sábado, 14 de enero de 2017

Se puede corregir a un Sacerdote acerca de algun tema errado en confesión?

José María Iraburu, el 26.06.09 a las 7:04 PM
–¿Y qué podemos hacer nosotros, los laicos, sin autoridad alguna en la Iglesia, para colaborar en las reformas que necesita, tanto en lo doctrinal como en lo disciplinar? Nada. Nada de nada.
–Está usted muy equivocado.

Los buenos laicos cristianos colaboran de mil modos a las reformas de la Iglesia. Es cierto que son los Pastores sagrados quienes encabezan las acciones más específicamente orientadas a las reformas necesarias. Pero es muy importante que en esa tarea sobre-humana se vean ayudados por todo el pueblo cristiano: en primer lugar por las personas especialmente consagradas, sacerdotes y religiosos, pero también por los padres de familia, profesores, artistas, escritores, administrativos, empresarios y obreros, sanos y enfermos, cultos e ignorantes, trabajadores y jubilados.

Estamos en guerra. Los cristianos han de tener siempre presente la enseñanza de Cristo, recordada por el concilio Vaticano II: «toda la vida humana, la individual y la colectiva, se presenta como lucha, y ciertamente dramática, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas» (GS 13b). «A través de toda la historia humana existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas, que, iniciada en los orígenes del mundo, durará, como dice el Señor, hasta el día final» (37b). Estamos en guerra, y la guerra la hace todo el pueblo, encabezado por sus generales y capitanes. Dentro de este campo bélico, Pastores y fieles, bien unidos, han de «vigilar en todo tiempo y orar» (Lc 21,36), para no ser engañados y vencidos en el combate. Todos ellos, unos y otros, están gloriosamente llamados a luchar en esta gran batalla, cada uno a su modo, «según el don y la vocación que el Señor les dió» (1Cor 7,17).

Pastores y fieles han de luchar juntos contra la mentira y el pecado. Los laicos cristianos, muy especialmente los padres de familia, colaboran en las reformas necesarias guardando fidelidad a la doctrina y disciplina de la Iglesia, lo que supondrá para ellos no pocas veces actitudes heroicas, colaboran teniendo hijos, educándolos bien en el Evangelio, dándoles buen ejemplo, vacunándoles contra las herejías del tiempo, ayudándoles a liberarse de tantas ocasiones próximas de pecado (modas, TV, playas, internet, viajes peligrosos, etc.), que muchas familias cristianas aceptan sin lucha, cuidando bien su oración y su catequesis, su escolarización, los grupos en que se integran, sus lecturas y actividades, procurando que todo lo vayan configurando a la luz del Evangelio, y no según el mundo: los horarios, los modos de vestir, los trabajos y las vacaciones, las celebraciones, etc.
En todo eso y en tantas cosas más, los laicos están colaborando con Cristo y con sus mejores capitanes en la lucha contra los deformadores y también contra los moderados –lo que a veces será más difícil, pues éstos pasan por buenos, y lo son en muchos aspectos de sus vidas y acciones–. Y así están contribuyendo muy eficazmente a las reformas que la Iglesia necesita. Si hubiéramos de expresar en dos palabras su contribución principal a la obra de reforma, nos limitaríamos a las dos palabras elegidas por la Virgen María en La Salette, Lourdes, Fátima y en tantos otros lugares: oración y penitencia.

Pero aquí me detendré un poco más indicando otro medio también importante que tienen los laicos para contribuir a las reformas que la Iglesia necesita:

Los laicos han de denunciar los errores doctrinales y los abusos morales y disciplinares. Dentro de la Iglesia, en parroquias, catequesis, colegios, publicaciones, Universidades, congregaciones religiosas, hay ciertos males que, por su naturaleza, difícilmente pueden ser combatidos directamente por los laicos. Y esto es así por diversas causas: porque carecen para ello de misión específica, porque no se les tendrá en cuenta, porque no tienen los medios de acción precisos, porque les faltan a veces conocimientos teológicos y canónicos para argumentar, y por otras causas. Pero, sin embargo, la denuncia de esos errores y abusos siempre está al alcance, o casi siempre, de los fieles.
Jesucristo. El Maestro enseñó a los discípulos que los errores y males internos en la comunidad eclesial deben ser denunciados, y que la corrección fraterna ha de hacerse con una discreta gradualidad, llena de humildad, caridad y prudencia. La corrección se hará primero en privado, advirtiendo de sus errores y abusos a la persona o al grupo desviados. Si esto no basta, convendrá reiterar el intento en compañía de otros fieles. Y «si los desoyere, comunícalo a la Iglesia, y si a la Iglesia desoye, sea para ti como gentil o publicano» (Mt 18,15-17).
Vaticano II. La Iglesia quiere que todos sus hijos sean verdaderos confesores activos de la fe católica, y que no soporten pasivamente la presencia impune de herejías y sacrilegios dentro de la comunidad eclesial. Con eso ellos, unidos a sus Pastores, están procurando ciertamente las reformas en la Iglesia.
«Los laicos, como todos los fieles cristianos, tienen el derecho de recibir con abundancia de los sagrados Pastores los auxilios de los bienes espirituales de la Iglesia, en particular la palabra de Dios y los sacramentos. Manifiéstenles [a sus Pastores] sus necesidades y sus deseos con la libertad y confianza que conviene a los hijos de Dios y a los hermanos en Cristo. Conforme a la ciencia, la competencia y el prestigio que poseen, tienen la facultad, más aún, a veces el deber, de exponer su parecer acerca de los asuntos concernientes al bien de la Iglesia. Hágase esto, si las circunstancias lo requieren, a través de instituciones establecidas para ello por la Iglesia, y siempre con veracidad, fortaleza y prudencia, con reverencia y caridad hacia aquellos que, por razón de su sagrado ministerio, personifican a Cristo» (LG 37a).
«Por su parte, los sagrados Pastores reconozcan y promuevan la dignidad y responsabilidad de los laicos en la Iglesia. Recurran gustosamente a su prudente consejo […] Consideren atentamente ante Cristo, con paterno amor, las iniciativas, los ruegos y los deseos provenientes de los laicos […] Ayudados por la experiencia de los laicos, están en condiciones de juzgar con más precisión y objetividad tanto los asuntos espirituales como los temporales, de forma que la Iglesia entera, fortalecida por todos sus miembros, cumpla con mayor eficacia su misión en favor de la vida del mundo» (ib. 37cd).
Y no olvidemos en esto que muchas veces el Padre celestial, también entre los hijos que forman su Iglesia, revela a los más pequeños verdades que quedan ocultas a los más sabios y eruditos (Lc 10,31; 1Cor 1,26-29).
Código de Derecho Canónico. La Iglesia, en los cánones 211-213, da forma imperativa y disciplinar a esa misma enseñanza del Vaticano II que acabo de citar, empleando sus mismas palabras. Y añade algo importante:
«Los fieles tienen derecho a tributar culto a Dios según las normas del propio rito aprobado por los legítimos Pastores de la Iglesia, y a practicar su propia forma de vida espiritual, siempre que sea conforme con la doctrina de la Iglesia» (c. 214).
Actualmente hay comunidades parroquiales que, sometidas a un párroco modernista, se ven obligadas a sufrir durante años una violencia enorme, mucho mayor, por ejemplo, que si les obligaran a cambiar de rito, pasando del rito católico al maronita –aunque éste sea un rito ortodoxo y unido a Roma–. Ahora bien, si la Autoridad pastoral no puede cambiar de rito a una comunidad parroquial, menos aún puede permitirse atropellarla sometiéndola a un pastor modernista en doctrina, moral y liturgia. Y los fieles católicos, reclamando su derecho, resistiendo este abuso intolerable, contribuyen mucho a la reforma de la Iglesia.
Redemptionis Sacramentum. Esta instrucción de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos (25-III-2004), del tiempo de Juan Pablo II, quiere que los fieles laicos contribuyan activamente en la lucha por la dignidad de la liturgia católica. Y perdonen que les ponga un ejemplo: si hace falta, grabando discretamente una Misa sacrílega, para denunciarla a la Autoridad diocesana pertinente.
«Cuantas veces la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos tenga noticia, al menos propable, de un delito o abuso que se refiere a la santísima Eucaristía [o a otra partes esencial de la sagrada Liturgia, obviamente], se lo hará saber al Ordinario, para que investigue el hecho. Cuando resulte un hecho grave, el Ordinario envíe cuanto antes a este Dicasterio un ejemplar de las actas de la investigación realizada y, cuando sea el caso, de la pena impuesta» (n.181).
«De forma muy especial, todos procuren, según sus medios, que el santísimo sacramento de la Eucaristía sea defendido de toda irreverencia y deformación, y que todos los abusos sean completamente corregidos. Esto, por lo tanto, es una tarea gravísima para todos y cada uno, y excluida toda acepción de personas, todos están obligados a cumplir esta labor» (n.183).
«Cualquier católico, sea sacerdote, sea diácono, sea fiel laico, tiene derecho a exponer una queja por un abuso litúrgico [o por una herejía manifiesta] ante el Obispo diocesano o el Ordinario competente, o ante la Sede Apostólica, en virtud del primado del Romano Pontífice [can. 1417]. Conviene, sin embargo, que, en cuanto sea posible, la reclamación o queja sea expuesta primero al Obispo diocesano» (n.184).
En otras ocasiones, con el favor de Dios, hemos de considerar más detenidamente las armas apostólicas, espirituales y también canónicas que la Iglesia pone en manos de los fieles laicos para afirmar la ortodoxia y para rechazar la heterodoxia.
José María Iraburu, sacerdote
*Post post. (Si post data es lo añadido a una carta o escrito, bien podemos llamar post post a lo que en un blog se añade a un post ¿no?). Pues bien, díganme ustedes, y permítanme que elija este ejemplo: ¿www.infocatolica.com es dentro de la Iglesia una publicación deformadora? No, ciertamente. ¿Y es moderada, es decir, tolerante con los deformadores? En absoluto. InfoCatólica es un portal católico iniciado y mantenido en la web principalmente por laicos católicos con una finalidad ciertamente reformadora. Se le ve la intención siempre que se presenta la ocasión. Y a veces sin ella. Ahí tienen ustedes en este portal católico un medio fuerte para trabajar por la reforma. Ayúdennos, pues: oración y penitencia, colaboración y ayuda económica. Marchando.

TESTIMONIO

Ayer tuve el gran regalo de Dios de conocer u sacerdote franciscano SANTO verdaderamente SANTO. Me comentaron que el tenía el don de ver los pecados de la gente en confesión, y yo, que le he pedido a Dios dede hace bastante me ayudara a encontrar un sacerdote que me permitiera hacer una buena confesión general, pues fui a verlo ya que con alguien asi es imposible que uno olvide ningún pecado aun de la niñez y eso es lo que yo quería.

Cuando llegué el padre no estaba confesando, así que pedí a San Francisco me ayudara a localizarlo y me puse a orar, mi esposo fue a buscarlo y por gracia de Dios estaba en la oficina parroquial, ocupado con cosas administrativas, nos dijeron que tendríamos que esperar y no sabían cuanto tiempo. Esperamos aprox una hora hasta que porfin fue turno de mi esposo y después mío, cuando entré no pensé vivir lo que viví, creo que eso mismo deben haber sentido las personas que tuvieron la bendición de confesarse con el Padre Pío o el Santo Cura de Ars... sentir que VERDADERAMENTE es Nuestro Señor quien te confiesa, que el sacerdote te pida cerrar los ojos, e invoque el nombre de Cristo y María y te hable y te trate como si fuera Jesús mismo (y lo es) quien te habla, que te recuerde uno a uno los dolores que padeciste desde el vientre de tu madre y te asista a perdonar a cada persona que te hizo daño, una confesión donde yo prácticamente no articulé palabra, y me dijeron toda mi vida y lentamente sentí como un peso y dolor muy grandes iban dejándome y saliendo de mi corazón.

Me dijo muchas cosas y solo hay dos que quiero compartir aquí porque siento que es mi deber hacerlo dada la confusión que existe en este tiempo respecto a temas como el adulterio, o el uso de anticonceptivos como provocadores de abortos, y la tibieza de algunos sacerdotes que basándose en ciertos documentos recientes, han caído en confusión y se han relajado al grado de decir que "solo el amor importa" no reconociendo el amor verdadero de Dios confundiéndolo con el falso amor humano...

La primer cosa que me dijo fue "hiciste muchas malas confesiones sin dolor de tus pecados verdadero" comprendí, que una mala confesión condena, y que decir los pecados como loro sin sentir dolor real por ellos es un pecado mortal, sacrilegio y comulgar así es una gran ofensa a Dios... y mencionó algo... me preguntó si yo he abortado le dije NO PADRE.... me preguntó si alguna vez use pastillas o algo y dije sí... me dijo si alguna vez tuve una hemorragia muy fuerte, dije si (la única que tuve alguna vez fue ya nacido mi hijo y me habían hecho la salpingoclasia, otro pecadote),  y bueno me dijo era un bebe.... yo sentí que me moría!! le dije pero padre acababa de tener a mi hijo! me dijo mi niña a veces las mujeres se embarazan a los 15 días de haber tenido un bebé... yo solo dije AY NO PADRE NOO!!! porfavor no.... y mientras escribo esto se me sigue rompiendo el corazón... yo diario pido a Dios el milagro de tener otro bebe a pesar de estar operada pues se que el todo lo puede si es Su voluntad... pero cuando supe que sin saber perdí ese bebe que tanto pido se me partió el alma.... Pido a Dios me lo devuelva, yo no sabía la ESTUPIDEZ que hice.... el padre me dijo que Dios me perdona que yo no sabía, fue en ignorancia.

Para que les cuento esto tan íntimo? porque ahora se toma con mucha ligereza el tema de los anticonceptivos y podemos encontrarnos con casos de sacerdotes que confundidos por la falsa misericordia aprueben esto y digan que está correcto "cuidarse" mientras no se produzca un aborto...CUANTOS ABORTOS SE PRODUCIRAN EN UNA MUJER CON ANTICONCEPTIIVOS ARTIFICIALES Y CUANTOS HIJOS TENDREMOS EN LA CONCIENCIA SIN SABERLO??!! Y MAS POR UN SACERDOTE CONFUNDIDO QUE POR RESPETO HUMANO NO NOS DICE QUE EL USO DE ESTAS COSAS ES GRAVE PECADO!!!.

Lo mismo pasa con los adúlteros vueltos a "casar" y si un sacerdote fomenta este amor falso a las criaturas por encima del amor a Dios Nuestro Señor, nuestro deber como laicos BAUTIZADOS es decírselo con caridad fraterna, basándonos en la Palabra de Dios y los Santos padres de la Iglesia, y si el sacerdote se ofende y nos regaña e incluso nos ofende, ofrecérselo a Dios por la salvación de su alma y de todos los que pueden ser arrastrados a la condenación por un mal consejo. Si no hablamos por miedo, nos recae el pecado de omisión a nosotros y se nos pedirá cuentas de todos esos hermanos nuestros que pudimos salvar y no lo hicimos.

Los apóstoles y los santos NUNCA callaron a pesar de incluso tener que dar la vida por defender el Evangelio y la verdad de Dios, nosotros, en este tiempo tan revuelto en que dentro de la misma Iglesia tenemos una guerra con el enemigo, debemos ser guerreros de Oración, guerreros de fe, CONOCER bien nuestra fe y las leyes de Dios y ser firmes como lo ha sido el Cardenal Burke y todos los demás cardenales Príncipes de la Iglesia que como el, están defendiendo las ALMAS sin importar el ataque del mundo. No sabemos cuanto bien podemos hacer con nuestra oración y palabras a un sacerdote confundido.

Espero sirva este testimonio mío para aclarar los corazones de quien Dios disponga que lean estas líneas... doy gracias porque me permite llegar a ustedes y ser Su instrumento, es El quien escribe y es El quien me dice al corazón que cosa escribir. Nunca dejen de entender que el amor verdadero consiste en SALVAR EL ALMA DE UN HERMANO y no salvar una aparente felicidad pasajera en este mundo, en el que estamos de paso. No tengáis miedo!! decía San Juan Pablo II, no tengamos miedo de levantar la voz por la Verdad de Nuestro Señor!!! aunque se nos venga el mundo encima!!


Paz y Bien!!


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