Hemos públicado este escrito porque consideramos que Nuestro Señor en verdad es ofendido de esta forma por las modas, y no debe tomarse como revelación privada, exhortamos a tod@s nuestr@s herman@s lo lean y lo mediten a la luz del Espíritu Santo, como eso, una meditación de lo que en realidad debe estar sintiendo y pensando Nuestro Señor ante el mundo en que vivimos ahora, donde no se respeta el cuerpo, ni la dignidad de las personas como hijos de Dios, ni mucho menos la Santa Iglesia donde se debe vestir con respeto pudor y modestia. Paz y bien
! Oh, mujer, mírame a Mí, flagelado y coronado de espinas!
¡Contempla mis Llagas y mis Heridas...!!
¡Después escucha y reflexiona!
|
Durante Mi Vida terrena, viví como Manso Cordero:
Fui al Calvario sin abrir la boca;
Traté con dulzura a la samaritana y se convirtió;
Conmoví el corazón de María Magdalena, la pecadora, e hice de ella una predilecta y una Santa;
Al cruzar las calles de Palestina, pronunciaba Palabras de Luz, de Paz y de Amor; Mis enseñanzas eran dulces como la miel.
Pero un día al echar una mirada divina a todos los siglos, viendo como EL MAL INUNDABA IMPETUOSO A TODO EL MUNDO y ULTRAJABA MIS TEMPLOS....Pronuncié palabras de fuego:
"¡Ay del mundo por los escándalos...!! ¡Ay de quien escandaliza! , sería mejor que se le atara una piedra de molino al cuello y se le arrojara al mar".
Quien pronuncia este ¡Ay!, es un Dios abandonado por muchos sacerdotes, religiosas y seglares que no viven realmente lo que Yo les prediqué.
Soy Yo, JESÚS, que sufrió tanto para salvar a las almas, Soy Yo, el JUEZ SUPREMO de la Humanidad, de esa Humanidad que entre otros pecados Me crucifica nuevamente con sus modas indecentes, YO, Pronunciaré la sentencia eterna para cada alma;
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡PARAÍSO O INFIERNO!!!!!!!!!!
Reflexiona mujer, que sigues la moda licenciosa y piensa con serenidad un momento sobre los graves escándalos que provocas a quienes te miran, te desean y te hieren con frases groseras a causa de tus ropas ajustadas, transparentes, escotadas y cortas.
¡Oh mujer!: ¿Por qué ultrajas mis Templos, haciendo exhibición de tu cuerpo?
¿Por qué solo te ocupas en agradar y tentar a los hombres?
¿Por qué transformas mi CASA DE ORACIÓN en una sala de anatomía donde abundan cabezas, troncos, extremidades y hasta la marca de tu ropa interior?
Mis Templos son profanados a causa de tus ropas sensuales y provocativas.
Dime Mujer:
Tus virtudes, ¿Donde están?....
tu pudor,
tu modestia,
tu humildad, ¿dónde están?....
Tus modas que tanto tientan, ¿Son distintas a las de una atea?
¡NO, EN ABSOLUTO! puedes ilusionarte tu misma diciendo: ¿Que mal hay en seguir esta moda...las demás mujeres también lo hacen y...hay sacerdotes que no lo prohíben y hasta lo aceptan. Esta ilusión es para ti, pero la realidad es otra bien distinta.
LA CONDUCTA INCORRECTA de tantas mujeres aún cristianas, NO JUSTIFICA LA MALA CONDUCTA PROPIA, Si las demás mujeres se quieren condenar siguiendo lo que el mundo les predica, ¿POR QUE TE HAS DE CONDENAR TU?
Todos los pecados que provocas con tus pantalones, shorts, minifaldas, blusas y vestidos transparentes y escotados, ombligos y espaldas descubiertos, FUERA Y DENTRO DEL TEMPLO, son imputables a quienes te miran, pero más que todo, son imputables a TI que eres la causa voluntaria.
YO Legislador Divino, dije: "SI ALGUIEN MIRA A UNA MUJER CON MALICIA, YA PECÓ EN SU CORAZÓN".
La MORAL que Yo Enseñé, ES UNA, INVIOLABLE ETERNA. MI IGLESIA NO TIENE MODAS, el mundo las tiene todas.
Si realmente Me amas....debes seguir Mi Vida llena de abnegación y sacrificio... por lo tanto debes abandonar las modas que atentan contra la Moral y la Fe.
Angosta es la Puerta que conduce al Cielo y ancha la que lleva al Infierno, la mayoría elige esta última.
Estar contra las modas indecentes y NO USARLAS es muy difícil y se necesita MUCHO AMOR hacia Mí, para no dejarse arrastrar por ellas.... Hombres y Mujeres, se preocupan más en seguir el último grito de la moda que el imitar Mi Vida llena de austeridades.
Yo Fui enviado al mundo, no para hacer Mi Voluntad, sino la de AQUEL, que Me Envió. Tú fuiste enviada al mundo no para vivir, hacer o usar lo que a ti, te dé la gana, sino para realizar Mi Santa Voluntad.
"O ESTÁS CONMIGO O ESTÁS CONTRA MI". O estás Conmigo o estás con las modas faltas de pudor....lo que elijas, te dará la Eternidad de Mi Gloria o la eternidad de las penas.
Cuando la muerte te arranque de este mundo lleno de vanidades, de lujos sin razón y llegues a Mi Presencia, para ser juzgada...viendo los pecados que los hombres cometieron al mirar tu cuerpo escasamente cubierto, tú misma quedarás avergonzada.
¿Que pretexto podrás Presentarme? ¡Ay de ti, mujer por tus escándalos!
¡Ay de ti, que perdiste el pudor y la Vergüenza!
¿Por qué Me crucificas nuevamente con los clavos de tu inmodestia...?
Cuando en forma irrespetuosa Me recibes en la COMUNIÓN, ¡cuánta amargura Siento al entrar en tu cuerpo que es motivo de tantos pecados en los hombres y mal ejemplo a las pocas mujeres que tú, con desdén y desprecio llamas "anticuadas"! ...Te aseguro, que muchas de estas "anticuadas" están conmigo, mientras que muchas modernas sin pudor, están "gozando" en el infierno
Los Matrimonios que se celebran, también abofetean mi ROSTRO, cuando las novias y madrinas, se acercan al Altar medio desnudas, al igual que muchas de sus amistades.....Tienen una hipocresía tal, que aún semidesnudas, llevan colgada al cuello una hermosa cruz metálica, signo de su "gran catolicidad", La verdad es, que son sepulcros blanqueados llenos de lujo por fuera y...vacíos de humildad y caridad por dentro.
A los sacerdotes:
¡Ay, ay, ay! , de todos aquellos sacerdotes que TEMEN o NO QUIEREN PROHIBIR que pisoteen y profanen Mis Templos con las desnudeces de las modas.
Muchos de ellos se dejan seducir por su presencia, NO QUIEREN SER RIGUROSOS EN EL CUMPLIMIENTO DE SUS DEBERES.
Yo Fui traicionado por un falso Apóstol, Y hoy; hay falsos sacerdotes, religiosas y seglares que en forma clandestina, Falsean mi Doctrina, permitiendo de todo y CREANDO UN CRISTIANISMO FÁCIL.
En Mis Templos se ven las cosas más profanas, por ejemplo: maquillajes, peinados exóticos, joyas, amuletos, anteojos de sol, finas y escasas telas.
Otros, en cambio, se dedican a comer, fumar, mascar chicle, conversar, dormir, estudiar, flirtear, cruzar las piernas, aplaudir, bailar, cantar canciones profanas y feliz cumpleaños, curiosear, pasear admirando las obras de arte, sacar fotos durante la Santa Misa, etc., etc., etc., como si estuvieran de picnic, ¡Pobres de ellos!
A Mi CASA DE ORACIÓN la están convirtiendo en lugar de pecado. Y NADIE SALE EN MI DEFENSA... TODOS CALLAN Y HUYEN... NADIE VE NADA Y ME NIEGAN, COMO CUANDO ME CRUCIFICARON... NADIE SE ARRIESGA POR MÍ Y TODOS SE LAVAN LAS MANOS COMO PILATOS.
¿DÓNDE ESTÁN LOS QUE DARÁN SU VIDA POR MÍ?
Si un político, un deportista o un artista les dicen "Hagan esto o usen aquello ", todos lo imitan...Yo, en cambio, les Prometo el Premio Eterno, SI CUMPLEN MIS MANDAMIENTOS, y casi nadie hace caso a Mis Invitaciones.
¡Ay, ay, ay!, de Mis religiosas que en sus instituciones y colegios no ACONSEJAN A SUS ALUMNAS SOBRE LA SANA Y CORRECTA MANERA DE VESTIR...
¡Ay, ay! de las monjas que adaptan sus vestimentas a las de las mujeres mundanas: SUS PECADOS ESTÁN TERMINANDO MI PACIENCIA.
¡Ay, ay, ay! , de los padres y madres que siguiendo el ritmo inmoral de las modas, pervierten a sus hijos con el uso de las mismas y los hacen motivo de escándalos.
¡Ay, ay, ay! de todos aquellos seglares que no se animan a aconsejar con energía a tantos hermanos equivocados, sobre la NECESIDAD Y OBLIGACIÓN DE ABANDONAR las modas y acciones que desvirtúan Mi Evangelio.
¡Ay, ay, ay! de todas aquellas personas que de una u otra manera fomentan, comercializan y permiten toda clase de desnudeces. Se muy bien que quieren corromper a la mujer, para así, con más facilidad destruir Mi Iglesia, la Familia y la Patria.
A todas las personas les digo: ES RESPONSABLE DEL PECADO QUIEN LO COMETE Y QUIEN TIENE EL DEBER DE IMPEDIRLO, Y COBARDEMENTE NO LO IMPIDE.
"Se toman severas medidas para luchar contra el hambre, las pestes, la pobreza y las impurezas de la atmósfera, pero se contempla inclusive con complacencia, la contaminación de los Espíritus" (5.5 Pablo VI)
Mi Justicia, destruyó las ciudades inmorales de SODOMA Y GOMORRA, peor será el CASTIGO que tendrá lugar dentro de poco tiempo, según lo viene anunciando Mi Santísima Madre en La Sallete, Lourdes, Fátima y otros lugares.
¡Oh, almas, que viven en el fango moral, en la vida cristiana fácil, cómoda y libertina, sembrando por doquier la muerte espiritual!
¡MÍRENME CRUCIFICADO...! ¡Mediten sobre el infierno!.., en donde caen tantas almas que en un tiempo vivieron dándose todos los gustos, placeres, modas, diversiones, etc., etc. ¿qué será de ustedes?
¡Oh mujeres, que cuando vivían eran halagadas, aplaudidas, admiradas, imitadas, y perseguidas por tantos exhibicionismos de sus cuerpos!
FUEGO ETERNO LAS CONSUME,
FUEGO QUE DEVORA Y NO MATA....
En cambio, las que aquí vivían modestamente, soportando agrias críticas y bromas hirientes por su pudor y respeto hacia Mí, gozan para siempre de la Eternidad de Mi Compañía y la de María, mi Santísima Madre.
Si tu mano, tu pie, tu ojo o...tus modas, son motivos de escándalos, CÓRTALOS Y ARRÓJALOS LEJOS DE TI, pues más te vale entrar sin ellos en el Reino de los Cielos, que con los mismos al fuego eterno.
Quien teme y respeta a los hombres y a las modas más que a Mí NO ES DIGNO DE MÍ.
A todos los hombres y mujeres les digo:
"APÁRTENSE DE LAS MODAS OFENSIVAS Y PECAMINOSAS AUNQUE PIERDAN FAMILIA, AMIGOS, DINERO , FAMA Y LA MISMA VIDA".
A mi fieles Obispos, sacerdotes, religiosas y seglares, los INVITO a que CON PRUDENTE VALENTÍA, defiendan mi CAUSA Y MIS TEMPLOS, del avasallamiento de las modas obscenas Y VERGONZOSAS o en caso contrario, EL BRAZO DE MI DIVINA JUSTICIA caerá riguroso sobre todos ustedes que tienen la obligación de dar testimonio de mi Vida.
¡BIENAVENTURADO QUIEN ESCUCHA MIS PALABRAS , Y LAS PONE EN PRÁCTICA!
Anexo 1
Pulvis es et in pulverem reverteris
Polvo eres y en polvo te convertirás. Gn.. 3. 19.
¿Dónde están los cuerpos que tanto mostraban?
1
Considera que tierra eres y en tierra te has de convertir. Día llegará en que será necesario morir y pudrirse en una fosa, donde estarás cubierto de gusanos (Sal., 14, 11). A todos, nobles o plebeyos, príncipes o vasallos, ha dé tocar la misma suerte. Apenas, con el último suspiro, salga el alma del cuerpo, pasará a la eternidad, y el cuerpo, luego, se reducirá a polvo (Sal. 103, 29).
Imagínate en presencia de una persona que acaba de expirar: Mira aquel cadáver, tendido aún en su lecho mortuorio; la cabeza inclinada sobre el pecho; esparcido el cabello, todavía bañado con el sudor de la muerte; hundidos los ojos; desencajadas las mejillas; el rostro de color de ceniza; los labios y la lengua de color de plomo; yerto y pesado el cuerpo... ¡Tiembla y palidece quien lo ve!... ¡ Cuántos, sólo por haber contemplado a un pariente o amigo muerto, han mudado de vida y abandonado el mundo! Pero todavía inspira el cadáver horror más intenso cuando comienza a descomponerse... Ni un día ha pasado desde que murió aquel joven, y ya se percibe un hedor insoportable. Hay que abrir las ventanas, y quemar perfumes, y procurar que pronto lleven al difunto a la iglesia o al cementerio, y que le entierren en seguida, para que no inficione toda la casa... Y el que haya sido aquel cuerpo de un noble o un potentado no servirá, acaso, sino para que despida más insufrible fetidez, dice un autor (1). ¡Ved en lo que ha venido a parar aquel hombre soberbio, aquel deshonesto!... Poco ha, veíase acogido y agasajado en el trato de la sociedad; ahora es horror y espanto de quien le mira. Apresúranse los parientes a arrojarle de casa, y pagan portadores para que, encerrado en su ataúd, se lo lleven y den sepultura... Pregonaba la fama no ha mucho el talento, la finura, la cortesía y gracia de ese hombre; mas a poco de haber muerto, ni aun su recuerdo se conserva (Sal. 9, 7). Al oír la nueva de su muerte, limítense unos a decir que era un hombre honrado; otros, que ha dejado a su familia con grandes riquezas. Contrístame algunos, porque la vida del que murió les era provechosa; alégranse otros, porque esa muerte puede serles útil. Por fin, al poco tiempo, nadie habla ya de él, y hasta sus deudos más allegados no quieren que de él se les hable, por no renovar el dolor. En las visitas de duelo se trata de otras cosas; y si alguien se atreve a mencionar al muerto, no falta un pariente que diga: «¡ Por caridad, no me lo nombréis más!» Considera que lo que has hecho en la muerte de tus deudos y amigos así se hará en la tuya. Entran los vivos en la escena del mundo a representar su papel y a recoger la hacienda y ocupar el puesto de los que mueren; pero el aprecio y memoria de éstos poco o nada duran. Aflígense al principio los parientes algunos días, mas en breve se consuelan por la herencia que hayan obtenido, y muy luego parece como que su muerte los regocija. En aquella misma casa donde hayas exhalado el último suspiro, y donde Jesucristo te habrá juzgado, pronto se celebrarán, como antes, banquetes y bailes, fiestas y juegos... Y tu alma, ¿dónde estará entonces? (1) Gravius foetent divitum corpora».
2
Mas para ver mejor lo que eres, cristiano—dice San Juan Crisóstomo—, ve a un sepulcro, contempla el polvo, la ceniza y los gusanos, y llora. Observa cómo aquel cadáver va poniéndose lívido, y después negro. Aparece luego en todo el cuerpo una especie de vellón blanquecino y repugnante, de donde sale una materia pútrida, viscosa y hedionda, que cae por la tierra.
Nacen en tal podredumbre multitud de gusanos, que se nutren de la misma carne, a los cuales, a veces, se agregan las ratas para devorar aquel cuerpo, corriendo unas por encima de él, penetrando, otras por la boca y las entrañas. Cáense a pedazos las mejillas, los labios y el pelo; descarnase el pecho, y luego los brazos y las piernas. Los gusanos, apenas han consumido las carnes del muerto, se devoran unos a otros, y de todo aquel cuerpo no queda, finalmente, más que un fétido esqueleto, que con el tiempo se deshace, separándose los huesos y cayendo del tronco la cabeza. Reducido como a tamo (acumulación de polvo y suciedad) de una era de verano, que arrebató el viento... (Dn., 2, 35). Esto es el hombre: un poco de polvo que el viento dispersa. ¿Dónde está, pues, aquel caballero a quien llamaban alma y encanto de la conversación? Entrad en su morada; ya no está allí. Visitad su lecho; otro lo disfruta. Buscad sus trajes, sus armas; otros lo han tomado y repartido todo. Si queréis verle, asomaos a aquella fosa, donde se halla convertido en podredumbre y descamados huesos... ¡Oh Dios mío! Ese cuerpo alimentado con tan deliciosos manjares, vestido con tantas galas, agasajado por tantos servidores..
¿Se ha reducido a eso?
Preparación para la Muerte, de San Alfonso de Ligorio.
Buscarlo en Nuestra Biblioteca
Anexo 2
Pío XII enseña que el sentido del pudor consiste «en la innata y más o menos consciente tendencia de cada uno a defender de la indiscriminada concupiscencia de los demás un bien físico propio, a fin de reservarlo, con prudente selección de circunstancias, a los sabios fines del Creador, por Él mismo puestos bajo el escudo de la castidad y de la modestia » (Disc. 8-XI-1957: AAS 49, 1957, 1013).
Juan Pablo II, en muchas ocasiones, pero concretamente en varias de las catequesis sobre El amor humano en el plan divino, reitera la enseñanza bíblica y tradicional de la Iglesia sobre la pérdida de la inocencia original, la concupiscencia que procede del pecado y a él inclina, la necesidad del pudor, el necesario recogimiento de los sentidos, concretamente de la vista, etc.
Recuérdense los profundos análisis psicológicos, morales y teológicos que hace el Papa acerca de la naturalidad del pudor en la actual condición humana pecadora (catequesis 19-XII-1979; +14-V-1980; cf. El amor humano en el plan divino). En efecto, «el nacimiento del pudor en el corazón humano va junto con el comienzo de la concupiscencia – de la triple concupiscencia, según la teología de Juan (cf. 1Jn 2,16) –, y en particular de la concupiscencia del cuerpo. El hombre tiene pudor del cuerpo a causa de la concupiscencia. Más aún, tiene pudor no tanto del cuerpo, cuanto precisamente de la concupiscencia» (cateq. 28-V-1980, 5; +4-VI-1980). Recuérdese también la doctrina del Papa sobre las palabras de Cristo: «todo el que mira a una mujer deseándola [el que la mira con concupiscencia] ya adulteró con ella en su corazón» (Mt 5,28) (cateq. 10-IX-1980, 5). «La mujer, para el hombre que mira así, deja de existir como sujeto de la eterna atracción, y comienza a ser solamente objeto de concupiscencia carnal. A esto se une el profundo alejamiento interno del significado esponsalicio del cuerpo» (cateq. 17-IX-1980,5; +24-IX, 1-X, 8-X, 15-X, 22-X, 29-X, 5-XI y 12-XI de1980).
El Catecismo de la Iglesia Católica (1992) también enseña, como no podía ser de otro modo, la doctrina católica tradicional sobre estas materias: La modestia es uno de los frutos del Espíritu Santo, como se enseña en Gálatas 5,22-23 (1832). Y «la pureza exige el pudor, que es parte integrante de la templanza. El pudor preserva la intimidad de la persona. Designa el rechazo a mostrar lo que debe permanecer velado. Está ordenado a la castidad, cuya delicadeza proclama. Ordena las miradas y los gestos en conformidad con la dignidad de las personas y con la relación que existe entre ellas» (2521).
Por eso mismo, «inspira la elección de la vestimenta» (2522). «Este pudor rechaza los exhibicionismos del cuerpo humano... Inspira una manera de vivir que permite resistir a las solicitaciones de la moda» (2523). «Las formas que reviste el pudor varían de una cultura a otra. Sin embargo, en todas partes constituye la intuición de una dignidad espiritual propia del hombre. Nace con el despertar de la conciencia personal. Educar en el pudor a niños y adolescentes es despertar en ellos el respeto de la persona humana» (2524).
El Padre Antonio Royo Marín. Este dominico eminente es uno de los autores espirituales más leídos en la segunda mitad del siglo XX, particularmente por su Teología de la perfección cristiana, obra que lleva ya siete ediciones (este libro y otros del Padre Royo, buscarlos en Nuestra Biblioteca). En ella, al tratar de la purificación activa de los sentidos externos, distingue igualmente entre las miradas gravemente pecaminosas, las peligrosas y las de mera curiosidad.
Y acerca de las segundas, enseña: «El alma que aspire seriamente a santificarse huirá como de la peste de toda [innecesaria] ocasión peligrosa. Y por sensible y doloroso que le resulte, renunciará sin vacilar a espectáculos, revistas, playas, amistades o trato con personas frívolas y mundanas, que puedan serle ocasión de pecado.
Por la calle, sobre todo en las ciudades populosas modernas, extremará la modestia de sus ojos para no tropezar con la procacidad de los escaparates, la inmodestia descarada en el vestir, la licencia desenfrenada de las costumbres. Y sin llegar a extremos ridículos o situaciones violentas (como sería, v. gr., andar contando los adoquines o dejar de saludar a una persona conocida), andará vigilante y alerta para no dejarse sorprender» (n.238).
Las ocasiones próximas de pecado A lo dicho hasta aquí acerca del pudor convendrá añadir, aunque sea brevemente, la doctrina católica sobre la obligación moral de evitar a uno mismo y a los otros las innecesarias ocasiones próximas de pecado. Es una doctrina que viene directamente de Cristo. No ha de atribuirse, pues, a una época o una escuela de espiritualidad. El Maestro enseña como un principio de validez general: «si tu ojo te escandaliza, sácatelo y arrójalo de ti, porque mejor te es que perezca uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna» (Mt 5,28-29). Y lo mismo dice de la mano y del pie (5,30; 18,8-9).
Enseña, pues, Cristo que la vista, el alma y todos sus sentidos deben ser guardados de la tentación o bien por el recogimiento de la modestia o bien, simplemente, por la evitación de estímulos negativos innecesarios.
Inocencio XI (1679) considera las siguientes proposiciones «condenadas y prohibidas todas, por lo menos como escandalosas y perniciosas en la práctica»:
«–Puede alguna vez absolverse a quien se halla en ocasión próxima de pecar, que puede y no quiere evitar, es más, que directamente y de propósito la busca y se mete en ella.
–No hay que huir la ocasión próxima de pecar, cuando ocurre alguna causa útil u honesta de no huirla.
–Es lícito buscar directamente la ocasión próxima de pecar por el bien espiritual o temporal nuestro o del prójimo» (1679: Denz 1211-1213/2161-2163).
Todo cristiano debe evitar tajantemente las ocasiones próximas e innecesarias de pecar, y debe sentir al mismo tiempo un verdadero horror a escandalizar, es decir, a ser para otros ocasión próxima de pecado. En esta cuestión del escándalo la palabra de Cristo es terrible: «al que escandalizare a uno de estos pequeños que creen en mí más le valiera que le colgasen al cuello una piedra de molino de asno y le arrojaran al fondo del mar. ¡Ay del mundo por los escándalos! Porque no puede menos de haber escándalos; pero ¡ay de aquel por quien viniere el escándalo!» (Mt 18,6-7). Aplicando esto al tema del pudor que nos ocupa, la ocasión próxima de impureza en muchas modas, playas y piscinas no parece dudosa, como tampoco la del pecado de vanidad, sea ésta positiva o negativa. La vanidad, no solo la lujuria, va directamente relacionada con el impudor. De hecho, en los últimos decenios, los ayunos cuaresmales, destinados a preparar los espíritus para participar en la pasión y resurrección del Señor en la Pascua, han casi desaparecido; pero van siendo sustituidos por los ayunos primaverales, ordenados a que los cuerpos luzcan mejor en las playas y piscinas durante el verano. Es un síntoma más de la paganización creciente del cristianismo en algunas Iglesias locales. P Y la disminución o pérdida del pudor trae consigo normalmente una debilitación de la castidad en el uso de la televisión y de los espectáculos, en las modas y costumbres, así como en la conducta de niños y muchachos, jóvenes y adultos. Ahora bien, esos mismos pecados contra el pudor –mayores o menores, pero reiterados, habituales y bien consentidos, es decir, no combatidos–, hacen muy difícil la oración y la relación cordial con Dios; acrecientan la vanidad, la soberbia y el egoísmo; reducen, por la pereza y el culto al placer, el amor a la Cruz, la abnegación propia y la caridad hacia el prójimo. En una palabra, causan muy grandes males en la vida del cristiano. De hecho, el impudor en las modas y costumbres, en playas y espectáculos, al menos como un fenómeno social generalizado, ha ido siempre unido a otros fenómenos sociales negativos; ha coincidido con un aumento de la masturbación, del divorcio y del adulterio, de embarazos de adolescentes, de las prácticas homosexuales y de la lujuria en todas sus modalidades. Son causas que se causan mutuamente. Que históricamente todos estos crecimientos malignos han ido juntos es, en buena medida, un hecho fácilmente comprobable en los estudios de estos temas realizados por sociólogos e historiadores. Unos y otros fenómenos negativos, en efecto, se han condicionado entre sí para adentrar más y más al pueblo en la descristianización y en el pecado.
San Juan Crisóstomo (+407), en sus Catequesis bautismales, hacia el 390, comenta largamente las normas apostólicas ya citadas: «arráncate todo adorno, y deposítalo en las manos de Cristo por medio de los pobres» (I,4). Y a la mujer inmodesta le dice: «vas acrecentando enormemente el fuego contra ti misma, pues excitas las miradas de los jóvenes, te llevas los ojos de los licenciosos y creas perfectos adúlteros, con lo que te haces responsables de la ruina de todos ellos» (V,37; +34-38).
El concilio Vaticano II dice que los laicos cristianos han de «tener presente que en cualquier asunto temporal deben guiarse por la conciencia cristiana» (GS 8b), y no por la inclinación de la carne, ni tampoco por la costumbre del mundo.
Nota: Los párrafos sueltos del anexo 2, han sido obtenidos del libro: "Elogio del Pudor", escrito por el Padre Iraburu. Se aconseja leer el libro completo (es corto), buscarlo en Nuestra Biblioteca.
|
No hay comentarios.:
Publicar un comentario