viernes, 30 de noviembre de 2012

Misterio de Amor


 

Del diario de Sta Faustina Kowalska:

...voy a hablarte del mayor misterio de amor hacia mis almas escogidas y consagradas:

 En el momento de instituir la eucaristía vi presente a todas las almas privilegiadas que habían de alimentarse con mi Cuerpo y con mi Sangre y los diferentes efectos producidos en ellas. Para unas seria remedio a su debilidad; para otras fuego que consumiría sus miserias y las inflamaría en mi amor.

 Ah!...esas almas reunidas ante MÍ serán como un inmenso jardín en el que cada planta produce diferente flor, pero todas me recrean con su perfume. Mi sagrado cuerpo será el sol que las reanime.

Me acercare a unas para consolarme, a otras para ocultame, en otras descansare. ¡Si supierais almas amadísimas, cuan fácil es consolar, ocultar y descansar a todo un Dios!.

Este Dios que os ama con amor infinito, después de libraros de la esclavitud del pecado, ha sembrado en vosotras la gracia incomparable de la vocación religiosa, os ha traído de un modo misterioso al jardín de sus delicias. Este Dios redentor vuestro se ha hecho vuestro esposo.

El mismo os alimenta con su Cuerpo purísimo, y con su sangre apaga vuestra sed.

Si estáis enfermas, él es vuestro medico; venid os daré la salud. Si tenéis frió, venid os calentara. En el encontrareis el descanso y la felicidad. No os alejéis de el que es la vida y cuando os pide consuelo no se lo neguéis.

Que amargura sentí en mi corazón cuando vi a tantas almas que después de haberlas colmado de bienens y caricias, había n de ser motivo de tristeza para mi corazón! ¿No soy siempre el mismo?¿Acaso he cambiado para vosotras...?, No yo no cambiare jamás y hasta el fin de los siglos os amare con predilección y con ternura.

Se que estáis llenas de miserias, pero esto no me hará apartar de vosotras mis miradas mas tiernas y con ansia os estoy esperando, no sólo para aliviar vuestras miserias, sino para colmaros de nuevos beneficios.

Si os pido amor no me lo neguéis; es muy fácil amar al que es el Amor mismo. Si os pido algo costoso a vuestra naturaleza, os doy juntamente la gracia y la fuerza necesaria para venceros.

Os he escogido para que seáis mi consuelo. Dejadme entrar en vuestra alma y si no encontráis en ella nada que sea digno de Mi decidme con humildad y confianza; Señor, ya veis los frutos y la flor, que produce mi jardín, venid y decidme que debo hacer para que desde hoy empiece a brotar la flor que deseáis.

Si el alma me dice esto con verdadero deseo de probarme su amor, le responderé:

Alma querida, para que tu jardín produzca hermosas flores deja que yo mismo las cultive: deja que yo labre la tierra, empezaré por arrancar hoy esta raíz que me estorba y que tus fuerzas no alcanzan en quitar.

No te turbes si te pido el sacrificio de tus gustos, de tu carácter... tal acto de caridad, de paciencia de abnegación..., de celo, de mortificación, de obediencia. Ese es el abono que mejorara la tierra y la hará producir flores y frutos.

La victoria sobre tu carácter, en tal ocasión obtendrá luz para un pecador; con esta contrariedad, soportada con alegría; cicatrizara las heridas que me hizo con su pecado, repararas la ofensa y expiaras su falta...

Si no te turbas al recibir esta advertencia y la aceptas con cierto gozo, alcanzaras que las almas a quienes ciega la soberbia, abran los ojos a la luz, y pidan humildemente perdón.

Esto haré yo en tu alma si me dejas trabajar libremente en ella; no solo brotan flores enseguida, sino que darás gran consuelo a mi corazón... voy buscando consuelo y quiero hallarlo en mis almas escogidas.

 PASOS PARA LA CONVERSIÓN Mons. Víctor S. Mercado Pimentel La conversión supone e incluye varios pasos y fases sucesivos: 1.- Reconocimiento del pecado. Sólo el Espíritu Santo con su luz puede darnos conciencia de pecado (Juan 16, 8-9), de otra manera, se reduce a un mero <> o, a la simple confrontación de nuestras acciones con una lista de pecados. Nuestra conversión es obra del Espíritu Santo: sólo Él puede darnos un corazón nuevo para volver a Dios. <> (Jeremías, 15,19). 2.- Arrepentimiento o contrición: Es un dolor de corazón por el pecado cometido, con propósito de no pecar en adelante. Es el retorno al hogar, la vuelta a casa, el reencuentro con el Padre. Dolor y tristeza de haber lastimado a quien se ama; pero trsiteza, no como la del mundo que produce muerte, sino trsiteza según Dios, que lleva a la conversión (2Cor 7, 9-10). 3.- Confesión del pecado: Necesitamos reconocer y confesar explícitamente nuestros pecados ante Dios (Esdras 9, 6-15). <> (1Jn 1,9) Necesitamos además, hacer una renuncia explícita a Satanás y a todas sus obras, incluyendo en ella TODO TIPO DE OCULTISMO, ESOTERISMO, ADIVINACIÓN, YOGA, SUPERSTICIÓN. Es necesario confesarse y acudir al sacerdote para recibir la expresión y ratificación del perdón de Dios por la absolución en el sacramento de la reconciliación (Santiago 5,16; Jn 20,23) y para que, recibiendo una oración de liberación, se nos desate de toda atadura y opresión del enemigo. 4.- Reparación y reconciliación: El arrepentimiento, para restaurar la unión de amor con Dios, exige resarcir los daños causados y reconciliarse con el hermano. <> (Hch 26,20; Lc 3, 10-14).

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