Un sincretismo globalizado es el último grito de la moda esotérica. Creencias, rituales o símbolos son tomados de diferentes tradiciones y culturas para ser combinadas en nuevas constelaciones. De repente nos encontramos hoy convenientemente con el "yoga cristiano", Sacerdotes, Religiosos y Religiosas instruyendo y preparando a los laicos en las prácticas del yoga en las mismas iglesias, conventos y monasterios. Qué bueno sería que leyeran bien el libro de Macabeos 12, 38-42, para que se enteraran de lo que les pasa a los soldados de Dios que se atreven a adorar a otros dioses y practicar el paganismo en cualquier escala y especialmente al que profana el mismo templo de Dios y su morada humana que es nuestro propio cuerpo.
Algunos han llegado al extremo de usar el rosario como "péndulo" y muy pocos de estos católicos pueden distinguir la diferencia entre una oración de sanación cristiana y "reiki". En muchos lugares de peregrinación católicos se venden rosarios, fetiches, piedras milagrosas, amuletos, libros protestantes, todo en una ensalada sincretizada que le da la autorización al débil en la fe de aceptar toda esta sopa de confusión como algo bueno y normal. Se ha llegado al extremo de encontrar cruces con el símbolo del ying yang reemplazando la figura de Cristo. El ecumenismo Nueva Era, que erróneamente invita a todas las religiones no católicas a participar abiertamente en el culto de la Eucaristía, llegando hasta el extremo de invitar a otros pastores e individuos cabeza de otras prácticas religiosas, a predicar la Homilía del domingo y a recibir la Santa Eucaristía. Esto ya no sería ecumenismo, sino sincretismo religioso.
Esto naturalmente debe entristecer al cristiano fiel a su Iglesia Católica. Miremos un poco más la naturaleza del yoga; Yoga viene del sánscrito yug que significa unión (con lo divino o tu "ser superior"), es un sendero para trascender la mente ordinaria, para lograr fundirse con la naturaleza superior del individuo o su "yo divino" (dios).
Yoga quiere decir "unirse" con Brahman (el "infinito", el "espíritu universal", la fuerza impersonal que los hindúes llaman dios). a través de la realización de un estado de conciencia alterado, teóricamente liberándose a sí mismo de las ataduras de innumerables reencarnaciones. El yoga sale de los vedas hindúes. Se remonta hasta Patanjali, quien fué un líder religioso, Shiva, uno de los tres dioses más poderosos de los hindúes fué conocido como el "destructor" es llamado yogui Swara o "el señor del yoga". En el mundo occidental el yoga es usado como una forma de relajación y ésta ha sido la gran trampa en la cual han caído mucho miembros de la Iglesia. Una alarma ha sonado sobre la compenetración ocultista que contiene y la velocidad en que se ha propagado dentro de la Iglesia Católica, especialmente en occidente, donde es notoriamente más común entre las monjas.
Incluso se han publicado libros blasfemos como este malinterpretando y torciendo las palabras del Señor en los Evangelios.
En un documento sobre la Nueva Era publicado por el Consejo Pontificio de la Cultura y el Consejo Pontificio para el diálogo interreligioso, el Vaticano advirtió que: "algunas de las tradiciones que fluyen en la Nueva Era son antiguas prácticas ocultistas de origen egipcio, cabalístico, gnosticismo de los cristianos primitivos, sufismo, la ciencia de los druidas, cristianismo céltico, alquimia medieval, hermetismo renacentista, zen, budismo, yoga y mucho más".
El yoga también es asociado con imaginería, visualización, hipnosis, magia mental, cantos de mantras de pensamiento positivo, métodos silva de control mental, los cuales no sólo NO SON BIBLICOS sino que son potencialmente peligrosos. Cuando el yoga es practicado por católicos que profesan su fe, se exponen a una influencia espiritual que es inconsistente y que invalida las enseñanzas de las Sagradas Escrituras (2Cor 6, 14-18 y 2Cor 4,4). El yoga tiene siete niveles y el primer nivel es el más común practicado por los cristianos, el hatha yoga.
FUENTE: "Los católicos y el impacto de la Nueva Era", Marino Restrepo, ed Divina Misericordia.
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