viernes, 31 de enero de 2014

El gran engaño New Age (Nueva Era)


New Age (Nueva Era)



 

SUMARIO: 1. Desde el contexto de la modernidad-postmodernidad. - 2. Una primera aproximación al fenómeno de la New Age. - 3. Origen y principales protagonistas de la New Age. - 4. La denominación de New Age. - 5. Elementos teológicos de la New Age: a) Una nueva divinidad, desdoblada en dos realidades; b) Reencarnación positiva. c) Una nueva cristología; d) Una nueva teología cósmico; e) En búsqueda del maestro interior. - 6. Los desafíos de la New Age al cristianismo.

1. Desde el contexto de la modernidad-postmodernidad
El pensamiento ilustrado y moderno diagnosticó la desaparación de lo religioso. No ha sido así. Prueba de ello es el resurgir de los nuevos fundamentalismos, de las religiones tradicionales, de las nuevas sectas y movimientos religiosos, de las formas seculares de religión y del denominado nuevo signo cultural y nueva sensibilidad espiritual: la New Age.
Es una especie de sensibilidad o cultura "epocal" (años 80-90), principalmente en los países y naciones de los llamados primeros mundos.
Y la New Age (la Era Acuario) me atrevería a definirla como verdadera bomba de relojería en lo más profundo del cristianismo. Porque no se trata sólo de una religión más, ni de un nuevo movimiento o una nueva secta. Es una completa "gnosis", o visión integral de la realidad, capaz de dar sentido a todo y a todos los aspectos de la vida. Y, lo que es más grave, no se enfrenta con el cristianismo, ni con las religiones en general, sino que se instala en ellos para, utilizando incluso su mismo lenguaje, espiritualidad y símbolos, darles un sentido completamente diferente.
2. Una primera aproximación al fenómeno de la New Age
Una de las características más importantes de la New Age es la búsqueda personal de autorrealización, el encuentro personal con la divinidad. Estamos, en palabras de M. Fuss, en algo diferente a una secta religiosa: es la expresión contemporánea de una espiritualidad "vagabunda" con tendencias sincretistas, evolucionistas, ecológicas y milenaristas.
Al intentar una primera definición de lo que es la New Age, J. C. Gil y J. A. Nistal se atreven a señalar ésta: "La propuesta de una cosmosivión sincretista y ecléctica de toda la realidad, presentada como nueva conciencia integral, ecológica y holística que, sin ser un cuerpo doctrinal preciso y homogéneo, encuentra en la dimensión religiosa su mayor florecimiento como expresión de una espiritualidad panteísta, cósmica e inmanente".
A la pregunta ¿cuáles pueden ser los principales rasgos que definen de alguna manera la New Age? podemos señalar al menos cinco adjetivos calificativos:
  1. Holística: pues considera todas las cosas como reunidas en un gran Todo, en el que los elementos están comunicados entre sí.
  2. Ecológica: pues la tierra, Gaia, es para esta visión una realidad viviente, sensible e inteligente.

  3. Andrógina: ya que sostiene la copresencia de caracteres masculinos y femeninos en todo.
  4. Mística: redescubre lo religioso y lo divino en todas las cosas de la vida cotidiana.
  5. Mundial: invita a todos los individuos a abrirse a la dimensión mundial tomando conciencia de su integración en la humanidad entera, sin que esto suponga prescindir de las propias raíces culturales.
3. Origen y principales protagonistas de la New Age
Podemos resumir, en principio, la historia de la New Age en estas coordenadas:
  1. Antecedentes: Nos situamos entre los años 20-40. Autores y corrientes que, desde Norteamérica, redescubren la religiosidad, cultura y literatura orientales, y se abren a nuevos campos de experimentación de la mente y del espíritu (esoterismo, espiritismo, etc). Como ejemplo, Paul Le Cour.
  2. Fundación: Entre los años 40-60, y marcados por la experiencia existencial y dramática de la guerra mundial, se buscan nuevos mensajes morales, éticos y religiosos para reconstruir las bases de una nueva humanidad y sociedad. Ante el desastre de las contiendas mundiales, no sirven ni la religiosidad ni la ética tradicionales. Sobresale Atice A. Bailey.
  3. Consolidación: Ya situados en los años 60-80, ante la experiencia optimista del desarrollismo, del progreso, de la sociedad del bienestar, junto al boom de las psicologías humanistas y no directivas del emblemático "Instituto Esalen", y arropados por los movimientos sociales alternativos de los años 60, la New Age va adquiriendo consistencia en su utopía de una fraternidad planetaria, y en el ensalzamiento de lo espiritual.
  4. Madurez: Desde los años 80, asistimos a la última generación de la New Age. El nuevo paradigma científico, de cuño holístico y ecológico, las nuevas corrientes musicales katárticas y minimalistas, y el desarrollo de nuevas formas de psicologismo humanista, van definitivamente invadiendo diversos campos y niveles, avalado todo ello por los mass media. Aquí se sitúa el fenómeno de M. Ferguson y su libro "La conspiración de Acuario".
En resumen, como autores-divulgadores más conocidos en la actualidad se puede citar a Marilyn Ferguson, David Spangler, Baba Ram Dass, Enrique Barrios, o Fitjof Capra.
4. La denominación de New Age
¿Por qué se denomina a la New Age también como "Era de Acuario"? Porque nos encontraríamos casi al final de un ciclo astronómico (Piscis) e inicio de otro (Acuario). Hubo un tiempo en el que se vivió bajo el signo de Tauro, y aparecieron los imperios y religiones de Mesopotamia. Vino después Aries, y floreció la religión judía. El signo de Piscis, que comenzó su reinado el 21 de marzo del primer año de nuestra era, ha sido denominado "crístico" (IXCIS). Hacia el año 2160 el sol entrará en el signo de Acuario, y este signo traerá consigo una nueva religiosidad mundial capaz de reconciliar todas las demás religiones.
Acuario va a suponer un nuevo orden mundial, una humanidad nueva, y una nueva religión: Ganimedes, vertiendo agua sobre el mundo, es símbolo de abundancia. R. Hervás escribe lo siguiente: "Al término de la era de Aries el cordero o carnero es sacrificado para dar paso a la era de Piscis. Con el advenimiento de Cristo el hombre desprecia el haoma o la hidromiel (las bebidas vitales y estupefacientes de la época anterior) para tomar la nueva bebida vital de la era de Piscis: el vino o sangre misteriosa de la tierra, transformada en la sangre de Cristo. A la época de Piscis se accedía por la purificación bautismal (pez y agua) y mediante el ejercicio de la pobreza, castidad y humildad".
5. Elementos teológicos de la New Age
Basados en M. Fuss y otros autores, resumimos los que se pueden denominar "puntos teológicos" de la New Age de esta manera:
a) Una nueva divinidad, desdoblada en dos realidades:
1) Una especie de principio de totalidad frente al monoteísmo, que se define como teoría de los lazos, campos morfogenéticos, autoorganización del universo, espiritualidad global, etc.
2) Gaia (Gea), la diosa madre Tierra, entendida como ser planetario, organismo vivo, y cuyo "órgano ejecutor" sería la humanidad. Todo lo que afecte a la Tierra afectará al hombre. Todo está unificado. Hay que descubrir la dimensión ecológica en cada cosa y acontecimiento. Se sustituye la imagen paterna de Dios por la materna inmanente, cuya energía todo lo sustenta e invade. La piedad y religiosidad nuevas son matriarcales. Según H. Mynarek, ni la fe en un Dios personal ni Jesús como Dios son ya sostenibles. Jesús, en todo caso, sigue siendo una de las grandes figuras que tuvieron un presentimiento de la totalidad ecológica, pero la formuló apoyado en la idea de un Dios personal, idea condicionada históricamente y superada en la actualidad.
b) Reencarnación positiva. El tema de la reencarnación, dentro de la New Age, es algo muy popular. Tratado en forma científica y en forma novelada, es entendida como evolución optimista hacia la perfección total subjetiva y personal, según los diversos niveles de conciencia adquiridos. No es la reencarnación clásica oriental (más bien purgativa y purificativa), sino la positiva: porque en cada vida conseguimos niveles de conciencia cada vez más superiores.
c) Una nueva cristología. La base de la Nueva Era se centra en el nuevo regreso de Cristo. Pero de un Cristo total: capaz de unificar las fuerzas espirituales de
la humanidad, resumidas en el triángulo Luz-Amor-Poder, capaz de darnos la nueva agua de la Era de Acuario, y capaz de iniciarnos en nuevas formas de conciencia e iluminación interior. Cristo es el paradigma de la humanidad, de la religión, y de la unión de las culturas orientales y occidentales.
El nuevo Cristo se llamará también "Logos Solar", y equivale al Maestro de la Verdad, que se reencarna, en cada época zodiacal, en maestros espirituales, y que consumará la evolución en Acuario bajo el nombre de Maitreya. El nuevo Evangelio es el de Acuario, capaz de fusionar y fundir todas las tradiciones espirituales en una nueva iniciación mística de ese mismo Cristo. Es la espiritualidad del Cristo-Cósmico, del Cristo-Energía, del Espíritu Crístico-Universal, antes encarnado en grandes personalidades religiosas: Buda, Krishna, Jesús de Nazaret, Mahoma. De cualquier forma, el Cristo no es sólo uno, único, mediador y salvador. Se aplica a diversos personajes, y, finalmente, a cada uno de nosotros.
d) Una nueva teología cósmica, capaz de cubrir el vacío y sinsentido del hombre y la sociedad actuales, y abrir a una nueva liberación más integral que la meramente racionalista-ilustrada o práxica. Es una cosmología inspirada en la visión de Teilhard de Chardin, pero dando un paso más: es la evolución transformadora de la cosmogénesis a la biogénesis; y de la biogénesis a la antropogénesis. Una vez vivenciada la antropogénesis como conciencia colectiva y vivencia del amor total, se pasará a la noogénesis superior. Es decir, se pasa de lo natural inerte a lo biológico; de lo biológico a lo humano; de lo humano a la humanidad; y de la humanidad "nueva", con conciencia ecológica y holística, o de fusión, a una conciencia superior y perfecta. Todo ello moviéndonos dentro de un inmanentismo (sólo un mundo: el nuestro) y de un panteísmo (todo es a la vez natural y divino).
e) En búsqueda del maestro interior que llevamos dentro: una espiritualidad experimentada personalmente: no a las mediaciones institucionales (Iglesias) o sacramentales.
Se da testimonio de lo que se ha vivido. Y el acceso a lo divino es directo, sin mediaciones. Con palabras de A. Jiménez Ortiz, el camino de la salvación está escondido en el propio "yo". A través de experiencias subjetivas y de técnicas psicofísicas se alcanza "la nueva conciencia integral", la iluminación definitiva en el encuentro consigo mismo en el "sí mismo" transpersonal que abarca la totalidad, como energía cósmica que fluye por toda la realidad.
6. Los desafíos de la New Age al cristianismo
La New Age, nos dice el cardenal Danneels, es un verdadero desafío para el cristianismo. Este no puede confundir lo bueno con lo "nuevo" sino con lo "verdadero", y deberá seguir afirmando que: Dios es ser creador personal y no un gran alma o espíritu inmanente; la oración no es sólo un mayor nivel de consciencia del yo, sino también un encuentro con el Otro; la gracia es un don no merecido, y no un simple don que se otorga a un hombre "naturalmente bueno"; Jesucristo es el único Hijo de Dios; el sufrimiento y la muerte tienen sentido y no se pueden sublimar sin más; y, finalmente, la verdadera experiencia mística es la unión en Cristo y con Cristo.
Resumiendo y ampliando lo anterior, podemos subrayar con C. Vidal Manzanares los siguientes puntos como divergentes con el cristianismo:
1) Frente a la enseñanza bíblica sobre la Trinidad, que contempla el papel único de Cristo, la Nueva Era lo convierte en un simple maestro de la humanidad, no en el Salvador.
2) Frente a la enseñanza bíblica de que el hombre es pecador y morirá una sola vez debiendo comparecer ante el Dios de la justicia (Hb 9,27-28), la Nueva Era insiste en que el pecado no existe, sino que es ignorancia o imperfección por estar a un nivel inferior de conciencia personal. Igualmente se admite la reencarnación.
3) Frente a la enseñanza bíblica que insiste en que la salvación nos viene dada por la gracia de Dios a través del misterio pascual de Cristo (Rm 3,19-26; Ef 1,7-8), la Nueva Era propugna una especie de pelagianismo, o visión optimista de la persona humana, en cuanto la persona humana se salva por sí misma, y alcanza por sí misma la perfección, mediante diversas técnicas.
4) Frente a la enseñanza bíblica en un Dios personal, distinto de la creación (Gn II), la Nueva Era no admite un Dios personal y cae en una especie de panteísmo emergente, en el que la tierra es la diosa por excelencia.
5) Frente a la enseñanza bíblica que insiste en la necesidad de orar (Mt 6,5), la Nueva Era centra toda su atención en una especie de meditación que no deja de ser un diálogo con uno mismo, sin abrirse a la trascedencia ni a la relación con un Dios personal. Al mismo tiempo la oración cristiana está muy lejos de prácticas esotéricas, espiritistas, adivinistas, ocultistas o mágicas, incluido el channeling o comunicación con espíritus.
6) Frente a la revelación bíblica de una consumación final (escatología), relacionada con la definitiva venida de Cristo (Act 3,19), la Nueva Era se debate entre una transformación de lo existente, o la llegada de seres de otros planetas.
7) Frente a lo absoluto de un único Dios creador, y del hombre como criatura, la Nueva Era parece presentar una imagen del hombre con poderes casi infinitos en sus posibilidades de llegar a ser incluso como Dios, que recuerda la tentación del Génesis hecha por la serpiente: "En el momento que comáis del fruto prohibido se abriran vuestro ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal" (Gen 3,4-5).
C. Santos subraya como aspectos anticristianos de la Nueva Era los siguientes:
1) En lugar de un Dios creador del mundo, éste emana de Dios y no es diferente de Dios. Dios creador desaparece. El mundo es Dios.
2) También desaparece el dualismo Dios-hombre. Desaparece un Dios personal, diferente del hombre y superior a Él.
3) No hace falta escuchar a Dios en la Sagrada Escritura; no hay Dios personal que nos hable. Basta escuchar la música del cosmos con el "tercer oído".
4) En lugar de la unión con Dios, se busca la fusión holocósmica con el Todo. Sobra ya la santidad cristiana y la unión con Dios.
5) No hace falta el bautismo para nacer como hijos de Dios; basta vivir ahora un nuevo nacimiento de unidad cósmica.
6) En vez de Jesucristo, hijo de Dios, persona divina y redentor, basta el Logos solar, el Cristo avatar e instructor mundial.
7) En vez de la gracia, basta el auto-soporte del yo que se afirma como no pecador.
8) En vez del Reino de Dios, basta la autoorganización del Universo.
9) En vez de la oración relacional, que supone alteridad, basta la instrospección profunda.
10) En vez de una comunidad de redimidos y convocados (ekklesía), basta la comunidad cósmica.
Frente a la New Age, hay que insistir con J. A. Pagola en que la fe cristiana no es una iniciación esotérica, ni un camino de iluminación de la conciencia. Ni la salvación consiste en una experiencia de plenitud cósmica a través de un proceso de reencarnación. El cristianismo cree en Jesucristo, tal y como lo transmiten los Evangelios, y en su sabiduría, que no es ninguna ciencia oculta o teosofía esotérica, sino la Buena Nueva de un Dios Padre capaz de salvar al hombre.
BIBL. — R. BERZOSA MARTÍNEZ, Nueva Era y cristianismo, BAC, Madrid 1996.
Raúl Berzosa Martínez

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