para buscar una solución a un grave problema. Otros se creen que solo es una broma, una curiosidad o lo hacen por la presión de un grupo. Debemos recordar que en la adivinación está en juego nuestra fidelidad a Dios. El enemigo está como león rugiente buscando a quién devorar.
Adivinación y la Biblia
Los adivinos eran muy importantes en otras religiones en tiempos del Antiguo Testamento: En Egipto (los magos del faraón); en Grecia (los sacerdotes de Apolo); en Roma, dependían de los auspicios. Por ejemplo: un relámpago que cayere de izquierda a derecha (favorable); de derecha a izquierda (desfavorable); los auspicios obtenidos de los pollos sagrados, etc. 
El Pueblo de Israel, en muchas ocasiones, se tomó a la práctica de la adivinación y a la consulta de brujos, yendo así en contra de los mandatos de Dios. (Ez 13,18-19; 2 Cron 33,6; Jer 27,9...). El rey Saúl fue a consultar a la pitonisa (hechicera, adivinadora) de Endor queriendo saber que hacer en cuanto a la guerra (1 Samuel 28, 7). En 1 Samuel 15, 23, la adivinación es un espíritu de rebelión.
Así dice Yahveh, tu redentor, el que te formó desde el seno.
Yo, Yahveh, lo he hecho todo, yo, solo, extendí los cielos,
yo asenté la tierra, sin ayuda alguna. Yo hago que fallen las señales de los magos
y que deliren los adivinos; hago retroceder a los sabios
y convierto su ciencia en necedad. Isaías 44,24-25
En el Nuevo Testamento vemos que los apóstoles confrontan a los adivinos. San Pablo mandó que un espíritu maligno abandonase a un joven esclavo que hacía la fortuna de sus dueños. Por ello,  Pablo y Bernabé fueron apresados, encarcelados y azotados.
En la ciudad de Filipo, San Pablo encontró obstáculos por razón de una joven esclava poseída por un espíritu de Pitón al que ordenó salir:
Cansado Pablo, se volvió y dijo al espíritu: «En nombre de Jesucristo te mando que salgas de ella.» Y en el mismo instante salió. -Hechos 16,18
La adivinación lleva al espíritu maligno, el enemigo de Dios. En la actualidad, los hombres siguen ofendiendo a Dios por medio de estas prácticas. Algunos llegan hasta vender su alma con tal de recibir del demonio lo que buscan. No es extraño que el demonio dé poder temporal a sus clientes a cambio de su alma.

Prohibición de la Iglesia
La adivinación es un pecado grave contra el Primer Mandamiento
Las Constituciones apostólicas prohíben expresamente la adivinación. Los Concilios de Vannes (461), de Agde (506) y de Orleáns (511) excomulgaron a los adivinos. Además eran declarados infames, incapacitados para ser testigos en la justicia y privados de toda dignidad eclesiástica.
Catecismo de la Iglesia Católica
#2116: "Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone "desvelan" el porvenir. La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a "mediums" encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios.
#2117 Todas las prácticas de, magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sea para procurar la salud-, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legítima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo.  
Se debe distinguir entre adivinación y profecía.
En la profecía los hombres no toman la iniciativa, sino que es Dios quien les llama y les da un mensaje que deben comunicar.  
El Catecismo de la Iglesia Católica # 2115: "Dios puede revelar el porvenir a sus profetas o a otros santos. Sin embargo, la actitud cristiana justa consiste en entregarse con confianza en las manos de la providencia en lo que se refiere al futuro y en abandonar toda curiosidad malsana al respecto. Sin embargo, la imprevisión puede constituir una falta deresponsabilidad".
¿Se puede recurrir a los Santos?Los santos son nuestros grandes amigos y ciertamente nos ayudan desde el cielo (ver:comunión de los santos). Ellos se pueden comunicar con nosotros según Dios les permita. PERO no está permitida la adivinación. En la adivinación se consulta con un medium esperandopor medio de esta persona respuestas a nuestras preguntas. Aunque se identifiquen como cristianos y digan cosas muy piadosas, la obra de los adivinos no es de Dios. 

LA ADIVINACIÓN DIABÓLICA

Traducción: Teodoro C. Madrid, OAR

Testimonio del mismo Agustín en el libro de las «Retractaciones» 11,56
Por el mismo tiempo, a raíz de una discusión, tuve necesidad de escribir un librito sobre La adivinación diabólica con este mismo título. Y en un pasaje, donde dije: «Que a veces los demonios conocen a fondo y con toda facilidad las disposiciones de los hombres, no sólo las manifestadas de viva voz, sino también las concebidas solamente con el pensamiento, puesto que algunos signos se exteriorizan desde lo íntimo del alma por medio del cuerpo», hablé de un asunto muy misterioso con afirmaciones más audaces de lo debido. En efecto, está comprobado por algunas experiencias que semejantes cosas llegan al conocimiento de los demonios. Pero en cuanto a saber si se dan algunos signos físicos que les son sensibles a ellos por el cuerpo de los que piensan, y que se nos ocultan a nosotros, o si ellos los conocen por otra energía, y esa espiritual, muy difícilmente lo pueden descubrir los hombres o no lo pueden en absoluto.
Este libro comienza así: «Un día de la Octava de Pascua...»: Quodam die in diebus sanctis octavarum...
PRIMERA PARTE
La conversación de San Agustín con sus cristianos
Ocasión del libro
1 1. Los demonios pueden conocer y predecir. Un día de la Octava de Pascua estaban conmigo por la mañana muchos hermanos cristianos laicos; y como tomásemos asiento en el lugar acostumbrado, surgió la conversación acerca de la religión cristiana como réplica a la presunción y a la de algún modo grande y maravillosa ciencia de los paganos. Recordando aquel encuentro, y completándolo, he pensado escribirlo sin nombrar expresamente a ninguno de los que contradecían, aunque fueran cristianos, y más cuando, al contradecir, se veía que buscaban qué sería conveniente responder a los paganos.
Planteamiento de la cuestión y respuesta. Como disputásemos sobre la adivinación de los demonios, y se afirmara que no sé quién había predicho la destrucción del templo de Serapis, que tuvo lugar en Alejandría, yo respondí que no había que extrañarse si los demonios pudieron saber y predecir que era inminente la destrucción del templo y de su ídolo, así como otras muchas cosas, en la medida en que se les permite conocer y predecir.
Réplica y contrarréplica
2. Dios también permite el mal.
ELLOS: Y como me replicasen que esta clase de adivinaciones no son malas ni ofenden a Dios; antes al contrario, Dios omnipotente y justo no las permitiría si fuesen cosas malas e injustas.
AGUSTÍN: Yo les respondí que precisamente no debe parecer que son justas porque Dios omnipotentísimo y justísimo las permite, porque también permite otras muchas cosas clarísimamente injustas, como son los homicidios, los adulterios, los hurtos, el pillaje, y otros crímenes parecidos, que, aunque ciertamente ofenden a un Dios tan justo, porque son injustas, sin embargo, el mismo Dios omnipotente las permite por una disposición de su justicia, no siempre impunemente, sino para condenar a aquellos que hacen lo que ofende al justo.
Nueva réplica y contrarréplica
3. Dios puede permitir lo que le ofende aun en aquello que se refiere al culto.
ELLOS: Y como me contradijesen que en modo alguno había que poner en duda que Dios es omnipotente y justo; pero que de esos pecados humanos que se cometen contra la sociedad humana Dios no se cuida cuando se cometen; y que por eso llegan a cometerse los crímenes que no podrían ciertamente producirse si el Omnipotente no los hubiese permitido. En cambio, aquellos que se refieren al culto mismo de la religión, en modo alguno debe creerse que son descuidados por El, y por tanto que no han podido suceder sin que le agradasen, y, en consecuencia, no conviene pensar que son malos.
AGUSTÍN: A lo cual respondí también: En realidad le desagradan ahora, cuando los templos y sus ídolos son destruidos, y cuando está castigando esos sacrificios de los paganos si los han ofrecido. Porque así como decís que no se habrían podido cometer si a Dios no le hubiesen agradado, lo mismo puede decirse que no han podido ser prohibidos, destruidos y castigados si a Dios no le desagradasen. Y por lo tanto, si entonces se hacían rectamente porque se demostraba con ello que agradaban a Dios justo, ya que permitía que se hiciesen, por lo mismo ahora se hacen inicuamente, porque se está demostrando con eso que es El quien manda o permite destruirlos.
¿Por qué Dios permite los sacrificios de los paganos?
4. Los sacrificios de los paganos no son buenos porque Dios los permite. En contra de lo anterior se ha dicho que ciertamente son ilegales actualmente esos actos, y con todo no son malos. Son ilegales porque se hacen contra las leyes que los prohíben; pero que no son malos, porque, si fuesen malos, jamás habrían agradado a Dios. Ahora bien, si jamás habrían agradado a Dios, jamás igualmente se habrían cometido, al no permitirlo quien todo lo puede y no menosprecia tales actos, cuando son tan enormes que, si se cometen, van contra la misma religión por la que Dios es honrado.
Respuesta de Agustín
Aquí intervine yo: Si no son malos porque se prueba con ello que se agrada a Dios, ya que el Omnipotente permite que se cometan, ¿cómo va a ser bueno permitir que sean prohibidos y destruidos? Y si no es bueno que sea destruido lo que agrada a Dios, el Omnipotente no iba a permitir que se realice, porque también esto va contra la religión por la que Dios es honrado, sí aquello que agrada a Dios es destruido por los hombres. Y si el Omnipotente permite que eso se haga injustamente, no hay que considerarlo como bueno porque el Omnipotente ha permitido que se realicen.
Nueva réplica
5. Dios permite como Omnipotente lo que desaprueba como infinitamente justo.
ELLOS: Me replican que hay que conceder que actualmente esos cultos no se hacen; aún más, no se hacen ya en absoluto, porque ahora desagradan al Omnipotente; pero que le agradaron cuando se hacían. Que nosotros ignoramos por qué razón le agradaron entonces, y por qué razón le desagradan ahora; mientras que es cierto que ni entonces hubieran podido realizarse si no hubiesen agradado al Omnipotente, ni ahora habrían desaparecido si no hubiesen desagradado al Omnipotente.
Nueva contrarréplica
AGUSTÍN: ¿Por qué, entonces, repliqué yo inmediatamente, también en la actualidad se hacen a escondidas prácticas semejantes que, o se vienen ocultando perpetuamente, o que descubiertas son castigadas, si nada de eso permite el Omnipotente que se haga, de no ser porque le agrada a El, que es justo, cuando no es posible que agrade al justo una cosa que es injusta?
ELLOS: A esto respondieron que actualmente, en general, no se hacen semejantes prácticas. En efecto, insisten, no se hacen esos cultos sagrados que están inscritos en los Libros Pontificales, los cuales sin duda se hacían entonces legalmente, y demostraban que agradaban a Dios, puesto que el Omnipotente y justo permitía que se hiciesen. En cambio, si actualmente se hace alguno de los sacrificios prohibidos, clandestina e ilegalmente, no puede compararse con aquellos sacrificios pontificales, aunque sean tenidos como tales también los ritos nocturnos, siendo cierto que todos esos ritos están prohibidos y condenados como ilícitos por los mismos Libros Pontificales.
AGUSTÍN: Mi respuesta fue: ¿Por qué, entonces, Dios permite que se hagan, por ejemplo, tales ritos, si no menosprecian ninguna de esas malas acciones que se hacen contra la religión?, ¿y sobre todo cuando los que estiman mucho los Libros Pontificales se ven obligados a conceder que El tiene cuidado también de tales ritos, por lo que afirman que al estar prohibidos por esos libros, lo están ciertamente por orden divina? Y ¿cómo están prohibidos por orden divina, sino porque desagradan a Dios esos ritos que al prohibirlos ciertamente no sólo le desagradan, sino que manifiesta también que El se preocupa y no los tiene completamente en menos? De donde se deduce que Dios reprueba algunas cosas en cuanto que es justo, aunque permita otras en cuanto que es omnipotente.
Conclusión
6. Resumen y enunciado. Después de estas explicaciones, nos pusimos de acuerdo en que no había que juzgar una cosa como justa y buena porque el Omnipotente la permita, aunque le desagrade; y que había que defender igualmente que esas malas obras que se hacen contra la religión por la que Dios es adorado, y que desagradan a Dios en cuanto que es justo, son permitidas también por El en cuanto que es omnipotente por sus justos designios.
Enunciado de una nueva cuestión. Pero vengamos a tratar otro tema: ¿De dónde vienen las adivinaciones, ya de los demonios, ya de cualesquiera que sean esos que los paganos llaman dioses?
Parece claro que se ha de examinar esta cuestión para que sean considerados buenos esos prodigios, no precisamente porque el Omnipotente permite que se hagan, sino porque son tan extraordinarios que parece que no pueden ser atribuidos sino al poder de Dios.
Respuesta de Agustín. Entonces prometí responder a esta cuestión después, porque en aquel momento me urgía ya la hora de volver al pueblo. Y, en cuanto se me ha ofrecido un tiempo para escribir, no me he descuidado ni en rehacer todo aquello, ni en añadir todo lo que sigue.
SEGUNDA PARTE
Enseñanza de San Agustín
Explicación de la adivinación diabólica
3 7. La naturaleza de los demonios. La naturaleza de los demonios es tal que por la sensibilidad de los cuerpos etéreos son superiores fácilmente a la sensibilidad de los cuerpos terrenos. Además, por la rapidez debida a la movilidad superior del mismo cuerpo etéreo aventajan sin comparación no sólo a la carrera de cualesquiera hombres o fieras, sino hasta al vuelo de las aves. Dotados de esta doble facultad en cuanto pertenece a un cuerpo etéreo, es decir, de la agudeza sensitiva y de la rapidez de movimientos, pueden predecir o anunciar muchos acontecimientos conocidos por ellos con anterioridad, los cuales causan admiración a los hombres debido a la torpeza de la sensibilidad terrena. Los demonios, por el tiempo tan largo que tienen de vida, han adquirido una experiencia de las cosas mucho mayor que la que pueden adquirir los hombres en la brevedad de su existencia. Por estas propiedades que la naturaleza del cuerpo etéreo ha recibido, los demonios no sólo predicen muchas cosas futuras, sino que hacen también muchas cosas extraordinarias. Y como los hombres no tienen poder para predecir y hacer tales cosas, algunos creen que son dignos de que les sirvan, y de que les tributen honores divinos, sobre todo, estimulándoles el vicio de la curiosidad por mor de una felicidad falsa y terrena y de una superioridad temporal. En cuanto a los que se mantienen puros de estas concupiscencias, sin permitir que los engañen o embauquen los demonios, sino que buscan y desean un bien, que es siempre inmutable, con cuya participación sean felices, éstos consideran en primer lugar que a los demonios no hay que anteponerlos por eso de que sean superiores en agudeza sensorial de un cuerpo por supuesto etéreo, es decir, de un elemento más sutil, porque tampoco creen que entre los mismos cuerpos terrenos haya que anteponer los animales que presienten muchas cosas con mayor agudeza; por ejemplo, el perro sagaz, porque descubre con su olfato agudísimo a la fiera que se oculta, ofreciendo al hombre una especie de mando para cazarla, y ciertamente no por su alma más inteligente y desarrollada, sino por la agudeza sensorial de su cuerpo; o, si se prefiere, el buitre, porque vuela desde una lejanía insospechada sobre el cadáver abandonado; ni el águila, porque, se dice, volando en lo alto percibe desde tanta altura a un pez que nada bajo las aguas, y al descubrirlo, estrellándose en picado contra el agua, lo arrebata con las patas y garras; ni otras muchas especies de animales que vagan, alimentándose por entre hierbas perjudiciales a la salud sin que toquen ninguna que les perjudique; mientras que el hombre apenas ha aprendido con la experiencia a evitarlas, y tiene miedo de muchas cosas inofensivas, porque le son desconocidas.
No hay que anteponer los demonios a los hombres de bien. De aquí es fácil conjeturar que puede ser más aguda la sensibilidad de los cuerpos etéreos, sin que por eso cualquier persona prudente tenga que creer que hay que anteponer los demonios dotados de ella a los hombres de bien. Y otro tanto cabría decir de la rapidez de los cuerpos; porque también los hombres son superados en esta facultad, no sólo por las aves, sino hasta por muchos cuadrúpedos, de tal manera que en su comparación son considerados como de plomo. Por eso tampoco cree que haya que anteponer esas especies de animales, sobre las cuales los hombres mandan, para cazarlas, para domesticarlas y para adaptarlas al uso y comodidad de su voluntad, y no por la fuerza corporal, sino por la razón.
Los demonios deben ser despreciados
4 En cuanto a esa tercera facultad, que, debido a su larguísima experiencia de las cosas, llegaron a aprender de qué modo adivinar y predecir muchas cosas, los que se preocupan de discernir con cuidado esas adivinanzas de la verdad, que expande la única luz verdadera, la desprecian de tal modo que los jóvenes buenos no creen que los viejos malos les aventajen a ellos por eso de que hayan experimentado muchas cosas, y por esa causa aparentan como más sabihondos; ni que los médicos, marineros, agricultores, a quienes llegan a conocer como gente de voluntad perversa y de mala vida, tampoco van a ser preferidos a ellos por aquello de que predicen muchas cosas, los unos sobre enfermedades, los otros sobre tempestades y los terceros sobre las variedades de árboles y de frutos, de tal modo que ante un inexperto en esos temas parece que todo lo adivinan.
8. Por otra parte, el que los demonios no solamente predicen algunas cosas futuras, sino que también hacen algunos portentos debido a la misma superioridad de su cuerpo, ¿por qué los hombres prudentes no van a despreciar todo eso, cuando frecuentemente hombres inicuos y corrompidos ejercitan de tal modo sus cuerpos, y con artificios diversos pueden cosas tan maravillosas que quienes no conocen los secretos ni los han visto jamás apenas dan crédito ni a las cosas que han oído? ¿Cuántas acrobacias han llegado a realizar los funámbulos y los demás artistas del teatro o circo?, y ¿cuántas maravillas no han hecho los artesanos y sobre todo los mecánicos? ¿Son por eso mejores que los hombres de bien, y adornados de una piedad santa?
He recordado estos ejemplos para que quien los examine sin obstinación y sin la vana pasión de contradecir, reflexione a la vez que, si de una materia inferior que la materia de su propio cuerpo, y que la de toda la tierra, y la del agua, la de las piedras, al igual que la de las maderas y la de los diversos metales, algunos hombres son capaces de realizar cosas tan maravillosas que quienes lo valoran, al contemplarlo con estupor, a veces los llaman divinos, en comparación consigo mismos, aunque muchos de ésos son más completos por sus artes, y hasta algunos de los admiradores mejores por sus costumbres, ¿cuánto mayores y más prodigiosos efectos pueden realizar los demonios por la facultad y la facilidad de su cuerpo sutilísimo, es decir, etéreo; aunque, sin embargo, por la perversidad de su voluntad, y sobre todo por la altanería de su soberbia y la malicia de su envidia, sean espíritus inmundos y perversos?
Sería muy largo de demostrar aquí cuánto mayor sea ese elemento etéreo por el que son superiores sus cuerpos para dar flexibilidad, y poner en movimiento invisiblemente muchas cosas visibles, para mudarlas y cambiarlas. Y pienso que todo esto se le ocurre fácilmente hasta a quien lo considere sin mucha reflexión.
¿Por qué razón los demonios adivinan el porvenir?
5 9. Siendo esto así, y porque la cuestión gira acerca de la adivinación diabólica, es preciso saber en primer lugar que ellos predicen frecuentemente lo que ellos mismos van a realizar. En efecto, a veces reciben poder para castigar con enfermedades o para viciar el aire haciéndolo malsano; también para sugerir a los degradados y amadores de las voluptuosidades terrenas acciones malas, que, al sugerírselas, están seguros de que van a consentirlas. Lo hacen de modo maravilloso e invisible, penetrando por medio de la sutileza de sus cuerpos en los cuerpos de los hombres que los sienten, e interfiriendo por medio de visiones imaginarias en los pensamientos tanto de los que velan como de los que duermen. A veces predicen no lo que ellos hacen, sino lo que presagian que va a suceder por los signos naturales que los sentidos humanos no pueden percibir. Y porque el médico prevé lo que no puede prever el profano en su arte, no por eso hay que tenerlo como un adivino. Entonces, ¿qué tiene de extraño si, como el médico a través de la temperatura ya alterada o modificada del cuerpo humano, prevé que la salud va a ser buena o mala, lo mismo el demonio, por el estado y las leyes de la atmósfera que le son conocidas y a nosotros se nos escapan, puede prever las tempestades que van a venir? También conocen a fondo y con toda facilidad las disposiciones humanas, no sólo las manifestadas de viva voz, sino también las concebidas sólo con el pensamiento, puesto que se exteriorizan algunos signos desde lo íntimo del alma a través del cuerpo. En consecuencia, predicen también muchas cosas que van a suceder, por supuesto maravillosas para los demás que no llegan a conocer tales secretos. En efecto, lo mismo que se reflejan en el rostro las emociones más vivas del alma, de manera que hasta los hombres conocen por fuera algo de lo que pasa por dentro, de igual modo tampoco debe parecer increíble si hasta los más leves pensamientos reflejan por medio del cuerpo algunos signos que no puede percibir la sensibilidad embotada de los hombres, y en cambio sí lo puede la agudeza de los demonios.
La adivinación diabólica dista mucho de la sublimidad de la profecía divina
6 10. Los demonios engañan y son engañados. Con esta facultad tan prodigiosa los demonios predicen muchas cosas, a pesar de que esté bien lejos de la sublimidad de la profecía de Dios, que obra por medio de sus santos ángeles y profetas. Efectivamente, cuando predicen algo sobre los designios de Dios, lo oyen para predecirlo; y cuando predicen lo que oyen de ese modo, ni engañan ni son engañados, porque los oráculos angélicos y proféticos son infalibles y veraces. Ahora bien, hay quienes llevan a mal el que los demonios oigan y predigan algunos oráculos semejantes, como si fuese indigno lo que se comunica para manifestarlo a los hombres, y que no solamente los buenos, sino hasta los malos no lo callen, cuando estamos viendo entre los mismos hombres que los preceptos de una vida buena son celebrados lo mismo por los justos que por los perversos; y que no perjudica en nada, sino más bien ayuda a un conocimiento mayor y al prestigio de la verdad, cuando hablan de ella lo que conocen hasta esos que la contradicen con su conducta perversa.
En cambio, los demonios se engañan y engañan con las otras predicciones suyas la mayoría de las veces. Se engañan ciertamente, porque al predecir sus propios designios, desde arriba algo se ordena de improviso que trastorna todos sus planes. Así como cuando los hombres sometidos a otras autoridades disponen algo que creen que sus jefes no lo van a prohibir, y entonces prometen que ellos lo van a hacer; pero los que tienen un poder mayor, por una decisión superior, prohíben de repente todo eso ya dispuesto y preparado. También son engañados cuando adivinan algunas cosas por las causas naturales, como los médicos, los marineros, los agricultores, aunque conozcan con mayor agudeza y sagacidad por su sensibilidad más sutil y ejercitada; porque todo eso los ángeles que sirven piadosamente a Dios soberano también lo pueden cambiar de improviso y repentinamente por un designio desconocido de los demonios. Igual que si a un enfermo, a quien el médico había predicho o prometido por los síntomas verdaderos de salud que viviría, y le sucede algo por lo que muere; o cuando algún marinero, previendo el estado del tiempo, hubiese predicho que durante largo tiempo iba a bramar aquella tempestad a la que Cristo el Señor mandó que se calmase, cuando navegaba con sus discípulos, y se hizo una gran bonanza1; o, si se quiere, cuando un agricultor, buen conocedor de la naturaleza del suelo y del número de cepas, se promete para ese año que tal viña va a producir una gran cosecha; y, sin embargo, ese año o la seca una inclemencia del cielo o se la arranca alguna orden de un poderoso. Pues, de una forma parecida, muchas cosas que están bajo la presciencia y la predicción de los demonios, porque prevén por las causas inferiores y ordinarias lo que va a suceder, son cambiadas y transformadas por causas más importantes y más secretas. Además, los demonios engañan con el empeño y la voluntad maliciosa de engañar para regodearse del error de los humanos. Y cuando ellos han sido unos engañados o unos mentirosos, para no perder ante sus adoradores el crédito de su autoridad, hacen que toda la culpa caiga en sus intérpretes y en los adivinos de sus signos.
11. ¿Cómo engañan los demonios? Y ¿qué tiene de extraño entonces si, al ser ya inminente la destrucción de los templos y de los ídolos, que los profetas de Dios habían predicho desde hacía tanto tiempo, el demonio Serapis lo descubrió como inmediato a algunos de sus adoradores para recomendarles, al retirarse o al huir, su pretendida divinidad?
La astucia diabólica
7 Que sean ahuyentados los tales demonios, y aún, que, encadenados por órdenes superiores, sean arrancados y apartados de sus lugares, para que en aquellas mismas cosas que ellos dominaban y con las que eran venerados, se cumpla la voluntad de Dios, que es quien ha predicho desde hace tanto tiempo que eso iba a suceder en todos los pueblos, y que ha ordenado que eso se hiciese por medio de sus fieles. ¿Por qué, pues, el demonio no iba a estar libre para predecirlo, habiendo él adivinado que era inminente?, cuando esa predicción estaba atestiguada por los profetas que habían escrito tales cosas, y se les concedía a los varones prudentes entender con cuánta vigilancia habría que evitar la astucia diabólica, y apartar su culto. Porque habiendo callado durante tan larguísimo tiempo en sus templos todo esto que iba a suceder, y que, predicho por los profetas, no podían ignorar, cuando comenzó ya a acercarse su cumplimiento, quisieron ellos predecirlo de alguna manera para que no se les tuviera por ignorantes y derrotados. En resumen, y para omitir otras pruebas: Había sido predicho y escrito tanto tiempo antes aquello que dice el profeta Sofonías: Prevalecerá el Señor contra ellos, y exterminará a todos los dioses de los pueblos de la tierra; y lo adorarán, cada uno desde su puesto, todas las islas de los gentiles2. O ellos no creían que esto iba a venirles a ellos, que eran venerados en los templos de los paganos, y por eso no quisieron celebrar esos oráculos por medio de sus adivinos y fanáticos. Así, uno de sus poetas presenta a Juno, que no cree en absoluto, lo que había dicho Júpiter sobre la muerte de Turno. Y este Juno es celebrado por ellos como la potestad aérea que habla así en Virgilio:
«Ved, o yo me engaño, que una muerte rigurosa amenaza a un inocente.
¡Seré yo, más bien, el juguete de una vana alarma!
Y tú, que tienes el poder, cambias para mejor tus rigores».
Digo, pues, que o los demonios, es decir, las potestades aéreas, dudaban que podían sucederles los oráculos que conocían por los profetas, y a causa de eso no quisieron divulgar su predicción, y ahí se puede juzgar cómo son. O bien, sabiendo con toda certeza lo que iba a suceder, por eso lo silenciaron en sus templos para que los hombres inteligentes no comenzasen ya desde entonces a abandonarlos y a despreciarlos porque darían crédito, sobre la destrucción de los templos y de sus ídolos que iba a venir, a aquellos profetas que prohibían venerarlos. Pero ahora, una vez que ha llegado aquel tiempo en que se han cumplido los vaticinios de los profetas del único Dios, que declara que esos dioses son falsos, y que manda muy severamente que no se les dé culto, ¿por qué no les iba a dejar también predecir lo que ya es evidente para que así apareciese con mayor claridad: o que ellos antes no lo habían creído de ninguna manera, o que tuvieron miedo de anunciárselo a sus adoradores; y, finalmente, que, no teniendo nada más que hacer, quisieron también entonces mostrarse hábiles adivinos, cuando ya ha sido descubierto que por mucho tiempo han estado usurpando la divinidad?
Las adivinaciones demoníacas
8 12. Los demonios pueden adivinar algunas cosas verdaderas por los oráculos de los profetas, pero no pueden nada contra el Dios verdadero. A lo que dicen los seguidores de los ídolos que aún quedan, que las cosas conocidas de antemano también están contenidas en algunos libros de los suyos, aunque hay que creer que han sido elaborados desde los sucesos ya cumplidos, los cuales, si fuesen verdaderos, debieron darlos a conocer en sus templos desde mucho tiempo antes a sus gentes, como nuestras profecías, mucho más antiguas y más célebres, son leídas en público no solamente en nuestras iglesias, sino también en las sinagogas de los judíos, lo cual tiene fuerza de un testimonio más sólido contra todos los enemigos.
No obstante, a nosotros no nos deben influir semejantes predicciones, que apenas, rara vez y a hurtadillas, son reveladas por ellos, si es que a alguno de los demonios le ha sido arrancado el manifestar a sus adoradores eso que había aprendido de los vaticinios de los profetas o de los oráculos de los ángeles. Y ¿por qué no se iba a hacer eso, siendo también semejante predicción no un ataque, sino un testimonio de la verdad? Lo único, en efecto, que podrían reclamar, y jamás lo han dado a conocer, ni en el pasado ni tampoco después, sin que intentaran revelar a no ser lo inventado, es que sus dioses se hayan atrevido a adivinar o decir algo por medio de sus adivinos contra el Dios de Israel. Sobre este Dios, sus escritores más sabios, que pudieron leer y conocer todos aquellos vaticinios, indagaron más bien quién era Dios, sin que fueran capaces de negar a Dios. Pues este Dios, a quien ninguno de ellos se atrevió a negar que era el Dios verdadero -y si alguno lo llegaba a negar no sólo estaría expuesto a justas penas, sino que también sería convicto con argumentos ciertos-; sí, este Dios, a quien, como he dicho, ninguno de ellos se ha atrevido a negar que es el Dios verdadero, es el que ha vaticinado con una denuncia pública, y ha mandado con poder manifiesto, y ha cumplido con verdad palmaria, que esos llamados dioses son falsos, y que había que abandonarlos completamente, y que sus templos con los ídolos y sus altares habían de ser destruidos por sus adivinos, es decir, por sus profetas. En conclusión, ¿quién va a ser tan ingenuo que no elija para adorarlo, más bien, a ese Dios a quien no prohíben adorar hasta los mismos dioses a quienes él adoraba? Y, sin duda alguna, una vez que haya comenzado a adorarlo, no se volverá jamás a esos dioses falsos que le prohíbe adorar el Dios verdadero a quien ya adora.
El culto al único Dios
13. Los profetas profetizaron que el culto de los falsos dioses desaparecería para dar lugar al culto del Dios verdadero. He recordado poco antes, y ahora lo repito, que los profetas del Dios verdadero habían profetizado que los pueblos lo adorarían, después de destruir los dioses falsos que antes adoraban. Dice Sofonías: Prevalecerá el Señor contra ellos, y exterminará a todos los dioses de los pueblos de la tierra; y lo adorarán, cada uno desde su puesto, todas las islas de los paganos3. No sólo las islas, sino todos los pueblos, como igualmente las islas todas de las naciones, puesto que en otra parte nombra no las islas, sino el orbe entero de la tierra, al decir: Lo recordarán y volverán al Señor todos los confines de la tierra, y se postrarán en su presencia todas las familias de los pueblos4. Está suficientemente claro también por otros muchos testimonios, y en este mismo salmo de donde he recordado el pasaje, que tales vaticinios se habían de cumplir por medio de Cristo. En efecto, es El mismo, cuando anuncia su Pasión futura por medio del profeta un poco antes, quien dice: Taladraron mis manos y mis pies, han contado todos mis huesos. Ellos me han observado y me han mirado triunfantes, se han repartido mi ropa, y han echado a suerte mí túnica5. Y un poco después pone el versículo que he citado: Lo recordarán y volverán al Señor todos los confines de la tierra6, etc.
Aunque también por ese testimonio que he citado arriba, donde se dijo: Prevalecerá el Señor contra ellos, y exterminará a todos los dioses de los pueblos de la tierra7, en esa palabra Prevalecerá se muestra suficientemente que está profetizado el que los paganos primeramente combatirían a la Iglesia, y perseguirían cuanto pudiesen el nombre cristiano para, si les fuera posible, borrarlo por completo de la tierra; y porque los había de vencer por la paciencia de los mártires y la grandeza de los milagros, lo mismo que por la fe consiguiente de los pueblos, por eso mismo está escrito: Prevalecerá el Señor contra ellos. Porque no se diría:Prevalecerá contra ellos, de no haberla resistido combatiendo. Por lo cual también fue profetizado en un salmo de este modo: ¿Por qué se han amotinado las naciones, y los pueblos han planeado proyectos vanos? Se han aliado los reyes de la tierra, y los príncipes conspiran juntos contra el Señor y contra su Cristo. Y poco después dice: El Señor me ha dicho: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy. Pídemelo, y te daré en herencia tuya las naciones, y en posesión tuya los confines de la tierra8. Ved la relación con lo dicho también en el otro salmo que he intercalado arriba: Lo recordarán y volverán al Señor todos los confines de la tierra9.
Por estos y otros documentos prácticos se demuestra que estaba profetizado lo que vemos que se cumple en Cristo: que iba a suceder que el Dios de Israel, a quien reconocemos único Dios verdadero, sería adorado no en un solo pueblo que se llamó Israel, sino en todos los pueblos; y que destruiría todos los falsos dioses de los paganos, tanto de sus templos como de los corazones de sus adoradores.
Es inútil la jactancia pagana de su doctrina y de su ciencia
10 14. ¡Que vayan ahora esos tales, y que se atrevan todavía a hacer la defensa de sus viejas vanidades contra la religión cristiana y contra el verdadero culto del Dios verdadero, para que perezcan estrepitosamente! Por cierto que también esto fue profetizado sobre ellos en el salmo, con las palabras del profeta: Te has sentado en el tribunal tú que juzgas la equidad. Reprendiste a los pueblos, y pereció el impío; has borrado para siempre su nombre, y por los siglos de los siglos. Los enemigos han acabado en la ruina de la espada, y has destruido sus ciudades. Su memoria ha perecido estrepitosamente, pero el Señor reina eternamente10. Es necesario, por tanto, que todo esto se cumpliera. Y nosotros tampoco debemos inquietarnos de que algunos pocos paganos, que han quedado, se atrevan todavía a hacer ostentación de sus doctrinas fanfarronas, y a motejar a los cristianos de perfectos ignorantes, cuando estamos viendo que se cumplen en ellos las profecías. Por cierto que esa aparente ignorancia y, por así decir, locura de los cristianos es lo que se revela a los humildes, a los santos, a los que la estudian con amor, como la excelsa y única verdadera sabiduría; esa, repito, locura de los cristianos ha reducido a los paganos a una ínfima minoría, porque como dice el Apóstol: Dios ha hecho necia la sabiduría de este mundo. Y añade después una reflexión magnífica, para el que la entienda, y sigue así: Mirad que el mundo no conoció a Dios en la sabiduría de Dios a través de la sabiduría; plugo a Dios salvar a los creyentes por medio de la locura de la predicación. Porque los judíos piden ciertamente signos, y los griegos buscan sabiduría, pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos un escándalo, y para los paganos una locura; en cambio, para los llamados a Cristo, lo mismo judíos que griegos, poder de Dios y sabiduría de Dios. Porque lo necio de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres11.
¡Que se mofen, pues, en cuanto puedan, de nuestra aparente ignorancia y locura, y que se vanaglorien de su doctrina y sabiduría! Yo sé que esos burlones nuestros son en este año menos que los que eran el año pasado. En efecto, desde que han bramado las naciones, y los pueblos han tramado vanos proyectos contra el Señor y contra su Cristo, puesto que ellos derramaban la sangre de los santos, y devastaban la Iglesia, hasta nuestros días, y en lo sucesivo, ellos van disminuyendo día a día. A nosotros, en cambio, nos hacen muy fuertes contra las afrentas y las burlas orgullosas los vaticinios de nuestro Dios, que vemos y tenemos la alegría en este punto de que se van cumpliendo. Ciertamente que nos hable así el profeta: Escuchadme los que conocéis la justicia, pueblo mío, en cuyo corazón está mi ley: no temáis la afrenta de los hombres ni os dejéis abatir por sus calumnias ni tengáis en mucho el que ahora os desprecien. Porque como el vestido, así serán consumidos por el tiempo, y como la lana serán comidos por la polilla; pero mi justicia dura para siempre12.
Con todo, que lean estas reflexiones mías, si es que se dignan hacerlo. Y cuando sus réplicas hayan llegado a mi conocimiento, les daré la respuesta con la ayuda del Señor.

1 Mt 8,26
2 So 2,11
3 Ibid
4 Sal 21,28-29
5 Sal 21,17-19
6 Sal 21,28-29
7 So 2,11
8 Sal 2,1.2.7.8
9 Sal 21,28
10 Sal 9,5-8
11 1Co 1,20-25
12 Is 51,7-8


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