miércoles, 30 de enero de 2013

EL CORAJE DE SER CATÓLICO

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Nihil Obstat
P. Ignacio Reinares
Vicario Provincial del Perú
Agustino Recoleto
Imprimatur
Mons. José Carmelo Martínez
Obispo de Cajamarca (Perú)
ÁNGEL PEÑA O.A.R.
LIMA – PERÚ
2009
ÍNDICE GENERAL
INTRODUCCIÓN
Un mundo anticatólico.
Temas candentes:
a) La Inquisición.
b) La evangelización de América.
c) Galileo.
d) Las Cruzadas.
e) Los judíos.
f) La noche de san Bartolomé.
Los protestantes. Los ortodoxos.
Los testigos de Jehová. Los ateos.
La evolución.
La Iglesia ¿causante de todos los males?
Católicos en acción. Testimonios.
Preguntas. Reflexiones.
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
INTRODUCCIÓN
En el mundo actual existe una actitud anticatólica manifiesta, de modo que quien desee manifestarse abiertamente como católico, recibirá constantemente críticas y oposiciones, que pueden llegar a verdaderas persecuciones. Muchos políticos, incluso de países mayoritaria¬mente cristianos, pareciera que tienen un deseo común: eliminar la fe católica del mundo. Y lo hacen como si la Iglesia fuera una institución retrógrada, oscurantista e intolerante, que debe ser eliminada por no favorecer la paz, sino fomentar la violencia. Evidentemente, eso no es verdad, pero pretenden imponer sus ideas por la fuerza del poder político o a través de los grandes medios de educación y comunicación social.
Por todo ello, es preciso que los católicos convencidos se pongan de pie, propaguen su fe, especialmente con su vida, y den testimonio ante el mundo actual de que vale la pena ser católicos. Ser católico es tener la seguridad de estar en la verdad, que Dios mismo nos enseñó por medio de Jesucristo. La verdad, que en el amor a Dios y al prójimo, da sentido a nuestra vida y nos llena de alegría y felicidad. Pero también supone ser signo de contradicción y recibir ataques de aquellos que hablan mucho de tolerancia, pero no toleran la fe católica.
Ser católicos de verdad en un mundo anticatólico es difícil, porque supone luchar contra una mayoría que, por maldad o por ignorancia, atacan nuestra Iglesia y nuestra fe. Hace falta mucho coraje para vivir como católicos, pero vale la pena. El mundo moderno necesita testigos vivos del Evangelio, católicos militantes, que no se escondan sino que den la cara y salgan al frente para defender su fe. Católicos que no se avergüencen de su historia y que sepan responder ante las acusaciones que les plantean los enemigos de la Iglesia.
Si eres católico, contamos contigo. Vive tu fe y así, por experiencia personal, podrás decir a todos los que te rodean que ser católico es la mayor gracia que Dios te ha regalado, que no estás dispuesto a renunciar a ella y que quieres compartirla con todos los que lo deseen y busquen un sentido a su vida.
UN MUNDO ANTICATÓLICO
Pareciera que la única fe que puede ser ofendida públicamente es la católica. Si alguien habla mal de Mahoma o del Islam, inmediatamente los musulmanes cierran filas y atacan al interesado o a su país e, incluso, lo condenan a muerte para que todo buen musulmán pueda matarlo, si está en sus manos, haciendo así algo “agradable” a su Dios: Eliminar a un infiel, ofensor del profeta o de su fe.
Con respecto al catolicismo, cualquiera puede hablar mal de Cristo o de la Virgen María, del Papa o de los católicos, y hasta es felicitado en los medios masivos de comunicación social. Ser católico no está de moda. Muchos católicos bautizados, aunque no practicantes, parece que se sienten avergonzados de su historia y de su fe. Por eso, los católicos deben estar bien informados para poder defenderse y demostrar la falsedad de tantas cosas negativas que hablan contra la Iglesia. Veamos algunas de ellas.
En el bienal de Venecia se puso en escena un espectáculo Messiah Game, donde la Última Cena se presenta como una orgía, y a Jesús crucificado se le presenta como un masoquista. En Bologna (Italia) se representó la Madonna piange esperma (La Virgen llora esperma) con un inadmisible mensaje contra la Virgen María. Unos dibujos norteamericanos South Park insultaban a la Virgen María, lo que provocó la protesta de los obispos católicos de Nueva Zelanda.
En Canadá, la Canadian Broadcasting Corporation se dio el lujo de presentar en televisión el programa The altar boy gang donde los acólitos católicos eran presentados como adictos a las drogas; y como si recibir la comunión fuera comer snacks. Así lo informaba el 10 de mayo del 2007 el periódico Ottawa Citizen.
A principios del 2007, la universidad de Minnesota en Estados Unidos, decidió representar una obra del italiano Darío Fo, titulada el Papa y la bruja, en la que se presenta a un iluso e innombrado Pontífice y donde aparece el Vaticano como si estuviera implicado en tráfico de drogas.
El 21 de julio de 2007, un artículo de The economist hablaba de que la Santa Sede debía renunciar a participar de la ONU, porque es la única religión del mundo que está allí representada. Pero esta idea de expulsar a la Santa Sede de la ONU no es nueva. En 1995, un cártel de varios países, coordinado por Catholics for a free choice, una organización norteamericana, presidida por una ex-religiosa, Frances Kissling, pero católica sólo de nombre y desautorizada por los obispos de Estados Unidos, promovió una campaña con el título See change para excluir a la Santa Sede de la ONU.
Lo que no dicen es que la Santa Sede tiene desde 1964 el status de observador permanente en la ONU; que el Vaticano es un Estado independiente y que tiene representantes diplomáticos en 176 países. La personalidad jurídica que le reconocen tantos países, no es una casualidad. Pero para algunos Estados e Instituciones, a partir de la Conferencia internacional de el Cairo de 1994 y la siguiente de Pekín sobre la mujer, la Santa Sede es la más acérrima defensora de la vida ante la presión de la misma ONU y de las mayores potencias occidentales, partidarias de políticas pro-aborto. Ahí está la razón por la que la quieren sacar de la ONU.
En octubre del 2006, la BBC de Londres transmitió el programa Sex crimes and the Vatican (los crímenes sexuales y el Vaticano). En él se planteaba la complicidad del Vaticano y concretamente de Benedicto XVI como encubridor de los delitos sexuales de los sacerdotes pedófilos. Pero hubo varias falsedades claras que invalidaron el programa:
Se presentó la instrucción Crimen sollicitationes de 1962 como un documento que tratara de encubrir esos pecados de los sacerdotes pedófilos. Por el contrario, ese documento, presentado como secreto, es público y trata de la excomunión de los sacerdotes que solicitan a mujeres, no niñas, durante el sacramento de la confesión. En ese mismo documento, se habla de que, cuando se refiera a niños, hay obligación de denunciar al sacerdote en el plazo de un mes; esta obligación también atañe al laico que tenga noticia de cualquier abuso, bajo pena de excomunión. El que no denuncia es excomulgado.
Otra gran mentira fue decir que la letra apostólica Delictís gravioribus del 2001, firmada por el cardenal Ratzinger como prefecto de la Congregación para la doctrina de lo fe, trata de lo referido anteriormente sobre el crimen de solicitación en la confesión. En esta carta no se habla de mujeres adultas sino de niños y se establece una disciplina más severa con relación al abuso de menores, pues estos pecados no prescriben hasta que el menor haya cumplido al menos 28 años, lo cual manifiesta la voluntad la Iglesia de perseguir a los abusadores más allá de los límites normales de las leyes de prescripción.
Por otra parte, en el programa de la BBC se confunde también maliciosamente la diferencia entre secreto del proceso y secreto del delito. El delito hemos dicho hay que denunciarlo bajo pena de excomunión, cuando se trata de menores, pero el proceso debe hacerse en secreto para poder hacer efectivas las sanciones, si tuvieran que darse. Porque, en muchos casos, se denuncian casos falsos por el afán de obtener dinero fácil con denuncias injustificadas o cuando no se pueden probar por haber muerto el interesado .
En muchos talk show americanos se ha dicho alegremente que el cinco o seis por ciento de los sacerdotes americanos eran pedófilos, lo que es totalmente exagerado. Philip Jenkins ha escrito dos obras sobre este tema: Pedophiles and priests. Anatomy of a contemporary crisis (Oxford university press, Oxford y Nueva York, 1996) y Moral panic. Changing concepts of child molester in modern America (Yale university press, New Haven-Londres, 1998). El autor manifiesta que se han exagerado las cifras. Y dice:
Los abusos cometidos por clérigos son mucho menos frecuentes de lo que dan a entender los titulares de los periódicos. Él mismo afirma que la tasa de incidencia es mucho mayor entre maestros u otros profesionales que trabajan con niños y jóvenes que entre sacerdotes. Pero, cuando se trata de sacerdotes, se sacan casos de hace más de 50 años. Hasta ahora han sido condenados por los tribunales en Estados Unidos unos 100 casos, de entre los 105.000 sacerdotes que han vivido en ese tiempo en Estados Unidos; y el 99% de estos eclesiásticos eran homosexuales. Por ello, el Papa Benedicto XVI ha prohibido que sean ordenados como sacerdotes quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen la llamada cultura gay (Instrucción del 31 de agosto de 2005).
Por otra parte, hay muchas películas que tratan de presentar casos concretos de escándalos de sacerdotes o instituciones católicas para dar la impresión de que la Iglesia está podrida por dentro. Podemos mencionar algunas películas como: Mala educación, El crimen del padre Amaro, Las hermanas Magdalenas… Y ¿qué decir de la película, basada en el libro de Dan Brown, El código da Vinci? En ella se presenta a Jesús, casado con María Magdalena, con la cual tiene una hija, Sara. La idea principal que subyace en la película es negar que Jesucristo es Dios y decir que la divinidad de Cristo fue un invento del emperador Constantino en el siglo IV, sugiriendo que esta mentira de que Cristo es Dios ha sido celosamente guardada por la Iglesia hasta ahora, engañando a todo el mundo. Hay otras falsedades como la de presentar al Opus Dei como una Institución criminal o afirmar que la Inquisición mató cinco millones de brujas.
El mayor especialista, de renombre mundial, en el tema de las brujas a nivel mundial, el doctor Gustav Henningsen, que ni siquiera es católico, afirma con toda claridad: Las cifras de la quema de brujas por la Inquisición, por inesperadas, resultan asombrosas. Para Portugal es cuatro, para España 59 y para Italia 36 .
Y así podríamos seguir hablando de tantas mentiras que tratan de denigrar a la Iglesia como las que se encuentran en el llamado Evangelio de Judas o en el documental sobre la tumba de Jesús, etc. Por todo ello, es muy importante que los católicos estén bien informados de la historia de la Iglesia para que puedan conocer las cosas en su verdadera dimensión y puedan responder con seriedad a tantas mentiras, calumnias o exageraciones mal intencionadas de tantos seudocientíficos o ignorantes de turno.
TEMAS CANDENTES
a) La Inquisición
Hay una serie de temas recurrentes, cuando se quiere atacar a la Iglesia. Uno de ellos es el de la Inquisición. A todos los que quieran profundizar en este tema les sugiero leer las Actas del Simposio internacional sobre la Inquisición, organizado por el Vaticano del 29 al 31 de octubre de 1998 y al que asistieron los principales especialistas en el tema, no solo católicos. Ya hemos hablado de Gustav Henningsen, pero podemos citar a otros como Adriano Garuti que dice: La pena capital era reservada al herético pertinaz o reincidente. Contrariamente a lo que se piensa, frecuentemente sólo un pequeño porcentaje de procedimientos inquisitoriales se concluía con la condena a muerte . El investigador Andrea de Col afirma que hay datos fidedignos que aseguran que de las tres sedes italianas de la Inquisición: Roma, Venecia y Aquileia-Concordia, el total de ejecutados fueron 128 y no los miles y miles de que habla la leyenda negra .
En cuanto a la Inquisición española, el especialista protestante inglés Henry Kamen reconoce: La humanidad y benignidad de la Inquisición española contrasta agudamente con las invariables ejecuciones de los acusados por los tribunales seculares españoles . Las historias espeluznantes de sadismo, imaginadas por los enemigos de la Inquisición sólo han existido en la leyenda . Se celebraron centenares de autos de fe sin que se encendiera una gavilla .
En una época en que el uso de la tortura era general en los tribunales criminales europeos, la Inquisición española siguió una política de benignidad y circunspección. La tortura era empleada sólo como último recurso y aplicada en muy pocos casos. Las confesiones obtenidas por la tortura jamás eran aceptadas como válidas, porque evidentemente habían sido obtenidas por la coacción. Por lo tanto, era esencial que el acusado ratificara su confesión al día siguiente de haber sido torturado… Los archivos de la Inquisición son exhaustivos y completos al describir el curso de las sesiones de tor¬tura. Cada palabra, cada gesto era anotado por el secretario presente. Como reportajes, estos relatos carecen de paralelo en su época… Comparándola con la crueldad deliberada y la mutilación practicadas en los tribunales seculares ordinarios, se ve con una luz mucho más favorable de lo que sus detractores se han molestado en admitir. Si se agrega a esto las relativas buenas condiciones de sus prisiones, queda claro que el tribunal, en su conjunto, no tenía interés por la crueldad y que intentó en todo momento temperar la justicia con un trato misericordioso .
Según los especialistas, aunque no hay cifras exactas, los muertos por la Inquisición española serían entre 1.500 y 2.000, pero en cuanto a las brujas sólo 100 en todo el mundo. Por eso, Henningsen dice: La exagerada suposición de que la Inquisición en siglo XV y XVI hubiera quemado a 30.000 brujas hace tiempo que ha dejado de tenerse en consideración, por la ciencia .
En España, Portugal e Italia, los tribunales civiles quemaron 1.300 brujas, que sumados a los 100 de la Inquisición, hacen un total de 1.400. En cambio, en Alemania, donde no había Inquisición y eran de mayoría protestante, las brujas quemadas fueron 25.000. En Inglaterra, según Henningsen, mataron 1.500 brujas. Por eso, dice el mismo Henningsen: La Inquisición fue la salvación de miles de personas acusadas de un crimen imposible . Y otro gran investigador inglés, Cecil Roth, afirma: Por este servicio a la humanidad y a la verdad (de librar de la muerte a miles de acusados de brujería), pues hubo unos 20.000 juicios llevados a cabo por los tribunales inquisitoriales, la Inquisición española merece la gratitud de todos los hombres civilizados .
Por eso, podemos preguntarnos: ¿Hubiera sido mejor que no hubiera existido la Inquisición, cuyo cometido era definir claramente quién era hereje o no lo era para salvar a los que no lo eran de envidias o venganzas? Cuando se aclaraba que uno era hereje, se le daba la oportunidad de retractarse para salvarse. De haber sido juzgado en los tribunales civiles, hubiera muerto sin compasión, dado que ser hereje en aquellos tiempos era ser considerado como terrorista, enemigo del Estado, pues los países protestantes eran enemigos declarados de España y los piratas protestantes asaltaban sus colonias.
De hecho, muchos herejes buscaban ser juzgados en los tribunales de la Inquisición, porque eran mucho más benignos y el tiempo de tortura, cuando la había, era máximo de una hora; no podía haber mutilación ni derramamiento de sangre, lo que no existía en los tribunales civiles de la época en todo el mundo.
Si no hubiera existido la Inquisición en España para controlar la expansión de las doctrinas protestantes, ¿habría habido menos muertos? ¿Cuántos habrían muerto por las guerras de religión como en otros países europeos? ¿Y cuántas más brujas habrían muerto? Por eso, reconociendo que toda muerte o tortura fue un error y, admitiendo que pudo haber excesos como en toda obra humana, consideramos que el balance general fue muchísimo más positivo que negativo, como lo dicen los mismos especialistas en el tema. Sin la Inquisición, el mundo habría lamentado muchos más miles de muertos.
b) La Evangelización de América
Se sabe que los aztecas hacían continuas guerras para tener esclavos que sacrificar a sus dioses. En 1485 habían sacrificados al Dios Hvitzilopoctli más de 84.000 indios . El obispo de México Fray Juan de Zumárraga, un hombre prudente y honesto, afirma en una carta de 1531, dirigida al capítulo franciscano de Tolosa que los indios tenían la costumbre de sacrificar 20.000 hombres cada año . Igualmente el historiador Alfonso Trueba dice: En el imperio azteca se sacrificaban veinte mil hombres al año .
Por otra parte, los aztecas practicaban la poligamia. El emperador Moctezuma tenía en su palacio mil mujeres y algunos afirman que tres mil entre señoras, criadas y esclavas .
En cuanto a los incas, cuando Pizarro llego al Perú, los incas acababan de matar a 20.000 miembros de tribus rivales . Los incas practicaban sacrificios humanos para alejar un peligro, una carestía o una epidemia . Por todo ello, afirma el historiador norteamericano Lewis Hanke: La conquista de América por los españoles fue uno de los mayores intentos que el mundo haya visto de hacer prevalecer la justicia y las normas cristianas en una época brutal y sanguinaria .
En cuanto a las matanzas de los indios por los protestantes ingleses en Estados Unidos, veamos lo que dice el historiador calvinista Pierre Chaunu: La pretendida matanza de los indios por parte de los españoles en el siglo XVI encubrió la matanza norteamericana de la frontera oeste que tuvo lugar en el siglo XIX. La América protestante logró liberarse de este modo de su crimen, lanzándolo de nuevo sobre la América católica .
El especialista norteamericano Roy Pearce dice: En 1703 el gobierno de Massachusetts pagaba 12 libras esterlinas por cuero cabelludo, cantidad tan atrayente que la caza de indios organizada con caballos y jaurías de perros, no tardó en convertirse en una especie de deporte nacional, muy rentable… Se trataba de una práctica que en la América española no sólo era desconocida, sino que, de haber tratado alguien de introducirla, habría provocado no sólo la indignación de los religiosos, siempre presentes al lado de los colonizadores, sino también las severas penas establecidas por los reyes para tutelar el derecho a la vida de los indios .
Otro historiador francés Jean Dumont dice: Si por un imposible, España con Portugal se hubieran pasado a la Reforma, habrían aplicado los mismos principios que los puritanos en Norteamérica. Un inmenso genocidio hubiera borrado del mapamundi a la totalidad de los pueblos indios .
Y es bien sabido que los reyes españoles prohibieron la esclavitud de los nativos de América y permitieron la esclavitud de los negros a pesar de las constantes y claras prohibiciones de los Papas desde los tiempos de san Gregorio Magno (siglo VI).
¿Valió la pena la conquista y evangelización de la América española? ¿Hubiera sido mejor dejarlos con sus prácticas crueles y con su atraso cultural? ¿Hubiera sido mejor que hubieran sido colonizados por los protestantes ingleses? Al menos, estos pueblos recibieron la luz del Evangelio, llevada con heroísmo y sacrificio por miles de misioneros católicos, que construyeron en sus conventos escuelas, universidades y hospitales para el progreso cultural y social de todos.
c) Galileo
Otro caso que siempre sale a relucir es el de Galileo (1564-1642). La mayor parte de la gente sólo conoce las cosas de oídas y hasta creen que fue condenado a la hoguera o poco menos. Pero Galileo nunca fue condenado a muerte ni a prisión ni fue torturado. Solamente fue obligado a no presentar como segura su teoría heliocéntrica (la tierra da vueltas alrededor del sol), sino como una hipótesis.
Galileo estaba convencido de que la tierra daba vueltas alrededor del sol, algo que había aprendido del eclesiástico polaco Copérnico (1473-1543). Pero no supo dar pruebas convincentes y la única prueba que dio sobre las mareas oceánicas estaba totalmente equivocada. Decía que la mareas eran provocadas por la sacudida de las aguas a causa del movimiento de la tierra y sabemos que eso se debe a la atracción de la luna.
El cardenal Roberto Belarmino le informó en 1616 que podía defender su opinión, pero sólo como una hipótesis .
Pero, a pesar de las recomendaciones del cardenal Belarmino, en 1632, escribió su Diálogo sobre los grandes sistemas del mundo en el que hizo caso omiso del compromiso de presentar su opinión copernicana como hipótesis y, entonces, intervino la Inquisición y lo juzgó.
El 22 de junio de 1633 tuvo que escuchar la sentencia y debió abjurar de su teoría, que algunos jueces suponían que iba contra la Biblia. Se prohibieron sus libros y fueron incluidos en el Índice. Pero Galileo no perdió la amistad de obispos ni científicos, aunque el juicio fue una humillación y un sufrimiento que la Iglesia ha lamentado durante siglos. Fue una decisión del Tribunal de la inquisición y, por tanto, no fue un dogma de fe. En 1741, cuando se demostró la verdad de su teoría, se dio permiso para publicar sus obras con autorización de la Inquisición.
Pero observemos que Galileo murió en su casa a los 78 años como buen católico. Su error fue presentar su teoría como verdad absoluta sin dar pruebas; y el error de los jueces del tribunal de la Inquisición fue rechazarla, basándose, entre otros, en argumentos bíblicos, que no eran científicos. Pero en este caso nunca hubo intervención del Papa para definir una verdad como infalible. Además, aunque el Papa hubiera querido definir esa cuestión, no tenía ninguna autoridad sobre temas científicos. Sólo puede definir sobre verdades de fe y costumbres.
El Papa Juan Pablo II en 1981 nombró una Comisión integrada por los mejores especialistas, no sólo católicos, para tratar a fondo el tema de Galileo. Con este motivo se abrieron a los estudiosos los archivos secretos del Vaticano. Esta Comisión terminó sus estudios en 1992 y el 31 de octubre de ese año, e1 cardenal Poupard, presidente de la Comisión, hizo un resumen de los trabajos realizados, diciendo: En esa coyuntura histórico-cultural muy alejada de la nuestra, los jueces de Galileo, incapaces de disociar la fe de una cosmología milenaria, creyeron equivocadamente que la adopción de la revolución copernicana, que por lo demás todavía no había sido probada definitivamente, podía quebrar la tradición católica y que era su deber prohibir su enseñanza. Este error subjetivo de juicio, tan claro para nosotros hoy día, les condujo a una medida disciplinaria a causa de la cual Galileo debió sufrir mucho. Es preciso reconocer lealmente estos errores.
Por su parte, el Papa en su intervención afirmó: El caso Galileo era el símbolo del pretendido rechazo del progreso científico por parte de la Iglesia o bien del oscurantismo dogmático opuesto a la búsqueda de la verdad. Una trágica incomprensión recíproca ha sido interpretada como el reflejo de la oposición constitutiva entre ciencia y fe. Las aclaraciones aportadas por los pacientes estudios históricos nos permiten afirmar que ese doloroso malentendido pertenece ya al pasado .
d) Las Cruzadas
Éste es otro tema que siempre sacan a relucir contra la Iglesia, como si hubiera fomentado la violencia contra los pacíficos musulmanes. Pero nada más lejos de la realidad. Como dice el historiador medieval Franco Cardini en un artículo aparecido en el periódico italiano Avvenire, titulado Cruzadas, no guerras de religión, las Cruzadas no fueron guerras para suprimir a los infieles o convertirlos a la fuerza, aunque los excesos y violencias que existieron no se justifiquen.
Hay que recordar que los musulmanes destruyeron toda huella cristiana de Jerusalén entre el año 1009 y 1020. Los cristianos fueron perseguidos y sus casas saqueadas. Poco a poco, fueron cayendo las principales sedes cristianas de Oriente. Las Cruzadas comenzaron con el deseo de conquistar los santos lugares de Palestina. Este deseo fue concretado en el concilio de Clermont en 1095 con el apoyo del Papa Urbano II, que fue el promotor de la primera Cruzada, la cual tuvo como resultado la conquista de Jerusalén el 15 de julio de 1099 por Godofredo de Bouillon. Durante 100 años, los cristianos estuvieron en Jerusalén hasta que fueron expulsados. Intentaron reconquistarla, pero sin éxito.
Según el historiador norteamericano Thomas Madden, hay muchos mitos sobre las Cruzadas. Así lo explica en su libro A concise history of the crusades. Uno de los mitos es creer que fueron guerras de agresión contra un mundo musulmán pacifico. Esta es una afirmación equivocada, pues los musulmanes, desde los tiempos de Mahoma, intentaron conquistar el mundo cristiano. En el siglo XI ya habían conquistado dos terceras partes del mundo cristiano (Palestina, Egipto, Asia Menor, Norte de África, España…).
Vittorio Messori dice: En 1453, tras siete años de asedio capitula y es islamizada la misma Constantinopla, la segunda Roma. El rodillo islámico alcanza los Balcanes y, como por milagro, es detenido y obligado o retroceder ante los muros de Viena. Todavía hoy, ¿qué país musulmán reconoce a los otros, que no sean los suyos, los derechos civiles o la libertad de culto? ¿Quién se indigna ante el genocidio de los armenios ayer o de los sudaneses de hoy? Un simple repaso a la historia, incluso en sus líneas generales, confirma una verdad evidente: una cristiandad en continua postura defensiva respecto a una agresión musulmana, desde los inicios hasta hoy… ¿Deberán ser quizás los católicos quienes se hagan perdonar por aquel acto de autodefensa, por aquel intento de tener al menos abierta la vía de la peregrinación a los lugares de Jesús, que fue el ciclo de las Cruzadas? .
Otro famoso historiador de la academia francesa, René Grousset, afirma: La caída de Constantinopla de 1453 estuvo a punto de haber tenido lugar en 1090 y por causa de las Cruzadas fue retrasada tres siglos y medio .
Pero recordemos algunos otros hechos entre cristianos y musulmanes. Los turcos musulmanes durante siglos, hasta la mitad del siglo XIX, raptaban un niño de cada familia cristiana y lo transformaban en un musulmán fanático y lo hacían un soldado de élite, los sanguinarios jenízaros, una de las tropas más perversas que han existido y que daba a los sultanes la satisfacción de masacrar a los cristianos, sirviéndose de sus propios hijos. Los turcos entre 1915 y 1917 masacraron a millón y medio de armenios cristianos.
En el Islam existe la esclavitud, aunque según Mahoma se puede suavizar sin suprimirla. En el Islam el adulterio es castigado con la pena de muerte, pero sólo para la mujer, no para el hombre. La homosexualidad es condenada, pero casi siempre a un nivel sólo teórico. En realidad, es practicada sin sentido de culpa, de modo que los países árabes son la meca para los gays del mundo. Prohíben beber vino, pero aceptan beber toda la cerveza que quieran, aunque tenga más grados que el vino…, y lo mismo tener todas las concubinas que la situación económica les permita mantener.
El fanatismo de los talibanes del siglo XX llevó a dinamitar las más grandes y más antiguas estatuas del mundo, que estaban talladas en piedra en una montaña y representaban a Buda. Siguiendo la misma lógica, los árabes de Egipto quemaron en el siglo VII la biblioteca de Alejandría con sus 400.000 volúmenes, diciendo: Si estos libros son contrarios al Corán, son dañinos y, si son favorables, son inútiles.
Cuando los turistas visitan las grandes mezquitas o la Alhambra de Granada, el palacio construido para los placeres de los emires musulmanes, no saben que han sido erigidas con los impuestos y sacrificios de los cristianos. En los territorios musulmanes, las humillaciones que sufrían los cristianos incluían la exclusión de todo tipo de cargo social, reservados solamente a los musulmanes. Si un cristiano (y esto ocurre incluso en la actualidad) se enamoraba de una mujer musulmana, debía convertirse para poder casarse con ella. Pero el musulmán que se enamoraba de una cristiana, la transformaba automáticamente en compañera de fe. El convertido que abjure de su fe musulmana o quien intente convertir a la fe cristiana a un musulmán tiene penas muy graves, incluso la muerte en algunos países musulmanes como Sudán, Egipto o Arabia Saudita. En Arabia Saudita no se permite ni una capilla a los cristianos.
En este mismo país hay una policía moral para controlar la vida privada de la gente y aplica sanciones desde flagelaciones, mutilaciones y lapidaciones hasta la pena de muerte por cuestiones de fe. Entre 1975 y 1995, el 40% de los cristianos del Líbano tuvieron que huir de su país, porque les hacían la vida imposible. Los países cristianos les conceden permiso para edificar sus mezquitas, pero ellos no permiten iglesias cristianas en sus propios países.
En algunos países imponen la Sharia o ley musulmana, para todos sin excepción. A Salman Rushdie le “impusieron” la pena de muerte. La causa fue la publicación de un libro en el que decía frases no correctas del profeta Mahoma. Algo parecido le ha sucedido a Jean Claude Barrau por su obra De L’islam en general et du monde moderne en particulier (Del Islam en general y del mundo moderno en particular). Los musulmanes franceses en particular quieren matarlo. Y lo mismo podemos decir cuando se han publicado viñetas irreverentes contra el profeta Mahoma o frases no de su agrado como las del Papa Benedicto XVI…
Hace unos años, el cardenal Pappalardo regaló a los musulmanes tunecinos residentes en Palermo, una iglesia del 1700 en desuso como acto de fraternidad. Los periódicos católicos elogiaron el gesto como un acto de buena voluntad. Dos días después, los periódicos tunecinos escribían en primera página: Victoria del Islam sobre el cristianismo, el cardenal de Palermo ha sido obligado a transformar una iglesia en mezquita. Es decir, un gesto de buena voluntad, lo interpretaron como una victoria de su religión.
Otro caso. Sobre la mezquita del barrio milanés de Lambrate se instaló la medialuna musulmana. Gongola, el director del centro islámico, dijo: Es un hecho histórico después de mil cuatrocientos años del Islam que, por primera vez, la señal de Alá, el verdadero Dios, y de Mahoma, el verdadero profeta, se levanta en el cielo de la Italia septentrional.
Camille Eid, un periodista libanés, cristiano maronita, se quedó estupefacto, cuando un grupo islámico fue invitado en una misa de Pentecostés a hacer una oración. Ellos recitaron unos versos del Corán contra los cristianos.
Por todo esto, podemos preguntar: ¿Son realmente tolerantes los musulmanes, hablando en general? ¿Puede Dios aceptar que se mate en su nombre como hacen los terroristas islámicos? ¿Pueden seguir siendo masacrados los cristianos del Sudán impunemente? ¿Se puede aceptar que en ciertos países los musulmanes acepten normalmente todavía la esclavitud? ¿Y todavía algunos hablan de las Cruzadas como guerras de agresión contra los pacíficos musulmanes?
e) Los Judíos
Otro tema que suele sacarse a relucir contra la Iglesia es el de los judíos. Después de la revolución francesa, muchos judíos se hicieron riquísimos al comprar a precios módicos las riquezas robadas a la Iglesia. Cien años después de la revolución francesa, el Estado francés calculaba que la familia de banqueros Rothschild poseía cuatro mil millones de francos. Y los 80.000 judíos franceses poseían unos 90 mil millones de francos en conjunto. Muchos judíos habían seguido a los ejércitos de Napoleón para comprar a los soldados las riquezas que saqueaban a los vencidos. Así se enriquecían.
En un principio, Napoleón quiso ganarse la estima de los judíos y se propuso resucitar el gran Sanedrín, que no se reunía desde la destrucción del templo de Jerusalén el año 70. A su invitación, acudieron 71 rabinos y laicos el 31 de enero de l807 a la iglesia desconsagrada de san Juan de París. El 5 de febrero tomó la palabra el rabino de Niza, Jacob Avigdor, uno de los delegados de mayor prestigio, y según afirma el historiador francés Francois Piétri: En su alocución dio gracias a la Iglesia católica por la protección que nunca ha cesado para con los judíos perseguidos. Y enumeró una larga lista de Padres y Papas que han tratado con humanidad y han hospedado a los israelitas expulsados y atormentados por el poder civil de casi todos los Estados de Europa. Y recordó que el único lugar donde el pueblo elegido nunca fue expulsado fue de los Estados Pontificios. Al final de su discurso, exhortó a todos a dar una voz de gratitud a la Iglesia de Roma por los beneficios recibidos del clero católico hacia los judíos. La moción fue votada y fue aprobada por unanimidad.
Y recordemos que este homenaje fue una iniciativa libre y espontanea que hasta sorprendió a Napoleón que estaba en ese momento en Berlín .
Se ha hablado mucho de la responsabilidad del Papa Pío XII en la segunda guerra mundial. Algunos le han achacado hasta de ser favorable al nazismo, cosa totalmente absurda, pero sí le han echado en cara no haber hablado claro contra las masacres realizadas por los nazis contra de judíos, como si él fuera responsable de su muerte en gran parte. Pero veamos lo que dice el famoso historiador Renato Moro: Entre el otoño de 1939 y la primavera de 1940, el Papa en persona aceptó hacer de intermediario entre los ingleses y los militares alemanes que conspiraban contra el nazismo. Un grupo de generales estaba proyectando un golpe de Estado para deponer a Hitler.
Los conspiradores querían el retorno de Alemania a una democracia moderada y conservadora. Sin embargo, antes de actuar necesitaban la garantía inglesa de que las democracias occidentales no intentarían imponer a Alemania una paz wilsoniana (a toda costa). El Papa tendría que proporcionar estas garantías. Para el Papa se trataba de algo sumamente arriesgado, pues podía verse implicado en una conspiración que podía poner en grave peligro la vida católica en Alemania, Austria, Polonia, e incluso en Italia. Se trataba de un hecho desconcertante en la historia del Papado. El Papa fue consciente de ello y aceptó decidiendo mantener al margen a los responsables oficiales de la política de la Santa Sede, es decir, la Secretaría de Estado… Pero, poco a poco, la iniciativa diplomática se desinfló, convirtiéndose en una desilusión para Pio XII .
El 20 de julio de 1942, una carta pastoral de los obispos de Holanda fue leída en todas las iglesias, donde se condenaba el despiadado e injusto trato reservado a los judíos. La respuesta de los nazis fue contundente: deportación de todos los católicos hebreos. Unos 40.000 fueron llevados a los campos de exterminio. Este hecho le hizo ser cauto al Papa, pues esa protesta de los obispos había costado la vida a 40.000 personas. Si él denunciaba abiertamente al régimen nazi, podían morir muchos más.
Alguien le ha achacado al Papa Pío XII falta de valentía por su supuesto silencio, pero ¿acaso el Papa tenía conocimiento sobre el exterminio judío en toda su magnitud? De hecho, los países aliados, si lo sabían, no hablaron de ello, quizás por miedo a aceptar a miles de refugiados judíos en sus propios países.
En 1940 el Congreso norteamericano había rechazado abrir a los judíos prófugos de Alemania las puertas de Alaska, y en 1941 rechazó la mediación sueca pare acoger 20.000 niños judíos de Europa. Los americanos reenviaron a Europa un barco, el Saint Louis, con 930 prófugos judíos. En Inglaterra, los 30.000 judíos alemanes inmigrados en 1939, fueron internados como enemigos extranjeros y la Cámara rechazó la propuesta del arzobispo de Canterbury de acogerlos. Sólo recibieron unos pocos, de acuerdo a sus rígidas cuotas .
Muchos historiadores parecen haber olvidado que en 1943 fue publicada por los jefes aliados (Churchill, Roosevelt, Stalin) la llamada Declaración de Moscú sobre los crímenes nazis y entre los crímenes denunciados no se habla y ni siquiera se alude a la persecución contra los judíos. La Cruz Roja internacional y países neutrales como Suecia y Suiza tampoco hablaron… ¿Acaso si el Papa hubiera condenado más enérgicamente los atropellos nazis de haberlos conocido, los hubieran dejado de realizar?
El secretario del Papa, Robert Leiber, manifestó claramente después de la guerra que Pío XII no conocía la realidad de los hechos con relación al Holocausto y que no era cierto que poseyera material informativo absoluta¬mente fiable y cuya fiabilidad considerase personalmente incontestable .
El Papa no permaneció impasible ante el drama de los judíos persegui¬dos. Cuando los alemanes entraron en Roma el 10 de setiembre de 1943, exigieron al rabino Eugenio Zolli (después convertido a la fe católica) que entregara 50 kilos de oro. Reunieron 35 y el Papa les garantizó los otros 15 que faltaban y que después no fueron necesarios. Además, dio orden de que en todos los conventos se recibieran judíos para evitar su arresto. Sólo en Roma, en 155 conventos, dieron asilo a cerca de 50.000 judíos. Unos 30.000 encontraron refugio en la residencia veraniega papal de Castelgandolfo. Y varios centenares vivieron en el mismo Vaticano. En total 85.000 judíos italianos fueron salvados por la acción directa de la Iglesia católica.
Según el judío Pinchas Lapide, que entrevistó a judíos sobrevivientes, en su libro Three popes and the jews afirma que Pío XII contribuyó sustancialmente a salvar 700.000 judíos, y tal vez 860.000, de manos de los nazis. Y afirma: La Iglesia católica salvó más judíos durante la guerra que todas las demás iglesias, instituciones religiosas u organizaciones juntas. Esto en contraste con lo conseguido por la Cruz Roja o las democracias occidentales .
Después de la guerra, León Kubowitzky, secretario general del Congreso judío mundial, agradeció personalmente al Papa sus intervenciones y donó 20.000 dólares al Óbolo de san Pedro como signo de reconocimiento por la obra desarrollada por la Santa Sede, salvando a los judíos de las persecuciones fascistas y nazis. El más ilustre de los judíos, el famoso físico Albert Einstein, escribió en Time Magazine del 23 de setiembre de 1940: Las universidades como los periódicos fueron reducidos al silencio en pocas semanas. Sólo la Iglesia católica permaneció sólidamente firme e hizo frente a la campaña de Hitler que suprimía la verdad. Yo no he tenido ningún interés en la Iglesia, pero ahora tengo un gran afecto y admiración, porque sólo la Iglesia ha tenido el coraje y la constancia de defender la verdad intelectual y la verdad moral. Yo debo confesar que lo que alguna vez he despreciado, ahora lo debo elogiar sin reservas.
De hecho, al final de la guerra, los sobrevivientes y los primeros historiadores celebraron con unanimidad la solidaridad de la Iglesia y de Pío XII con los judíos y su resistencia al nazismo .
En abril de 1986, el Papa Juan Pablo II entró en la sinagoga de Roma, siendo recibido por el rabino Elio Toaff quién dijo en una entrevista al diario La República: No podré olvidar nunca quién me salvo la vida, cuando era rabino de Ancona. Habitaba a cien metros de la iglesia católica, donde había un sacerdote, Don Bernardino, con el cual hice amistad. A veces, conversábamos y paseábamos juntos. Una mañana, mientras volvía a mi casa del templo, fue a mi encuentro y me dijo que en la casa me estaban esperando los alemanes y me llevó a la sacristía, donde me escondió, ayudándome a salvarme.
El mismo Toaff, en su libro Los hebreos salvados por Pío XII, habla de otro sacerdote, Don Francalacci, que escondió y salvó a sus padres, a su esposa e hijos, que se habían refugiado en Pietrasanta. Toda su familia fue salvada por sacerdotes. Por eso, cuando murió el Papa Pío XII, escribió en los diarios italianos el 11 de octubre de 1958: Más que cualquier otro, nosotros los hebreos italianos hemos tenido la suerte de beneficiarnos con la gran caridad y bondad del Pontífice durante los años de la persecución y del terror, cuando parecía que no había esperanza para nosotros.
El 28 de abril de 1964, cuando algunos comenzaron a criticar a Pío XII, el mismo Toaff declaró: La Comunidad israelita de Roma donde está siempre viva la gratitud por lo que la Santa Sede ha hecho a favor de los hebreos romanos, nos ha autorizado para decir, de modo explícito, que cuanto ha sido realizado por el clero, por los Institutos religiosos y las asociaciones católicas para proteger a los perseguidos no puede haber sucedido sino con la aprobación del mismo Pío XII .
f) La Noche de San Bartolomé
Fue una noche trágica en que los católicos mataron muchos protestantes. Veamos los hechos. El 18 de agosto de 1572 se celebraron en París las bodas entre Margarita y Enrique de Borbón, que era calvinista y sucesor al trono de Francia. Los católicos de París no vieron esta boda con buenos ojos, porque veían que el futuro rey podía ser un protestante. Con motivo de la boda asistieron varios miembros de la aristocracia calvinista que despreciaban abiertamente las supersticiones papistas de los católicos.
Entonces, Catalina de Médicis, la madre del rey Carlos IX, a quien veía muy influenciado por las ideas de su Almirante protestante Coligny, planeó la muerte de éste, enviando un sicario para matarlo. Solamente quedó herido, pero el revuelo que se hizo fue enorme. Los príncipes protestantes amenazaron tomar las armas, si el rey no hacía justicia. Entonces, Catalina acudió al duque de Guisa, jefe de los católicos, porque temía que destronaran a su hijo y los protestantes, levantados en armas, ocasionaran tantos estragos como en años pasados en que habían matado en otros lugares de Francia a cientos de sacerdotes y quemado muchas iglesias.
Muchos historiadores creen que el peligro de destronar al rey era real, pues los príncipes calvinistas estaban bien armados y tenían el apoyo de muchos otros en la misma Francia y en el extranjero. Entonces, Catalina le convenció al rey de que tomara alguna acción eficaz para controlar la situación. El rey mando cerrar las puertas de la ciudad y ordenó eliminar a los príncipes protestantes que estaban en París, incluyendo a Coligny. La disposición estaba limitada a los jefes según una lista establecida, pero la situación escapó de control y la gente se lanzó a la calle a matar a todos los hugonotes. Aquella noche de san Bartolomé, entre el 23 y 24 de agosto de 1572, mataron en París a 2.000 protestantes.
En provincias, donde también se había dado la misma orden de matar a los jefes protestantes y donde más estragos habían cometido, la gente se desbordó y afirman que serían 5.000 muertos. El rey Carlos IX y su madre Catalina enviaron un mensaje al Papa, afirmando que habían ganado una victoria contra los que habían organizado un golpe de Estado. El Papa Gregorio XIII creyó que había sido en legítima defensa y mandó que se cantara un Tedéum en agradecimiento, lo cual fue muy criticado por los historiadores protestantes.
Pero debemos aclarar que en todo el asunto no tuvo nada que ver la Iglesia ni las autoridades eclesiásticas. Todo fue una cuestión política y ningún sacerdote participó en la masacre. Sin embargo, debemos anotar que esta noche tuvo un anticipo en la noche de san Miguel o Miguelada, en la que, en 1567, durante la fiesta de san Miguel, y en 1569 en Nimes, los protestantes cerraron las puertas de la ciudad, masacraron 500 católicos y devastaron todas las iglesias, quemando en una hoguera todos los cuadros, archivos y objetos litúrgicos.
El gran historiador Ludwig von Pastor afirma que hay que tener en cuenta que en aquellas circunstancias todos los católicos estaban amenazados, desde el simple católico al Papa. Después de los turcos, la Iglesia no tenía enemigos más sanguinarios que los calvinistas, como lo habían demostrado ya en muchas ocasiones en Francia y en los Países Bajos. Cuando obtenían el poder, automáticamente despojaban a los católicos de sus bienes, incendiaban las iglesias, profanaban tumbas, arrojaban las hostias consagradas a los caballos y las pisaban con los pies, violaban monjas y mataban a los sacerdotes y religiosos; muchas veces, con torturas inimaginables, sepultándolos o quemándolos vivos.
En Béarne, cerca de Saint-Sever, los calvinistas habían arrojado a un precipicio 200 sacerdotes. Si hubiera triunfado Coligny, se hubiera acabado la fe en Francia y Países Bajos, y miles de sacerdotes hubieran sido masacrados. Y, después de apoderarse de Francia y Países Bajos, habrían atacado Italia y los Estados Pontificios. Ya Lutero, en su escrito Contra el papado fundado en Roma por el diablo había exhortado a atacar con las armas al Papa. En 1569 Orange afirmaba: Nosotros combatimos contra el demonio, o sea, contra el Anticristo romano .
LOS PROTESTANTES
Si nos atenemos a Raphael Holisend, historiador protestante, libre de toda sospecha, Enrique VIII, el rey de las seis esposas, hizo matar a 72.000 católicos. Su hija Isabel I, en muy pocos años y también en nombre de un cristianismo reformado y por tanto purificado, causó más víctimas (y con métodos más atroces) que la Inquisición española y romana juntas a lo largo de tres siglos. Desde Ginebra, Calvino enviaba a Inglaterra mensajes con los que incitaba al exterminio: “Quien no quiere matar a los papistas, es un traidor” . En sólo cuatro años, entre 1542 y 1546, envió a la muerte a 40 personas y 78 al destierro.
Los irlandeses sufrieron durante siglos humillaciones de toda clase. En 1649 los ingleses mataron en Drogheda y Wexford 40.000 católicos irlandeses. Les imponían fuertes tributos y no podían ocupar cargos públicos si no se convertían a la fe anglicana. A los sacerdotes les impusieron la pena de muerte. ¿Y cuántas injusticias cometidas por los hacendados ingleses en Irlanda?
En 1845 se perdió la cosecha de patatas, de la que dependía la población irlandesa para sobrevivir. Este desastre ocasionó una tragedia de inmensas proporciones, pues, en pocos años, llevó a la población de la isla a la mitad, por hambre y por emigración. El censo de 1871 registraba sólo cuatro millones de habitantes contra los ocho millones anteriores. Se calcula que millón y medio murió de hambre y de enfermedades ligadas al hambre. La historiadora protestante Calvert dice: Nosotros, protestantes, debemos inclinar la cabeza con vergüenza. La Iglesia reformada era entonces una fuerza de represión y los católicos debían pagar el diezmo a una Comunidad a la que no pertenecían y a un clero protestante frecuentemente ausente. Muchos pastores y obispos protestantes se hicieron riquísimos, viviendo con lujo desenfrenado. Los católicos hambrientos imploraban en vano caridad. Pero sólo daban ayuda a quienes estaban dispuestos a abjurar de su catolicismo y se convertían a la fe protestante.
Los grandes propietarios anglicanos aprovecharon la caída de los precios de la tierra para comprar grandes terrenos y sacar de sus tugurios a los inquilinos que no pagaban. Uno de aquellos señores declaró que no dejaría un solo católico vivo entre Knoknabola y el río Newport. Así condenaron a morir a hombres, mujeres y niños a lo largo de las calles con la boca verde por haber querido comer hierba… Ésta es una historia que hemos querido olvidar .
Sobre Lutero, se podría comenzar diciendo que, en 1543, escribió un libro: Sobre los judíos y sus mentiras, donde aconsejaba que se quemen sus escuelas y sinagogas. En su libro Contra las hordas ladronas y asesinas incitaba a los príncipes a matar a los campesinos, que cometían desmanes, lo que dio lugar a la guerra de los campesinos, donde murieron 150.000 de ellos.
Con relación a los evangélicos alemanes, en tiempos de Hitler se organizaron los deuschen christen (cristianos alemanes) con el lema: Una nación, una raza, un Führer. La Iglesia evangélica alemana era una Iglesia al servicio de Hitler e, incluso, en sus estatutos había un párrafo ario, donde se prohibía la ordenación de pastores que no fueran de raza pura, dictándose restricciones para el bautismo a quien no poseyera buenos antecedentes de sangre. Por eso, el cardenal Ratzinger pudo decir: Un movimiento tan aberrante como el de los cristianos alemanes no habría podido formarse en el marco de la concepción católica de la Iglesia. Según el historiador luterano Gerhard Bieser, de los cuatro mil pastores existentes en la Alemania comunista de la postguerra, tres mil eran informantes de la policía secreta. Las Iglesias protestantes, desde el principio, desde tiempos de Lutero, han sido Iglesias nacionales al servicio de los intereses del país y del gobierno de turno. Algo parecido ha sucedido con las Iglesias ortodoxas, que siempre han tenido un tinte nacionalista y se han acomodado a los gobiernos.
LOS ORTODOXOS
En Rusia, la Iglesia ortodoxa tenía muchos eclesiásticos que participaban en la KGB, la policía secreta rusa. El mismo Patriarca de Moscú debía someterse a las órdenes del gobierno para poder sobrevivir. Cuando en los gulag o campos de concentración surgieron disidentes religiosos contra el gobierno, fueron acallados por el mismo Patriarcado de Moscú. En Polonia, el metropolita ortodoxo Basilio bendijo el asedio y las medidas regresivas del gobierno comunista polaco en 1981 contra el movimiento obrero Solidaridad, y en l989 invitó públicamente a votar por el partido comunista que estaba en el poder.
El obispo Papp de Rumania pertenecía a la policía secreta y fomentaba las iniciativas represivas del Estado. Muchos obispos y sacerdotes ortodoxos estaban adscritos al régimen de Ceausescu en Rumania hasta el punto de que el cumpleaños de Ceausescu era considerado como fiesta por la Iglesia ortodoxa rumana y tenía la misma solemnidad que la Navidad o Pascua. Por eso, el pastor Tökes pudo decir que la Iglesia ortodoxa rumana estaba completamente en las manos del dictador .
En Rusia, el sometimiento de la Iglesia ortodoxa al Estado llegó al punto de admitir el divorcio, cuando uno de los cónyuges era declarado culpable por actividades contra el Estado, es decir, por agresiones políticas y no por motivos meramente religiosos . Por supuesto, también existieron sacerdotes católicos que por miedo se plegaron a poder, pero no de modo tan general y sistemático.
LOS TESTIGOS DE JEHOVA
Como caso curioso podemos considerar a los testigos de Jehová. Ellos suelen hablar en sus revistas y libros de que fueron los únicos valientes que se opusieron al régimen de Hitler y, por eso, fueron torturados y encarcelados. Pero lo que no dicen es que, cuando los nazis llegaron al poder en 1933 pusieron las miras en ellos por haber apoyado a los judíos hasta 1930. Ese año, su máxima autoridad, Rutherford, cambió de opinión de defensor de los judíos y de su emigración a Palestina, y ordenó que se retiraran todos los folletos que hablaban de su apoyo al sionismo. Se publicó otro librito Vindication, donde se habla contra la emigración a Palestina y se dan acusaciones racistas contra ellos.
Los nazis, no sólo los acusaron de apoyar a los judíos, sino también de rechazar el servicio militar, el saludo a la bandera, no participar en manifestaciones políticas y venir de Estados Unidos. En ese tiempo eran 25.000 en toda Alemania y se llamaban celosos estudiantes de la Biblia. Pero ante el peligro que se avecinaba, se plegaron al poder. El 25 de julio de 1933, se reunieron en el palacio de deportes de Berlín 5.000 testigos para leer una Declaración, cuyo texto original se conserva. Estaba escrito en alfabeto gótico de la tradición alemana y en él rechazaban la calumnia de que habían sido amigos y benefactores de los judíos, afirmando que habían sido los economistas judíos del gran imperio británico-americano quienes habían utilizado las finanzas para oprimir a los pueblos de muchas naciones. Afirmaban: Nosotros nos alineamos con los principios sostenidos por el gobierno alemán y lo apoyamos. Jehová Dios hará, por medio de Jesucristo, que tales principios lleguen a su completa realización. Sólo la influencia de Satanás puede haber inducido a las autoridades a creer que los testigos se hayan apartado de sus altos y nobles ideales. Por eso, hacemos un llamado respetuoso al gobierno y pedimos con el mayor respeto que se revoque la orden de prohibir nuestro culto.
A pesar de su Declaración, fueron proscritos por antimilitaristas, y muchos fueron arrestados, de los que murieron unos 2.000 testigos. Pero lo que no pueden hacer es mentir descaradamente en sus revistas Atalaya y Despertad, en las que hablan de haberse opuesto radicalmente al gobierno de Hitler. En la revista Despertad del 8 de junio de 1985 mienten al condenar a las demás Iglesias cristianas de haberse plegado al nazismo, cuando ellos lo hicieron públicamente en 1933 en el palacio de deportes de Berlín.
Otros cristianos que se plegaron totalmente y sin condiciones a los nazis fueron los mormones, los adventistas del séptimo día, la Nueva Iglesia apostólica y la Ciencia cristiana, haciendo declaraciones públicas de fidelidad al régimen nazi .
Lamentablemente, los testigos de Jehová, que no son propiamente cristianos, porque no creen que Jesucristo es Dios, son furibundos anticatólicos, pues en sus libros siempre van diciendo que la Iglesia católica es la gran Babilonia, la gran Ramera, obra de Satanás. Otros, especialmente anticatólicos, son los mormones y los adventistas del séptimo día; estos últimos hablan de que el Papa es el Anticristo.
LOS ATEOS
Muchos ateos o agnósticos hablan frecuentemente de que las religiones deberían desaparecer de la faz de la tierra, porque todas son fuente de violencia. Según ellos, la paz vendría automáticamente, si no hubiera religiones. Evidentemente eso no se lo creen ni ellos mismos. De todos modos, lo que sí hacen es atacar al cristianismo y, de modo especial, a la Iglesia católica.
Pero los ateos en sus gobiernos ¿han sido pacíficos y animadores de la paz? Nada más falso. La mayor fuente de la violencia viene de los que rechazan a Dios, porque no tienen paz interior y no pueden dar lo que no tienen. Los santos, por el contrario, han sido las personas más pacíficas. Pero veamos lo que dice la historia.
Cuando vino la revolución francesa, con la que se trató de destruir toda sombra de religión y de Dios, poniendo en su lugar a la diosa Razón, sucedieron los peores atropellos jamás vistos hasta entonces. Ellos, que hablaban mucho de los derechos del hombre y de la igualdad, fraternidad y libertad, cometieron un enorme genocidio. El historiador Secher afirma que en la región de la Vendée, de 10.000 kilómetros cuadrados, masacraron a 120.000 personas. Destruyeron sistemáticamente casas, cultivos y ganado para matar de hambre a los sobrevivientes. El general jacobino Westerman, que venció a los rebeldes, que no aceptaban las nuevas ideas antirreligiosas, escribió al gobierno de París: La Vendée ya no existe, ha muerto bajo nuestra libre espada con sus mujeres y niños. Acabo de enterrar a un pueblo entero en las ciénagas y los bosques de Savenay. Ejecutando sus órdenes, he aplastado a los niños bajo los cascos de los caballos y masacrado a las mujeres que así no parirán más bandoleros. No tengo que lamentar ningún prisionero. Los he exterminado a todos .
En unos pocos meses, en 1793, los jacobinos de la revolución francesa, que habían purificado la catedral de Notre-Dame de la superstición cristiana para poner a la diosa Razón, causaron tan sólo en Francia muchas más víctimas que durante varios siglos las tres Inquisiciones católicas (medieval, española, romana) y probablemente de las de todas las restantes confesiones cristianas… Un decreto del municipio de París del 10 de octubre de 1793, amplió la noción de sospechoso a quienes hayan acogido con indiferencia la constitución republicana. Es decir, tan pronto como un grupo de teóricos se aparta de lo que calificaban de superstición católica, se establecen procedimientos (la muerte por la falta de entusiasmo por la nueva fe) algo que en los dieciocho siglos anteriores nunca pasaron por la imaginación del cristiano de mayor celo o fanático .
Voltaire, en 1793, decía: En la nueva cultura no habrá lugar para la superstición cristiana. Os digo que, dentro de veinte años, el Galileo (Jesucristo) habrá desaparecido. Pero bastó pocos años más para que, por la ironía de la historia, la misma casa parisina de Voltaire se convirtiera en depósito de la Sociedad bíblica.
Renán (otro gran incrédulo anticristiano) en 1872 afirmaba: La unidad católica no puede mantenerse sin el poder temporal. El sucesor de Pío IX dejará Roma y el gobierno italiano pondrá en el Vaticano un antipapa que llevará consigo la mitad de la Iglesia. También se equivocó. Federico Nietzsche, el que decía “Dios ha muerto, todos los santos cristianos son unos locos”, terminó sus días en un manicomio de Basilea.
Y ¿qué decir del gobierno ateo de Hitler, que rechazaba a Dios y quería a las Iglesias sometidas a sus pies? ¿Qué decir de los genocidios de todos los gobiernos comunistas del mundo, especialmente en Rusia, China, Laos y Vietnam? ¿Cuántos millones fueron mandados a Siberia por el único delito de ser opositores políticos? ¿Y las purgas de Stalin? Alexander Solzhenitzyn, premio Nóbel de literatura, también prisionero en los campos de concentración soviéticos, afirma que entre 1917 y 1959 hubo 60 millones de víctimas del comunismo en Rusia, de los cuales 20 millones lo fueron por motivos religiosos. Según el informe de la KGB, la policía secreta soviética, dado a conocer en 1994, entre 1928 y 1952, fueron asesinados 92 millones de rusos.
Como un detalle para ver hasta dónde lleva la impiedad de los ateos, Solzhenitzyn recuerda que para castigar a Ucrania, demasiado cristiana y demasiado patriótica, por primera vez en la historia, se creó una carestía artificial científicamente planificada en Moscú. En el invierno de 1932 y 1933, murieron de hambre seis millones de ucranianos. Murieron en Europa, pero la Europa democrática parece no haberse enterado. Eran los años implacables de Stalin, pero el mismo autor recuerda que Lenin mandó exterminar a 15 millones de campesinos que se habían opuesto a la colectivización . ¿Quiénes son más intolerantes, los católicos o los ateos? Veamos más datos concretos.
Cuando el comunista húngaro Béla Kun proclamo en 1919 la República soviética húngara, que duró sólo 133 días, en esos cuatro meses de la dictadura del proletariado se condenaron públicamente a muerte a 585. El hambre, el miedo y la desesperación fueron tales que se rebelaron y pusieron en fuga e Béla Kun, quien se refugió en Rusia, donde fue víctima de Stalin. Entre los puntos importantes de Béla Kun estaba la supresión y destrucción de todos los libros de historia. Esto mismo hicieron en Camboya los Khmer rojos que no querían que fuera enseñada la historia porque querían inaugurar una nueva historia .
Más datos. El 8 de marzo de cada año es el día de la mujer. Según dicen algunos, aquel día, el año 1908 en Nueva York unas mujeres trabajadoras de una fábrica hicieron huelga para reclamar sus derechos y el dueño con otros más incendiaron la fábrica con las mujeres dentro y murieron 129 de las trabajadoras encerradas allí. Dos años después del supuesto incidente, Clara Zetkin propuso al Congreso socialista de Copenaghen que el 8 de marzo, en recuerdo de aquellas mártires, fuera proclamado día internacional de la mujer.
Pero esta historia es falsa. Fue en 1911, estando ya instituida esta jornada internacional de la mujer, cuando tuvo lugar un incendio accidental en una fábrica de Nueva York, en el que murieron obreros de ambos sexos, no sólo mujeres y no fue precisamente en marzo. Fueron los comunistas los que inventaron el cuento y la cifra de 129 mujeres muertas en el incendio. Y ellos hablan de leyendas orientales, cuando hablan de la Navidad, Pascua y otras fiestas cristianas .
Muchos no saben lo que significa el grito con el puño izquierdo cerrado levantado hacia arriba. Es el gesto adoptado por los comunistas y socialistas. Este gesto era bien conocido en la cultura antigua como símbolo de Prometeo que, en nombre del hombre, se rebeló contra los dioses. Por eso, levantar el puño cerrado contra el cielo era para las culturas antiguas, y no sólo para la cultura grecorromana, amenazar al cielo; era como señal de la lucha del hombre contra Dios. Era una blasfemia a la cual el hombre religioso contraponía, como exorcismo, el puño cerrado para abajo como para amenazar a los infiernos. Por eso, como dan testimonio los frescos de las catacumbas, la señal del cristiano era levantar las manos abiertas hacia lo alto para estar disponibles a acoger al Espíritu Santo, es decir, aceptar la voluntad de Dios… Que Dios perdone a aquellos que levantan el puño cerrado a lo alto, porque muchos no saben lo que hacen .
Muchos ignoran que la integración de Europa unida se debió a dos católicos practicantes:el alemán Konrad Adenauer de Alemania y el italiano Alcide De Gasperi de Italia, a quienes se unió otro católico francés líder de la Democracia cristiana, Robert Schuman. Los tres pusieron las bases de una Europa unida. Los que más se opusieron a esta idea fueron los partidos comunistas occidentales, obedeciendo órdenes de Rusia. Por eso, mientras tantos hoy se dicen europeístas, es bueno recordar la tenaz oposición de los comunistas y, en general de los partidos de izquierda, para quienes la única legítima Unión era con las repúblicas socialistas soviéticas .
Se ataca a los católicos de moralistas y rigoristas, pero mucho más lo han sido los gobiernos comunistas. En la Unión soviética, China y otros países dominados por el comunismo, había pena de muerte contra los que producían material pornográfico y, en general, para quienes se desviaban de la moral oficial del partido. Eran fusilados, incluso quienes cometían actos homosexuales consentidos entre adultos y lo mismo se hacía con los violadores y pederastas.
En Vilnius, la capital de Lituania, durante la dominación soviética, el gobierno comunista había convertido la iglesia de san Casimiro en un museo de ateísmo. Entre otras vulgaridades, había una foto del Papa rodeado de cardenales y obispos con un escrito que decía: ¿Para qué sirven estos payasos? ¿Para qué sirven sus ridículas costumbres? Estos parásitos viven del pueblo. Pero en diciembre de 1989, e1 jefe del gobierno ruso Mijael Gorbachov, después de visitar al Papa, dijo textualmente: Hemos hablado de muchas cosas. Me parece que mis preocupaciones han sido escuchadas con comprensión por el Santo Padre al igual que ha escuchado mis explicaciones sobre los problemas que tenemos ahora en nuestro país . Podíamos preguntar ¿Realmente el Papa no sirve para nada? ¿Por qué entonces el jefe supremo de Rusia quiere entrevistarse con él y pedirle ayuda?
LA EVOLUCIÓN
Durante muchos años, la teoría darwinista de la evolución de las especies fue considerada como una ver¬dad absoluta, científicamente comprobada. Y era, frecuentemente, usada como un argumento claro de que Dios no existe, pues el hombre no habría sido creado por Dios, sino que vendría del mono.
En 1912 se encontró lo que se estaba buscando: el eslabón perdido, la especie intermedia entre el orangután y el homo sapiens. En unas canteras de piedra, en el condado de Sussex, en Inglaterra, junto al pueblo de Piltdown, se encontró la parte superior de un cráneo con una capaci¬dad cerebral superior a la de un mono, pero inferior a la de un hombre moderno.
A su lado había un mandíbula, sin duda alguna, de mono y que, realmente, había estado unida a aquel cráneo. El mundo científico, comenzando por los paleontólogos del Museo británico de Londres, se llenaron de alegría. A los tres científicos autores del descubrimiento se les otorgó el título de barones de la Corona inglesa y en el pueblo de Piltdown se erigió un monumento en el lugar del hallazgo. Al final, resultó que todo era una falsificación, pero esto se descubrió en 1953, después de 40 años. Durante cuarenta años, los científicos se gozaban de haber encontrado al mono-hombre, llamado científicamente Eoanthropus.
Al descubrirse la mentira, se presentó entonces al hombre de Neanderthal como el eslabón perdido, a pesar de que se ha descubierto también que no es un antepasado nuestro, como se había asegurado durante más de siglo y medio. Es sólo un ejemplar de una especie extinguida de mono antropomorfo.
Actualmente, las teorías darwinistas están puestas en tela de juicio por los científicos. En el libro Evolution: a theory in crisis, se dice: El misterio de los misterios, el origen de las especies sobre la tierra, es hoy tan misterio¬so como en aquel 1831, cuando el joven Darwin se embar¬caba en el bergantín Beagle para dar la vuelta al mundo.
Como diría Isaac Bashevis Singer, premio Nóbel de literatura de 1978: Son muchos los pensadores que han atribuido al ciego mecanismo de la evolución muchos más milagros que todos los que le han sido atribuidos a Dios por todos los teólogos del mundo .
De hecho, el darwinismo, con su teoría de la lucha por la vida, ha desencadenado muchas concepciones erró¬neas, como la creación de una raza superior. Ya sabemos a dónde llegó Hitler con sus teorías del hombre ario, matan¬do a los no arios, viendo las guerras como algo necesario e indispensable en la evolución del ser humano. Así se pue¬den justificar las guerras como factor de selección natural o de progreso. Según esta mentalidad anticristiana, la lu¬cha a muerte sería un principio de vida y de progreso de los pueblos. Por eso, el evolucionismo ateo con todas las con¬secuencias extraídas de él, ha hecho mucho daño a la hu¬manidad.
¿Cómo puede atribuirse al azar de la simple selec¬ción natural o evolución las maravillas del Universo? La belleza de los paisajes en los mares y en el mundo submarino, la aurora y el ocaso, los ríos, los valles y montañas; el firmamento, el sol, la luna y las estrellas… Pensemos también en la belleza de los árboles, plantas, flores, frutos, los peces en su mundo submarino, las aves, los ani¬males terrestres y, sobre todo, el ser humano. No hay cosa más hermosa que el cuerpo humano animado por la vida inteligente, que se transparenta y expresa en los ojos, en el rostro, en todos sus miembros… Pues bien, para los ateos y materialistas toda esa inmensa hermosura, toda esa pro¬digiosa belleza, que embelesa la mente y el corazón hu¬manos, se deben únicamente a la casualidad, a las fuerzas ciegas de la materia, que operan por medio de la selec¬ción natural en el proceso de la evolución… Yo creo, y lo dice la lógica más elemental y consistente, que toda esa belleza natural hay que atribuírsela en definitiva a un “ar¬tista” omnipotente .
LA IGLESIA ¿CAUSANTE DE TODOS LOS MALES?
Algunos ven a la Iglesia católica como la causa de todas las desgracias de la humanidad. Nietzsche en su obra El anticristo dice esto, refiriéndose concretamente a la Iglesia protestante de Dinamarca, pero muchos se lo aplican a la Iglesia católica, calificándola de oscurantista, anticuada e intolerante. El hecho de que la Iglesia no acepte el aborto o los anticonceptivos o el uso del condón o el matrimonio homosexual…, es visto como si fuera enemiga de la cultura y de la modernidad.
Pero la Iglesia tiene dos mil años de historia y no está al vaivén de las opiniones de cada época. El relativismo reinante afirma que nadie puede conocer la verdad. Cuando la Iglesia habla de verdades seguras y absolutas, basadas en el Evangelio, la califican de intolerante, como si uno no pudiera tener derecho a conocer la verdad y a no vivir sólo de opiniones. Pero es curioso, todos los que hablan contra la intolerancia religiosa, son intolerantes con ella y le imponen sus opiniones ya sea en educación, en cuestiones de aborto, homosexualidad… Suprimen todo signo religioso en escuelas o edificios públicos y fomentan todo lo que sea anticristiano, rechazando lo católico, especialmente, con leyes y normas en política, educación, etc.
Muchos de estos ateos o agnósticos anticlericales se parecen a los promotores de la Revolución francesa, que se proclamaban los defensores de los derechos humanos y de la libertad, pero destruyeron por puro vandalismo tesoros culturales y artísticos de muchas bibliotecas y monasterios de Francia. En 1815, veintiséis años después del 1789, Europa era un campo desolado por las guerras napoleónicas desencadenadas por las nuevas ideas revolucionarias, que llevaron a la muerte a millones de personas en toda Europa.
Cuando los italianos trataron de conquistar definitivamente los Estados pontificios, los liberales anticatólicos procuraron convencer a la opinión pública internacional de que estos Estados, regidos por los Papa desde el año 756, en tiempo de Pipino el Breve, eran los lugares más atrasados del mundo, como una prueba de que la Iglesia era una institución anticuada.
Durante casi veinte años, con chorros de dinero y multitud de agentes secretos, se intentó por todos los medios provocar una mínima apa¬riencia de rebelión de los romanos contra sus “opresores cle¬ricales”. Habría bastado con un pequeño tumulto para per¬mitir que los Saboya intervinieran para “garantizar el or¬den”. No se consiguió provocar ninguno, de modo que los “italianos” tuvieron que entrar en Roma, abatiendo las murallas a cañonazos, aprovechándose de la derrota francesa en la guerra contra los prusianos de 1870. Roma esta¬ba desprotegida tras la retirada de las tropas francesas, des¬tinadas por Napoleón III a la guerra contra Prusia.
Una vez abierta la brecha en la muralla de Roma, encontraron una ciudad desierta, con los postigos cerra¬dos a modo de protesta silenciosa. Y en lugar de ser aclamados como liberadores, a los recién llegados se les dio el calificativo de “buzzurri” (forasteros). En los días que si¬guieron, ni un solo religioso fue maltratado por los romanos ni fue saqueada ninguna iglesia, pese a tener, por fin, la posibilidad de vengarse del catolicismo y de sus sacer¬dotes, tras mil quinientos años de “opresión”. Si no pasó nada, a excepción de algún alboroto provocado por los partidarios de Garibaldi y Mazzini, que trajeron delincuen¬tes de fuera y soltaron algún que otro preso de las cárce¬les, fue porque no había nada de que vengarse .
Garibaldi insultaba al Papa Pío IX, diciendo que era un metro cúbico de basura… Esos revolucionarios de la unidad italiana, en 1861, rechazaron la participación de los católicos en política en las primeras elecciones. El Primer parlamento unido tuvo que elegir 443 para una población de 22 millones de habitantes; 57 tuvieron 220 votos; 161 menos de 300 y sólo 2 más de mil. Por eso, el gran Massimo D’Azeglio dijo: Estas cámaras representan a Italia como yo represento al gran sultán turco .
Pero aquellos anticatólicos, que se decían progresistas y modernos, no tuvieron compasión ni tolerancia con los religiosos, simplemente los expulsaron de sus conventos. Muchas iglesias fueron convertidas en cuarteles, prisiones u hospitales. Los padres de la patria italiana hicieron más daño al patrimonio artístico italiano en pocos años que en quinientos años de guerras. En las plazas de Italia, los ambulantes se calentaban con los libros de las bibliotecas de los conventos o los usaban para envolver la carne o la verdura en los mercados. Muchas iglesias, convertidas en depósitos de sal, perdieron así sus magníficos frescos pintados. Aquella burguesía masónica y atea, que se decía portadora de la luz y del progreso, causó la deforestación de los bosques y destruyó gran parte del gran patrimonio cultural italiano.
Algo parecido sucedió en España, a raíz de la desamortización de Mendizábal en el siglo XIX. También desvalijaron el gran patrimonio cultural que había en los conventos e iglesias. De hecho nadie puede señalar a la Iglesia católica como contraria a la cultura. La Iglesia ha sido la mayor creadora de arte en el mundo y la fuente de la más extraordinaria belleza. En la actualidad, los museos vaticanos son los más visitados de Italia y de los más visitados del mundo.
Por eso, dice Vittorio Messori: Alguien debería recordar a políticos, periodistas y a los demagogos, que se dedican a moralizar sobre el dinero del Vaticano, que en esa ciudad casi la mitad de la gente vive de los ingresos del turismo, surgido precisamente de gastar dinero católico siglo tras siglo, a favor del arte. Hay que decir que tantos siglos de administración pontificia de Roma, aun con sus sombras (pero no más graves que la media de su tiempo) han dado como fruto dotar a la ciudad de un capital capaz de producir una riqueza sinfín con el turismo .
De hecho, si hoy Roma es una gran ciudad y quizás la más hermosa, artísticamente hablando, es debido a los Papas católicos, que invirtieron mucho dinero para fomentar la cultu¬ra y el arte durante siglos. ¡Y cuántas veces intervinieron directamente para salvarla de la destrucción, desde los tiempos de Atila hasta la segunda guerra mundial!
También habría que recordar aquí que la mayoría de las universidades surgieron a la sombra de las catedrales y monasterios. Las escuelas que en ellos funcionaban desde antiguo empezaron a transformarse en universidades. Salerno, la más antigua, surgió en la primera mitad del siglo XI. Su escuela de Medicina era dirigida, al principio, sólo por los benedictinos. Al final del siglo XII, nacieron casi al mismo tiempo París (su cuna fue la escuela de la catedral de Notre Dame), Bolonia y Oxford. En la primera mitad del siglo XIII, Europa se llenó de universidades. Al despuntar el siglo XV, había 44 universidades. De ellas 21 exclusivamente fundadas por la Iglesia, y diez más recibieron carta fundacional de la Santa Sede..
Dato revelador: la mayoría de los profesores y discípulos de estás universidades en los primeros años eran clérigos . Y la mayor parte de los sabios de la Edad Media fueron eclesiásticos.
Los monjes benedictinos fueron los que más se señalaron en la conservación y transcripción de los antiguos códices, salvándolos de la destrucción y conservando así la cultura grecorromana para las generaciones posteriores. En el concilio de Trento se determinó que todas las catedrales tuvieran su escuela catedralicia. En la evangelización de América por los españoles, en México, en cada convento había una escuela y un hospital. En el siglo XVI había en México unos 300 conventos con escuelas externas para los niños del pueblo y otra escuela interna para los hijos de los indios principales. Por eso, fray Toribio de Benavente pudo escribir: Hay tantos alumnos indios que en determinados monasterios hay 300, 400, 600 y hasta mil alumnos . Esto mismo, en general, ocurrió en toda la América española.
Un caso especial merecen las Reducciones del Paraguay. Veamos lo que dice de ellas el famoso filósofo francés, blasfemo y anticlerical, Voltaire: Cuando las Reducciones fueron arrebatadas a los jesuitas, en las misiones del Paraguay, en 1768, los indios habían llegado al grado más alto de civilización que un pueblo joven puede alcanzar… En las misiones se respetaba la ley, se llevaba una vida limpia, los hombres se consideraban como hermanos, florecían las ciencias útiles y aún algunas de las artes más bellas; y en todo reinaba la abundancia . Ahora sólo quedan en la selva unas ruinas ciclópeas de iglesias misionales, restos de casas, talleres y graneros como triste testimonio de la victoria de la Ilustración, es decir, del dominio de la Razón sobre Dios y el Evangelio.
El historiador francés Clovis Lugon dice de ellas: Ninguna región de América conoció en la época una prosperidad tan general ni un desarrollo económico tan sano y equilibrado . Entre 1608 y 1768 vivieron en las Reducciones unos 1.500 jesuitas y tuvieron 32 mártires, pero los gobiernos anticlericales y masones de España y de otros países europeos no descansaron hasta que fueron expulsados de sus territorios.
En la actualidad, todavía hay, incluso católicos, que critican los tesoros del Vaticano, como diciendo que la Iglesia no tiene sensibilidad social y debería vender esos tesoros para dar de comer a los pobres. Pero ¿alguna persona inteligente puede creer que vendiendo todas las obras de arte del Vaticano o de las iglesias del mundo entero se acabaría la pobreza del mundo? ¿Serviría de algo regalar todo el dinero recaudado? Además, esos tesoros están al servicio de toda la humanidad, que puede visitarlos en el Vaticano. Si se vendieran, estarían sólo al servicio de los pocos ricos que pudieran comprar esos tesoros y los pobres seguirían siendo pobres. Muchas veces, la pobreza depende del poco espíritu de trabajo, de la poca educación de la gente o también de la injusticia social y de la mala distribución de la riqueza, pues todo se lo aprovechan unos pocos, dejando en la miseria a la mayoría
Recordemos que la Iglesia atiende a millones de alumnos pobres, a la mitad de los enfermos del sida y a miles de leprosos y discapacitados del mundo entero. Tiene muchísimas instituciones de caridad y muchos Institutos religiosos destinados a la caridad y a la educación. No está de más recordar que la Iglesia fue quien comenzó a construir hospitales en Europa y la que más luchó contra la esclavitud. Actualmente, es la Institución que más se preocupa de los inmigrantes, huérfanos, minusválidos y niños de la calle.
El año 2000 el Vaticano público un CD Rom Catholic Aid Directory (CAD) en el que el Consejo Pontificio Cor Unum, organismo de la Santa Sede encargado de promover y organizar las Instituciones de caridad y asistencia de la Iglesia católica, proporciona en cuatro idiomas la guía de 1.100 organismos o Instituciones de caridad de la Iglesia, que ayudan especialmente en casos de catástrofe o necesidades, sin distinción de religión. Para ello piden ayuda a las parroquias del mundo entero. De hecho, ninguna institución del mundo ha contribuido más que la Iglesia en promover la paz y la unión entre los hombres.
Evidentemente, no todo en la Iglesia ha sido perfecto. Entre los 1.100 millones de católicos bautizados del mundo entero, hay muchísimos que no son practicantes y no obedecen las normas de la Iglesia. Ha habido errores y excesos como en la Inquisición, pero siempre en menor cuantía que en cualquier Institución de su tiempo. Más bien la Inquisición, para aclararlo una vez más, fue considerada en su tiempo como el tribunal más benigno.
De todos modos, el Papa Juan Pablo II tuvo la valentía de reconocer los pecados de los católicos a lo largo de 2.000 años de historia. El 12 de marzo del 2000, en una ceremonia penitencial única y singular en la historia del cristianismo, pidió perdón a Dios y a todos los hombres, que hubieran sido injustamente ofendidos por los católicos . El 26 de marzo del 2000, en su viaje a Tierra santa, pidió perdón expresamente a los judíos ante el Muro de las lamentaciones de Jerusalén. El 4 de mayo del 2001, visitando Grecia, pidió perdón a los ortodoxos. El 6 de mayo del 2001 visitando Siria, y desde la mezquita de los Omeyas de Damasco, pidió perdón a los musulmanes. ¿Quién ha hecho algo semejante? ¿Acaso los demás hombres, especialmente los ateos y comunistas, no tienen mucho más motivos para pedir perdón?
En cuanto a otros aspectos de la Iglesia, recordemos tantos aspectos luminosos de su historia como los miles y miles de mártires que dieron su vida por amor a Cristo; y tantos miles de santos que han llevado una vida de amor al prójimo sin parangón en el mundo. Ellos son un modelo para todos. La Iglesia ha guardado hasta hoy el recuerdo de Jesucristo. Sin ella, no habría Evangelios ni Sagrada Escritura. Pensemos también en tantas Congregaciones religiosas dedicadas a la educación de los niños y jóvenes, y en tantas Instituciones dedicadas a obras de caridad y servicio a los más pobres. Baste recordar la Congregación de la Madre Teresa de Calcuta entre cientos de otras más.
CATÓLICOS EN ACCIÓN
El mundo y la Iglesia necesitan católicos militantes, católicos orgullosos de su fe, que sientan la alegría y la obligación de compartirla con los demás. Se necesitan católicos convencidos que vivan lo que creen y sientan necesidad de dar testimonio de su fe. Si todos los católicos fueran militantes, el mundo sería distinto. Pero ¿qué has hecho tú hasta ahora por compartir tu fe? ¿Sientes el celo de Jesús por salvar a tus hermanos? ¿Acaso no te importa que haya muchos que por ignorancia, debilidad o cobardía, sigan el camino de su perdición terrena y eterna?
Dios te ha regalado muchas cualidades para que las compartas. Ponte en acción, habla, aconseja, da testimonio, lucha por la verdad y la justicia… Haz algo, no te quedes con los brazos cruzados. Al menos, ora y ofrece tus sufrimientos por la conversión de los demás. Dios te necesita y espera mucho de ti. No le digas que no tienes cualidades o que no tienes tiempo. No pongas excusas, haz algo para iluminar el mundo y la vida de tus hermanos.
Sé alegre, contagia tu optimismo. No te avergüences de ser lo que eres. Como diría Píndaro: Conviértete en lo que eres. Sé católico de verdad. Ora mucho, vete frecuentemente a visitar a Jesús Eucaristía para recibir fuerza, y ADELANTE. No te dejes vencer por el desánimo, aunque veas pocos frutos. Siempre ADELANTE, ayuda, conforta, aconseja, habla, enseña y comparte tu fe.
¿Recuerdas la mitología griega? En ella se habla del minotauro, un monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre, fruto de los amores de Pasífae y un toro blanco, al que el rey Minos encerró en un laberinto donde todo el que penetraba quedaba atrapado sin poder encontrar la salida. Pero Teseo, héroe ateniense, logró matarlo y consiguió encontrar la salida, gracias al ovillo que Ariadna, hija de Minos y Pasífae, le había proporcionado.
Pues bien, el hombre actual está metido en un laberinto de pasiones y de ideas confusas; no conoce el camino de la verdad y de la felicidad auténtica. Para salir de ese laberinto moderno, se necesita el ovillo de la oración que nos lleva a Dios. Sin la oración, el hombre se pierde entre los vericuetos de las opiniones del mundo moderno y se aleja de Dios y de la verdadera felicidad. Tú debes ser una persona de oración y enseñar a los demás a orar. La oración será para ellos el lazo de unión con Dios y la fuerza para superar las tentaciones y dificultades de la vida.
En ocasiones, se necesita mucha fortaleza para oponerse a las ideas y costumbres del mundo que nos rodea. Por eso, se necesitan médicos católicos que defiendan la vida a capa y espada, y sean excelentes en su labor. Necesitamos maestros católicos, que enseñen siempre la verdad y no se dejen sobornar por la mentira. Necesitamos historiadores y científicos católicos que descubran la verdad, filósofos católicos, que ayuden a encontrar el sentido de la vida. Y también se necesitan ingenieros, abogados y empresarios de conducta intachable e insobornable. Se necesitan políticos católicos, que velen por el bienestar de todos y no claudiquen ante la mentira, la corrupción o la cultura de la muerte. Necesitamos artistas católicos que creen obras de arte que perfumen nuestro mundo con la belleza sin tener acudir a groserías ni denigrar los valores sagrados. Necesitamos literatos católicos y comunicadores que proporcionen la verdad a través de los medios de comunicación. En una palabra, se necesitan católicos que trabajen por un mundo mejor, pero siguiendo los principios cristianos del amor, la verdad, la solidaridad y la paz.
Se necesitan sobre todo santos, que vivan la fe en plenitud y con su ejemplo nos ayuden a seguir su camino. Santos que sean intercesores nuestros ante Dios. Santos que nos den ejemplo de alegría y amor a Dios y a los demás. Estamos llamados a la santidad y a no quedar entre el barro de los vicios y placeres. Por eso, no podemos avergonzarnos de ir a misa y rezar el rosario. Más bien, debemos sentirnos felices por conocer y amar a Jesús Eucaristía y a María nuestra madre.
Ser católico es un regalo y un privilegio. Es tener la verdad que nos enseñó Jesucristo. Es ser un peregrino en esta tierra, camino al paraíso. Gustavo Thibon decía: Soy católico, porque tengo sed de un Dios que no sea tinieblas; porque siento que la aventura humana no termina en la desesperación. Porque tengo necesidad de luz en el misterio y de misterio en la luz. El gran convertido y famoso literato inglés Gilbert Chesterton (1874-1936) decía: Soy católico, porque quiero ser feliz. La dificultad para explicar adecuadamente el por qué soy católico, consiste en el hecho de que hay 10.000 razones que se pueden resumir en que el catolicismo es verdadero . Ahora que soy católico no podría imaginarme de otra manera. Estoy orgulloso de verme atado por dogmas anticuados y esclavizados, por credos profundos (como suelen repetir mis amigos periodistas con tanta frecuencia), pues sé muy bien que son los credos heréticos los que han muerto y que sólo el dogma razonable vive lo bastante para que se llame anticuado . Ahora que soy católico creo que la Iglesia católica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de ser hijo de su tiempo… Los católicos, muy al contrario de todos los otros hombres, tienen una experiencia de siglos. Una persona que se convierte al catolicismo, llega a tener de repente 2.000 años. La Iglesia católica es obra del Creador y sigue siendo capaz de vivir lo mismo en su vejez que en su primera juventud. Y sus enemigos, en lo más profundo de sus almas, han perdido ya la esperanza de verla morir algún día .
Otro gran católico, André Frossard (1915-1995), miembro de la Academia francesa y un gran escritor, dice sobre su conversión del ateísmo: Me parecían patéticos y un poco ridículos aquellos últimos militantes anticlericales que todavía predicaban contra la religión en las reuniones públicas, al igual que lo serían los historiadores que se esforzaran por refutar la fábula de Caperucita roja… El ateísmo perfecto no era el que negaba a Dios, sino aquel que ni siquiera se planteaba el problema, como yo .
Yo he roto con el ambiente marxista de mi infancia, justamente a tiempo para oír a los religiosos hablarme de Karl Marx. Nuestros caminos discurrían en sentido inverso. Nos cruzamos cortésmente, pero vi con claridad que, en su interior, se sorprendían de que yo hubiera abandonado tan cómodamente un sistema completamente nuevo y con su material científico, por creencias de dos mil años de edad, que ellos se prepara¬ban a poner en tela de juicio unas tras otras. No compren¬dían que el marxismo es una religión estrictamente, nada más, y que esta religión era ya más fuerte que lo que les quedaba de la suya… ¿Cambiaríamos la milagrosa dádi¬va divina de la Eucaristía, que contiene el objeto mismo de nuestra fe, la última de nuestras esperanzas y el princi¬pio de toda caridad, por la moneda falsa de las mentiro¬sas ideologías que, como torres de humo, se elevan sobre las ruinas del pensamiento cristiano? .
Lo que voy a contarles no es la historia de un des¬cubrimiento intelectual. Es el relato de una experiencia física. Yo no tenía ni penas de amor, ni inquietudes ni curiosidad. La religión era una vieja quimera, los cris¬tianos, una especie retrasada en el camino de la evolu¬ción: la historia se había pronunciado por nosotros, la izquierda, y el problema de la existencia de Dios estaba resuelto por la negativa desde hacía por lo menos dos o tres siglos. En mi ambiente, la religión aparecía tan su¬perada que uno ya no era ni siquiera anticlerical, salvo en los días de elecciones…
Veo todavía a ese muchacho de veinte años que era yo entonces (año 1935). No he olvidado el estupor que sintió, cuando súbitamente se alzó ante él desde el fondo de esa modesta capilla, un mundo, otro mundo, de un es¬plendor imposible de soportar, de una densidad prodigio¬sa, cuya luz revelaba y encubría al mismo tiempo la pre¬sencia de Dios, de ese Dios respecto del cual él habría jurado, un momento antes, que jamás había existido salvo en la imaginación de los hombres. Y, al mismo tiempo, lo recubría una oleada fulgurante de dulzura y alegría en¬tremezcladas de una potencia capaz de destrozar el cora¬zón y cuyo recuerdo jamás perdió, ni siquiera en los peo¬res momentos de una vida.
Esa luz que no vi con los ojos del cuerpo, no era la que nos ilumina o la que nos broncea. Era una luz espiri¬tual, es decir, una luz orientadora como la incandescencia de la verdad. Desde que la entreví, casi podría decir que para mí sólo existe Dios, y que lo demás no es más que hipótesis… Insisto. Fue aquella una experiencia objetiva, casi del orden de la física y no tengo nada más precioso para transmitirles que eso: más allá hay otra realidad, infinitamente más concreta que aquella a la que por lo general damos crédito y que es la última realidad .
Yo no he soñado. Por lo demás, si hubiera soñado, la vida se habría encargado de despertarme. No he imaginado nada… Fue una experiencia objetiva. Quiero decir que la alegría… me cayó encima como una onda luminosa de potencia irresistible y dulce, cuya irrupción me cogió de repente. Fue como la ola que puede sorprender al bañista en la playa sin que éste la haya visto formarse; ade¬más, debo añadir que ignoraba encontrarme al borde de ese océano .
Hay otro mundo. Su tiempo no es nuestro tiempo; su espacio no es nuestro espacio, pero existe. No se le puede situar ni fijar su residencia en ningún lugar de nuestro universo sensible: sus leyes no son nuestras leyes, pero existe. Ese mundo existe. Es más bello que lo que llama¬mos belleza, más luminoso que lo que llamamos luz… Hacia ese mundo, donde tiene lugar la resurrección de los cuerpos, todos nos dirigimos .
Sí, hay otro mundo. Y no hablo de él por hipótesis, por razonamientos o de oídas. Hablo por experiencia .
TESTIMONIOS
Veamos ahora algunos testimonios de católicos comprometidos, que viven su fe hasta las últimas consecuencias. Por supuesto que los santos son los primeros y más significativos ejemplos, pero prescindiremos de ellos.
Abelardo de Armas, un joven católico convertido de una vida de alejamiento de Dios, dice: Después de unos ejercicios espirituales, decidimos un grupo de amigos hacer una experiencia misionera en algunos pueblos del norte de España. Mi grupo, después caminar unos doce kilómetros, entramos al pueblo y nos pusimos a pedir un poco de comida, porque estábamos hambrientos. A última hora del día, nos refugiamos debajo de un balcón, protegiéndonos de una lluvia torrencial. Lo único que teníamos para cenar era un huevo para cada uno. Éramos tres y teníamos tres huevos. Nos lo tomamos, batiéndolo en un vaso con un cepillo de dientes. Esperamos a ver si alguien nos podía cobijar durante la noche. Al fin, pasó un muchacho y nos dijo que su padre estaba de guardia aquella noche en la estación y que podíamos dormir en alguno de los vagones arrinconados para desguace. Allí dormimos. Nos levantamos molidos, porque habíamos dormido sobre asientos de madera.
Caminamos hasta el siguiente pueblo. Allí volvimos a mendigar. Hacíamos lo siguiente: Llegábamos a una parte del pueblo y nos ofrecíamos a trabajar gratis. Después nos invitaban a comer. Pero no aceptábamos ningún salario ni comida. Y nos íbamos al otro extremo del pueblo a mendigar. A veces, nos trataban mal, diciéndonos: Trabajen, que tienen buenas manos. En algunas casas, nos ofrecían dinero, pero no aceptábamos más que comida. Reuníamos todo y nos reservábamos lo necesario para nosotros y el resto se lo dábamos a los más pobres y necesitados del pueblo.
Por la noche, nos juntábamos en el bar con aquellos hombres del campo y, entre cantos y chistes, les hablábamos de Dios. Al final, les decíamos: Hemos venido a traerles un mensaje de amor de Dios. Hemos descubierto en unos Ejercicios que Dios es amor y no podemos guardar este mensaje para nosotros solos .
Un profesor universitario contaba que un día le llamó un médico conocido suyo y le dijo: Estoy enfermo y deprimido. Le he llamado a usted, porque su constante sonrisa me hace sentir que usted tiene algo que yo no tengo y quisiera tener. ¿Será su fe en Dios? Aquel profesor irradiaba con su vida y con su alegría, la gran verdad de que vale la pena ser católico de verdad. Algo parecido le sucedió al padre Carlos Vallés, misionero jesuita en la India. Él mismo nos lo cuenta:
Un día, me llama un monje muy venerado, un verdadero santo, de fe jainista. Él me llamaba, porque no podía venir a verme. Ellos entre las muchas austeridades que practican, andan siempre totalmente descalzos y con el calor de cuarenta y cinco grados que hacía aquellos días en Ahmedabad, que derretía el asfalto, no podía venir. Me pidió que fuera a verlo. Este varón santo iba con sus discípulos. Habían pasado tres noches en una habitación de un templo (tienen voto de no pasar más de tres días en un mismo lugar). Fui a verlo y estaba en un lugar muy austero, de pobreza extrema. Al llegar, me hicieron esperar un momento, pues estaba en la ceremonia del keshloch, que consiste en arrancarse a tirones todos los pelos del cuerpo cada seis meses. Esto lo hacen con toda naturalidad, por penitencia… Al cabo de pocos minutos, apareció con la cabeza completamente rapada. Estábamos sentados en el suelo, con sus discípulos a nuestro alrededor. Empezamos a hablar de cosas íntimas de la vida religiosa, de la oración, de lo que teníamos ambos. Contamos incidentes, reímos, lloramos, nos pusimos serios. Casi tres horas estuvimos hablando.
Cuando comenzó a anochecer, había que despedirse, pues ellos, cuando se pone el sol, no pueden moverse por miedo a matar a algún animalito en la oscuridad. Cuando van a sentarse van con cuidado y barren con una escobita el asiento antes de sentarse, para que no haya alguna hormiguita que pueda morir aplastada. Como despedida, aquel hombre me hizo recordar la importancia del Evangelio, pues me dijo: Padre, le voy a hacer una pregunta: ¿Cómo es que en tantos años que llevo de vida religiosa, de sacrificios, de oración, de andar todos los días procurando ayudar a los demás a que lleven una vida santa y moral, cómo es que en toda esta larga vida religiosa, consagrada a la purificación propia al servicio a los demás, nunca jamás, en ninguna ocasión, ni de lejos he sentido la alegría que veo que usted siente ahora delante de mí? ¿Cómo es que en toda mi vida no he sentido la alegría? .
Aquel santón jainista admiraba al padre Vallés y quería saber la razón de su alegría. Porque la felicidad no está en las penitencias, sino en llevar una vida de amor a Dios y a los demás. Y Dios nos hace sentir su alegría dentro de nuestro corazón.
Otro caso semejante. El famoso escritor español Ramón Menéndez Pidal, cuatro meses antes de su muerte, el 5 de julio de 1968, llamó desde Madrid a San Sebastián al padre Ignacio Errandonea. Al llevar el sacerdote a su casa, le dijo: Le he llamado, porque quería manifestarle que, desde 1935, estaba yo añorando la fe y las esperanzas que veía en mi hija y en mi esposa. Usted me decía que yo tenía en el fondo esa fe, pero yo no quería, no podía reconocerlo. Ahora todo se me ha iluminado. Me siento ya incorporado a la fe y a las esperanzas de mi mujer y de mi hija y seguro de mi gloria futura . El testimonio de su mujer y de su hija, lo llevaron al final de su vida a aceptar la fe.
Michel Guery, en su libro Juventud, nueva ola frente a Cristo, relata el testimonio de una institutriz polaca que, después de la primera guerra mundial, estaba sin trabajo y debía ayudar económicamente a su madre, viuda y enferma, así como a un hermanito menor. Por fin, encontró trabajo en una casa de una familia judía. La señora la aceptó con la condición de que no hablara de ninguna manera de religión con sus hijos. Ella aceptó, porque necesitaba trabajar a toda costa.
Los cuatro niños de la familia eran totalmente indisciplinados y ella tuvo que tener mucha paciencia para poder educarlos y hacerles entrar en disciplina para que hubiera paz y orden en la casa. Pero un día, llegó la enfermedad a aquel hogar. El pequeño Halm cayó enfermo de una grave y contagiosa enfermedad y ella tuvo que cuidarlo con ternura, porque su madre tenía miedo de contagiarse y solamente de lejos se asomaba a verlo. Cayeron otros dos niños con la misma enfermedad y ella seguía atendiéndolos con todo cariño. Y los niños llegaron a quererla de verdad y se abrazaban a ella con la confianza de los niños que necesitan cariño y buscan quién se lo dé. Sin embargo, cuando los niños estaban ya curados, también ella cayó enferma de la gravísima enfermedad. Y ¿quién la cuidaría? La llevaron al hospital. Y allí murió. Le abrieron el medallón que tenía al cuello y encontraron un papelito que decía: Puesto que me prohi¬bieron hablar de mi fe, quiero vivirla. Ella vivió su fe hasta dar la vida. Al poco tiempo, toda la familia judía se hizo católica .
El Padre Eduardo Rodríguez, famoso misionero jesuita, estaba dando una misión popular en un pueblo de España y un campesino se acercó y le dijo:
- Padre, quiero hablar con usted. Soy un asesino. Durante la guerra civil (1936-1939), yo recogí el Cristo de la iglesia y me lo llevé a mi casa para que nadie lo maltratara. Pero un día vinieron unos comunistas y me dijeron:
- ¿Tú tienes el Cristo escondido, verdad?
- Sí, lo tengo guardado para convertirlo en leña este invierno.
- Queremos que nos lo entregues.
- Yo no fui capaz de oponerme y les di el Cristo. Y lo arrastraron por las calles del pueblo y le prendieron fuego en la plaza. Por eso, soy culpable de aquella acción.
Pensemos: ¡cuántas veces nosotros hemos sido cobardes por temor al qué dirán y hemos dejado que Cristo fuera profanado con blasfemias o malos chistes o con mentiras y exageraciones contra la Iglesia y sus sacerdotes! Hay que ser valientes como aquel niño que fue a la escuela con un crucifijo al cuello. El profesor le mandó quitárselo, porque según él, ofendía los sentimientos de quienes no eran católicos. El niño se negó. Llamaron a sus padres y les amenazaron: Si su hijo no se quita el crucifijo, será expulsado de la escuela. Los Padres contestaron: Nosotros nos sentimos orgullosos de tener un hijo así.
En un pueblo de España, llegó un maestro nuevo. Al comenzar la primera clase, lo recibieron de pie. El maestro les preguntó:
- ¿Por qué están de pie?
- ¿No rezamos?
Si quieren rezar, lo pueden hacer en sus casas o en la iglesia.
Los niños lo comentaron en sus casas y los padres de uno de ellos, le dijeron: Mañana tú te quedas de pie con tus amigos y rezas en voz alta. Al día siguiente, todos los niños de pie rezaron, siguiendo al niño que había comenzado. Y el profesor les dijo: Bueno, por mí como si quieren rezar el rosario. Así rezaban todos los días, antes de la clase, como estaban acostumbrados por el anterior profesor.
El 9 de agosto de 1936, los comunistas españoles fusilaban en Barbastro a Ceferino Giménez Malla, un gitano, buen católico, que todos los días iba a misa y rezaba el rosario. Todos le llaman El Pelé. Lo habían arrestado quince días antes, porque al ver que los milicianos detenían a un sacerdote por la calle, se había puesto a gritar: ¡Insolentes! ¡Tanta gente para poner preso a un cura! Los milicianos le vaciaron los bolsillos, encontrándole un rosario. Y lo llevaron con el sacerdote a la cárcel. En la cárcel todos rezaban el rosario y oraban; él era incansable en la oración. Él había sido especialmente devoto de la Eucaristía, acudiendo a los Jueves Eucarísticos, a la Adoración nocturna y a las Conferencias de san Vicente de Paúl. También pertenecía a los terciarios de la Orden Capuchina.
A pesar de ser analfabeto, le gustaba siempre ayudar a todos y especialmente enseñar el catecismo a los niños. El amor a María lo manifestaba rezando el rosario todos los días. Cuando lo iban a fusilar, levantó el rosario y gritó: Viva Cristo Rey .
La hermana Josefa María Imma Mack, cuando tenía 20 años y era aspirante en un convento, empezó a visitar el campo de concentración de Dachau, en Alemania, desde mayo de 1944 hasta abril de 1945. Durante aquellos viajes semanales, para comprar especialmente azaleas, llevaba alimentos a los reclusos hambrientos, cartas y otras cosas necesarias para la celebración de la misa. Ella misma dice: Había situaciones que me sumían en el miedo, incluso el terror, por ejemplo cuando el Sr. Schönwälder me hizo ver aterrado lo peligroso que había sido el haberme puesto a hablar con un vigilante de la SS; u otra vez, cuando de pronto surgió ante mí un vigilante y me pidió la documentación; o también cuando el Sr. Beer me prohibió volver a su casa y me transmitió su miedo; o cuando llegué a conocer que llevar cartas ilegalmente se castigaba con la pena de muerte; o finalmente, cuando el tifus temido por los reclusos más que cualquier otra cosa, hacía estragos en el campo de concentración.
Pero cuanto más oía hablar del hambre y de los indecibles sufrimientos de los reclusos, tanto más se disipaba el miedo y crecía en mí el deseo de entregarme plenamente. También me espoleaba el agradecimiento manifestado en la menor ocasión por aquellos hombres depauperados… Al volver de cada viaje, encontraba en el convento intimidad y cariño: todas las hermanas estaban detrás de lo que yo hacía y me apoyaban en la medida de lo posible. En realidad, la tranquilidad y la fuerza las recibía de Dios, confiaba en Él. Por la mañana, en la capilla pedía intensamente ayuda por los reclusos de Dachau y protección para mí y para las hermanas. Al ir camino a la estación, pasaba delante de una capilla. Desde el principio, me impuse la obligación de entrar en ese pequeño santuario, encomendar mi viaje a la Virgen y pedirle ayuda y protección. Ella me daba consuelo y confianza. Una vez quise pasar de largo, porque la bicicleta estaba muy cargada y resultaba difícil bajar de ella, pero me sentí como forzada a volver por un poder invisible.
Tras la visita a la capilla, continué el viaje con tranquilidad y consuelo. Rezaba durante el camino y siempre daba gracias a Dios por haber superado las dificultades de cada viaje. Este agradecimiento sigue vivo a través de mi vida .
En un colegio un grupo de alumnos cogieron e1 crucifijo del salón de clases, lo envolvieron en papel de aluminio y le hacían burlas. Uno de los alumnos se enfrentó a sus compañeros y les echó en cara su mala acción. La clase se dividió en dos bandos, unos a favor y otros en contra. Al final, el director decidió que había que retirar el crucifijo, porque hería los sentimientos de los no creyentes o de otras religiones. Pero varios padres de familia se opusieron a la medida y defendieron la presencia del crucifijo en clase, porque era símbolo de amor y de paz que a nadie de buena voluntad le podía hacer daño.
En Nowa-Huta (Polonia) la nueva ciudad que el gobierno polaco construyó para doscientos mil obreros, un día apareció en un solar inmenso una cruz que los mismos obreros habían hecho con dos postes de teléfono. Inmediatamente, las fuerzas del orden público y el ejército fueron a quitar aquella cruz. Los obreros dijeron:
- Esta cruz la hemos puesto nosotros en señal de que aquí habrá un templo construido por nosotros.
Arremetieron contra ellos. Hubo sangre y muchos heridos, pero los obreros supieron defender aquella cruz y el gobierno se resignó a retirarse. Habían querido construir una nueva ciudad sin Dios y los mismos obreros les manifestaron su fe a prueba de sacrificios y de su propia vida.
El Papa Juan Pablo II contaba que, cuando era cardenal arzobispo de Cracovia, buscaban un local para dar catequesis a los niños y no lo encontraban. Por fin, un matrimonio encontró un local nuevo y lo ofreció. Al enterarse las autoridades comunistas, amenazaron a aquel matrimonio con la pérdida del trabajo, si dejaban aquel local para la Iglesia. Pero aquel matrimonio respondió: Si nos quitan el trabajo, saldremos a las calles a barrer o a mendigar.
El cardenal Stefan Wyszynski de Polonia escribía en su Diario, estando en la cárcel: El peor defecto de un apóstol es el miedo. El miedo incita a dudar del Maestro y estrangula el corazón y la garganta. El que permanece en silencio alienta a los enemigos de la causa y el temor de los apóstoles es su primer aliado. La estrategia de los impíos es hacer callar por medio del temor .
¡Oh Cristo, despreciado, flagelado y crucificado, seguirás siendo el Rey de mi corazón, incluso en lo profundo del infierno! Si yo tuviera que escoger el camino de mi vida, volvería a emprender la senda del sacerdocio, aunque al final me esperara la guillotina. Si tuviera que escoger entre la biblioteca entera del British Museum y el misal, preferiría el misal. Puedo seguir esperando pacientemente desde esta cárcel .
Si tuviera que volver a nacer y me preguntaran qué vocación iba a seguir, respondería sin vacilar, jugándome el cadalso: la vocación de sacerdote, aunque supiera desde el primer momento que iba a acabar encadenado por Cristo. Es preferible ser un sacerdote perseguido que un César adorado .
Sí, vale la pena ser sacerdote, vale la pena consagrarse al servicio del Señor toda la vida. Vale la pena ser laico comprometido con Jesús y compartir la fe. El padre Mateo Crawley, el gran apóstol mundial de la devoción al Corazón de Jesús, cuenta que un día después de predicar un sermón en París, lo detuvo una joven obrera y le pidió hablar con él. Como no tenía tiempo, pues le estaban esperando en otra parte, le dio su dirección. Ella le escribió una carta y ella le decía:
- Padre, pertenecía a una familia tan desgraciada como impía. A los catorce años ignoraba hasta la existencia de Dios, a pesar de haber sido bautizada. Al pasar un día delante de una iglesia, vi mucha gente y entré. No entendía nada. Al llegar la comunión, le pregunté a una señora qué iba a recibir aquella gente… Aquella señora me explicó lo que era la comunión. Después me compró un catecismo y lo estudié para prepararme a la confesión y comunión. Y sigue el padre Mateo:
Ahora es una religiosa carmelita y hace poco me escribía la Priora: Es la perla de las perlas, la joya de mi comunidad .
Carlo Carretto, el conocido escritor italiano, dice que un día, en medio del desierto, encuentra unos 50 indígenas, trabajando en arreglar una carretera destruida, por las lluvias invernales. Y dice: Ofrezco mi “gherba” de 30 litros de agua para su sed. De pronto, entre las bocas que se acercan al cuello de la gherba para beber, veo abrirse una sonrisa que no olvidaré jamás. Pobre, desgarrado, sudoroso, sucio: es el hermano Pablo, un pequeño hermano que ha escogido aquel trabajo para vivir su calvario y mezclarse en aquella masa como levadura evangélica. Conocía muy bien al hermano Pablo, porque habíamos hecho el noviciado juntos. Ingeniero parisino trabajaba en una de aquellas comisiones destinadas a preparar la bomba atómica de Reganne, cuando sintió la llamada del Señor. Lo dejó todo y se hizo pequeño hermano. Ahora estaba allí y nadie sabía que era un ingeniero: era un pobre como los demás.
Allí estaba para dar testimonio de su fe como el granito de trigo que cae a tierra y muere para que dé fruto .
Otro testimonio nos ofrece la propia protagonista: Me llamo Annalena Tonelli. Nací en Forlí, Italia, el 2 de abril de 1943. Trabajo en el campo de la salud desde hace treinta años, pero no soy médico. Me gradué en leyes en Italia. Dejé mi país en enero de 1969. Desde entonces, vivo al servicio de los somalíes. Son treinta años los que he compartido con ellos. Desde niña, elegí entregarme a los demás: a los pobres, a los que sufren, a los que no son amados. Quería seguir sólo a Jesucristo, así ha sido hasta ahora y confío en que continuaré siéndolo hasta el final de mi vida. Por Él hice la elección de pobreza radical, aunque nunca lograré ser pobre como un verdadero pobre, los pobres que me acompañan.
Dejé Italia, después de haber servido durante seis años a los pobres de uno de los suburbios de mi ciudad natal, a los niños del orfanato local y a niñas con discapacidad mental. Muy pronto, comprendí que se puede servir y amar en todas partes. Sentí que era Dios, quien me había llevado a África. Treinta y tres años después, proclamo el Evangelio únicamente con mi vida y arde en mí el deseo de proclamarlo hasta el final.
Prácticamente he vivido siempre con los somalíes, primero en Kenia y luego en Somalia. Vivo en un mundo rígidamente musulmán. No hay cristianos con quien compartir. Dos veces al año, cerca de Navidad y en Pascua, el obispo de Djibuti viene a decir la misa para mí y conmigo.
Mi primer amor han sido los tuberculosos, la gente más abandonada, la más rechazada en ese mundo de África. Muchos de ellos se encuentran en un pabellón como desesperados, sin ningún tipo de consolación. No sabía nada de medicinas y empecé a llevarles agua de lluvia que recogía de mi tejado. Al principio, no me aceptaban, pero después de un tiempo, cada enfermo que estaba consciente de estar al final, quería que sólo yo estuviera a su lado, para morir sintiéndose amado… Mi fe me ha enseñado que mi fe sin amor es inútil y que, después de todo, mi religión cristiana no tiene muchos mandamientos, sino que tiene uno solo: el amor .
Después de estar 33 años, trabajando a favor de los más necesitados, a sus 63 años de edad, unos hombres le dispararon en la cabeza y la mataron, mientras ayudaba en el hospital de Boroma en Somalia. Pero su vida no ha sido inútil y con su vida y con su muerte dio verdadero testimonio de su fe católica, al igual que tantos miles de misioneros y misioneras que trabajan entre los más pobres en países de misión.
¡Hay tanto que hacer y que trabajar por un mundo mejor! ¿Qué has hecho tú hasta ahora? Debes dar testimonio de que Dios existe y nos ama. Dile al mundo, con palabras o sin palabras, que cuando vas a la iglesia no vas por huir del mundo, sino a orar por él. Que el ser católico te hace ser más solidario y quieres que todos encuentren la felicidad con Jesús, porque hay demasiados hombres que van por la vida tristes, buscando la felicidad en las drogas, en el licor, en el sexo…
Y nunca la van encontrar. Tú no puedes permanecer indiferente ante tanta pornografía que está quitando los valores y destruyendo la familia. Por eso, tú, como católico, unido a muchos otros, formando una cadena de fuerza, debes decir NO a la pornografía, NO al aborto, NO a las relaciones prematrimoniales, NO a las relaciones homosexuales, NO a la enseñanza única sin opciones religiosas; NO a la violencia y al terrorismo, No a los partidos políticos que van contra la fe católica y NO contra todo lo que atente contra los derechos de los más pobres y necesitados o fomente los vicios y el libertinaje.
En algunos lugares, los padres de familia se han organizado para defender los derechos a la educación religiosa de sus hijos. En otros lugares se han formado grupos de autodefensa contra el terrorismo. También hay asociaciones de médicos, de maestros y de periodistas católicos que tratan de defender las enseñanzas de la Iglesia. En Italia se formado el grupo CADE (catholic antidifamation league) una asociación para defender la fe católica de tantas difamaciones que se propagan impunemente en los medios de comunicación. ¿Qué puedes hacer tú? Al menos, forma una cadena solidaria de oración y lucha por la verdad y la justicia en tu familia y entre tus amigos y conocidos. Sé laico comprometido en tu parroquia. Da testimonio con el ejemplo de tu vida de que vale la pena ser católico, porque los verdaderos católicos son más felices que los que están lejos de Dios y no tienen el amor y la presencia cercana de María, nuestra Madre, y de Jesús Eucaristía.
A este respecto, es interesante lo que contaba una religiosa contemplativa: Hoy, al ir al médico, me fijaba en la cara de la gente que encontraba a mi paso. ¡Veía rostros tristes, fríos, nerviosos! Comprendí que les faltaba VIDA y alegría. Al llegar a mi convento, miré con detenimiento el rostro de mis hermanas y vi en ellas, jóvenes o viejas, feas o bonitas, que tenían vida, sonrisas y alegría.
Ahora bien, no podemos guardarnos para nosotros solos esa alegría y ese amor que Cristo nos da. Somos responsables en cierta medida, de los demás. No podemos ser felices nosotros solos. No somos islas, somos archipiélagos. Tenemos que salvarnos los unos con los otros. Porque ¿qué nos diría el Señor, si nos presentáramos ante Él los unos sin los otros? Somos responsables de la salvación de los demás y debemos vivir con radicalidad el Evangelio como lo vivían los primeros cristianos.
En la carta a Diogneto, escrita hacia el año 150, se nos dice: Los cristianos se casan como todos, como todos engendran hijos, pero no matan a los que nacen. Obedecen las leyes establecidas, pero con su vida sobrepasan las leyes. A todos aman y por todos son perseguidos. Se les desconoce y se les condena, se los mata y en ello se les da la vida. Son pobres y enriquecen a muchos. Los vituperan y ellos bendicen. Hacen el bien y se les castiga como malhechores.
Los cristianos son castigados con la muerte y se multiplican cada día más y más. Lo que es el alma para el cuerpo eso son los cristianos para el mundo. Tal es el puesto que Dios les señaló y del que no les es licito desertar.
¿Estás dispuesto a dar todo por Cristo? ¿Estás dispuesto ser luz del mundo y sal de la tierra? No te desalientes por el poco fruto de tus esfuerzos ni por la ingratitud de quienes esperaban algo más. Aunque te falte dinero, aunque no tengas auxilios humanos o te falten recursos, no te canses. Permanece siempre firme, decidido, sonriente, con los ojos del alma fijos en Jesús. ¡Nada de volver la cara atrás! ¡Nada de lamentos inútiles! Mientras te quede una gota de sangre en tus venas o unas monedas que repartir o un poco de energía que gastar para gloria de Dios, no te canses, sigue adelante. ¡Morir antes de volver atrás!
En la comedia de Paul Claudel El padre humillado, el viejo padre le dice a Oriano: Vete por el mundo. En el mundo no hay alegría, hay tristeza. Los hombres necesitan alegría, vete a ellos y canta. Debes ser como el “la” que se da antes del canto y todos esperan para poder cantar unidos. Da la nota, canta y todos te seguirán. Pon alegría en el mundo y otros se alegrarán y sembrarán alegría. Sé un cantor y un poeta de la vida en este mundo y diles a todos que Dios es la verdadera alegría y que sin Él nunca podrán ser felices.
PREGUNTAS
Antes de concluir este escrito sobre la necesidad de ser católicos militantes, con coraje suficiente para defender y compartir nues¬tra fe, quisiera hacer algunas reflexiones y preguntas.
En la Iglesia ha habido y sigue habiendo católicos que desprestigian su nombre. Hay muchos que de católicos, sólo tienen el nombre, pues en realidad, no sólo no son practicantes, sino que ni siquiera creen en algunos puntos fundamentales de la fe y no viven las enseñanzas de la Iglesia, especialmente, en lo referente al aborto, los anticonceptivos, la homosexualidad… ¿Qué podemos decir de ellos? A ellos quisiera decirles con Carlo Carretto: No veas a la Iglesia como algo externo a ti para criticarla. Tú eres Iglesia. No está mal protestar contra la Iglesia, cuando se la ama. Lo malo es criticarla, poniéndose fuera como si fuéramos puros y santos. Por eso, no me salgo de la Iglesia a pesar de sus defectos humanos. La Iglesia está edificada sobre piedras débiles, pero ¿qué importan las piedras? Lo importante es la promesa de Cristo de que nunca fallará… Esa masa de bien y de mal, de grandeza y de miseria, de santidad y de pecado, que es la Iglesia, en el fondo soy yo. Por eso, si alguna vez he criticado a la Iglesia, en el fondo me he criticado a mí mismo. ¿Con que derecho la critico? ¿Acaso no tendría ella más razones que yo para avergonzarse de mí? .
Pero con relación a los ateos y a todos aquellos anticatólicos modernos, quisiera citarles las palabras de un gran profesor de historia y sociología de la universidad de Bruselas, que es agnóstico, racionalista y ex-masón, pero que es sincero y reconoce los valores de la Iglesia. Dice el doctor León Moulin: Los católicos habéis permitido que todos os pasaran cuentas, a menu¬do falseadas, casi sin discutir. No ha habido problema, error o sufrimiento histórico que no se os haya imputado. Y vosotros, casi siempre, ignorantes de vuestro pasa¬do, habéis acabado por creerlo hasta el punto de respaldarlos. En cambio, yo, agnóstico, pero también historia¬dor que trata de ser objetivo, os digo que debéis reaccio¬nar en nombre de la verdad. De hecho, a menudo no es cierto lo que os imputan. Pero, si en algún caso lo es, también es cierto que tras un balance de veinte siglos de cristianismo, las luces prevalecen ampliamente sobre las tinieblas ¿Por qué no pedís cuentas a quienes os las pi¬den a vosotros? ¿Acaso han sido mejores? .
Por ello, quisiera preguntar ahora a los ateos, que nos piden cuentas constantemente de la Inquisición o de las Cruzadas o de la evangelización de América, etc. ¿Podían citarme una Institución que se haya preocupado en los últimos dos mil años más que la Iglesia católica en la defensa de los derechos de los pobres y de los enfer¬mos? ¿Qué Institución ha hecho más por la cultura del mundo occidental?
¿Podrían demostrar científicamente la no existencia de Dios? Los astrónomos de todo el mundo están unánimemente de acuerdo en que el universo tuvo un principio hace unos 20.000 millones de años y que energéticamente un día morirá. ¿Quién lo creó? Porque de la nada no sale nada. ¿Crees que una sociedad sin Dios y sin valores morales sería más pacífica y feliz? Decía Dostoievski: Si Dios no existe, todo está permitido.
¿No crees en los milagros? ¿Te atreverías a decir como Félix Michaud: Ningún creyente tendría la ingenuidad de solicitar la intervención divina para que una pierna cortada vuelva a aparecer, porque un milagro de este género nunca se ha comprobado y se puede decir con toda tranquilidad que nunca lo será? Pues sí existe y probado con documentos probatorios escritos bajo acta notarial y comprobado por cientos de testigos. El escrito se encuentra en el despacho del alcalde de Zaragoza (España). Una copia legalizada del proceso seguido por el arzobispado se encuentra en el mismo pueblo del interesado, en Calanda, cerca de Zaragoza. Un estudio exhaustivo de este milagro está en el libro de Vittorio Messori: El gran milagro. En resumen, el milagro es así: Entre las diez y las once de la noche del 29 de marzo de 1640, mientras dormía en su casa de Calanda, a Miguel Juan Pellicer un campesino de 23 años, le fue restituida repentina y definitivamente la pierna derecha que había sido hecha pedazos por la rueda de un carro y que le había sido amputada cuatro dedos por debajo de la rodilla a finales de octubre de 1637, es decir, dos años y cinco meses antes, en el hospital público de Zaragoza . ¿No lo crees? Investiga y no seas ignorante, porque la ignorancia es muy atrevida. ¿Te crees más tolerante que los católicos?
El ateo Voltaire, considerado como el patriarca de la tolerancia, justifica en su tratado de la tolerancia todas las persecuciones e injusticias contra los católicos. Parece tener un principio claro: ser intolerante con los que él cree que son intolerantes. ¿Eso es tolerancia? ¿Tolerancia es sólo tolerar a los que piensan como yo y ser intolerantes con los que piensan de otro modo?
¿Quiénes crees que han sido las personas más tolerantes y comprensivas con todos sin excepción? ¿No lo han sido los santos? Estudia la vida de la Madre Teresa de Calcuta, de san Luis Orione, de san Juan Bosco o de tantos miles de santos.
Y tú, a nivel personal, si eres ateo agnóstico, ¿te crees más tolerante, más comprensivo con los demás y más feliz que los católicos? ¿Estás seguro que el aborto no hace daño a nadie? ¿Has leído el libro de la conversión del llamado rey del aborto, Bernard Nathanson, convertido a la fe católica, después de haber realizado con sus propias manos 5.000 abortos?
¿Estás seguro que los anticonceptivos orales son buenos para las mujeres? ¿No has leído los informes científicos de que todos los anticonceptivos orales son dañinos para la salud de la mujer? ¿Estás seguro que la irrestricta libertad sexual para todos, incluidos los niños a partir de 10 años, como tratan de legalizar en la ONU, es lo mejor para ser felices? ¿Para ti no significa nada la familia unida para siempre? ¿Aceptas la clonación de seres humanos, aunque tengas que vivir solamente la tercera parte de una vida normal como la famosa oveja Dolly? ¿Nadie te ha enseñado que la práctica homosexual reduce la esperanza de vida en hasta veinte años, mientras que el alcoholismo y el tabaquismo lo reducen en diez? Así lo dieron a conocer los doctores Paul y Kirk Cameron en la convención anual de la Eastern Psycological Association de Estados unidos.
Un informe del departamento norteamericano de salud, en 1989, declaró que un tercio de los suicidios de adolescentes los cometen jóvenes que tienen problemas de homosexualidad. Y los adultos homosexuales son seis veces más propensos al suicidio que los heterosexuales. ¿Será porque son más felices?
¿Estás de acuerdo con que los jóvenes sean libres y consuman droga o beban licor en exceso o fumen demasiado o vean toda clase de pornografía? ¿Crees que así serán más felices?
¿Estás de acuerdo con la masacre permanente de seres humanos por el aborto? Unos sesenta millones de abortos provocados cada año, por lo menos. Y ¡cuántos millones más de abortos por las prácticas de fecundación artificial, fecundación in vitro, embriones congelados, que al descongelarlos mueren como mínimo el 40%! Muchísimos abortos son ocasionados por los experimentos científicos para conseguir células estaminales. Y ¿cuántos niños deben seguir muriendo por la legalización del aborto y por los anticonceptivos abortivos extendidos por todo el mundo? ¿Estás de acuerdo con esto? ¿Para ti el aborto es una simple interrupción del embarazo?
¿Acusas a la Iglesia de intolerante por no aceptar el uso del preservativo para solucionar el sida? ¿Sabías que desde junio del 2007, según estudios de la universidad de Washington, ha aparecido una nueva enfermedad desconocida, llamada Mycoplasma genitalium, que se está extendiendo especialmente entre los que usan el preservativo? El preservativo facilita la transmisión de esta enfermedad y es inútil para prevenir otras como la clamidia. Así lo afirmó el American Journal of public health. ¿Sabías que, mientras el sida se difunde cada vez más por el mundo, solamente en Uganda ha habido un rotundo éxito para detenerlo? Millones de ugandeses optaron por una moralidad sexual tradicional, que incluye la abstinencia fuera del matrimonio y la fidelidad dentro del matrimonio para evitar la infección. El resultado asombroso fue que el sida se redujo del 15% al 4% entre 1991 y 2004. ¿Estaba la Iglesia equivocada en sus planteamientos?
Muchos odian a la Iglesia católica, porque no la conocen de verdad y se dejan llevar de lo que otros les han dicho de ella. Por eso, el gran arzobispo de Nueva York, Folton Sheen, decía: Apenas habrá en Estados Unidos cien personas que odien a la Iglesia, pero hay millones que odian lo que erróneamente suponen que es la Iglesia católica. Por eso, te recomiendo que leas libros de historia escritos por católicos y no sólo por los ateos o anticatólicos. Te recuerdo lo que decía Tertuliano hace muchos siglos: Se deja de odiar, cuando se deja de ignorar.
San Agustín, ya en el año 411, en una carta escrita a Marcelino, responde a las críticas de aquellos que echan la culpa de todos los males de la sociedad a los cristianos. Y afirma: A los que dicen que la doctrina de Cristo es enemiga de la nación, dennos un ejército de soldados tales como los manda la doctrina de Cristo. Dennos tales ciudadanos, tales esposos, tales esposas, tales padres, tales hijos, tales amos, tales criados, tales reyes, tales jueces, tales contribuyentes y cobradores de impuestos, como los quiere la doctrina cristiana y atrévanse a decir que es enemiga del país. Más aún, no duden en admitir que si se obedeciera la doctrina de Cristo, haría un gran bien a toda la nación (Carta 138).
La Iglesia católica, a pesar de todos los errores y pecados de los católicos a lo largo de los siglos, sigue siendo luz en la oscuridad del mundo. Lo sigue siendo a través de tantos miles de consagrados que dan su vida por los demás. Ninguna otra Institución humana ha tenido tantos miles de santos, de educadores, de misioneros y de personas al servicio de los más pobres y necesitados. Por eso, creemos que la Iglesia, con sus luces y sus sombras, es la Institución humana más honorable, que más promueve la paz entre las naciones y difunde entre todos los nombres la luz de la verdad y de le fe, que Jesucristo vino a traer al mundo. Como diría el profesor agnóstico León de Moulin: Tras un balance de veinte siglos, las luces prevalecen ampliamente sobre las tinieblas.
Nosotros amamos a la Iglesia y la defendemos de los ataques despiadados e intolerantes de quienes no piensan como ella. Y a quienes no creen en Dios, les decimos: Dios te ama y Dios existe, aunque algunos no crean en Él. Y, a quienes no son católicos, pero son creyentes en Dios, les decimos que la VERDAD que Cristo vino a traer al mundo, está en plenitud en la Iglesia católica.
REFLEXIONES
Como católico trata de dar testimonio de que vale la pena amar y servir al Señor y, por Él, a los demás. Hay quienes dicen que todas las religiones llevan a la violencia. Según esta teoría, cuanto más religioso es uno, más violento debe ser. Sin embargo, los santos que han sido los más religiosos y más cercanos a Dios, han sido precisamente los más pacíficos, hasta ser capaces de dar la vida por los demás sin acudir a la violencia. Por eso, con nuestra propia vida debemos decirles a los no creyentes que vale la pena ser católico, porque somos más felices. Y, si algunos que se dicen católicos, demuestran lo contrario con su comportamiento, es que no son de verdad buenos católicos.
Tú sé católico autentico, sirve, ama, ayuda desinteresadamente a los demás. Vive tu fe, centrando tu mirada en el sagrario. Vete cada día a visitar a Jesús Eucaristía. Vete a misa todos los días que puedas. Ama a María y no te olvides de tu ángel custodio. También el amor y devoción a los santos te será de gran utilidad. Pero piensa que tu fe no la debes esconder. Debes compartirla, debes asumir un compromiso con Jesús para comunicarla a los demás. Vive tu fe en plenitud y diles a todos, con palabras o sin palabras, que te sientes orgulloso de ser católico. Que ser católico es ser más feliz, más santo y tener más amor para todos en tu corazón.
Prepárate bien para poder contestar a las preguntas de los que no creen; pero, sobre todo, convéncelos con tus obras y con el testimonio de tu vida. Da buen ejemplo a todos y sonríe, porque Dios te ama y te ha escogido para ser misionero entre los hombres. Ser católico es ser universal y estás obligado a llevar el mensaje del amor de Dios a todos los hombres.
CONCLUSIÓN
Después de haber respondido algunas cuestiones que los anticatólicos reclaman a la Iglesia y de ver la necesidad de ser católicos auténticos, capaces de dar testimonio de nuestra fe aun en los momentos más difíciles, podemos decir que vale la pena ser católicos comprometidos. Hay que tener el coraje de responder a los que atacan nuestra fe. No podemos callar, mientras que otros denigran a nuestra Madre Iglesia. No podemos permanecer indiferentes, mientras que otros hablan mal de nuestros sacerdotes y obispos. No podemos quedarnos de brazos cruzados, cuando nos hablan de que somos retrógrados, intolerantes o violentos.
Todo católico debe sentir la obligación de estar preparado para responder a las preguntas que nos plantean, pero también para presentar a los contrarios algunas cuestiones para que ellos también nos respondan. Muchos católicos, como hombres humanos y pecadores, han cometido errores. Algunos sacerdotes han dado escándalos lamentables, pero la Iglesia, en su gran mayoría, ha sido y es una gran luz en la noche del mundo. El mundo actual, sobre todo, el mundo occidental, hubiera sido muy distinto sin la presencia de la Iglesia durante tantos siglos. Estaría más atrasado culturalmente, habría menos sensibilidad social con los pobres y enfermos, habría tenido menos paz y más violencia.
Digámoslo en voz alta para que todos escuchen: Las primeras escuelas y universidades fueron fundadas por la Iglesia, al igual que los hospitales, tanto en Europa como en América. Por eso, podemos sentirnos orgullosos de ser católicos y estar comprometidos en la gran tarea de la evangelización para que haya más amor y paz en nuestro mundo.
Que tengas el coraje de ser católico de verdad para defender y compartir tu fe. Que seas santo. Es mi mejor deseo para ti.
P. Ángel Peña O.A.R.
Agustino Recoleto
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