lunes, 19 de diciembre de 2016

Tres sacramentales de proteccion que siempre debemos cargar con nosotros

Hermanos existen TRES Sacramentales que siempre debemos traer al cuello ya que Dios ha prometido a través de la Sma Virgen y Sus Santos protegernos de varias calamidades si los cargamos, especialmente en estos tiempos donde estamos expuestos a una contaminación espiritual muy fuerte por varios medios, la nueva era, gente que cada vez es mas común que practiquen rituales esotéricos, de brujería, centros nocturnos, espectáculos consagrados a Satanás, etc.

El primero es el Escapulario del Carmen.


¿Qué es el Escapulario del Carmen?
 El escapulario del Carmen es el signo externo de devoción mariana, que consiste en la consagración a la Santísima Virgen María por la inscripción en la orden Carmelitana, en la esperanza de su protección maternal.
El distintivo externo de esta inscripción o consagración es el pequeño escapulario marrón, por todos conocido.
El escapulario del Carmen es un sacramental, es decir, según el Concilio Vaticano II, “un signo sagrado según el modelo de los sacramentos, por medio del cual se significan efectos sobre todo espirituales, que se obtienen por la intercesión de la Iglesia” (S.C. 60).

La “Gran Promesa”

En un momento de gran aflicción para la Orden del Carmen, San Simón Stock suplicó a la Madre de Dios que le diese una señal de Su protección. Y el día 16 de julio de 1251 la Santísima Virgen se le apareció con el Niño Jesús y le presentó un Escapulario, prometiéndole que todos los que con él muriesen no padecerían el fuego eterno. “Es, pues, una señal de salvación, salvaguardia en los peligros, alianza de paz y de protección sempiterna”, dijo la Madre de Dios.
El sentido de esta promesa es que la persona que muere con el Escapulario recibirá de la Virgen María, a la hora de la muerte la gracia de la perseverancia en el estado de justicia si está en él, o, en caso contrario, la gracia de la conversión y de la perseverancia final.
Esta “gran promesa” es válida no sólo para los religiosos que mueren con el Escapulario largo, sino también para los fieles que lleven el Escapulario pequeño o la medalla–escapulario.

El Privilegio Sabatino

La predilección de María Santísima por el Carmen fue confirmada de modo aún más maternal en el siglo siguiente, cuando se apareció al futuro Papa Juan XXII, entonces cardenal, en Avignon, Francia. Allí le prometió una especial asistencia para los que llevasen el Escapulario del Carmen, diciendo que los libraría del Purgatorio el primer sábado después de su muerte.
Para gozar de los privilegios del escapulario es necesario:
1)    Haber recibido debidamente el Escapulario, es decir, impuesto por un sacerdote con poder para tal (actualmente cualquier sacerdote con uso legítimo de órdenes tiene ese poder).
2)    Que el Escapulario sea como prescribe la Iglesia, es decir, hecho con dos pedazos de lana (y no de otro material) unidos entre sí por cordones, de forma cuadrangular o rectangular y de color marrón.
3)    Que una parte caiga sobre el pecho y otra sobre la espalda.
4)    Guardar la castidad cada uno según su estado (perfecta para los solteros y matrimonial para los casados).
5)    Rezar las oraciones prescriptas por el sacerdote que lo impuso.
Protección maternal
Por su profundo simbolismo mariano, por los grandes privilegios y por el gran amor y privilegiada asistencia, que ha manifestado a través de los siglos la Santísima Virgen del Carmen a quienes vistan devotamente su escapulario, es por lo que tan prodigiosamente se ha extendido por doquier esta piadosa devoción de vestir el escapulario.
He aquí las razones del valor espiritual de la devoción del santo escapulario:
“Sobre todo por su rico simbolismo: ser hijo de María, ver en él todas las virtudes de María, ser símbolo de nuestra consagración filial a la Madre Amable. Por morir en gracia de Dios, quien lo vista piadosamente. Porque saldrá del Purgatorio cuanto antes quien muera devotamente con él. Por llegar su protección a todos los momentos de la vida, a la muerte y aún más allá. “En la vida protejo; en la muerte ayudo, después de la muerte salvo”, son sus credenciales por los innumerables prodigios que ha obrado. Por las relaciones con sus apariciones más recientes en Lourdes y Fátima. Por las muchas indulgencias que disfrutan quienes visten este escapulario”.
Al vestir el escapulario, y durante toda la vida, es muy importante que sepamos apreciar su profundo y rico significado, como pertenencia a una Orden, a la del Carmen, con obligación de vivir según su rica espiritualidad y su propio carisma. Quien viste el escapulario debe procurar tener siempre presente a la Santísima Virgen y tratar de copiar sus virtudes, su vida y obrar como Ella, María, obró, según sus palabras: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.
"Además de la gran promesa de preservar del infierno, del singular privilegio Sabatino y del honroso título de Hermanos de la Virgen [los frailes del Carmen son llamados 'Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo'] y de la salvación en los peligros, así como de gran número de indulgencias, los que visten el Escapulario del carmen gozan de la participación en todas las obras buenas que se practican en toda la Orden del Carmen. Esto quiere decir que en la Orden del Carmen todo lo que cae bajo el común denominador de "buenas obras" -como virtudes, satisfacciones, Misas, oraciones, predicaciones, ayunos, disciplinas, inmolaciones, frutos de las Misiones, práctica de los votos, austeridad de la vida del claustro, efectos saludables del apostolado de la devoción a la Virgen del Carmen y a su santo Escapulario, etc.- forma un acervo común o un capital social que se reparte entre todos y cada uno de los miembros que, sea por profesión (religiosa) o en virtud del privilegio de la agregación, pertenecen a dicha Orden de la Virgen del Carmen".
El escapulario del Carmen es un MEMORIAL de todas las virtudes de María. Así lo recordaba a todos: religiosos, terciarios y cofrades, “que forman, por un especial vínculo de amor, una misma familia de la Santísima Madre”, el Papa Pío XII, el 11 de febrero de 1950:
“Reconozcan en este memorial de la Virgen un espejo de humildad y castidad. Vean, en la forma sencilla de su hechura, un compendio de modestia y candor. Vean, sobre todo, en esta librea, que visten día y noche, significada, con simbolismo elocuente, la oración con la cual invocan el auxilio divino. Reconozcan, por fin, en ella su consagración al Sacratísimo Corazón de la Virgen Inmaculada, por Nos. recientemente recomendada”.
Indulgencias
He aquí las indulgencias plenarias y parciales para los que visten el escapulario:
A) Indulgencias plenarias: 1. El día que se viste el escapulario y el que es inscrito en la Tercera Orden o Cofradía.  2. En las fiestas: de la Virgen del Carmen (16 de julio), de San Simón Stock (16 de mayo), de San Elías profeta (20 de julio), de Santa Teresa de Jesús (15 de octubre), de Santa Teresa del Niño Jesús (1 de octubre), de San Juan de la Cruz (14 de diciembre), y de todos los Santos Carmelitas (1 de noviembre)
B) Indulgencia parcial: se gana indulgencia parcial por usar piadosamente el Santo Escapulario. Se puede ganar no sólo por besarlo, sino por cualquier otro acto de afecto y devoción. Y no sólo al escapulario, sino también a la medalla–escapulario.
Recomendación pontificia
Desde el siglo XVI –que es cuando se extiende por toda la cristiandad el uso del escapulario del Carmen– casi todos los papas lo han vestido y propagado. Baste recordar aquí que Pablo VI, tratando de las líneas señaladas por el Vaticano II, dijo: “Creemos que entre estas formas de piedad mariana deben contarse expresamente el rosario y el uso devoto del ESCAPULARIO DEL CARMEN”. Y añade, tomando las afirmaciones de Pío XII: “Esta última práctica, por su misma sencillez y adaptación a cualquier mentalidad, ha conseguido amplia difusión entre los fieles con inmenso fruto espiritual”. Juan Pablo II, que es terciario carmelita, ha recordado en diversas ocasiones que viste con devoción, desde niño, el escapulario del Carmen.
La fiesta de la Virgen del Carmen –16 de julio– está entre las fiestas “que hoy, por la difusión alcanzada, pueden considerarse verdaderamente eclesiales” (M.C. 8).
Objetivo principal
María será siempre camino para llegar a Jesús. Entre las devociones que los cristianos dedican a honrar a María –decía Pío XII el 11 de febrero de 1950– “debe colocarse, ante todo, la devoción del escapulario de los carmelitas”.
Por ello recomendamos vivamente que se lleve día y noche el escapulario –vestido de María–, pero su uso permanente no es indispensable para ganar las indulgencias.
El escapulario de tela –que se recomienda por simbolizar mejor el vestido y consagración a María– puede ser sustituido por la medalla–escapulario.
Quien viste el escapulario del Carmen debe distinguirse por una profunda, sincera y filial devoción a la Santísima Virgen, esforzándose siempre por conocer, amar, imitar e irradiar a María, ya que la Orden del Carmen –a la que pertenece por vestir su hábito– tiene como finalidad vivir su vida y extender su culto. El título oficial de los Carmelitas es éste: HERMANOS DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA DEL MONTE CARMELO.
Mi lema
Todo esto debe animar a los cristianos a vestir con devoción el escapulario de la Virgen María que tantos prodigios ha obrado a través de los siglos y que me promete una ayuda especial y protección maternal de parte de María. Éste será el ideal o lema que se procurará vivir a toda costa:
“Que MI ESCAPULARIO me acompañe siempre. Que en él vea siempre a mi Madre Celestial. Que al besarlo lo haga con amor de hijo y como promesa de amarle más y servirle mejor. Que su recuerdo y su presencia en mi pecho me anime a serle más fiel a su Hijo y a Ella. Que en él vea grabadas todas las virtudes de mi celeste Madre y trate de vivirlas. Que su constante presencia sobre mi corazón me ayude a evitar el pecado y a practicar la virtud. Que su recuerdo nunca permita que me olvide de Ella y así puedo estar seguro que Ella no me abandonará”.
Actualidad de esta devoción
La misma Virgen María insistió en su necesidad para los tiempos actuales. La impresionante secuencia de grandes apariciones marianas que comenzó a partir del siglo XIX, en un llamado acuciante para pedir la conversión y penitencia del mundo cada vez más pecador, presenta un discreto y constante vínculo con esta devoción que remonta a la Edad Media.
En efecto, en Lourdes, la última aparición a Santa Bernardita tuvo lugar el 16 de julio de 1858, fiesta litúrgica de Nuestra Señora del Carmen y aniversario de la entrega del Escapulario a San Simón Stock. Y en Fátima, en la sexta aparición, durante la cual se produjo el milagro del sol para probar su autenticidad, la Virgen quiso aparecer a los tres videntes -Lucía, Jacinta y Francisco- bajo la advocación del Carmen, con el Niño Jesús en los brazos y el Escapulario.
A este propósito, la Hermana Lucía, en una entrevista concedida el 15 de Agosto de 1950 al R. P. Howard Rafferty, O.C.D., confirmó esa visión y que la Virgen quería que el Escapulario fuera tomado como parte del mensaje, añadiendo: "ahora el Santo Padre lo ha afirmado así al mundo entero, diciendo que el Escapulario es signo de consagración al Inmaculado Corazón. (...). El Rosario y el Escapulario son inseparables"
Al sernos impuesto el Escapulario nos consagramos a la Virgen y elegimos, así, "el camino fácil, corto, perfecto y seguro para llegar a la unión con Nuestro Señor, que es en lo que consiste la perfección del cristiano".
Así lo practicaron y enseñaron los santos, particularmente San Luis María Grignion de Montfort, y lo expresó Ella misma en Fátima. Y a través de la voz de sus pastores, la Iglesia lo reafirma, como lo hizo recientemente Juan Pablo II recordando a Pío XII: "la forma más auténtica de devoción a la Virgen Santísima, expresada mediante el humilde signo del Escapulario, es la consagración a su Corazón Inmaculado".

Ejemplos de la protección del Escapulario del Carmen
Ejemplo 67.

El día 12 de octubre del año 1656, levantóse de súbito una terrible tempestad precedida de gran aparato de relámpagos y truenos, que llenó de consternación y pánico a toda la comarca de Segorbe.
Hallándose en el campo el vecino de Castellfort, Santiago Caspe, cayó sobre él un rayo que le circundó todo de fuego, reduciendo en un segundo a cenizas todos sus vestidos, y, pasando a su cuerpo, hizo en él tan horrible y espantosa carnicería que casi todo su cuerpo quedó quemado como un carbón.
Solamente la parte anterior del Escapulario y lo que cubría quedó intacto. Este fue el primer prodigio, al que siguió no haber perdido la vida.
Hallóse tan sosegado y tan apacible y tan ajeno a toda turbación en su ánimo, que pudo clamar con toda deliberación y advertencia a María Santísima nuestra Madre, para que le amparase, y al poco rato recobraba el habla y, con descaecidas voces, pedía confesión. Hizo la Virgen Santísima que pudieran oírle desde un caserío no lejano, donde se había refugiado el cura. Corrieron a aquel lugar y quedaron todos atónitos y absortos al contemplar tan horrible espectáculo. Se confesó, y, pasados unos días, dijo a los que le asistían:
–“Tened paciencia y perdonad por amor de Dios lo que os molesto, pues hasta el sábado, día de mi Madre bendita del Carmen, no he de salir de esta vida para irme a gozar de Ella”.
Y, en efecto así fue.

Ejemplo 68.

Filocalo Caputo, en su obra “Il Monte Carmelo”, refiere que Antonio ferrato, yendo de camino, vio una víbora en lo alto de una tapia, cerca de la cual le era forzoso el pasar sin más remedio, y por prevenir el peligro de que pudiera morderle, la derribó con un palo al suelo. Mas he aquí que, irritada, le saltó a la cara y le vino a herir bajo el ojo, inflamándosele a poco rato la cabeza, de tal suerte que parecía un monstruo, quedando totalmente ciego.
Una vez llegado al lugar, recurrieron a todas las medicinas caseras que solían emplearse en tan críticos y desesperados trances, mas todas llegaron tarde o fueron ineficaces, pues ninguna surtía el deseado efecto en el infeliz campesino.
Su piadosa mujer, devotísima de nuestra Madre del Carmen, le alentaba a que pusiese o depositara toda su confianza en Ella, y viendo tan desesperada su salud, fuese confiada a la capilla de la Santísima Virgen y en un vaso trajo un poquitín de aceite de la lámpara que ardía ante su imagen milagrosa del Carmen. Lo aplicó a la cabeza de su infortunado y esperanzado esposo y al punto empezaron a mitigarse aquellos atrocísimos dolores, bajando poco a poco la inflamación, de suerte que, en brevísimo tiempo, pudo ya respirar sin dificultad.
Pocas horas tardó en recobrar perfecta salud y al punto se trasladó al templo de la Santísima Virgen para dar fervientes gracias, junto con la piadosa esposa, a esta Madre de bondad y misericordia.

Ejemplo 69.

El Padre Teófilo Raynaud, de la Compañía de Jesús, refiere un caso sucedido en su tiempo a la religiosa Sor María Martina, Superiora del Real Convento de los Mártires de París, y que él escuchó de sus mismos labios.
Bajando dicha religiosa muy de mañana, el día de la Purísima Concepción, a una pieza baja del convento, muy cerca de los sótanos y de la carbonera, a recoger unas cosas que le eran indispensables, hallóse de improviso acometida por dos alanos, que tenían para guardar la huerta del convento y que no la conocieron.
Acometiéndola con furia y rabia los dos animales, arrojáronla al suelo y a dentelladas la despojaron de casi toda la ropa. Gruñendo y dándole manotazos salvajes trataron de quitarle el Escapulario el Carmen, mas sin llegar a conseguirlo. Ella daba gritos y voces desesperadas, pero sin que llegase a ser percibida de ninguna de las hermanas, por hallarse el sitio muy apartado de los dormitorios y del coro donde debía hallarse entonces casi toda la Comunidad.
No desatendió María Santísima el desamparo y la tribulación en que se encontraba su sierva, y así quiso que el alano que estaba a punto de ahogarla soltase al punto su presa y corriendo uno y otro, dando fuertes y dolorosos aullidos, cual si estuviesen poseídos del demonio, fueron a retirarse en una acequia, donde perecieron ahogados.
Recobrada un tanto la religiosa, salió como pudo de la covacha, y aunque hubiese querido o pretendido ocultar a sus hijas el prodigios, no pudo hacerlo, y con lágrimas del más profundo y sincero agradecimiento, les rogó que la acompañasen al coro para entonar un Magníficat a la Santísima Virgen por el beneficio sin par que acababa de otorgarle esta dulcísima y amorosa Madre.



2.- LA MEDALLA MILAGROSA


 
       
La Virgen sobre el altar mayor de Rue du VacLas apariciones
El 1830 es un año clave: tiene lugar en París la primera aparición moderna de la Virgen Santísima. Comienza lo que Pío XII llamó la "era de María", una etapa de repetidas visitaciones celestiales. Entre otras: La Salette, Lourdes, Fátima ... Y como en su visita a Santa Isabel, siempre viene para traernos gracia, para acercarnos a Jesús, el fruto bendito de su vientre. También para recordarnos el camino de salvación y advertirnos las consecuencias de optar por otros caminos.

Sta. Catalina Labouré
Catalina nació el 2 de mayo de 1806, en Fain-les-Moutiers, Borgoña ( Francia ). Entró a la vida religiosa con la Hijas de la Caridad el 22 de enero de 1830 y después de tres meses de postulantado, 21 de abril, fue trasladada al noviciado de París, en la Rue du Bac, 140.
El Corazón de San Vicente
La novicia estaba presente cuando trasladaron los restos de su fundador, San Vicente de Paul, a la nueva iglesia de los Padres Paules a solo unas cuadras de su noviciado. El brazo derecho del santo fue a la capilla del noviciado.  En esta capilla, durante la novena, Catalina vio el corazón de San Vicente en varios colores.  De color blanco, significando la unión que debía existir entres las congregaciones fundadas por San Vicente. De color rojo, significando el fervor y la propagación que habían de tener dichas congregaciones. De color rojo oscuro, significando la tristeza por el sufrimiento que ella padecería. Oyó interiormente una voz: " el corazón de San Vicente está profundamente afligido por los males que van a venir sobre Francia ".  La misma voz añadió un poco mas tarde: " El corazón de San Vicente está mas consolado por haber obtenido de Dios, a través de la intercesión de la Santísima Virgen María, el que ninguna de las dos congregaciones perezca en medio de estas desgracias, sino que Dios hará uso de ellas para reanimar la fe ".
Visiones del Señor en la Eucaristía
Durante los 9 meses de su noviciado en la Rue du Bac, sor Catalina tuvo también la gracia especial de ver todos los días al Señor en el Santísimo Sacramento.
El domingo de la Santísima Trinidad, 6 de junio de 1830, el Señor se mostró durante el evangelio de la misa como un Rey, con una cruz en el pecho. De pronto, los ornamentos reales de Jesús cayeron por tierra, lo mismo que la cruz, como unos despojos desperdiciables. "Inmediatamente - escribió sor Catalina - tuve las ideas mas negras y terribles: que el Rey de la tierra estaba perdido y sería despojado de sus vestiduras reales. Sí, se acercaban cosa malas ".
Virgen MilagrosaCatalina sueña con ver a la Virgen
El domingo 18 de Julio 1930, víspera de la fiesta de San Vicente de Paúl, La maestra de novicias les había hablado sobre la devoción a los santos, y en particular a la Reina de todos ellos, María Santísima. Sus palabras, impregnadas de fe y de una ardiente piedad, avivaron en el corazón de Sor Laboure el deseo de ver y de contemplar el rostro de la Santísima Virgen. Como era víspera de San Vicente, les habían distribuido a cada una un pedacito de lienzo de un roquete del santo. Catalina se lo tragó y se durmió pensando que S. Vicente, junto con su ángel de la guarda, le obtendrían esa misma noche la gracia de ver a la Virgen como era su deseo. Precisamente, los anteriores favores recibidos en las diversas apariciones de San Vicente a Sor Catalina alimentaban en su corazón una confianza sin limites hacia su bienaventurado padre, y su candor y viva esperanza no la engañaron. "La confianza consigue todo cuanto espera" (San Juan de la Cruz).
El Angel la despierta
Todo era silencio en la sala donde dormía Sor Catalina y cerca de las 11:30 PM oyó que por tres veces la llamaban por su nombre. Se despertó y apartando un poco las cortinas de su cama miro del lado que venia la voz y vio entonces un niño vestido de blanco, que parecía tener como cuatro o cinco años, y el cual le dijo: "Levántate pronto y ven a la capilla; la Santísima Virgen te espera".
Sor Catalina vacila; teme ser notada de las otras novicias; pero el niño responde a su preocupación interior y le dice: "No temas; son las 11;30 p.m.; todas duermen muy bien. Ven yo te aguardo".
Ella no se detiene ya ni un momento; se viste con presteza y se pone a disposición de su misterioso guía, "que permanecía en pie sin separarse de la columna de su lecho."
Vestida Sor Catalina, el niño comienza a andar, y ella lo sigue marchando a "su lado izquierdo". Por donde quiera que pasaban las luces se encendían. El cuerpo del niño irradiaba vivos resplandores y a su paso todo quedaba iluminado.
Al llegar a la puerta de la capilla la encuentra cerrada; pero el niño toca la puerta con su dedito y aquella se abrió al instante.
Dice Catalina: "Mi sorpresa fue mas completa cuando, al entrar a la capilla, vi encendidas todas las velas y los cirios, lo que me recordaba la Misa de media noche". (todavía ella no ve a la Virgen)
El niño la llevó al presbiterio, junto al sillón destinado al P. Director, donde solía predicar a las Hijas de la Caridad, y allí se puso de rodillas, y el niño permaneció de pie todo el tiempo al lado derecho.
La espera le pareció muy larga, ya que con ansia deseaba ver a la Virgen. Miraba ella con cierta inquietud hacia la tribuna derecha, por si las hermanas de vela, que solían detenerse para hacer un acto e adoración, la veían.
Por fin llego la hora deseada, y el niño le dijo: "Ved aquí a la Virgen, vedla aquí"
Sor Catalina oyó como un rumor, como el roce de un traje de seda, que partía del lado de la tribuna, junto al cuadro de San José. Vio que una señora de extremada belleza, atravesaba majestuosamente el presbiterio, "fue a sentarse en un sillón sobre las gradas del altar mayor, al lado del Evangelio".
Aparición de la VirgenSor Catalina en el fondo de su corazón dudaba si verdaderamente estaba o no en presencia de la Reina de los Cielos, pero el niño le dijo: "Mira a la Virgen".
Le era casi imposible describir lo que experimentaba en aquel instante, lo que paso dentro de ella, y le parecía que no veía a la Santísima Virgen.
Entonces el niño le habló, no como niño, sino como el hombre mas enérgico y palabras muy fuertes: -"¿Por ventura no puede la Reina de los Cielos aparecerse a una pobre criatura mortal en la forma que mas le agrade?" "
Entonces, mirando a la Virgen, me puse en un instante a su lado, me arrodille en el presbiterio, con las manos apoyadas en las rodillas de la Santísima Virgen. "Allí pasé los momentos más dulces de mi vida; me sería imposible decir lo que sentí".
Ella me dijo cómo debía portarme con mi director, la manera de comportarme en las penas y acudir (mostrándome con la mano izquierda) a arrojarme al pie del altar y desahogar allí mi corazón, pues allí recibiría todos los consuelos de que tuviera necesidad. Entonces le pregunté que significaban las cosa que yo había visto, y ella me lo explicó todo ".
Instrucciones de la Santísima Virgen
Fueron muchas las confidencias que Sor Catalina recibió de los labios de María Santísima, pero jamas podremos conocerlas todas, porque respecto a algunas de ellas, le fue impuesto el mas absoluto secreto.
La Virgen le dio algunos consejos para su particular provecho espiritual: (La Virgen es Madre y Maestra)
1- Como debía comportarse con su director (humildad profunda y obediencia). Esto a pesar de que su confesor, el padre Juan María Aladel, no creyó sus visiones y le dijo que las olvidara.
2- La manera de comportarse en las penas, (paciencia, mansedumbre, gozo)
3- Acudir siempre (mostrándole con la mano izquierda) a arrojarse al pie del altar y desahogar su corazón, pues allí recibiría todos los consuelos de que tuviese necesidad. (corazón indiviso, no consuelos humanos)
La Virgen también le explicó el significado de todas las apariciones y revelaciones que había tenido de San. Vicente y del Señor.
Luego continuó diciéndole:
Dios quiere confiarte una misión; te costara trabajo, pero lo vencerás pensando que lo haces para la gloria de Dios. Tu conocerás cuan bueno es Dios. Tendrás que sufrir hasta que los digas a tu director. No te faltaran contradicciones; mas te asistirá la gracia; no temas. Háblale a tu director con confianza y sencillez; ten confianza no temas. Veras ciertas cosas; díselas. Recibirás inspiraciones en la oración.
Los tiempos son muy calamitosos. Han de llover desgracias sobre Francia. El trono será derribado. El mundo entero se verá afligido por calamidades de todas clases (al decir esto la Virgen estaba muy triste). Venid a los pies de este altar, donde se prodigaran gracias a todos los que las pidan con fervor; a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres.
Deseo derramar gracias sobre tu comunidad; lo deseo ardientemente. Me causa dolor el que haya grandes abusos en la observancia, el que no se cumplan las reglas, el que haya tanta relajación en ambas comunidades a pesar de que hay almas grandes en ellas. Díselo al que esta encargado de ti, aunque no sea el superior. Pronto será puesto al frente de la comunidad. El deberá hacer cuanto pueda para restablecer el vigor de la regla. Cuando esto suceda otra comunidad se unirá a las de ustedes.
Vendrá un momento en que el peligro será grande; se creerá todo perdido; entonces yo estaré contigo, ten confianza. Reconocerás mi visita y la protección de Dios y de San Vicente sobre las dos comunidades..
Mas no será lo mismo en otras comunidades, en ellas habrá víctimas..(lagrimas en los ojos). El clero de París tendrá muchas víctimas..Morirá el señor Arzobispo.Hija mía, será despreciada la cruz, y el Corazón de mi Hijo será otra vez traspasado; correrá la sangra por las calles ( la Virgen no podía hablar del dolor, las palabras se anudaban en su garganta; semblante pálido). El mundo entero se entristecerá . Ella piensa: ¿cuando ocurrirá esto? y una voz interior asegura: cuarenta años y diez y después la paz.
La Virgen, después de estar con ella unas dos horas, desaparece de la vista de Sor Catalina como una sombra que se desvanece.
En esta aparición la Virgen:
  • Le comunica una misión que Dios le quiere confiar.
  • La prepara con sabios consejos para que hable con sumisión y confianza a su director.
  • Le anuncia futuros eventos para afianzar la fe de aquellos que pudieran dudar de la aparición.
  • Le Regala una relación familiar de madre-hija: la ve, se acerca a ella, hablan con familiaridad y sencillez, la toca y la Virgen no solo consiente, sino que se sienta para que Catalina pueda aproximarse hasta el extremo de apoyar sus brazos y manos en las rodillas de la Reina del Cielo.
  • Todas las profecías se cumplieron:
    1-la misión de Dios pronto le fue indicada con la revelación de la medalla milagrosa.
    2-una semana después de esta aparición estallaba la revolución. Los revoltosos ocupaban las calles de París, saqueos, asesinatos, y finalmente era destronado Carlos X, sustituido por el "rey ciudadano" Luis Felipe I, gran maestro de la masonería.
    3-El P. Aladel (director) es nombrado en 1846 Director de las Hijas de la Caridad, establece la observancia de la regla y hacia la década del 60 otra comunidad femenina se une a las Hijas de la Caridad.
    4-En 1870 (a los 40 años) llegó el momento del gran peligro, con los horrores de la Comuna y el fusilamiento del Arzobispo Mons. Darboy y otros muchos sacerdotes.
    5- solo queda por cumplir la ultima parte.
    Aparición del 27 de noviembre del 1830
    La tarde el 27 de Nov. de 1830, sábado víspera del primer domingo de Adviento, en la capilla, estaba Sor Catalina haciendo su meditación, cuando le pareció oír el roce de un traje de seda que le hace recordar la aparición anterior.
    Aparece la Virgen Santísima, vestida de blanco con mangas largas y túnica cerrada hasta el cuello. Cubría su cabeza un velo blanco que sin ocultar su figura caía por ambos lados hasta los pies. Cuando quiso describir su rostro solo acertó a decir que era la Virgen María en su mayor belleza.
    Sus pies posaban sobre un globo blanco, del que únicamente se veía la parte superior, y aplastaban una serpiente verde con pintas amarillas. Sus manos elevadas a la altura del corazón sostenían otro globo pequeño de oro, coronado por una crucecita.
    La Stma. Virgen mantenía una actitud suplicante, como ofreciendo el globo. A veces miraba al cielo y a veces a la tierra. De pronto sus dedos se llenaron de anillos adornados con piedras preciosas que brillaban y derramaban su luz en todas direcciones, circundándola en este momento de tal claridad, que no era posible verla.
    Tenia tres anillos en cada dedo; el mas grueso junto a la mano; uno de tamaño mediano en el medio, y no mas pequeño, en la extremidad. De las piedras preciosas de los anillos salían los rayos, que se alargaban hacia abajo; llenaban toda la parte baja.
    Mientras Sor Catalina contemplaba a la Virgen, ella la miró y dijo a su corazón:
    Este globo que ves (a los pies de la Virgen) representa al mundo entero, especialmente Francia y a cada alma en particular. Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden.
    Con estas palabras La Virgen se da a conocer como la mediadora de las gracias que nos vienen de Jesucristo.
    El globo de oro (la riqueza de gracias) se desvaneció de entre las manos de la Virgen. Sus brazos se extendieron abiertos, mientras los rayos de luz seguían cayendo sobre el globo blanco de sus pies.
    medalla milagrosaLa Medalla Milagrosa:
    En este momento se apareció una forma ovalada en torno a la Virgen y en el borde interior apareció escrita la siguiente invocación: "María sin pecado concebida, ruega por nosotros, que acudimos a ti"
    Estas palabras formaban un semicírculo que comenzaba a la altura de la mano derecha, pasaba por encima de la cabeza de la Santísima Virgen, terminando a la altura de la mano izquierda .
    Oyó de nuevo la voz en su interior: "Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán mas abundantes para los que la lleven con confianza".
    La aparición, entonces, dio media vuelta y quedo formado en el mismo lugar el reverso de la medalla.
    En el aparecía una M, sobre la cual había una cruz descansando sobre una barra, la cual atravesaba la letra hasta un tercio de su altura, y debajo los corazones de Jesús y de María, de los cuales el primero estaba circundado de una corona de espinas, y el segundo traspasado por una espada. En torno había doce estrellas.
    La misma aparición se repitió, con las mismas circunstancias, hacia el fin de diciembre de 1830 y a principios de enero de 1831. La Virgen dijo a Catalina: "En adelante, ya no veras , hija mía; pero oirás mi voz en la oración".
    Un día que Sor Catalina estaba inquieta por no saber que inscripción poner en el reverso de la medalla, durante la oración, la Virgen le dijo: "La M y los dos corazones son bastante elocuentes".
    Símbolos de la Medalla y mensaje espiritual:En el Anverso:
    -María aplastando la cabeza de la serpiente que esta sobre el mundo. Ella, la Inmaculada, tiene todo poder en virtud de su gracia para triunfar sobre Satanás.
    -El color de su vestuario y las doce estrellas sobre su cabeza: la mujer del Apocalipsis, vestida del sol.
    -Sus manos extendidas, transmitiendo rayos de gracia, señal de su misión de madre y mediadora de las gracias que derrama sobre el mundo y a quienes pidan.
    -Jaculatoria: dogma de la Inmaculada Concepción (antes de la definición dogmática de 1854). Misión de intercesión, confiar y recurrir a la Madre.
    -El globo bajo sus pies: Reina del cielos y tierra.
    -El globo en sus manos: el mundo ofrecido a Jesús por sus manos.
    En el reverso:
    -La cruz: el misterio de redención- precio que pagó Cristo. obediencia, sacrificio, entrega
    -La M: símbolo de María y de su maternidad espiritual.
    -La barra: es una letra del alfabeto griego, "yota" o I, que es monograma del nombre, Jesús.
    Agrupados ellos: La Madre de Jesucristo Crucificado, el Salvador.
    -Las doce estrellas: signo de la Iglesia que Cristo funda sobre los apóstoles y que nace en el Calvario de su corazón traspasado.
    -Los dos corazones: la corredención. Unidad indisoluble. Futura devoción a los dos y su reinado.
    Nombre:
    La Medalla se llamaba originalmente: "de la Inmaculada Concepción", pero al expandirse la devoción y haber tantos milagros concedidos a través de ella, se le llamó popularmente "La Medalla Milagrosa".
    Conversión de Ratisbone:
    Alfonso Ratisbone era abogado y banquero, judío, de 27 años. Tenía gran odio hacia los católicos porque su hermano Teodoro se había convertido y ordenado sacerdote, tenía como insignia la medalla milagrosa y luchaba por la conversión de los judíos.
    Alfonso pensaba casarse poco después con una hija de su hermano mayor, Flora, diez años menor que el, cuando en enero de 1842, haciendo un viaje de turismo a Nápoles y Malta, por una equivocación de trenes llego a Roma. Aquí se creyó en la obligación de visitar a un amigo de la familia, el barón Teodoro de Bussiere, protestante convertido al catolicismo.
    El barón le recibió con toda cordialidad y se ofreció a enseñarle Roma. En una reunión donde Ratisbone hablaba horrores de los católicos, este barón lo escuchó con mucha paciencia y al final le dijo: "Ya que usted está tan seguro de si, prométame llevar consigo lo que le voy a dar- ¿Que cosa?. Esta medalla. Alfonso la rechazó indignado y el barón replicó: "Según sus ideas, el aceptarla le debía dejar a usted indiferente. En cambio a mi me causaría satisfacción." Se echó a reír y se la puso comentando que él no era terco y que era un episodio divertido. El barón se la puso al cuello y le hizo rezar el Memorare.
    El barón pidió oraciones a varias personas entre ellas al conde La Ferronays quien le dijo: "si le ha puesto la medalla milagrosa y le ha hecho rezar el Memorare, seguro que se convierte." El conde murió de repente dos días después. Se supo que durante esos dos días había ido a la basílica de Sta. María la Mayor a rezar cien Memorares por la conversión de Ratisbone.
    Por la Plaza España se encuentra el barón con Ratisbone en su último día en Roma y este le invita a pasear. Pero antes tenía que pasar por la Iglesia de San Andrés a arreglar lo del funeral del conde. Ratisbone le acompaña a la Iglesia. He aquí su testimonio de lo que entonces sucedió: "a los pocos momentos de encontrarme en la Iglesia, me sentí dominado por una turbación inexplicable. Levanté los ojos y me pareció que todo el edificio desaparecía de mi vista. Una de las capillas (la de San Miguel) había concentrado toda la luz, y en medio de aquel esplendor apareció sobre el altar, radiante y llena de majestad y de dulzura, la Virgen Santísima tal y como esta grabada en la medalla. Una fuerza irresistible me impulsó hacia la capilla. Entonces la Virgen me hizo una seña con la mano como indicándome que me arrodillara... La Virgen no me habló pero lo he comprendido todo."
    Santa Catalina Laboure
    Santa Catalina Laboure descansa en Rue du Vac,
    Paris su cuerpo incorrupto
    El barón lo encuentra de rodillas, llorando y rezando con las manos juntas, besando la medalla. Poco tiempo mas tarde es bautizado en la Iglesia del Gesu en Roma. Por orden del Papa, se inicia un proceso canónico, y fue declarado "verdadero milagro".
    Alfonso Ratisbone entró en la Compañía de Jesús. Ordenado sacerdote, fue destinado a París donde estuvo ayudando a su hermano Teodoro en los catecumenados para la conversión de los judíos.
    Después de haber sido por 10 años Jesuita, con permiso sale de la orden y funda en 1848, las religiosas y las misiones de Ntra. Sra. de Sión. En solo los diez primeros años Ratisbone consiguió la conversión de 200 judíos y 32 protestantes. Trabajó lo indecible en Tierra Santa, logrando comprar el antiguo pretorio de Pilato, que convirtió en convento e Iglesia de las religiosas. También consiguió que estas religiosas fundasen un hospicio en Ain-Karim, donde murió santamente en 1884 a los 70 años.

    Triduo en honor de la Virgen de la Medalla Milagrosa.
    Por la señal de la Santa Cruz, etc.

    ACTO DE CONTRICION.

    Oración para todos los días:
    ¡Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
    ¡Dulcísima Reina de los cielos y de la tierra!; que por amor a los hombres te dignastes a manifestarte, a vuestra sierva Sor Catalina, con las manos llenas de rayos de luz; a fìn de hacer saber al mundo que deseas derramar abundantes gracias sobre todos los que con confianza te piden; Concèdeme Madre mía, que a imitación de Sor Catalina derrames en mi alma la luz necesaria para conocer mi nada y mi miseria; y lo mucho que debo a mi Padre Dios, por tantísimos beneficios, como me ha dispensado; y que cumpliendo su voluntad en esta vida; pueda gozarle en Tu compañía eternamente en el cielo. Amén.

    Tres Ave Marías, y 3 veces la jaculatoria “Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”.

    Primer Día:

    ¡Amorosísima Madre mía!, que placer tiene mi alma, cuando considero que tantos deseos tienes en concederme vuestros favores; que no esperas otra cosa, sino que acuda a Tì, para remediar nuestros males y llenarnos de vuestras gracias y dones.
    Oh María, mi Madre amada, reina de la Corte Celestial, te ruego que todos acudamos siempre a Tì, como nuestra única esperanza.

    Oración Final:

    Acuérdate, ¡Oh piadosísima Siempre Virgen María!, que no se ha oído decir jamás; que ninguno de los que han recurrido a vuestra protección, e implorado vuestro socorro, haya sido abandonado de Tì. Animado con esta confianza, ¡Oh Virgen de las Vírgenes!, a Tì vengo; gimiendo bajo el peso de mis pecados, me postro a Tus pies.
    ¡Oh Madre del Divino Verbo!, no desprecies mis súplicas; antes bien, escúchalas favorablemente, y dignate acogerlas. Amén.

    Tres veces la jaculatoria: “Oh María sin pecado original concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”.

    Segundo Día:

    ¡Santísima Madre de Dios!, ¡Señora nuestra y mi tierna Madre!; que consuelo tan grande siente mi corazón, cuando contempla Tu imagen, como te viò Sor Catalina, con un globo en vuestras Divinas Manos, que representaba toda la tierra, y lo estrechabas sobre vuestro pecho; simbolizando así el amor que tienes a los hombres. Concèdeme, ¡oh Divina Madre Eterna! ¡Oh Madre mía!, el que sepamos corresponder a tanto amor, procurando imitar vuestras virtudes. Así sea.

    Continúe con la oración final.

    Tercer Día:

    ¡Virgen Inmaculada!. ¡Celestial Madre mía! Con que placer llego ante Tu Santísimo Altar; para contemplar Tus virtudes y exponer mis penas. Que aliento santo cobra mi espíritu, al acercarme ante Tu Sagrada Imagen; donde veo representada la más profunda humildad; una modestia admirable y el resto de todas las perfecciones con que el Señor Dios te adornó.

    Haz ¡Madre Santísima!, ¡Divina y Celestial Señora! ¡Reina del Clero, de los apóstoles! ¡Madre del Mecías! ¡Hija predilecta de Dios Padre! Que oigamos siempre Tus maternales avisos, para que arrepentidos de nuestras culpas, e imitando vuestras virtudes; logremos la inmensa dicha de estar contigo en el cielo, por toda la eternidad. Así sea.

    Continúe con la oración final.


    3.- LA MEDALLA O CRUZ DE SAN BENITO


    La Medalla de San Benito
    La medalla de San Benito es un sacramental reconocido por la Iglesia con gran poder de exorcismo.  Como todo sacramental, su poder está no en si misma sino en Cristo quien lo otorga a la Iglesia y por la fervorosa disposición de quién usa la medalla. 
    Descripción de la medalla:
    En el frente de la medalla aparece San Benito con la Cruz en una mano y el libro de las Reglas en la otra mano, con la oración: "A la hora de nuestra muerte seamos protegidos por su presencia".  (Oración de la Buena Muerte).
    El reverso muestra la cruz de San Benito con las letras:
    C.S.P.B.:      "Santa Cruz del Padre Benito"
    C.S.S.M.L. : "La santa Cruz sea mi luz" (crucero vertical de la cruz)
    N.D.S.M.D.:  "y que el Dragón no sea mi guía." (crucero horizontal)

    En círculo, comenzando por arriba hacia la derecha:
    V.R.S.
          "Abajo contigo Satanás" 
    N.S.M.V.  "para de atraerme con tus mentiras"
    S.M.Q.L.  "Venenosa es tu carnada"
    I.V.B.        "Trágatela tu mismo".
    PAX          "Paz"


    Bendición de la medalla de San Benito
    (deber ser por hecha por un sacerdote)

    Exorcismo de la medalla
    -Nuestra ayuda nos viene del Señor
    -Que hizo el cielo y la tierra.
    Te ordeno, espíritu del mal, que abandones esta medalla, en el nombre de Dios Padre Omnipotente, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos se contiene.
    Que desaparezcan y se alejen de esta medalla toda la fuerza del adversario, todo el poder del diablo, todos los ataques e ilusiones de satanás, a fin de que todos los que la usaren gocen de la salud de alma y cuerpo.
    En el nombre del Padre Omnipotente y de su Hijo, nuestro Señor, y del Espíritu Santo Paráclito, y por la caridad de Jesucristo, que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos y al mundo por el fuego.

    Bendición-Señor, escucha mi oración
    -Y llegue a tí mi clamor

    Oremos:
    Dios omnipotente, dador de todos los bienes, te suplicamos humildemente que por la intercesión de nuestro Padre San Benito, infundas tu bendición sobre esta sagrada medalla, a fin de que quien la lleve, dedicándose a las buenas obras, merezca conseguir la salud del alma y del cuerpo, la gracia de la santificación, y todas la indulgencias que se nos otorgan, y que por la ayuda de tu misericordia se esfuerce en evitar la acechanzas y engaños del diablo, y merezca aparecer santo y limpio en tu presencia.

    Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.
    Amén


    IndulgenciasEl 12 de marzo de 1742 el Papa Benedicto XIV otorgó indulgencia plenaria a la medalla de San Benito si la persona se confiesa, recibe la Eucaristía, ora por el Santo Padre en las grandes fiestas y durante esa semana reza el santo rosario, visita a los enfermos, ayuda a los pobres, enseña la Fe o participa en la Santa Misa.  Las grandes fiestas son Navidad, Epifanía, Pascua de Resurrección, Ascensión, Pentecostés, la Santísima Trinidad, Corpus Christi, La Asunción, La Inmaculada Concepción, el nacimiento de María, todos los Santos y fiesta de San Benito. 
    Número de indulgencias parciales: por ejemplo: 1) 200 días de indulgencia, si uno visita una semana a los enfermos o visita la Iglesia o enseña a los niños la Fe. 2) 7 años de indulgencia , si uno celebra la Santa Misa o esta presente, y ora por el bienestar de los cristianos, o reza por sus gobernantes. 3) 7 años si uno acompaña a los enfermos en el día de todos los Santos. 4) 100 días si uno hace una oración antes de la Santa Misa o antes de recibir la sagrada Comunión. 5) Cualquiera que por cuenta propia por su consejo o ejemplo convierta a un pecador, obtiene la remisión de la tercera parte de sus pecados. 6) Cualquiera que el Jueves Santo o el día de Resurrección, después de una buena confesión y de recibir la Eucaristía, rece por la exaltación de la Iglesia, por las necesidades del Santo Padre, ganará las indulgencias que necesita. 7) Cualquiera que rece por la exaltación de la Orden Benedictina, recibirá una porción de todas la buenas obras que realiza esta Orden.
    Quienes lleven la medalla de San Benito a la hora de la muerte serán protegidos siempre que se encomienden al Padre, se confiesen y reciban la comunión o al menos invoquen el nombre de Jesús con profundo arrepentimiento.

    El Crucifijo con medalla de San Benito
    El Crucifijo de la Buena Muerte y la Medalla de San Benito han sido reconocidos por la Iglesia como una ayuda para el cristiano en la hora de tentación, peligro, mal, principalmente en la hora de la muerte. Le ha dado al Crucifijo con la medalla Indulgencia Plenaria.
    La indulgencia plenaria de la Cruz de la Buena Muerte, quien realmente crea en la santa Cruz, no será apartado de El, ganará indulgencia plenaria en la hora de la muerte. Si este se confiesa, recibe la Comunión o por lo menos con el arrepentimiento previo de sus pecados, llamando el Santo nombre de Jesús con devoción y aceptando resignadamente la muerte como venida de las manos de Dios. Para la indulgencia no basta la Cruz, debe representarse a Cristo crucificado. Esta cruz también ayuda a los enfermos para unir nuestros sufrimientos a los de Nuestro Salvador.








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