viernes, 1 de junio de 2012

DEFINICIÓN DE NUEVA ERA

1.4. La Nueva Era y la fe católica   
Aun cuando se pueda admitir que la religiosidad de la Nueva Era en cierto modo responde al legítimo anhelo espiritual de la naturaleza humana, es preciso reconocer que tales intentos se oponen a la revelación cristiana. En la cultura occidental en particular, es muy fuerte el atractivo de los enfoques « alternativos » a la espiritualidad. Por otra parte, entre los católicos mismos, incluso en casas de retiro, seminarios y centros de formación para religiosos, se han popularizado nuevas formas de afirmación psicológica del individuo. Al mismo tiempo, hay una nostalgia y una curiosidad crecientes por la sabiduría y los rituales de antaño, lo cual explica en parte el notable aumento de la popularidad del esoterismo y del gnosticismo. Muchos se sienten especialmente atraídos por lo que se conoce –correctamente o no– como « espiritualidad » celta,5 o por las religiones de los pueblos antiguos. Los libros y cursos sobre espiritualidad o sobre religiones antiguas u orientales son un negocio floreciente y con frecuencia reciben el apelativo de « Nueva Era » por razones de carácter comercial. Pero los vínculos con dichas religiones no siempre están claros. De hecho, con frecuencia se niegan. 
Un discernimiento cristiano adecuado del pensamiento y de la práctica de la Nueva Era no puede dejar de reconocer que, como el gnosticismo de los siglos II y III, ésta representa una especie de compendio de posturas que la Iglesia ha identificado como heterodoxas. Juan Pablo II ha alertado respecto al « renacimiento de las antiguas ideas gnósticas en la forma de la llamada New Age. No debemos engañarnos pensando que ese movimiento pueda llevar a una renovación de la religión. Es solamente un nuevo modo de practicar la gnosis, es decir, esa postura del espíritu que, en nombre de un profundo conocimiento de Dios, acaba por tergiversar Su Palabra sustituyéndola por palabras que son solamente humanas. La gnosis no ha desaparecido nunca del ámbito del cristianismo, sino que ha convivido siempre con él, a veces bajo la forma de corrientes filosóficas, más a menudo con modalidades religiosas o pararreligiosas, con una decidida aunque a veces no declarada divergencia con lo que es esencialmente cristiano ».6 Un ejemplo de esto puede verse en el eneagrama, –un instrumento para el análisis caracterial según nueve tipos– que, cuando se utiliza como medio de desarrollo personal, introduce ambigüedad en la doctrina y en la vivencia de la fe cristiana.   

 
 
2 LA ESPIRITUALIDAD DE LA NUEVA ERA   

VISIÓN GENERAL
En muchas sociedades occidentales, y de manera creciente también en otras partes del mundo, los cristianos con frecuencia entran en contacto con diversos aspectos del fenómeno conocido como Nueva Era. Muchos de ellos sienten la necesidad de entender cómo pueden aproximarse de la mejor manera posible a algo tan seductor y, al mismo tiempo, complejo, esquivo y en ocasiones perturbador. Estas reflexiones intentan ayudar a los cristianos a hacer dos cosas: 
identificar los elementos del desarrollo de la tradición de la Nueva Era
señalar los elementos incompatibles con la revelación cristiana.   
Ésta es una respuesta pastoral a un desafío actual. No pretende proporcionar una lista exhaustiva de los fenómenos de la Nueva Era, ya que eso requeriría un voluminoso tratado, aparte de que dicha información está disponible en otros lugares. Es esencial intentar comprender la Nueva Era correctamente para evaluarla con imparcialidad y evitar crear una caricatura de la misma. Sería insensato, además de falso, decir que todo lo relacionado con este movimiento es bueno, o que es malo todo lo que se refiere a él. No obstante, dada la visión subyacente a la religiosidad de la Nueva Era, en términos generales es difícil reconciliarla con la doctrina y la espiritualidad cristianas. 
La Nueva Era no es un movimiento en el sentido en que normalmente se emplea el término « Nuevo Movimiento Religioso », ni es lo que normalmente se da a entender con los términos « culto » o « secta ». Es mucho más difuso e informal, ya que atraviesa las diversas culturas, en fenómenos tan variados como la música, el cine, seminarios, talleres, retiros, terapias, y en otros muchos acontecimientos y actividades, si bien algunos grupos religiosos o para-religiosos han incorporado conscientemente algunos elementos de la Nueva Era, e incluso algunos han sugerido que esta corriente ha sido fuente de inspiración para varias sectas religiosas y para-religiosas.9 Sin embargo, la Nueva Era no es un movimiento individual uniforme, sino más bien un entramado amplio de seguidores cuyo característica consiste en pensar globalmente y actuar localmente. Quienes forman parte del entramado no se conocen necesariamente unos a otros y raramente se reúnen, si es que llegan a hacerlo. Con el fin de evitar la confusión que puede surgir al usar el término « movimiento », algunos se refieren a la Nueva Era como un « ambiente » (milieu)10 o un « culto de audiencia » (audience cult).11 Sin embargo, también se ha señalado que « es una corriente de pensamiento muy coherente »,12 un desafío deliberado a la cultura moderna. Es una estructura sincretista que incorpora muchos elementos diversos y que permite compartir intereses o vínculos en grados distintos y con niveles de compromiso muy variados. Muchas tendencias, prácticas y actitudes más o menos vinculadas la Nueva Era, en realidad son parte de una reacción más amplia, fácilmente identificable, frente a la cultura dominante, de modo que el término « movimiento » no está completamente fuera de lugar. Puede aplicarse a la Nueva Era en el mismo sentido en que se aplica a otros movimientos sociales de vasto alcance, tales como el movimiento por los derechos civiles o el movimiento por la paz. Igual que éstos, abarca un impresionante conjunto de personas vinculadas a los objetivos fundamentales del movimiento, pero sumamente diferentes por la manera en que se vinculan a él y por el modo de entender algunas cuestiones concretas. 
La expresión « religión de la Nueva Era » es más controvertida, por lo que conviene evitarla, a pesar de que la Nueva Era es con frecuencia una respuesta a preguntas y necesidades religiosas, que ejerce su atracción sobre personas que tratan de descubrir o redescubrir una dimensión religiosa en su vida. Evitar el término « religión de la Nueva Era » no significa en modo alguno poner en cuestión el carácter genuino de la búsqueda de significado y del sentido de la vida por parte de esas personas. Respeta el hecho de que muchos de quienes están dentro del movimiento Nueva Era distinguen cuidadosamente entre « religión » y « espiritualidad ». Muchos han rechazado la religión organizada, porque a su juicio no ha logrado responder a sus necesidades y por ello se han dirigido a otros lugares para encontrar « espiritualidad ». Más aún, en el corazón de la Nueva Era está la creencia de que la época de las religiones particulares ha pasado, por lo que referirse a ella como a una religión sería contradecir su propia autocomprensión. No obstante, se puede situar la Nueva Era en el contexto más amplio de la religiosidad esotérica, cuyo atractivo sigue creciendo.13 
Hay un problema implícito en el presente texto. Tratando de entender y evaluar algo que es esencialmente una exaltación de la riqueza de la experiencia humana, inevitablemente se le objetará que jamás podrá hacer justicia a un movimiento cultural cuya esencia es precisamente romper con lo que se consideran los límites restrictivos del discurso racional. En realidad, tiene por objeto invitar a los cristianos a tomar en serio la Nueva Era y, como tal, pide a quienes lo lean entrar en un diálogo crítico con quienes se aproximan al mismo mundo desde perspectivas muy diferentes. 
La eficacia pastoral de la Iglesia en el tercer milenio depende en gran medida de la preparación de comunicadores eficaces del mensaje evangélico. Lo que sigue es una respuesta a las dificultades expresadas por muchos de quienes están en contacto con ese fenómeno tan complejo y escurridizo conocido como la Nueva Era. Es un intento de comprender qué es la Nueva Era y de identificar las preguntas a las que ésta pretende ofrecer respuestas y soluciones. Hay ya excelentes libros y otros materiales que analizan el fenómeno en su conjunto o que explican aspectos particulares con gran detalle. Nos referiremos a algunos de ellos en el apéndice. No obstante, no siempre realizan el necesario discernimiento a la luz de la fe cristiana. El propósito del presente texto es ayudar a los católicos a encontrar una clave para entender los principios básicos que hay tras el pensamiento de la Nueva Era, de modo que puedan valorar cristianamente los elementos de la Nueva Era que encuentren. Conviene recordar que muchas personas rechazan el término « Nueva Era » y sugieren la expresión « espiritualidad alternativa » como más correcta y menos restrictiva. También es verdad que muchos de los fenómenos mencionados en este documento probablemente no lleven ninguna etiqueta particular, pero se presupone, en aras de la brevedad, que los lectores identificarán el fenómeno o conjunto de fenómenos que pueden estar razonablemente vinculados con el movimiento cultural general conocido habitualmente como Nueva Era.   
 
2.1. ¿Qué hay de nuevo en la Nueva Era  
Para muchos, el término « Nueva Era » se refiere a un momento decisivo de la historia. Según los astrólogos, vivimos en la Era de Piscis, que ha estado dominada por el cristianismo y que será reemplazada por la nueva era de Acuario a comienzos del tercer milenio.14 La Era de Acuario adquiere una enorme importancia en el movimiento de la Nueva Era, en gran medida a causa del influjo de la teosofía, el espiritismo y la antroposofía, así como de sus antecedentes esotéricos. Quienes subrayan el inminente cambio del mundo expresan a menudo el deseo de dicho cambio, no tanto en el mundo mismo cuanto en nuestra cultura, en nuestro modo de relacionarnos con el mundo. Esto es especialmente manifiesto en quienes acentúan la idea de un Nuevo Paradigma de vida. Es un enfoque atractivo, puesto que en algunas de sus manifestaciones, los hombres no son espectadores pasivos, sino que desempeñan un papel activo en la transformación de la cultura y en la creación de una nueva conciencia espiritual. En otras manifestaciones, se atribuye un mayor poder a la progresión inevitable de los ciclos naturales. En cualquier caso, la Era de Acuario es una visión, no una teoría. Pero la Nueva Era es una tradición amplia, que incorpora muchas ideas sin vinculación explícita con el cambio de la Era de Piscis a la Era de Acuario. Entre ellas hay visiones moderadas, pero muy generalizadas, de un futuro en el que habrá una espiritualidad planetaria junto a las religiones individuales, instituciones políticas planetarias que complementarán las locales, entidades económicas globales más participativas y democráticas, una mayor importancia de las comunicaciones y la educación, un enfoque mixto de la salud que combinará la medicina profesional y la auto-curación, una comprensión del yo más andrógina, y formas de integrar la ciencia, la mística, la tecnología y la ecología. Una vez más, esto demuestra el profundo deseo de una existencia satisfactoria y saludable para la raza humana y para el planeta. Entre las tradiciones que confluyen en la Nueva Era pueden contarse: las antiguas prácticas ocultas de Egipto, la cábala, el gnosticismo cristiano primitivo, el sufismo, las tradiciones de los druidas, el cristianismo celta, la alquimia medieval, el hermetismo renacentista, el budismo zen, el yoga, etc.15 
En esto consiste lo « nuevo » de la Nueva Era. Es un « sincretismo de elementos esotéricos y seculares ».16 Se vincula a la percepción, ampliamente difundida, de que el tiempo está maduro para un cambio fundamental de los individuos, la sociedad y el mundo. Hay varias expresiones de la necesidad de cambio: 
de la física mecanicista de Newton a la física cuántica; 
de la exaltación de la razón de la modernidad a una valoración del sentimiento, la emoción y la experiencia (descrita a menudo como un desplazamiento del pensamiento racional del « cerebro izquierdo » al pensamiento intuitivo del « cerebro derecho »); 
de un dominio de la masculinidad y el patriarcado, a una celebración de la feminidad en los individuos y en la sociedad.   
En este contexto, se usa con frecuencia el término « cambio de paradigma » (paradigm shift). A veces, claramente se presupone que tal cambio no sólo es deseable, sino inevitable. El rechazo a la modernidad, subyacente a este deseo de cambio, no es nuevo. Más bien puede describirse como « un restablecimiento o “revival” moderno de las religiones paganas con una mezcla de influjos tanto de las religiones orientales como de la psicología, la filosofía, la ciencia y la contracultura modernas, desarrolladas en los años cincuenta y sesenta ».17 La Nueva Era no es sino un testigo de una revolución cultural, una reacción compleja frente a las ideas y valores dominantes en la cultura occidental, a pesar de lo cual su crítica idealista es, paradójicamente, típica de la cultura que critica. 
Es preciso decir una palabra sobre la idea de cambio de paradigma. La popularizó Thomas Kuhn, historiador americano de la ciencia, que concibió el paradigma como « la constelación entera de creencias, valores, técnicas, etc., compartidos por los miembros de una comunidad dada ».18 Cuando se produce un desplazamiento de un paradigma a otro, se trata de una transformación en bloque de la perspectiva más que de un desarrollo gradual: en realidad, es una revolución. Kuhn puso de relieve que los paradigmas rivales son inconmensurables y no pueden coexistir. Por eso, afirmar que un cambio de paradigma en el ámbito de la religión y de la espiritualidad es simplemente una manera nueva de formular las creencias tradicionales, constituye un error. Lo que sucede en realidad es un cambio radical de cosmovisión, que pone en entredicho no sólo el contenido, sino también la interpretación fundamental de la visión anterior. Tal vez el ejemplo más claro de todo esto, por lo que se refiere a la relación entre la Nueva Era y el cristianismo, sea la reelaboración de la vida y el significado de Jesucristo. Es imposible reconciliar estas dos visiones.19 
Está claro que la ciencia y la tecnología han sido incapaces de cumplir sus promesas de antaño, por lo que los hombres se han vuelto hacia el ámbito espiritual en búsqueda de significado y de liberación. Tal como ahora la conocemos, la Nueva Era procedía de la búsqueda de algo más humano y más bello frente a la experiencia opresora y alienante de la vida en la sociedad occidental. Sus primeros exponentes, dispuestos a extender su mirada en esta búsqueda, hicieron de ella un enfoque muy ecléctico. Podría ser uno de los signos de la « vuelta a la religión », pero desde luego no es una vuelta a las doctrinas y credos cristianos ortodoxos. Los primeros símbolos de este « movimiento » que se introdujeron en la cultura occidental fueron el conocido festival de Woodstock, en el estado de Nueva York, en 1969, y el musical Hair, que expuso los principales temas de la Nueva Era en su canción emblemática « Aquarius ».20 Pero esto era tan sólo la punta de un iceberg cuyas verdaderas dimensiones se han podido percibir sólo en una época relativamente reciente. El idealismo de los años 1960 y 1970 todavía sobrevive en algunos sectores. Pero ahora ya no son los adolescentes quienes están implicados principalmente. Los vínculos con la ideología política de izquierdas se han desvanecido y las drogas psicodélicas no tienen ya la importancia de entonces. Han sucedido tantas cosas desde entonces que todo esto ya no resulta revolucionario. Las tendencias « espirituales » y « místicas » que antes se limitaban a la contracultura, hoy día forman parte arraigada de la cultura dominante y afectan a facetas tan distintas de la vida como la medicina, la ciencia, el arte y la religión. La cultura occidental está ahora imbuida de una conciencia política y ecológica más generalizada y todo este desplazamiento cultural ha ejercido un enorme impacto en los estilos de vida de las personas. Algunos han sugerido que el « movimiento » Nueva Era es precisamente ese gran cambio hacia lo que se considera « un género de vida notablemente mejor ».21   
 
2.2. ¿Qué pretende ofrecer la Nueva Era?   
2.2.1. Encantamiento: tiene que haber un ángel   
Uno de los elementos más comunes de la espiritualidad de la Nueva Era es la fascinación por las manifestaciones extraordinarias y en particular por los seres paranormales. Las personas reconocidas como médiums aseguran que su personalidad es poseída por otra entidad durante el trance, un fenómeno de la Nueva Era conocido como «  channeling » (canalización), en el cual el médium puede perder el control de su cuerpo y de sus facultades. Algunas personas que han sido testigos de estos acontecimientos no dudarían en admitir que las manifestaciones son efectivamente espirituales, pero no proceden de Dios, a pesar del lenguaje de amor y luz que suele usarse casi siempre... Probablemente sea más correcto referirse a ello como a una forma contemporánea de espiritismo, más que a una espiritualidad en sentido estricto. Otros amigos y consejeros del mundo del espíritu son los ángeles (que se han convertido en centro de un nuevo negocio de libros e imágenes). Cuando en la Nueva Era se habla de ángeles, se hace de manera poco sistemática, pues las distinciones en este ámbito no siempre se consideran útiles, sobre todo si son demasiado precisas, ya que « hay muchos niveles de guías, entidades, energías y seres en cada octava del universo... Están allí para que los escojas y elijas según tus propios mecanismos de atracción-repulsión ».22 Estos seres espirituales a veces son invocados de manera « no religiosa » como una ayuda para la relajación, con vistas a mejorar la toma de decisiones y el control de la propia vida personal y profesional. Otra experiencia de la Nueva Era, que aseguran poseer algunos que se autodefinen como « místicos », consiste en la fusión con algunos espíritus que enseñan a través de personas concretas. Algunos espíritus de la naturaleza son descritos como energías potentes que existen en el mundo natural y también en los « niveles interiores »: es decir, aquellos a los que se accede mediante el uso de rituales, drogas y otras técnicas para alcanzar estados de conciencia alterados. Está claro que, al menos en teoría, la Nueva Era a menudo no reconoce ninguna autoridad espiritual más allá de la experiencia personal interior. 
 
2.2.2. Armonía y comprensión: buenas vibraciones   
Fenómenos tan diversos como el Jardín de Findhorn y Feng Shui23 representan una diversidad de estilos que ilustran la importancia de estar en sintonía con la naturaleza y el cosmos. En la Nueva Era no existe distinción entre el bien y el mal. Las acciones humanas son fruto de la iluminación o de la ignorancia. De aquí que no podamos condenar a nadie, y que nadie tenga necesidad de perdón. Creer en la existencia del mal sólo puede crear negatividad y temor. La respuesta a la negatividad es el amor. Pero no del tipo que tiene que traducirse en acciones; es más una cuestión de actitudes de la mente. El amor es energía, una vibración de alta frecuencia; el secreto de la felicidad y de la salud consiste en sintonizar con la gran cadena del ser, de encontrar el propio puesto en ella. Los maestros y las terapias de la Nueva Era afirman ofrecer la clave para encontrar las correspondencias entre todos los elementos del universo, de modo que uno pueda modular la tonalidad de su vida y estar en armonía absoluta con los demás y con cuanto lo rodea, si bien el trasfondo teórico varía de uno a otro.24 
 
2.2.3. Salud: una vida dorada   
La medicina formal (alopática) tiende en la actualidad a limitarse a curar dolencias aisladas, concretas, y no logra una visión de conjunto de la salud de la persona: esto ha provocado frecuentemente una comprensible insatisfacción. La popularidad de las terapias alternativas ha aumentado enormemente porque aseguran abarcar a la persona en su totalidad y se dedican a sanar más que a curar. Como es sabido, la sanidad holística se centra en el importante papel que desempeña la mente en la curación física. Se dice que la conexión entre los aspectos espirituales y físicos de la persona se encuentra en el sistema inmunológico o en el sistema chakra hindú. Desde la perspectiva de la Nueva Era, la enfermedad y el sufrimiento proceden de una actuación contra la naturaleza. Cuando se está en sintonía con la naturaleza, cabe esperar una vida más saludable e incluso una prosperidad material. Según algunos sanadores de la Nueva Era, en realidad no tendríamos por qué morir. El desarrollo de nuestro potencial humano nos pondrá en contacto con nuestra divinidad interior y con aquellas partes de nuestro yo alienadas o suprimidas. Esto se revela sobre todo en los Estados de Conciencia Alterados (Alterated States of Consciuousness, ASCs), inducidos por las drogas o por diversas técnicas de expansión de la mente, particularmente en el contexto de la « psicología transpersonal ». Se suele considerar al chamán como el especialista de los estados de conciencia alterados, como aquel que es capaz de mediar entre los reinos transpersonales de los dioses y los espíritus y el mundo de los humanos. 
Hay una notable variedad de enfoques que promueven la salud holística, derivados unos de antiguas tradiciones culturales, conectados otros con las teorías psicológicas desarrolladas en Esalen durante los años 1960-1970. La publicidad relacionada con la Nueva Era cubre un amplio espectro de prácticas, tales como la acupuntura, el biofeedback, la quiropráctica, la kinesiología, la homeopatía, la iridología, el masaje y varios tipos de « bodywork » (tales como ergonomía, Feldenkrais, reflexología, Rolfing, masaje de polaridad, tacto terapéutico, etc.), la meditación y la visualización, las terapias nutricionales, sanación psíquica, varios tipos de medicina a base de hierbas, la sanación mediante cristales (cristaloterapia), metales (metaloterapia), música (musicoterapia) o colores (cromoterapia), las terapias de reencarnación y, por último los programas en doce pasos y los grupos de auto-ayuda.25 Se dice que la fuente de la sanación está dentro de nosotros mismos, que la podemos alcanzar cuando estamos en contacto con nuestra energía interior o con la energía cósmica. 
En cuanto la salud incluye una prolongación de la vida, la Nueva Era ofrece una fórmula oriental en términos occidentales. Originariamente, la reencarnación formaba parte del pensamiento cíclico hindú, basada en el atman o núcleo divino de la personalidad (más tarde, el concepto de jiva), que se trasladaba de cuerpo a cuerpo en un ciclo de sufrimiento (samsara), determinado por la ley del karma, vinculado al comportamiento en las vidas pasadas. La esperanza estriba en la posibilidad de nacer en un estado mejor o, definitivamente, en la liberación de la necesidad de volver a nacer. A diferencia de la mayoría de las tradiciones budistas, lo que vaga de cuerpo en cuerpo no es un alma, sino un contínuum de conciencia. En ambas tradiciones, la vida presente está encerrada en un proceso cósmico potencialmente infinito, sin fin, que incluye incluso a los dioses. En occidente, después de Lessing, la reencarnación se ha entendido de manera mucho más optimista, como un proceso de aprendizaje y de realización individual progresiva. El espiritismo, la teosofía, la antroposofía y la Nueva Era ven la reencarnación como una participación en la evolución cósmica. Este enfoque postcristiano de la escatología se considera como la respuesta a las cuestiones no resueltas por la teodicea y prescinde del concepto de infierno. Cuando el alma se separa del cuerpo, los individuos pueden volver la mirada hacia toda su vida hasta ese instante y cuando el alma se une a su nuevo cuerpo se obtiene una visión anticipada de la siguiente fase de la vida. Uno puede acceder a sus vidas anteriores mediante los sueños y las técnicas de meditación.26 
 
2.2.4. Totalidad: un viaje mágico al misterio   
Una de las preocupaciones centrales del movimiento Nueva Era es la búsqueda de « totalidad ». Invita a superar todas las formas de « dualismo », ya que dichas divisiones son un producto insalubre de un pasado menos iluminado. Las divisiones que según los promotores de la Nueva Era se deben superar, incluyen la diferencia real entre el Creador y la creación, la distinción real entre el hombre y la naturaleza o entre el espíritu y la materia, todas las cuales son consideradas erróneamente como formas de dualismo. Se da por supuesto que estas tendencias dualistas están basadas en definitiva en las raíces judeocristianas de la civilización occidental, cuando en realidad sería más acertado vincularlas al gnosticismo, y en particular al maniqueísmo. A la revolución científica y al espíritu del racionalismo moderno se los considera culpables especialmente de la tendencia a la fragmentación que considera las unidades orgánicas como mecanismos reducibles a sus componentes más pequeños, que pueden explicarse a continuación en función de estos últimos, así como de la tendencia a reducir el espíritu a la materia, de manera que la realidad espiritual –incluyendo el alma– se convierte en mero « epifenómeno » contingente de procesos esencialmente materiales. En todas estas áreas, las alternativas de la Nueva Era reciben el apelativo de « holísticas ». El holismo impregna todo el movimiento Nueva Era, desde su interés por la salud holística hasta la búsqueda de la conciencia unitiva, y desde la sensibilidad ecológica hasta la idea de un « entramado » global.  Fuente: Documento pastoral "Jesucristo, portador del agua de la vida."

  
 

La Nueva Era es una corriente cultural de corte esotérico, ocultista, con elementos de distintas religiones y filosofías.

Se trata de una conspiración silenciosa, de una intrincada red de individuos y comunidades que despiertan a una ‘“Nueva Conciencia Planetaria”’ y que como una red se va extendiendo y avanzando”.

Técnicamente es un sincretismo. El énfasis se coloca en un conocimiento de tipo iniciático (gnosis), definidamente neopaganizante ya que procura el retorno a ritos y prácticas paganos. Opera a nivel internacional y utiliza claves y símbolos ocultistas y satanistas, para identificarse entre ellos.

A. ¿POR QUÉ SE HABLA DE NUEVA ERA
O NEW AGE?
La Nueva Era parte de una especulación astrológica que consiste en “medirle” la edad al cosmos por años cósmicos. Un gran año cósmico tiene una duración aproximada de 25.300 años civiles, esto varía a 25.920, dependiendo de cada investigador.
Actualmente nos hallaríamos en un momento histórico crítico que se describe frecuentemente mediante conceptos esotéricoastrológicos, como transición de la Era de Piscis a la Era de Acuario.

B. ¿QUÉ ES ESTO DEL AÑO CÓSMICO?

Es el tiempo que tarda la prolongación del eje terrestre en recorrer los doce signos del zodiaco. Cada signo de éste correspondería a una constelación. Quiere decir que un año cósmico sería doce meses (doce constelaciones: Tauro, Aries, Piscis, etc.) Este año cósmico se basa en la teoría que se le asigna a untercer movimiento de la Tierra, en su recorrido por el espacio.

El primer movimiento de la Tierra corresponde al de rotación que determina los días y las noches y que dura veinticuatro horas.

El segundo movimiento se llama de traslación y es el desplazamiento de la tierra por la órbita alrededor del Sol y que le toma 365,25 días (366 año bisiesto).

El tercer movimiento, precesión se parece al del trompo, cuyo eje tiende a girar alrededor de sus polos. Este movimiento es imperceptible en la vida normal de un hombre. Sin embargo, durante sucesivas generaciones se empieza a visualizar sobre el horizonte en el punto Vernal (en el equinoccio de primavera 21 o 22 de marzo). El Sol aparece durante 2.160 años con una constelación de referencia como telón de fondo, la que supuestamente influye en la espiritualidad de los hombres; luego entra bajo la influencia de otra constelación durante los siguientes 2.160 años, y así sucesivamente; estos períodos son los que suelen llamarse en astrología “Eras” porque el recorrido del Sol a través de las constelaciones zodiacales dura alrededor de 25.920 años y en cada constelación se "estaciona" más o menos 2.160 años.
htUn mes cósmico duraría aproximadamente entre 2.150 o 2.160 años. Cada mes cósmico está regido por una constelación. Cada constelación es una Era. De ahí viene esta división en Eras Astrológicas. La Tierra primero habría atravesado, según la Nueva Era, por:

Era de Tauro, del 4.304 A.C. al 2.154 A.C.: “Predominaban” las religiones de la Mesopotamia, Egipto, Creta. Símbolo astrológico el toro (2.150 años).
Era de Aries, supera a TAURO y va del 2.154 A.C. al año 4 Antes de Cristo: Predominaba la religión Mosaico Judaica. Símbolo el carnero.
Era de Piscis, surge la religión cristiana. Símbolo el pez, del año 4 A.C. Al 2.146. Estaríamos en los albores de Acuario que superaría la Era de Piscis.
La religión que predominaría desde Acuario sería La “Civilización del Amor” o de Maitreya. Nos encontraríamos en el “tránsito” del mes cósmico de Piscis, al de Acuario. Esta teoría es imaginaria porque no corresponde a los cálculos astronómicos y la precesión del eje de la Tierra no coincide con las constelaciones que describe la Nueva Era astrológica.

Era de Acuario, del 2.146 D.C. al 4.296. Su símbolo astrológico sería el signo acuático de Acuario,
que implicaría “vida, fluidez y bienestar”. La Era de Cristo, llamada del Pez estaría por terminar; ahora
el nuevo Avatar o Mesías se llamaría Maitreya. Surgiría una nueva religión mundial” construida
sobre las cenizas de la religión católica. Y sería sin exigencias dogmáticas, morales o institucionales. Habría una nueva especie humana de super hombres lograda con la ingeniería genética y la clonación para poblar la nueva Tierra, cuya conciencia “tendría la misma grandeza que tenía Cristo”.

  1. ¿ES CIERTO LO QUE DICE LA NUEVA ERA?
Lo que dice la Nueva Era no es cierto, porque hay dos “Acuario”. El Acuario es a la vez una constelación, comprobada científicamente por la astronomía. Pero también existe como signo zodiacal y se le llama Acuario, esto según la Astrología, que "predice" el futuro observando los astros sin un método científico. Según la ciencia “Entrar en Acuario” astronómicamente significa entrar en un período durante el cual los astrónomos en el día del equinoccio de primavera verán salir el Sol “en el Acuario”. Interviene aquí el fenómeno de la precesión de los
equinoccios.

Esta expresión se puede interpretar de dos maneras :

a) El Sol del equinoccio sale por el signo Acuario desde 1950 aproximadamente. Y en ese caso nos hallaríamos ya inmersos en la Era de Acuario, "profetizada" por el esoterismo, el ocultismo y la astrología.
b) El Sol del equinoccio, según los astrónomos, saldrá por la constelación del Acuario, sólo a
partir del año 2.700... y en ese caso ni usted ni yo veremos la Era de Acuario. En conclusión, lo anunciado por Helena Blavatsky, Marilyn Ferguson y sus seguidores no tiene bases científicas y además no se ponen de acuerdo acerca del inicio de la supuesta Era de Acuario. Unos dicen que ya empezó, otros, que se iniciará en el 2.160. Lo mejor es no creer esta mentira inspirada por el demonio.

Es bueno aclarar que el pez es el signo de los cristianos y no de la Nueva Era, porque lo utilizaron basados en el nombre griego ICHTUS = PEZ, como un anagrama que corresponde a lasiniciales de la expresión latina ICTHYS. Estas cinco letras son las iniciales del título que compete al verdadero Salvador como Dios:
I : I esus
CH : CH ristos
TH : TH eou
Y : Y os
S : S oter

Que traducida a nuestra lengua dice lo siguiente:

Jesucristo
Hijo de Dios
Salvador

Esto no significa que el símbolo del pez tenga que ver con cuestiones astrológicas, ni mucho menos esotéricas como pretende hacérnoslo creer la Nueva Era. Lo que ocurría era que los primeros
cristianos mantenían secreta su fe ante los paganos y judíos; para reconocerse entre ellos la señal era dibujar un pez; nadie sino los seguidores de Cristo sabían lo que este símbolo representaba. O hablaban del pez y querían significar el Salvador. El pez a su vez es un símbolo del Santísimo Sacramento del Altar, la Sagrada Eucaristía. Ahora preguntémonos: si este movimiento tiene algún libro sagrado que contenga sus principios, ¿qué doctrina lo sostiene?

D . LA DOCTRINA DE LA NUEVA ERA

En su "doctrina" se incluyen todas las formas de ocultismo como la clarividencia, la astrología, la hipnosis, ufología (OVNIS), espiritismo (evocación de los muertos), quiromancia, chamanismo, gnosticismo, y otras técnicas adivinatorias. Creen en los conjuros de espíritus, la telepatía, los horóscopos, la brujería. Practican el culto satánico, el yoga. Toman elementos de Platón, Confucio, Buda, Zoroastro, medicina alternativa o bioenergética, frutoterapia, aromaterapia, uroterapia, pensamiento positivo, terapias de relajación, meditación trascendental, etc.
Conocen todas las formas de masonería y sus pensamientos liberales y neoliberales, promueven las ciencias antropofísicas, sectas diabólicas, música rock, pop y sonidos esféricos de cristales, etc.

El decálogo “doctrinal” de la Nueva Era es el siguiente:

1. No existen verdades absolutas, cada uno inventa su verdad.
2. No tendrás otro dios que tú. Ninguna religión salva.
3. Abandónate a las emociones y disfruta el placer al máximo.
4. Habla con los espíritus guías, tu propio ángel del más allá.
5. Recuerda las reencarnaciones que ya has vivido en el pasado.
.6. Estudia la posición de los astros para que te guíen en tu vida.
7. Visualiza tu destino, lo puedes crear con tu poder mental.
8. No robes a los demás la energía que necesitas.
9. Medita y crea un vacío en tu mente para unirte al todo.
  1. Si fallas en la búsqueda de tu propio dios acude a tu gurú.

Algunos de sus eslóganes:

Ama y has lo que tu corazón te inspire”, “La verdad es lo que es bueno para ti”, “Yo soy el cocreador
con dios”, “La felicidad del mundo está entre mis manos”, “Ha terminado la edad de la ley, ha llegado la era del amor cósmico”, “Nosotros somos dioses”, “El hombre está llamado al equilibrio cósmico”, “Tu destino está escrito en las estrellas”.

E. LA DOCTRINA DE LAIGLESIA CATÓLICA

Según lo que hemos visto, la Nueva Era no tiene una doctrina como tal, porque mezcla todo. Tampoco tiene un solo libro sagrado que enseñe sus mentiras. Debemos de saber que la doctrina católica se basa en la verdad fundamental del misterio de la Santísima Trinidad, o sea que hay un solo Dios en tres personas distintas y que son iguales entre sí. Durante veinte siglos la Iglesia ha predicado la verdad y está asistida por el Espíritu Santo. La salvación no depende ni de brujos ni de astrólogos, sino de
los méritos de Nuestro Señor Jesucristo. Fuente: Nueva Era ¿Religión del Anticristo? padre José Luis Pivel

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