martes, 10 de enero de 2017

"Silencio" una película que no hace bien



fotograma-de-silencio


Animado por informaciones provenientes de medios católicos que hablaban bien de la película, he ido a ver ‘Silencio’ el día de su estreno. Tengo que decir que fui un tanto receloso porque había leído críticas que me hacían desconfiar, pero por otra parte me parecía que debía aparcar prejuicios. Ahora, después de haberla sufrido, no me arrepiento de haberla visto pero si hubiera sabido lo que me iba a encontrar no hubiera ido.

Sabía que iba a ver una película dura, con escenas de sufrimiento crudo, pero con eso contaba porque se trata de una película en la que se narra una persecución religiosa. Pero esa no es la causa de que el resultado me pareciera descorazonador. Y no por aburrimiento, que no fue el caso; al contrario, me ha parecido una película técnicamente muy bien hecha y con un relato que no deja escapar la atención ni por un instante. Pero el contenido, al menos para la persona de fe, es malo, mejor dicho, maléfico, porque hace daño. No digo negativo, ni desacertado, ni erróneo, no. Malo, directamente malo y trataré de explicar en varios puntos por qué me lo parece. Lo haré en dos partes, una referida al contenido del film y la segunda sobre el contexto actual.

Sobre los contenidos de la película.

1.- Porque justifica la apostasía. No digo que muestre la apostasía, sino que la disculpa, la hace aceptable e incluso compatible con la fe. La apostasía es un pecado muy grave porque consiste en renegar del mayor bien con el que cuenta una persona de fe, por encima de la propia vida. Y es más grave aún si los apóstatas son dos sacerdotes, como ocurre en la película. En épocas de persecución religiosa la apostasía es muy fácil de entender y yo no me escandalizo porque haya apóstatas. Los ha habido ininterrumpidamente en toda la historia de la Iglesia, desde el principio del cristianismo y no creo que haya ningún valiente capaz de señalar con el dedo acusador a un apóstata, sobre todo si la apostasía está provocada por una amenaza de sufrimientos horribles o una muerte segura. Solo Dios sabe cuál es la resultante de fuerzas poderosas y contrarias que empujan en el corazón del que apostata: presión física y psicológica a la que se encuentra sometido el perseguido, horror al sufrimiento y a la muerte, abandono de responsabilidades y personas a su suerte, desvalimiento de los que dependen de uno, peso de la fe, amor a Cristo crucificado, capacidad o incapacidad para el martirio, etc.

Todo eso es comprensible, pero a un cristiano lo que le ayuda es la fortaleza del mártir no la debilidad del que reniega. Al apóstata lo juzgará Dios con su misericordia infinita y la Iglesia no ha condenado a nadie al infierno, ni siquiera a Judas, pero la persona de fe lo que necesita son los testimonios de los mártires, los que supieron resistir a pesar de las atrocidades de que fueron objeto, los que “no amaron tanto la vida que temieran la muerte” (Ap 12, 11). Yo, para debilidad, ya tengo bastante con la mía, no me hacen falta dosis de debilidades ajenas. Si además me presentan esa debilidad justificada, es muy probable que me vea tentado a justificar la mía en lugar de combatirla.

2.- Hay que evitar el sufrimiento a toda costa. Con ello se plantea un evidente rechazo de la cruz. “Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero para los llamados -judíos o griegos-, un Cristo que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios” (I Co 1, 23-24). Esto es lo que nos dice la Palabra de Dios y esto es lo que cualquier cristiano que frecuente la Iglesia ha oído predicar en multitud de ocasiones. Pues bien, “Silencio” es un empeño constante, de principio a fin, por demostrar lo contrario. Creo que no exagero si digo que en “Silencio” se hace una enmienda a la totalidad del contenido de la Palabra de Dios en esta cita.

3.- ‘Silencio’ es el título que responde al supuesto silencio de Dios en un martirio horrible, como es el que se describe. Se trata de un título descaradamente falso como se demuestra en una escena de la película. Al espectador se le quiere convencer del silencio de Dios, por una parte ante el sufrimiento y la muerte de una comunidad de cristianos japoneses formada por campesinos pobres y desvalidos, y por otra, ante el desgarro de dos padres jesuitas voluntariosos a quienes se les pone en el dilema de apostatar o permitir el sufrimiento ajeno. Estos dos silencios son los que la película quiere poner muy de relieve. La perversidad es manifiesta: Dios calla ante el sufrimiento de sus hijos más humildes, pero en un momento dado le habla directamente al protagonista para decirle: apostata, renuncia a tu fe. En la película la prueba de apostasía consiste en pisar un relieve de Jesucristo y es el propio Cristo el que le dice interiormente al jesuita: “Písame”. O sea, que para animar a renegar Cristo sí habla. Dios calla cuando sufres pero habla para que peques. Algo así como si Cristo le hubiera empujado a Judas a traicionarle susurrándole al corazón algo como esto: Ánimo Judas, entrégame, debes entregarme. ¿Hay mayor impiedad que presentar a Dios como fuente del mal?

4.- El budismo y el cristianismo en el fondo son lo mismo. Reconozco que esto hoy e
ntra muy bien en muchos oídos. Ya llevamos tiempo oyendo a muchos que están convencidos de que a fin de cuentas todos los credos son iguales. No pretendo argumentar sobre este error inadmisible para un cristiano. Basta decir que esa postura contradice el mandato final de Cristo: “Id y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado” (Mt 28, 19-20). Si todos los credos son igualmente válidos, ¿qué sentido tiene que la Iglesia sea misionera?

5.- En la película queda claro que el cristianismo no puede cuajar en Japón. También esto contradice las palabras anteriores del Señor: “Id y haced discípulos a todos los pueblos”.
Hasta aquí estos cinco postulados que yo he visto que la película defiende y justifica. Dicho de otro modo: desde diversas instancias católicas se está presentando como película recomendable para los católicos una película que ataca directamente algunas verdades de fe, que se permite corregir a Cristo y contradecir a la misma Palabra de Dios revelada en las Escrituras.

Sobre el contexto actual.

Reconozco que me resulta fácil y cómodo ver la película y criticarla. En ambos casos lo hago confortablemente, en un país con libertad religiosa aceptable y sin amenazas de ningún tipo. Más aún, escribo esto en parte porque con mi propia iniciativa concurre la petición de personas conocidas para que exprese mi opinión en público.
Ahora bien, mientras que yo voy desgranando ideas con las que algunos estarán de acuerdo y me temo que algunos más en desacuerdo, soy consciente de que muchos de mis hermanos en la fe están siendo objeto de persecuciones tan cruentas como las que se narran en la película. Hoy las tierras de Siria, India, Pakistán, China, Irak, Egipto, Nigeria, Chad, Sudán, Libia, Yemen… están siendo regadas por las lágrimas y la sangre de quienes han mantenido viva su fe, mi misma fe, y han sufrido y siguen sufriendo a causa de la misma.

¿Recomendarías, lector, a estos cristianos perseguidos y amenazados que vean “Silencio” diciéndoles que es una película muy buena? ¿Tú crees que a los sacerdotes, pastores de estas comunidades, les será muy edificante el contraejemplo de los jesuitas apóstatas de “Silencio”? No hablo de supuestos ficticios ni probables, sino de una realidad muy cruda que están soportando nuestros hermanos en estos países día a día mientras nosotros discutimos de cine. ¿Tú crees que esto tiene algo que ver con la comunión de los santos?

Yo no sé si en España se repetirá una persecución contra los católicos o no. Pero si volviéramos a tener que sufrirla, yo lo que necesito son palabras de ánimo y fortaleza de espíritu, porque me veo tan débil, al menos, como esos apóstatas. Y si eso se diera, querría tener en mi mente ejemplos de santos mártires, y a mi lado pastores que me edificaran porque van delante de sus fieles en la entrega gozosa de su vida, que es lo que han hecho todos los mártires de todas las épocas, no de gentes que sucumben a una flojera como la mía

Por desgracia el mismo Papa ha apoyado el estreno de esta película que ataca hasta la médula el espíritu misionero de tantos mártires muertos por llevar el Evangelio a los paganos....

aquí otro artículo al respecto...

Basta de proselitismo, es tiempo de "Silencio". También para las misiones católicas


A partir del 12 de enero, en las salas cinematográficas de Italia y de otros países se proyectará la última y esperada película de Martin Scorsese, "Silencio", preestrenada en Roma hace un mes con un público selecto formado en buena medida por jesuitas, después de la audiencia que el papa Francisco le concedió al famoso director (ver foto) el 30 de noviembre.

La trama de la película está basada en la novela del mismo título del escritor católico japonés Shusaku Endo (1923-1996). Ambientada en el siglo XVII, en plena persecución anticristiana, sus protagonistas son dos jesuitas que van a Japón a buscar a un hermano suyo, Christovao Ferreira, que había sido provincial de la Compañía de Jesús y del que llegan noticias de que ha apostatado. Efectivamente, es lo que ha sucedido. Y al final también uno de estos dos, Sebastian Rodrigues, abjurará con la intención de salvar de una muerte atroz a otros cristianos.

El "silencio" del título es el de Dios ante el martirio de esos primeros cristianos japoneses. Y de hecho el libro, antes que la película, es una maraña de preguntas capitales sobre las razones de mantenerse firme o no en la fe en una época de martirio extremo. Los jesuitas que abjuran lo hacen por misericordia hacia esos simples cristianos que, por el contrario, están dispuestos a sacrificar su vida por fidelidad a Cristo. Y como apóstatas son recompensados con un puesto de prestigio en la sociedad japonesa de la época, a la que se someten. Las cuestiones planteadas son de gran espesor y profundidad. Y son resaltas por la reseña de la novela de Endo escrita en 1973 por el jesuita Ferdinando Castelli, publicada de nuevo íntegramente en el último número de "La Civiltà Cattolica".
Asombra, sin embargo, que dichas cuestiones queden circunscritas a una crítica literaria, aunque sea apreciable. De hecho, poco es lo que aflora de ellas en las otras intervenciones del gran bombo publicitario orquestado por "La Civiltà Cattolica" para el estreno de la película.

En el penúltimo número de la revista de los jesuitas de Roma –que según su estatuto se imprime con el control previo de la Santa Sede y que se ha convertido en el espejo del pensamiento del Papa Francisco–, el director padre Antonio Spadaro ha publicado un coloquio con Martin Scorsese que ocupa 22 páginas, en el cual, sin embargo, a "Silencio" se le dedica poco más de una página y en el que el director de la película declara que el personaje más interesante es, en su opinión, Kichjjiro, el acompañante de los dos jesuitas protagonistas, "siempre débil" e incline a traicionarlos y al que, sin embargo, precisamente el jesuita que abjura le da las gracias, al final, como "maestro":
> "Silence". Intervista a Martin Scorsese

A esta reducción de las cuestiones capitales que subyacen en "Silencio" le ha dedicado el obispo auxiliar de Los Angeles, Robert Barron, este comentario crítico en una entrada del blog "Word on Fire":

"Lo que me preocupa es que todo este centrarse en la complejidad, la polivalencia y la ambigüedad de la historia esté al servicio de la élite cultural de hoy, que no es muy distinta de la élite cultural japonesa [de hace cuatro siglos] que se ve en la película. Lo que quiero decir es que el establishment laico dominante siempre prefiere a los cristianos que dudan, que están inciertos, divididos y ansiosos por privatizar su religión. Y, viceversa, es demasiado incline a descalificar a las personas fervientemente religiosas como peligrosas, violentas y, déjenmelo decir, no muy inteligentes. Bastaría volver a escuchar el discurso de Ferreira a Rodrigues sobre el supuesto simplismo existente en el cristianismo de los laicos japoneses para eliminar cualquier duda sobre lo que estoy diciendo. Me pregunto si Shusaku Endo (y quizás también Scorsese) no nos ha invitado, en realidad, a apartar la mirada de los sacerdotes y dirigirla, en cambio, hacia ese maravilloso grupo de laicos valientes, devotos y entregados, que han sufrido durante mucho tiempo y que han mantenido la fe cristiana en las condiciones más difíciles imaginables y que, en el momento decisivo, han dado testimonio de Cristo con la propia vida. Mientras Ferreira y Rodrigues, con toda su formación especializada, se convertían en los cortesanos en manos de un gobierno tirano, esa gente sencilla seguía siendo una espina en el flanco de la tiranía.
"Sí, lo sé, lo sé, Scorsese muestra el cadáver de Rodrigues en su ataúd sujetando un pequeño crucifijo, lo que demuestra, supongo, que el sacerdote siguió siendo, de alguna manera, cristiano. Pero insisto, éste es precisamente el tipo de cristianismo que gusta a la cultura hodierna: totalmente privatizado, escondido, inocuo. Vale, entonces de acuerdo, tal vez un medio 'viva' para Rodrigues, pero un 'hip hip hurra' gritado a pleno pulmón para esos mártires crucificados a la orilla del mar".
*
Pero volviendo a "La Civiltà Cattolica", lo que más asombra es la actualización que hace del suceso histórico narrado en "Silencio".
En el último número de la revista hay un artículo sobre lo que debería ser hoy "la misión en el Japón secularizado", en el que el autor, el jesuita japonés Shun'ichi Takayanagi, considera que "un cambio de paradigma respecto al concepto de misión y a los modos de ejercerla" es obligatorio.
De hecho, según el padre Takayanagi, el tipo de misión en uso también en Japón hasta hace pocos decenios, cuyo "fin era obtener resultados visibles y concretos, es decir, un gran número de bautizados",  hoy no sólo "ya no es posible", sino que está superado y tiene que ser sustituido por completo.

Escribe:
"Aunque la 'misión' obtuvo un gran resultado en Japón en el siglo XVI, actualmente no es posible alcanzar un éxito similar porque nuestro tiempo está caracterizado por un rápido progreso de la cultura material y por un elevado nivel de vida. Precisamente por esto, la anticuada concepción de la misión, que procede de la época colonial occidental del siglo XIX y sobrevive en el subcosciente de muchos misioneros, extranjeros y autóctonos, debe ser sustituida por una nueva concepción del pueblo con el que y para el que se trabaja. La nueva estrategia del anuncio del Evangelio debe convertirse en expresión de la necesidad de religión de los hombres de hoy. El diálogo debe profundizar nuestra concepción de las otras religiones y de la común exigencia humana de valores religiosos".
Por consiguiente, según "La Civiltà Cattolica", el "anticuado" concepto de misión, es decir, "hacer proselitismo y proporcionar conversos a la Iglesia", debe ser sustituido por el "diálogo". Sobre todo en un país como Japón en el que es normal "ir a un santuario sintoísta y participar en las fiestas budistas y, también, en una liturgia cristiana en Navidad", sin esa "extraña obligación de seguir un determinado credo religioso" y "en una atmósfera cultural vagamente no monoteísta".
En la parte final de su artículo el padre Takayanagi subraya que los japoneses, aunque están muy abiertos al pluralismo religioso, "se quedan turbados ante ese episodio brutal que puede ser atribuido a raíces religiosas", islámicas pero no sólo.

Y comenta:

"Ciertamente, la religión puede hacer crecer y madurar a los hombres, pero en casos extremos la pertenencia a una religión también puede pervertir la naturaleza humana. ¿Es capaz el cristianismo de impedir el fanatismo y esta especie de perversión? Ésta es para nosotros una pregunta acuciante, que debemos plantearnos en el ejercicio de nuestra actividad misionera. La historia pasada del cristianismo, a este respecto, no es ciertamente intachable. […] En concreto, algunos intelectuales japoneses, aunque de manera vaga y casi inconsciente e inspirándose a la cultura politeísta japonesa, empiezan a preguntarse si las religiones monoteístas pueden mostrarse, en última instancia, verdaderamente tolerantes hacia los miembros de otras religiones. […] Estos intelectuales consideran que el terreno cultural politeísta del sintoísmo japonés puede asegurar un enfoque suave hacia las otras religiones".

El 4 de enero se publicaron amplios pasajes de este artículo de "La Civiltà Cattolica" en "L'Osservatore Romano".

Lo cual no debe sorprendernos. Porque ya en otras ocasiones "L'Osservatore Romano" ha hecho apología de un paradigma de misión cuyo fin es la "común exigencia humana de valores religiosos", como el que propugna ahora la revista dirigida por el padre Spadaro.
En concreto, el 26 de abril de 2016 el periódico del Papa publicó, firmada por Marco Vannini, la reseña de un libro de Jan Assmann, "Il disagio dei monoteismi", que iba precisamente en esa dirección.

Vannini no es católico. Sobre él la "Civiltà Cattolica" escribió en 2004: "Excluye la transcendencia, suprime las verdades esenciales del cristianismo y, a través del neoplatonismo, llega inexorablemente a la gnosis moderna".

En lo que respecta a Assmann, famoso egiptólogo y teórico de las religiones, su tesis capital es que los monoteísmos, todos, con a la cabeza el judeocristianismo, son por esencia exclusivos y violentos ante otros credos, al contrario de los antiguos politeísmos, por esencia pacíficos.
Pues bien, en "L'Osservatore Romano" Vannini no se distanció mínimamente de la postura de Assmann, más bien al contrario:

"En nuestro mundo globalizado la religión puede encontrar su lugar sólo como 'religio duplex', es decir, religión de dos pisos, que ha aprendido a concebirse como una entre las muchas y a mirarse con los ojos de las otras, sin perder nunca de vista el Dios escondido, 'punto transcendental' común a todas las religiones".

En resumen, es tiempo de "Silencio" también para las misiones católicas. A pesar del decreto "Ad gentes" del Concilio Vaticano II, de la exhortación apostólica "Evangelii nuntiandi" de Pablo VI y de la encíclica "Redemptoris missio" de Juan Pablo II.

(Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España)

https://www.aciprensa.com/noticias/el-mas-completo-analisis-del-filme-silence-de-martin-scorsese-
59188/


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